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La amistad argumentada: Teoría y práctica aristotélica
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Libro electrónico174 páginas3 horas

La amistad argumentada: Teoría y práctica aristotélica

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¿Por qué siempre buscamos tener aliados o amigos? Tal vez porque nos enriquece su presencia bajo cualquier circunstancia y sin excepción en todas las etapas de nuestra vida, tanto cuando queremos compartir nuestro tiempo y fortuna con alguien especial, como cuando nos va mal y queremos apoyo en momentos difíciles. Los amigos son personas que elegimos de nuestro contexto para acompañar nuestro paso por la existencia; y los hay de mediana confianza e íntimos, unos por un tiempo y otros para siempre. La amistad es una práctica tan antigua como la humanidad misma, los griegos la entendieron como virtud que mejora y humaniza. Su necesidad atestigua la naturaleza gregaria del hombre junto a otros modos de ser. Estas y otras afirmaciones que hace Aristóteles son actuales, y con una atenta lectura podemos acercarnos al pensamiento del sabio griego a través de sus cuidadosos razonamientos, que tienen todo el rigor que le caracteriza como tratadista del arte dialéctico de las conversaciones razonadas. Este libro representa una inmersión directa de primera mano en el pensamiento y vida del Estagirita, dadas sus relaciones de amistad personal; conjuntando así teoría y práctica de forma coherente y novedosa.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 nov 2021
ISBN9786075713021
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    La amistad argumentada - Rómulo Ramírez Daza y García

    Índice

    Abreviaturas de las principales obras de Aristóteles citadas en este estudio

    Introducción

    parte i. teoría de la amistad

    En torno al tratado Perì Philías y la naturaleza de sus argumentos

    Disertación en torno a la teoría aristotélica de la amistad

    parte ii. práctica de la amistad

    Aristóteles como amigo. Una lista póstuma

    Conclusiones

    Anexo

    Referencias

    Con el presente estudio quiero rendir agradecimiento

    a todos y a cada uno de mis amigos sin excepción,

    por compartirme valiosas ideas y grandes afectos a mi persona.

    Ustedes son aquí destinatarios a quienes debo vivencias genuinas,

    enriquecedoras e irrepetibles por su fineza.

    Ustedes son testigos de que la unidad de las acciones

    queda marcada, dada la irremediable fuga del tiempo

    en que la finitud de nuestra existencia aparece en su despliegue.

    Espero que mi lectura del maestro griego sea de calidad y verdadera,

    y no deje de retribuir al menos en parte a sus bondades,

    y al gran tesoro que ustedes para mí representan.

    ¡Que la belleza del ser siempre les acompañe!

    Abreviaturas de las principales obras de Aristóteles citadas en este estudio

    Introducción

    Aristóteles, con sus dudas, vacilaciones y contradicciones,

    nos habla […] Y nos cuesta reconocer lo que dice,

    aunque las palabras parezcan tan comunes.

    Su oscuridad resulta altamente poética, sin pretenderlo,

    y descifrar lo que quiso decir y a qué se refería

    supone un esfuerzo de limpieza para nosotros,

    de purificación de demasiados convencionalismos dictados […]

    Es bueno que así sea, para que la historia […] continúe evolucionando

    y, ya se sabe, a veces para avanzar es preciso regresar al origen

    Javier González de Durana, El anti-pantone

    (Aristóteles, Sobre los colores, p. 12)

    La amistad para Aristóteles —como para todo griego de la Antigüedad Clásica— es una dimensión moral de carácter necesario, de hecho se expresa en una gama de relaciones tan importantes que cobran dimensión política, y son vistas como una parte indispensable para alcanzar la felicidad individual, pues ningún bien puede sustituirla realmente. "El término habitual para ‘amigo’ en la Grecia Clásica (y posterior) es phílos. Designa una parte de un vínculo voluntario de afecto y buena voluntad" (Konstan, 2019, p. 112).

    La aportación que Aristóteles hace en este tema abona una doble dimensión: por una parte, teoriza el tema mediante un tratamiento sistemático como nunca la ciencia lo había hecho hasta ese momento (y hay quienes piensan que nadie en la posteridad lo igualaría, y que fungiría como paradigma de los estudios De amicitia), y por otra parte, él sería un amigo ejemplar, como intentamos mostrar al lector. Lo primero es bien sabido pero no así lo segundo. Hasta donde se nos alcanza, nadie había presentado un listado de sus amigos, dejando ver la aplicación práctica de su propia teoría en términos materiales. Esta parte es la más novedosa de este libro.

    La amistad es entendida por Aristóteles¹ en términos éticos, pero es poco frecuente que se presenten las implicaciones retóricas en su discurso, por lo que nuestra investigación no es una monografía de dicha teoría, parte de su ética, sino a las implicaciones que tiene con el lenguaje, o con la fuerza del logos —como diríamos en términos griegos—. Nos moveremos alrededor de la amistad en aproximaciones sucesivas y mostraremos su centro desde una perspectiva referente a su argumentación y a su práctica.

    Ahora bien, ¿qué importancia tiene este estudio en nuestros tiempos? ¿Tiene actualidad esto que pensó un griego de hace más de 2 400 años? La filosofía por su alcance formal trasciende la historia, y su universalidad le permite replantear con actualidad sus prístinos cuestionamientos. Ciertamente, las expresiones y fórmulas no pueden ir mas allá de su tiempo y obedecen a su estilo, modos de expresión local, etc. Por ello se requiere un diálogo permanente de tipo hermenéutico para apropiarnos de su riqueza y poner al hombre de hoy en podium de su ágora y hacer posible el diálogo inteligente con los sabios del pasado.²

    Aristóteles entendió a la philía como una posibilidad de humanización que permite desenvolver los afectos y/o los intereses que un individuo tiene al interior de una comunidad para lograr sus fines. Por eso, tal como Aristóteles entendía a la amistad va más allá de lo que hoy entendemos por tal, ya que la amistad para el Estagirita es polifacética y poliédrica, va desde un interés pragmático o utilitario, hasta el ideal de realización humana conjunta con quienes podemos intimar y confiar a lo largo de nuestros avatares vitales nuestros más hondos secretos. La generalidad del tema y la universalidad de los planteamientos permite acercarnos con emoción a este gran personaje, tanto de manera teórica como práctica, tanto de manera especulativa como material, pues se discute no poco sobre ella (en, 1155a33). Y la ocasión es motivo tanto de un pensamiento humanista que se nos presenta de una manera accesible, como de una oportunidad de reflexión sobre la naturaleza de su discurso argumentado.

    ¿Cómo Aristóteles se acerca a plantear con argumentos este tema? ¿Qué implicaciones dialécticas y retóricas tienen sus razonamientos en su exposición ética de la amistad? ¿Fue Aristóteles un buen amigo, y cómo podemos saber eso? ¿El modelo de la ética del sabio es compatible con el buen amigo que hace ocasión de compartir sus riquezas y virtudes con quienes le rodean? Todas estas preguntas hacen al caso en este libro, que tiene tanto un interés metódico sobre la racionalidad práctica como un interés ético y práctico. La argumentación no es incompatible con la práctica razonada de las relaciones humanas, antes bien, es su vehículo natural para la expresión de la práctica racional dirigida a las acciones que nos dignifican, como es precisamente el amistar en todos sus niveles y especies.

    Por cuanto toca a la metodología, después de presentar en las siguientes líneas la actualidad de Aristóteles por las muchas razones que esgrimiremos a continuación en esta breve Introducción, en contraste con nuestro presente, nos enfocaremos a resaltar el carácter argumental de la racionalidad práctica de la ética aristotélica en la Primera parte. Luego, en la Segunda parte, expondremos con muchos argumentos de tipo histórico y éticos, quiénes y por qué fueron los amigos del filósofo los personajes que presentamos (en esta parte el lector podrá disfrutar de nutridas notas históricas que enriquecerán sus conocimientos de la época). En esta segunda sección que cierra el libro explicaremos, caso por caso, la naturaleza de sus relaciones de amistad. Esperamos que el lector pueda verse reflejado en este o en aquel cuadro, o que valore empáticamente la humanidad de nuestro paladín del pensamiento, no sin llevarse conocimientos de la vida cotidiana de los antiguos filósofos griegos.

    Ante los acuciantes problemas del hombre en los tiempos actuales que han multiplicado sus problemas históricos y vivenciales en todo orden de cosas, la filosofía a su vez ha multiplicado sus esfuerzos para dar respuesta a los mismos, desde modelos éticos, políticos, e incluso metafísicos, renovados. Por esta razón, desde una óptica moral, se vuelve imperiosa la necesidad de rescatar algunas ideas de la tradición griega, tal como virtudes cultivadas en el pasado que, como prácticas sociales e individuales, en un cierto sentido se han ido relegando injustificadamente al paso de los siglos, en pro de un criterio pragmático. Una de esas virtudes es justamente la amistad.

    Una conciencia esclarecida (y aristotélica) nos fuerza a considerar lo que otros han dicho acertadamente respecto de este insoslayable fenómeno humano que es la amistad, pues el aprender del pasado y saberlo aplicar a nuestro presente es siempre algo presente en el acontecer de la vida, y un elemento central de nuestra configuración como entes racionales que gozamos historia y tradición, y se debe recordar que es hombre […] aquel que se dedica a las demostraciones (Vita Aristotelis Marciana, 433, pp. 10-15). Pensar con los sabios del pasado es una manera legítima y tradicional de hacer filosofía, inaugurada por los antiguos griegos; y pensar con Aristóteles y desde Aristóteles queda autorizado por una larga tradición conocida ampliamente como: aristotelismo. Deliberadamente me inserto en esta tradición de pensamiento como una forma de hacer filosofía y porque el tema de la amistad es de profundo interés para todo humano.

    Pese a que hoy por hoy reconocemos una múltiple influencia del pensamiento griego en nuestra cultura, se ha dicho que: en conjunto la presente crisis en la ciencia moderna apunta a la necesidad de llevar a cabo una revisión de sus principios hasta los estratos más profundos. Esto constituye, pues, un nuevo incentivo para plantear una vez más el retorno a un estudio asiduo del pensamiento griego (Schrödinger, 2006, p. 34); lo cual fortalece lo que otros helenistas, filólogos y filósofos han observado.

    Por otra parte, no podemos plantear, ciertamente, un regreso lineal e idílico al pensamiento antiguo, porque simplemente sería improcedente, y hay que reconocerlo: el tiempo no puede retrotraerse y debemos en cambio mirar hacia el futuro. Pero sí que podemos nutrir nuestro pensamiento contemporáneo con lo que sea actual y necesario para nuestras problemáticas cada vez más refinadas, emplazando un diálogo perpetuo con la tradición clásica.

    La Antigüedad constituye un preclaro antecedente de lo que hoy somos en gran medida, sus enfoques son aún vigentes en muchos casos y de cara a las nuevas teorías no dejan de aportar un impulso en la investigación científica y en su interlocución permanente. La cultura griega es realmente una historia que todos nosotros nos hemos visto prendidos en ella, al tiempo que ella misma se ha ido haciendo parte de nosotros (Guthrie, 1993, p. 8), como piedra angular de la cultura Occidental. Volver a considerarla con seriedad, como Hegel recomienda, sería un deber, por eso lo que pretendo defender es la necesidad de resituar la razón en su historia griega (Martínez de la Escalera, 1997, p. 176).

    El mismo Aristóteles se expresa retrospectivamente en las Refutaciones Sofísticas 34, acerca de la magna importancia de reconsiderar la piedra de toque o cimiento vernáculo sobre el que se levanta la edificación toda, que representa el conocimiento humano en su conjunto construido al paso de los siglos. Para sus contemporáneos, cual si pareciere hablar a los hombres venideros —que somos nosotros—, dice lo siguiente:

    Los descubrimientos […] han avanzado parcial y penosamente gracias a los que los han recogido después; en cambio, las cosas descubiertas desde el principio acostumbran a recibir un desarrollo inicial pequeño, pero mucho más útil que el posterior desenvolvimiento a partir de aquello: pues sin duda el principio […], es lo más importante de todo […] Y, una vez descubierto esto, es más fácil aumentarlo y añadir lo que falta: que es precisamente lo que ha ocurrido en torno a los argumentos […] y, prácticamente, en torno a todas las otras técnicas. En efecto: unos, descubrieron los principios, […] otros, a lo largo de una especie de sucesión, hicieron avanzar la cosa paulatinamente, la han desarrollado ampliamente hasta este punto (Ref. Sof., 183b17-31).

    Por otra parte, las teorías ético-políticas son, enhorabuena, las encargadas de cultivar y coadyuvar a la realización del ser humano; porque se guarda la esperanza para el porvenir de una humanidad más justa, que a su vez es el ideal que ha perseguido en buena medida la filosofía en toda su historia. La filosofía práctica existe para alcanzar un nivel de vida más digno y más justo para todos, mediante la expansión de su radio de inclusión.

    El tema de la amistad nos inserta en la discusión de dos campos muy en boga de la filosofía actual: la Teoría de la argumentación y la dimensión Ética-Política. En este estudio apelo al enfoque metodológico argumentativo, que puede tener hoy en día para nosotros la obra aristotélica. En efecto, en el estado actual de las investigaciones, en el fondo, el esfuerzo ya no se concentra solamente en la reconstrucción del sistema o de sus revisiones a partir de las tesis defendidas por el filósofo, sino en la argumentación que éste utiliza para defenderlas, como si Aristóteles fuera nuestro contemporáneo y ofreciera sus opiniones para que fueran discutidas por sus lectores actuales. Nos encontramos en este punto (Bodéüs, 2010, 20).³

    Y esta razón apunta al abordaje contemporáneo de nuestro autor en un tema muy actual como es la amistad. Como estudiar en toda su vastedad la ética aristotélica constituye una empresa titánica —tarea que han enfrentado los comentadores de Aristóteles a lo largo de los siglos—, que está por encima del objetivo de esta obra, nos limitamos a un tema que puede dar respuesta a la violencia en todas sus formas, que atestiguamos hoy más que nunca en nuestro presente: el tema de la amistad (De Romilly, 2010).

    El objetivo de este libro es pues presentar el pensamiento y la amistad en Aristóteles, su pensamiento teórico y su práctica de la amistad. De esta manera, quiero ceñir como en un haz de conjunto, las variables que intervienen en la estructura dialéctica del discurso aristotélico. A la vez, deseo proyectar una óptica del autor que hasta ahora no hemos visto en la literatura, su faceta como amigo con cada uno de los que entabló ese tipo de relación (philía). A este tema dada su importancia Aristóteles dedica dos libros enteros de diez que posee la Ética Nicomaquea (cuantitativamente la quinta parte de la obra), lo cual indica que se trata de un tema altamente significativo dentro del conjunto de la ética, y por ende, dentro del Corpus Aristotelicum.

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