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Atravesando el cañón sin puente: Reparando la Brecha entre la iglesia y la Comunidad LGBTQ
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Atravesando el cañón sin puente: Reparando la Brecha entre la iglesia y la Comunidad LGBTQ
Libro electrónico706 páginas9 horas

Atravesando el cañón sin puente: Reparando la Brecha entre la iglesia y la Comunidad LGBTQ

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En 2001, Kathy Baldock, una cristiana evangélica conservadora y heterosexual, conoció a Netto Montoya, una aborigen americana lesbiana, mientras estaba haciendo senderismo en las caminerias cercanas a su casa en las montañas de Sierra Nevada. Su amistad desafió las creencias culturales y religiosas de Baldock sobre las personas gay, lesbiana

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento12 dic 2021
ISBN9781951136116
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    Atravesando el cañón sin puente - Kathy V Baldock

    PARTE I: HISTORIA

    Y CULTURA

    Capítulo 1

    Anhelos y urnings

    Cómo fue inventada la homosexualidad

    Roles sexuales estrictos

    Si a una persona que haya vivido antes del siglo 20 se le hubiera preguntado sobre su orientación sexual, le habría confundido la pregunta. Aunque una gran cantidad de literatura muestra que el comportamiento sexual entre el mismo sexo se remonta a la antigua Grecia, la gente en ese entonces no habría entendido términos o conceptos como heterosexual o homosexual. La mayoría de los incidentes de comportamiento con el mismo sexo eran hombres que participaban en relaciones sexuales con niños varones, sin embargo, se sentían eróticamente atraídos a las mujeres y a los hombres; el sexo al que uno estaba atraído se veía como una preferencia o una cuestión de gusto¹.

    La pregunta obvia es ¿Cómo era posible que los hombres que tenían relaciones sexuales con hombres no eran considerados homosexuales, con o sin la terminología? Ya en el Imperio Romano, la división entre los tipos de comportamiento sexual se basaba simplemente en el papel que se jugara durante el sexo. Los hombres tomaban el papel dominante mediante la penetración. El papel pasivo de ser penetrado era socialmente aceptable sólo para las mujeres, los esclavos, y los jóvenes varones que aún no eran ciudadanos romanos. Las relaciones sexuales con varones más jóvenes eran temporales, por lo general terminaban cuando el joven varón pasaba a ser indeseable al de más edad en la pareja o entraba en la edad adulta, por lo general alrededor de los veinte años de edad. A medida que el imperio entraba en decadencia económica y social, y con la influencia del crecimiento del cristianismo, las actitudes hacia la interacción entre las personas del mismo sexo lentamente tomaron una inclinación negativa.

    Alrededor de los siglos 4 y 5, bajo la influencia de San Agustín, la visión cristiana dominante sobre el sexo en general se hizo más restrictiva. Cualquier actividad sexual, incluso en el matrimonio, que tuviese otra intención que la de procrear era considerada pecaminosa. Desde el siglo 12 hasta el siglo 14, los teólogos de la Iglesia Católica estrictamente condenaban todos los actos sexuales que no fuesen para procrear como pecados contra la naturaleza.

    Es importante señalar que a uno lo llamaban sodomita cada vez que él o ella se involucraran en un acto sexual que no procreara. Incluso las personas a las que hoy en día llamamos heterosexuales fueron etiquetados como sodomitas, inmorales, pecaminosos, o que actuaban contra la naturaleza cuando participaban en sexo no procreativo. Actos sexuales entre hombres y niños, que antes habían sido vistos como normales o como una mera cuestión de exceso de deseo sexual, llegaron a ser vistos como perversión. En el siglo de las luces durante los siglos 17 y 18, los avances en la medicina y la ciencia desafiaron la religión y la tradición; las formas tradicionales de pensar fueron cuestionadas. Por último, a finales del siglo 19, algunas personas comenzaron a darse cuenta de que algunas personas parecían estar atraídas a las personas del mismo sexo de edad apropiada y que no estaban atraídos a las del sexo opuesto. to those of the opposite sex.

    Es aquí donde empezamos a ver un cambio sutil en la percepción social de la sexualidad. Para tener conversaciones informadas acerca de la identidad sexual, la atracción y la orientación² es esencial que tengamos una visión general de cómo y cuándo nosotros, como cultura, dividimos a los hombres y mujeres en heterosexual y homosexual.

    La sodomía: Cualquier sexo no procreativo

    Notemos la terminología antes de explorar cómo las palabras heterosexual y homosexual llegaron a existir. Mi intención en este libro es el uso de palabras que estuvieron históricamente disponibles y que fueron adecuadas para el período de tiempo estemos relatando. En algunos relatos, este punto de vista histórico requerirá el uso de términos tales como "sexual invert (en español revertido sexual o invertido) o homosexual en lugar de gay o lesbiana". La intención no es la de atacar el tema, ni querer ofender a los lectores mediante el uso de términos considerados inaceptables en la actualidad, sino que podamos mantenernos conscientes de cómo se entendía la homosexualidad y la heterosexualidad en el momento de cada una narrativa particular. El poder utilizar la terminología precisa es una herramienta poderosa para ayudarnos a sumergirnos y entender los hechos dentro de su tiempo y contexto histórico.

    En los inicios del siglo 20, la idea de que una persona podría tener una atracción constante, que durase toda su vida, y que fuese exclusiva a un miembro del mismo sexo era algo inaudito en la población general. No existían los conceptos de la heterosexualidad y la homosexualidad, ni las palabras heterosexual y homosexual. Esto no quiere decir que no existían personas que vivían en una relación exclusiva con otro individuo del mismo sexo, o que no se produjeran las atracciones románticas entre dos hombres o dos mujeres. En su mayor parte, simplemente pasaban desapercibidas.

    Aunque los hombres que aman a hombres y mujeres que aman a mujeres siempre han existido, la percepción cultural y la interpretación asociada con las relaciones del mismo sexo antes de 1900 eran completamente diferentes a los significados que atribuimos a las palabras heterosexual y homosexual hoy en día. Vamos a considerar antiguas palabras traducidas como homosexual en las versiones modernas de la Biblia en el capítulo 9: El comportamiento con el mismo sexo en la Biblia. Por ahora, vamos a centrarnos en cómo surgió nuestra comprensión moderna del comportamiento con el mismo sexo. Vamos a empezar con la palabra sodomía.

    Sodomía es una palabra cargada de emociones con y frecuentemente intercambiada con la palabra homosexualidad. El intercambio de las dos palabras casi siempre es intencional y diseñado para emitir una luz negativa sobre los que se sienten atraídos por el mismo sexo. Pero ¿de dónde provino la palabra sodomía (veremos el relato bíblico de Sodoma y Gomorra en el capítulo 9)?

    En el siglo 11, un monje italiano llamado Peter Damián acuñó el término sodomía en una carta que le escribió al papa. Damián estaba preocupado por los sacerdotes y monjes que tienen relaciones sexuales con varones jóvenes (pederastia). Damián enumeró varios actos específicos en los cuales había notado que el clero estaba participando: la masturbación solitaria, masturbación mutua, la estimulación del pene en los muslos de otra persona, y el sexo con penetración, oral y anal. Puede parecer extraño que la masturbación solitaria estaba en la lista de la sodomía de Damián, pero recuerda que la Iglesia Católica siempre ha considerado cualquier acto sexual que no sea procreativo como pecaminoso. Incluso hoy en día, la postura oficial de la Iglesia católica en cuanto a la masturbación la etiqueta como intrínseca y gravemente trastornado³.

    En gran parte debido al aspecto no procreativo de la sodomía, las personas que participaron en ella fueron vistos con disgusto religioso y cultural. Durante un tiempo, las palabras sodomía y la palabra en inglés buggery eran intercambiables [Nota de traducción: esta última palabra parece no tener un equivalente directo en español, aunque algunas fuentes⁴ lo traducirían como culeada, sexo anal, bestialidad, o vicio contranatural, sin embargo, la mayoría de las traducciones en español utilizan la palabra sodomía como la traducción]. Hasta que el rey Enrique VIII de Inglaterra estableció la Ley de Buggery (Buggery Act traducido regularmente como ley de sodomía) de 1533, no había sanciones penales asociadas a la sodomía. Sin embargo, bajo esta nueva ley, todo tipo de sexo no procreativo estaba sujeto a sanciones penales. No importaba si la actividad sexual era consensual, o incluso si era entre un esposo y una esposa. Si el resultado del acto sexual no tenía el potencial para plantar la semilla de un hombre en el vientre de una mujer, era buggery y, por lo tanto, castigado por la ley. Cuando los colonizadores europeos de América adoptaron la ley consuetudinaria inglesa, incorporaron las leyes de sodomía. En las nuevas colonias, las leyes de sodomía penalizan todo tipo de sexo no procreativo.

    El descubrimiento de la heterosexualidad y la homosexualidad

    Aunque la represión sexual era prevalente en los Estados Unidos del siglo 19, un interés temprano en el estudio de la sexualidad humana comenzó a surgir en Alemania⁵, Austria e Inglaterra. Karl Heinrich Ulrichs (1825- 1895) había obtenido títulos en teología, derecho e historia en Alemania. Trabajó para un juzgado distrital hasta que se descubrió que había estado teniendo relaciones sexuales con hombres, momento en el que lo despidieron., Ulrichs escribió varios ensayos sobre su propia atracción por los hombres bajo un seudónimo. Él teorizó que había una psique femenina atrapada en su cuerpo. (En la terminología de hoy, podría haber identificado ya sea como un hombre gay o una mujer transgénero⁶.)

    Ulrichs sintió que tenía una prueba positiva de que la naturaleza desarrollaba la semilla masculina dentro de nosotros físicamente, pero la femenina era espiritualmente⁷.

    Él acuñó la palabra urnings en alemán - "Uranians en inglés (de Urano) para describir a los hombres que estaban atraídos a otros hombres. Debido a que Ulrichs pensó que la psique dentro de él era femenina, él teorizó que su atracción a los varones era una condición natural. Ulrichs imaginó que su psique masculina estaba volteada o invertida, por así decirlo, como si fuese una psique femenina. Describió denominó la condición como inversión sexual".

    En 1867, Ulrichs habló en una audiencia pública a favor de la derogación de las leyes de sodomía. Argumentó que las atracciones del mismo sexo eran probablemente innatas en urnings. Por consecuente, insistió en que los actos sexuales entre personas del mismo sexo no debían ser objeto de penalización debido a las atracciones eran naturales y, por lo tanto, no es ilegal.

    Ulrichs documentó su trabajo a finales de los años 1800⁹ para fomentar la comprensión de urnings. En retrospectiva, a menudo se le reconoce como uno de los pioneros del movimiento en los derechos de los gay que para ese entonces aún no había surgido. A pesar de que no tuvo éxito en su intento de despenalizar las acciones sexuales por parte de los que tienen inversiones sexuales, Ulrichs trabajó incansablemente para promover su creencia de que ser un urning era simplemente una condición innata. El descubrimiento de Ulrichs a finales de los años 1860 marca un punto crucial a lo largo de la cronología que atraviesa este libro. Ulrichs introdujo el primer intento de distinguir entre hombres atraídos exclusivamente a los hombres y los hombres que estaban atraídos a las mujeres. Antes de las observaciones de Ulrichs, se creía que los hombres que tenían relaciones sexuales con hombres lo hacían por lujuria, exceso sexual o una deficiencia moral, en vez de ser atracciones naturales.

    Karl Maria Kertbeny (1824-1882), un escritor y periodista húngaro, era contemporáneo con Ulrichs. Cuando era joven, trabajaba como aprendiz de vendedor de libros, y presenció el suicidio de un amigo que había sido chantajeado por alguien que descubrió su atracción sexual hacia los hombres. El suicidio de su amigo llevó a Kertbeny a reconocer la injusticia de las leyes de sodomía de Alemania. Kertbeny, consciente de la labor que había hecho Ulrichs en cuanto al trato justo para los urnings, le escribió una carta privada a Ulrichs en 1868 delineando cinco agrupaciones de comportamientos sexuales comunes que había observado.

    A continuación, se presentan las palabras que Kertbeny acuñó para cada grupo, junto con sus descripciones. Aunque las palabras son reconocibles, varios de los significados han cambiado con el tiempo. Nótese el enfoque que él dio a los excesos sexuales y las parejas sexuales de cada grupo.

    Monosexual - una persona que tiene relaciones sexuales con él mismo o ella mima; uno que se masturba

    Heterogenit - aquel que realiza actos sexuales eróticos con animales

    Normalsexualitat - aquel que se participa exclusivamente en relaciones sexuales con el sexo opuesto, una etiqueta que Kertbeny utilizó para sí mismo.

    Homosexual - una persona, hombre o mujer, que realiza actos sexuales eróticos con una persona del mismo sexo

    Heterosexual - una persona, hombre o mujer, que participa en coito, bien sea el que se clasifica como natural [para procreación], así también como antinatural [no procreativo]. También son capaces de entregarse a los excesos del mismo sexo. Además, los individuos normalmente sexuados no es que sean menos propensos a participar en la auto corrupción [masturbación] así tengan suficiente oportunidad de satisfacer su deseo sexual. Ellos también son igualmente capaces de acosar sexualmente tanto a los hombres, pero sobre todo a las mujeres menores; satisfacerse con actos de incesto; o de bestialidad¹⁰.

    El intercambio escrito entre Ulrichs y Kertbeny en 1868 es la primera observación documentada que clasifica a las personas específicamente mediante la identificación del sexo de la pareja en vez del papel que las personas adoptaban (activo o pasivo) cuando tienen relaciones sexuales. No se puede enfatizar suficientemente la importancia de este cambio en la definición de la sexualidad de una persona. Al año siguiente, la terminología de Kertbeny se utilizó en algunos círculos académicos solamente lo cual se refleja en diarios médicos alemanes. A partir de ese momento, el reconocimiento de la atracción sexual ya sea heterosexual u homosexual comenzó una progresión lenta penetrando la cultura.

    Prestemos atención al hecho que Kertbeny observó y clasificó a los hombres heterosexuales como personas con atracción hacia las mujeres, pero que aun así tienen relaciones sexuales con hombres, y que luego en algún momento se casan con mujeres. Comportamientos de este tipo, bien sean de auto gratificación o de comportamiento sexual lujurioso han sido documentados desde los tiempos bíblicos y otros tiempos de la antigüedad. Además,

    Kertbeny observó que tanto los comportamientos heterosexuales¹¹ como los homosexuales se asociaron con una capacidad sin restricciones para la degeneración.

    La población general no estaba consciente de que se habían observado y creado divisiones a lo largo de un nuevo eje heterosexual/homosexual. Se llevó otros cuarenta años para que la palabra heterosexual apareciera en un libro de texto médico estadounidense con su definición más restrictiva: uno que tiene relaciones sexuales con una persona del sexo opuesto. Vamos a seguir la progresión desde texto médico hacia la cultura.

    Comienzan los estudios de la sexualidad humana

    Los alemanes contemporáneos de Kertbeny y Ulrichs estaban haciendo las primeras investigaciones acerca del sexo, los roles sexuales y las relaciones sexuales. En 1897, el Dr. Magnus Hirschfeld (1868-1935) fundó el Comité Científico Humanitario y, en 1919, el Instituto de la Ciencia Sexual. Hirschfeld utilizó sus habilidades al igual que lo habían hecho Kertbeny y Ulrichs para defender los derechos de los invertidos sexuales (más tarde llamados homosexuales), quienes eran chantajeados a menudo durante los años 1920 en virtud del artículo 175 del código penal alemán que penalizaba la sodomía.

    Hirschfeld documentó miles de casos de personas con inversiones sexuales. Miembros del Comité Científico Humanitario que tenían una experiencia sólida en la investigación, argumentaron en el Parlamento alemán contra la penalización de la sodomía, con la esperanza de alcanzar la justicia a través de la ciencia.

    Hirschfeld pasó años documentando las historias de personas que no calzaban con los papeles sexuales femeninos y masculinos esperados. Se cree que entrevistó a más de 30.000 personas en un esfuerzo por crear una base científica que confirmase que los invertidos sexuales eran representativos de una variación natural de la sexualidad humana. Para Hirschfeld, la atracción de los invertidos sexuales hacia una persona del mismo sexo era natural, era de esperarse, y, por lo tanto, no debía ser castigada.

    El Instituto (y todos sus más de 10.000 libros, artículos y documentos de investigación) fue destruido por una multitud enfurecida instigada por las tropas de asalto nazis en 1933. Aunque se perdió gran parte de la investigación y documentación preliminar de Hirschfeld, él se escapó a Francia, donde murió. Su lápida dice Per Scientiam ad Justitiam - A través de la ciencia para la justicia

    A la edad de veinticinco años, Henry Gerber (1892-1972), un alemán que emigró a los Estados Unidos de América, fue ingresado brevemente a una institución mental debido a su homosexualidad. Él tenía dos opciones debido a que era un inmigrante alemán que vivía en los Estados Unidos cuando estalló la Primera Guerra Mundial: servir en el ejército o ir a un campo de internamiento. Fue a la guerra. Mientras se encontraba acantonado en Alemania, se inspiró en la obra de Hirschfeld en el Comité Científico Humanitario. A su regreso a los Estados Unidos en 1924, Gerber estableció la Sociedad de los Derechos Humanos que fue la primera organización de derechos para los invertidos sexuales (gays) en el país.

    La examinación de principios del pensamiento moderno temprano acerca de la inversión sexual / homosexualidad no estaría completa sin un vistazo breve a las teorías de Sigmund Freud (1856-1939), el Padre del Psicoanálisis. Sus teorías esbozaron las fases saludables del crecimiento emocional desde la infancia hasta la edad adulta. Freud planteó la idea de que los acontecimientos desde la infancia y durante las edades tempranas impactaban el crecimiento social y psicológico de los adultos.

    En 1910, Freud comenzó por afirmar que los invertidos sexuales ejemplifican una persona quebrantada en necesidad de reparación. Freud proponía que si durante el psicoanálisis o terapia del diálogo, podía descubrir evidencia de daño de la niñez, entonces el invertido sexual podría presumiblemente llegar a ser normal. Durante las próximas dos décadas, las teorías de Freud en el campo del psicoanálisis influyeron en el surgimiento de la heterosexualidad como la sexualidad humana normal.

    La homosexualidad y la heterosexualidad vienen a los Estados Unidos

    En 1901, se incluyó la palabra heterosexual en el discurso sobre la interacción sexual publicado en el Diccionario Médico de Dorland. Se definía como erótico, excesivo, un apetito anormal o pervertido hacia el sexo opuesto, la palabra todavía estaba fuertemente vinculada con un sentido de perversión.

    El Dr. A. A. Brill, uno de los primeros traductores de alemán al inglés de Freud, fue el primero en practicar el psicoanálisis en los Estados Unidos. Brill ayudó a establecer la Asociación Psicoanalítica Americana (APsaA) en 1911. En una convención médica en Estados Unidos en 1913, Brill informó acerca de la clara evidencia de que los invertidos sexuales masculinos, ya que todavía los llamaban así, sólo encontraban satisfacción sexual con hombres. Por primera vez en los Estados Unidos, se sugirió que el objeto de atracción de una persona debía convertirse en el factor distintivo de la sexualidad de una persona en vez de la función sexual que la persona desempeñaba. Aun así, este nuevo concepto en los Estados Unidos de dividir a la gente a lo largo de los renglones de la atracción por el mismo sexo o por el sexo opuesto sólo existía en los círculos médicos académicos.

    La homosexualidad se definió por primera vez en el volumen del Diccionario Médico de Dorland del 1909 como una pasión sexual mórbida [enfermiza] por el mismo sexo. Catorce años más tarde, en 1923 el diccionario de Webster define la heterosexualidad como una pasión sexual mórbida [enfermiza] por el sexo opuesto. Ambas palabras se asociaron con excesos sexuales fuera del sexo procreativo. Como veremos, esta idea de que el exceso sexual y el sexo no procreativo es inmoral se repite en muchas culturas a lo largo de la historia. Los términos heterosexualidad y homosexualidad lentamente se incorporaron del ámbito médico al uso común. La primera vez que la palabra heterosexual apareció en la prensa estadounidense que no fuese en diccionarios fue en 1924 en el New York Times en una reseña de un libro de Sigmund Freud. Con el tiempo, ambas palabras se definieron en la edición del Diccionario Webster del 1934: la heterosexualidad como una manifestación de pasión sexual por una persona del sexo opuesto; sexualidad normal, y la homosexualidad como erotismo hacia uno de su mismo sexo. En resumidas cuentas, no tenía sentido alguno el uso de las palabras heterosexual o homosexual antes del final de los años 1920 para identificar la atracción sexual de un individuo. Dentro de la población general, habría sido completamente extraño el concepto de ser definido por el sexo de la persona al cual sientas atracción.

    Antes de principios del siglo 20, y a lo largo de toda la historia, el sexo bueno y el sexo malo se distinguían en dos formas sencillas: en primer lugar, ¿el sexo era procreativo o no procreativo? Si el sexo hacía bebés, entonces el sexo era bueno. Si el sexo no hacía bebés (incluso las relaciones sexuales entre marido y mujer), era sexo malo y, presumiblemente, estaba motivado por lujuria y exceso sexual.

    En segundo lugar, ¿qué papel tuvo el hombre en el acto sexual? ¿Era el penetrador o el que estaba en la posición dominante? Ese tipo de sexo era viril y bueno. ¿O era el penetrado en posición sumisa? Si el que estaba siendo penetrado era hombre, ese tipo de sexo era malo. Además, fuera de la habitación y en los estratos sociales, al hombre pasivo se le consideraba como que había abandonado su posición masculina ya que se colocaba por debajo del valor de una mujer y renunciaba a su masculinidad. Ese tipo de sexo era muy malo.

    Podemos usar estas dos distinciones simples de intención procreativa y el papel desempeñado por el hombre para categorizar el sexo como bueno o malo ya en tiempos antiguos y bíblicos. Esta es la razón por la cual la noción de una línea divisoria del sexo basada en la pareja de uno durante los años 1930 fue tan significativa; la sexualidad nunca antes había sido vista de esa manera.

    La siguiente pregunta obvia podría ser: En las nuevas designaciones y divisiones de la atracción sexual creadas, ¿cómo es que un tipo de relación sexual (relaciones heterosexuales) se convirtió en el sexo bueno y el otro tipo de relaciones sexuales (sexo homosexual) se convirtió en el sexo malo? La respuesta es bastante compleja y se encuentra en la intersección de la historia del urbanismo cultural y social, los primeros auges del feminismo, y la ley seca o de la prohibición.

    La heterosexualidad se convierte en el sexo bueno

    Usted puede estar pensando, Urbanización cultural y social, los primeros auges del feminismo, y la ley seca o de la prohibición. ¡Esa es una lista absolutamente interesante!, y es una historia que probablemente nunca ha escuchado, sin embargo, necesita oírla. Finalmente, los capítulos de este libro navegarán a través de las teorías psicoanalíticas, la investigación psicológica, la cultura estadounidense de la década de los años 1940 hasta la década de los años 1960, la fusión de la política y la religión desde la década de los años 1970 a la década de los años 1990, los seis versículos claves en la Biblia, el matrimonio bíblico, la imposición de la terapia reparativa para la comunidad gay, y la situación actual de los cristianos y transexuales gays. Será todo un viaje por caminos inesperados y rutas laterales, recogiendo puntos de vista en el camino.

    Al final de este viaje, usted tal vez tendrá una imagen más clara de cómo y por qué los homosexuales, lesbianas, bisexuales y transgéneros llegaron a ser el foco de discriminación cultural y religioso que todavía existe hoy día. Pero todo comienza cuando la heterosexualidad se estableció en 1934 como la sexualidad normal.

    Con los conceptos de la heterosexualidad y la homosexualidad trazados a través de la medicina temprana, el psicoanálisis y los estudios acerca del sexo, retrocedamos un poco más atrás para poder entender cómo las actitudes y roles sexuales han cambiado con el tiempo. El enfoque, más que todo, estará en relaciones masculinas con el mismo sexo porque las relaciones entre las mujeres no eran, y todavía no son, estudiadas en la misma medida que las relaciones entre los hombres.

    En los tiempos antiguos y medievales, las amistades entre los hombres fueron vistas como más distinguidas y superiores en importancia que las relaciones de los hombres con las mujeres, incluso que con sus propias esposas. A lo largo de gran parte de la historia, incluyendo los tiempos bíblicos, se consideraba que las mujeres eran débiles de carácter e inferior en las capacidades morales, emocionales e intelectuales. Las amistades entre los hombres, por lo tanto, se consideraban a menudo como más plenas y más ricas que la amistad con sus esposas. Las relaciones entre hombres eran comunes en el siglo 19 y eran profundas, e incluso apasionadas. Usted probablemente ha visto fotografías antiguas de la década de los años 1800 que muestran a hombres abrazándose y que, desde nuestra perspectiva, parecen gestos íntimos. El uso de dichas fotos de estos hombres como prueba que habitualmente participasen en relaciones sexuales es interpretar la situación con nuestros lentes del siglo 21 y es probable que estemos exagerando lo que realmente estaba pasando. Aunque a menudo eran íntimas, estas amistades usualmente no eran sexuales.

    Los hombres habitualmente usaban lenguaje afectivo entre sí y no se cohibían de acciones afectivas, tales como el tomar de manos o incluso poner el brazo por encima del cuello del otro. No estaban preocupados que sus amistades platónicas más cercanas fuesen consideradas como degeneradas o incorrectas. Incluso si la intimidad sexual entre hombres sucedía, seguía siendo totalmente normal que el hombre se casara con una mujer.

    Sin embargo, las relaciones sexuales flagrantes entre los hombres en las clases altas fueron estigmatizadas porque los hombres de riqueza y estatus debían ser capaces de controlar sus excesos sexuales y deseos. La preservación de la riqueza de la familia y las propiedades era de gran preocupación, por lo tanto, la creación de herederos era esencial. Si un hombre de estado tenía un amante masculino, él también se casaba con una mujer con la esperanza de producir herederos.

    Las ciudades en crecimiento dan lugar a una mayor conciencia sexual

    En el lapso de unas pocas décadas a finales del siglo 19, los Estados Unidos pasó de ser una sociedad predominantemente agraria a una economía industrial. A finales de la década de 1880, una grave sequía de diez años causó el fracaso de muchas granjas, lo que aceleró la migración de los hombres a las ciudades en busca de trabajo. Nuevas fábricas y maquiladoras abrieron en las ciudades principales, y las ciudades portuarias se llenaron de marineros, especialmente después de la Primera Guerra Mundial.

    Millones de inmigrantes entraron a las ciudades estadounidenses desde el extranjero. Muchos de ellos eran hombres jóvenes que trabajaban en las fábricas y enviaban sus ganancias como remesas familiares a sus países de origen. Una subcultura de soltería formada por cientos de miles de hombres, los cuales, muchos por primera vez en sus vidas, estaban viviendo en un entorno mayoritariamente masculino. De todos esos hombres en la ciudad de Nueva York al final del siglo, el 40% eran solteros¹².

    Otros cambios sociales estaban en el aire, y ayudaron a marcar el comienzo de una evolución en los distintos tipos de relaciones. A medida que los hombres se reunían en entornos urbanos dominados por los hombres, experimentaban una nueva libertad para expresar y explorar afecto y atracciones de los cuales tal vez estaban conscientes o no que tenían desde antes que salieran de sus lugares de orígen o en la granja o en sus pequeños pueblos. Las situaciones de vivienda urbana se convertieron en ambientes bastante propicios solo para hombres. La Asociación Cristiana de Hombres Jóvenes (YMCA) comenzó a construir viviendas solo para hombres con la más honesta intención de proporcionar viviendas seguras y decentes a los hombres de la clase obrera e inmigrantes. Solamente en la ciudad de Nueva York se construyeron siete hoteles residenciales YMCA a lo largo de un período de veinte años alrededor del siglo nuevo. La conveniencia de entornos centralizados sólo para hombres que prohibía que las mujeres visitaran a los residentes en sus habitaciones privadas llevó a consecuencias no deseadas.

    Los YMCAs se convirtieron en mecas de la vida social de los hombres homosexuales hasta y a través de la década de los años 1950¹³.

    Irónicamente, las buenas intenciones de justicia social de las organizaciones cristianas condujeron a resultados inesperados en otros lugares también. Las masas de trabajadores pobres, sin asearse, en su mayoría inmigrantes no tenían un lugar para bañarse en sus viviendas superpobladas; sólo uno de cada cuarenta familias vivía en una vivienda con un baño a finales de los años 1890 en la ciudad de Nueva York. Para darles asistencia sanitaria, los reformadores sociales de la Asociación de Nueva York para la Mejora de las Condiciones de los Pobres motivados por sus inclinaciones religiosas comenzaron campañas para la construcción de baños públicos¹⁴. En 1915, solamente en Manhattan había quince balnearios. Para la década de los 1920, ese número había aumentado a cincuenta y siete. Durante la mitad del siguiente siglo, así como los hombres homosexuales fueron empujados cada vez más hacia los márgenes de la sociedad y arrinconados, algunos baños públicos se convirtieron en refugios de privacidad para encuentros sexuales.

    Antes de este tiempo, a las mujeres no se les permitía desempeñarse en muchos puestos de trabajo, en parte bajo la asesoría de médicos que, antes de fin de siglo, les advertían que trabajar fuera de casa podría dañar su capacidad de tener hijos. Obviamente, el peligro no se basaba en investigación científica o médica, sino en las presuposiciones de los hombres¹⁵. Durante la segunda década del siglo 20, las mujeres solteras se unieron a los hombres en la migración a las ciudades para asegurar puestos de trabajo en la industria y otros sectores. Las mujeres comenzaron a entrar al lugar de trabajo en cifras sin precedentes.

    La exigencia americana de ser un hombre varonil

    La cultura predominantemente de educadores de sexo masculino se desplazó a una cultura de mujeres educadoras al final del siglo 19. A mitad del siglo, la mayoría de los educadores de la nación habían sido hombres, pero hacia el final del mismo, cuatro de cada cinco educadores eran mujeres. Muchos hombres, al sentirse desafiados por el aumento de la presencia pública y la influencia de las mujeres, incluyendo las mujeres que tomaban sus puestos de trabajo, se preocupaban que sus hijos estaban siendo feminizados en la escuela¹⁶.

    Con la entrada de las mujeres al campo laboral y a la educación, se dificultó la distinción cultural y social entre hombres y mujeres, lo que aparentó ser una amenaza al poder tradicional masculino, de control y estatus. Para que los hombres pudieran distanciarse de ser percibidos como femeninos o relacionados con las mujeres era necesario e imperativo convertirse en un hombre macho lo cual era una búsqueda o meta común. Las amistades masculinas cercanas que antes, eran libremente afectuosas e íntimas, pasaron a ser vistas de manera más negativa.

    El presidente Theodore Roosevelt alarmó a la sociedad en pro de un imperativo masculino para contrarrestar el creciente movimiento femenino y la feminización de los hombres estadounidenses. En su famoso discurso sobre las virtudes de The Strenous Life (La Vida vigorosa) (1900), Roosevelt dijo: Entonces, enfrentemos con valentía la vida de luchas, decididos a cumplir bien con nuestro deber y con hombría.

    Roosevelt condujo a la nación con su ejemplo, con su fuerte y visible representación de lo que un hombre macho debería ser. Él había sido un ganadero, un explorador y jefe de un cuerpo policial. En lugar de permanecer en la Marina durante la Guerra Española-Americana, Roosevelt renunció, reunió a sus amigos vaqueros de sus antiguos días de ganadería y formó el grupo Rough Riders (los domadores de caballos), y dirigió al grupo hacia la victoria contra España en Cuba. A caballo, con su rifle en un lado, él desafió a los hombres a que le siguieran. También cazaba, pescaba, y boxeaba, y alteró la imagen cultural de lo que los hombres estadounidenses debían tratar de ser.

    Para rescatar a sus hijos de ser afeminados, los hombres organizaron grupos para inculcar cualidades masculinas y toscas en los niños. Los Boy Scouts of America (BSA) (los niños exploradores de los Estados Unidos) se fundó con ese fin, en 1912, por Lord Robert Baden-Powell para convertir a los niños de ese entonces en hombres fuertes. Se especula que Baden-Powell era un hombre gay en el armario, lo cual es bastante irónico, teniendo en cuenta las escaramuzas dentro de los BSA en los últimos años, ya que él fue el hombre que inspiró a los Boy Scouts¹⁷. Fue héroe militar de la edad victoriana y uno de los soldados más adulados del Imperio Británico, que tuvo un fuerte vínculo emocional con un compañero oficial del ejército Kenneth McLaren. Cuando McLaren se casó, Baden-Powell estaba bastante celoso, hasta que a los 55 años él se casó con una mujer de 23 años. Los historiadores han especulado que Baden-Powell era gay aunque no tenían pruebas contundentes.

    Los hombres no tan varoniles

    Una dinámica interesante y contrapuesta surgió como trasfondo en las ciudades de Estados Unidos en los años 1900 con la presión que los hombres sentían de ser masculinos como resultado de la presencia cada vez más visible y el impacto cultural de las mujeres. Los hombres más jóvenes, en sus años de apogeo y curiosidad sexual, se encontraron en entornos del mismo sexo convenientes para entretener sus curiosidades. La tolerancia hacia los hombres que tenían relaciones sexuales con hombres existía dentro de las clases más pobres, inmigrantes y trabajadoras. Siempre y cuando el hombre tomara el papel activo y se comportara de manera masculina, era respetado como normal. Sin embargo, como ya hemos visto, dentro de los círculos médicos aislados, los hombres que se sometían sexualmente en el papel pasivo estaban empezando a ser clasificados como los invertidos sexuales, sin embargo, esa terminología todavía no había migrado a la cultura general.

    Al hombre que tomaba el rol sexual pasivo se le etiquetaba con una variedad de sobrenombres del lenguaje coloquial de aquel entonces. Más comúnmente, se le llama fairy [Nota del traductor: que en español quiere decir hada pero que en realidad sería equivalente a mariquita, marica o maricón]. No era simplemente el hecho de tener un deseo sexual por los hombres lo que lo clasificaba como fairy [Nota del traductor: o fairies en plural]. Los fairies generalmente exhibían modos afeminados, pero no siempre adoptaban estilos de vestir afeminados. Para identificarse, usualmente usaban indicios que eran visibles a simple vista como cabello largo, maquillaje de ojos, una corbata roja, o un adorno de plumas. Dentro de las clases más bajas, se pensaba que los fairies encarnaban un espíritu femenino, y eran vistos más que todo como una excentricidad en vez de un objeto de asco.

    Los fairies eran más deseables para algunos hombres simplemente porque ellos estaban dispuestos a participar en actividades sexuales eróticas que socialmente no se les permitía a las chicas buenas. Incluso a las mujeres fáciles no se les permitía participar de métodos particulares de sexo bastante común hoy en día debido a fuertes tabúes. Recordemos que el sexo moral tenía que ser procreativo y el sexo no procreativo era tabú. Por lo tanto, cualquier hombre que estuviese buscando sexo más erótico buscaba compañía de los fairies, quienes estaban dispuestos a participar¹⁸.

    Las primeras terminologías para describir a los hombres gay

    Curiosamente, la mayoría de los términos crueles utilizados en la actualidad para menospreciar a los hombres gays tienen su origen en las palabras que históricamente se utilizaron para menospreciar a las mujeres. Como se señaló previamente, a las mujeres se les ha estimado muy poco a lo largo de la historia. A través del lenguaje se perpetuaban puntos de vista para describir a las mujeres como inferiores a los hombres, menos importantes, menos nobles, menos potentes, etc. Eventualmente se usaron estos mismos términos para describir también a los hombres gay.

    La falta de respeto en general hacia las mujeres todavía se puede observar hoy en lenguaje despectivo. En inglés, existen desproporcionadamente más de estas palabras para las mujeres que para los hombres. La misoginia se extiende por medio del uso de etiquetas utilizadas para los hombres percibidos como afeminados. La mayoría de las palabras adoptadas por, o utilizadas en contra de la comunidad homosexual masculina en un tiempo fueron utilizadas como insultos contra las mujeres.

    "Fairy" fue originalmente del argot británico para una mujer fea y, a menudo, borracha. Ella podría haber sido sexualmente promiscua o tal vez incluso una prostituta. Fairy luego fue adoptado por los hombres que, comparándose con la reputación menos digna de esas mujeres, adoptaban el rol sexual pasivo. En los principios del siglo 20, una sociedad secreta de hombres afeminados que tomaron el papel de mujeres, vestidos con ropa de mujer, y se reunían para tomar café y para tejer se llamaron "Las Fairies (maricas) de Nueva York". No todas las relaciones con fairies eran temporales o únicamente sexuales; incluso algunos fairies tenían posiciones respetadas en arreglos de características matrimoniales y de larga duración con hombres.

    Faggot [Nota del traductor: También se traduciría en español como maricón] es una palabra que frecuentemente está llena de odio en la cultura actual. Muchas palabras entran y salen de la aceptabilidad e inaceptabilidad dentro de la cultura general. Esta es una de esas palabras que, por lo general a pesar de ser muy ofensiva, existe una razón muy importante para la investigación de las raíces de esta palabra.

    La palabra faggot tiene su origen en la palabra francesa fagot, que quiere decir manojo de ramas. La leyenda dice que los hombres condenados por sodomía en la edad media eran quemados en una hoguera de pilas de ramas. Sin embargo, eso no es cierto. Para cuando se aprobaron las leyes contra la sodomía civil en Inglaterra en 1533, el castigo para la sodomía era la horca no la hoguera¹⁹. Así que, ¿de dónde sale la conexión inevitable a las mujeres? La palabra faggot era el coloquialismo británico en los años 1800 para describir a una mujer sin valor, por lo general mayor, y de bastante mal genio. Este significado fue adaptado en el argot estadounidense en 1914 para describir a los fairies, así como a los hombres transformistas. Eran vistos como los menos que, menos que los hombres y menos que las mujeres por los mismos hombres que tenían relaciones sexuales con ellos.

    Incluso los términos que utilizaban los fairies y los invertidos sexuales para identificarse a sí mismos eran de tendencia afeminada: queens [Nota del traductor: que en español quiere decir reinas], nances (de Nancy), pansies [Nota del traductor: es el nombre de una flor en inglés, de acuerdo a la autora tal vez se utilizó primeramente como una expresión de cariño hacia las mujeres, pero como coloquialismo hoy día, en español tal vez sería equivalente a niñitas, mujercitas, mamitas o la comparación de un hombre con una mujer débil], daisies [Nota del traductor: en español, una comparación con las flores margaritas y sigue el mismo ejemplo que pansies], buttercup [Nota del traductor: sigue el mismo ejemplo de pansies y daisies o margaritas], y sissies (de hermanitas). El comportamiento del mismo sexo hombre-hombre ha evocado más reacción históricamente, atropellos, y disgusto en la sociedad que el comportamiento hembra-hembra. Es por eso que, existen más palabras denigrantes para los hombres gays que para las lesbianas.

    A los hombres machos y masculinos de clase trabajadora que tenían interacciones sexuales con los fairies y también con las mujeres, se les llamaba trade [Nota del traductor: esta palabra en inglés significa comercio o intercambio, pero se usaba en este contexto como coloquialismo como lo explica la autora]. Los hombres trade eran algo consistentes con la definición de Kertbeny de los heterosexuales de finales del siglo 19. Su comportamiento sexual fue visto sobre todo como un exceso sexual, lujuria, o un lapso en su integridad moral. Los hombres trade generalmente terminaban casándose con una mujer, o ya estaban casados con mujeres.

    Muchos marineros no habían tenido interacciones sexuales con otros hombres antes de haber salido de sus granjas o de los pueblitos de donde salieron para habitar las ciudades portuarias durante y después de la Primera Guerra Mundial. Eran tan capaces de tener una indiscreción sexual bien sea con un fairy o con una prostituta²⁰. Desafortunadamente, los materiales educativos militares desaprovecharon las oportunidades de limitar las enfermedades venéreas al figurar a mujeres de aspecto sospechoso, fácil, seductoras y malvadas como las portadoras de enfermedades venéreas. La propaganda militar sobre el sexo y el uso saludable de condones nunca sugirió peligros potenciales en el sexo entre hombres. Mensajes y advertencias muy mal comunicados llevaron a los marineros a creer que no podrían contraer enfermedades teniendo relaciones sexuales con un hombre. En consecuencia, las fairies o maricas en las ciudades portuarias fueron vistas como una alternativa más segura y libre de enfermedades que el sexo conveniente con mujeres fáciles. A pesar de que el marinero estaba teniendo sexo con un hombre, siempre que mantuviera un comportamiento masculino y asumiera el papel activo de penetrador, era normal y todo iba bien en el mundo del hombre.

    Relaciones sexuales entre hombres de estatus igualitario

    Ya para las décadas de los años 1910 y los 1920, los hombres masculinos que se sentían atraídos a hombres igualmente masculinos se autoidentificaron como queer [Nota del traductor: esta palabra en español podría traducirse como raro o diferente]. Inicialmente queer no se consideró como un término negativo. Fue utilizado como un descriptor de cómo estos hombres se veían a sí mismos en la cultura. Los queers no eran tan vistosos, llamativos o extravagantes como los fairies y fácilmente podían pasar por normales. El uso de la palabra queer evolucionó con el tiempo. Mientras más relaciones sexuales de igual estatus surgían entre hombres que se identificaban con el rol femenino, la palabra queer se convirtió en una palabra cultural despectiva. Usar queer para describir o dirigirse a un hombre mayor puede ser ofensivo debido a su uso reciente como insulto con intenciones dañinas, pero recientemente, se ha redimido como una palabra aceptable utilizada por personas gay más jóvenes y otras personas fuera de la esfera heterosexual²¹.

    El uso de la palabra queer marcó un punto de reconocimiento de que dos hombres, que no adoptaban un rol femenino, podían experimentar una atracción persistente a largo plazo el uno por el otro. A partir de la década de 1920, el conocimiento médico sobre el mismo estatus y las persistentes atracciones del mismo sexo comenzaron a migrar hacia una cultura más amplia.

    Los homosexuales se convierten en los gays

    La palabra gay, que significa feliz, entró en el idioma inglés al final del primer milenio. Se deriva de la palabra francesa gai, que significa alegre. En el siglo XVII, gai adquirió un segundo significado, asociado con la vida autocomplaciente, libertina e inmoral. En el siglo XIX, la palabra se usaba para describir a las personas que se prostituían, principalmente mujeres, y las actividades en las que participaban. "Gay it" [Nota del traductor: hacer lo gay] significaba fornicar. Una vez más, vemos el uso constante y generalizado de las palabras que primero denigra a las mujeres que luego se utilizan para degradar a los hombres gay.

    A fines de la década de 1890, se utilizó una variación escocesa de la palabra gay que era gey cat, que se refería a un hombre más joven o un muchacho quien al cual un vagabundo acogía como mentor para protegerlo y enseñarlo. Un gay cat era a menudo catamita del vagabundo, un niño prostituto o esclavo sexual. En la década de 1920, los invertidos sexuales comenzaron a usar el término gay, asociado con gey cat, en sus propios círculos sociales privados para referirse del uno al otro. Era una forma conveniente de código secreto, ya que gay todavía tenía el significado más común de feliz. En la década de 1950, gay, que significa homosexual, pasó a utilizarse en la sociedad en general. Al principio, solo indicaba hombres gays y sólo más tarde, a partir de la década de 1970, comenzó a incluir a las lesbianas. [Nota del traductor: el español ha adoptado la palabra gay o gai, aunque en español aún se refiere principalmente a los hombres, no las mujeres lesbianas.]

    Los homosexuales no se apoderaron de la palabra gay. Repetidamente he escuchado la queja: Cambiaron el significado de la palabra ‘gay’ de feliz a homosexual, y ahora ni siquiera podemos usar la palabra ‘gay’ más nunca para referirnos a feliz. No, no, no. La palabra gay tiene dos significados completamente diferentes. Nadie se robó la palabra. Al igual que como muchas palabras, el significado de gay ha evolucionado con el tiempo. Es más probable que las personas heterosexuales, que responden a la vergüenza cultural y sexual, no querían arriesgarse asociándose personalmente con los homosexuales, aunque sea usando la palabra gay. Afortunadamente, hay muchas otras palabras para indicar feliz, animado y alegre.

    ¿Y entonces qué hay de las lesbianas?

    Las relaciones sexuales entre mujeres a principios del siglo XX eran menos evidentes que las relaciones del mismo sexo entre hombres. Aunque se entendía relativamente poco acerca de las atracciones masculinas del mismo sexo, se sabía mucho menos acerca de las atracciones femeninas del mismo sexo. Al igual que en el caso de los hombres atraídos por los hombres, a las mujeres atraídas por otras mujeres se las denominaba invertidas sexuales o urnings, y luego, cada vez más, como lesbianas.

    Aunque la palabra lesbiana se deriva del nombre antiguo de una isla griega llamada Lesbos, el término asociado con las mujeres es moderna. Safo, una poeta lírica, filósofa y maestra, nació en Lesbos alrededor del año 600 A.C. Su poesía elogiaba la belleza en la naturaleza, los hombres y las mujeres, pero especialmente en las mujeres. Aunque se sabía que Safo amaba a las mujeres, a la palabra lesbiana no se le asociaba ni se usaba para describir a las mujeres hasta siglos después de su muerte. La palabra lesbiana, como se le asocia hoy día con las mujeres atraídas por personas del mismo sexo, se imprimió por primera vez en un diccionario médico en 1890. A las mujeres con atracción hacia personas del mismo sexo se les llamaba tanto safos como lesbianas. El término sapphos se extinguió, se piensa, simplemente porque es más difícil

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