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Ser guapo es de buena educación: Una novelilla casi bodi positiva
Ser guapo es de buena educación: Una novelilla casi bodi positiva
Ser guapo es de buena educación: Una novelilla casi bodi positiva
Libro electrónico175 páginas2 horas

Ser guapo es de buena educación: Una novelilla casi bodi positiva

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Información de este libro electrónico

Todo lo que los lindos no quieren que sepas, en una historia de magia y amistad poco convencional.

«No lo digo yo, lo dice la pirámide de Maslow».

Guapo. Joven. Influencer. Ignorante. El perfecto Rodolfo parece contrastar con su amigo fotógrafo, el poco agraciado Chaney.

Un día, Chaney sufre una inexplicable transformación física, tras embellecer su autorretrato en un programa de edición digital.

Testigo del mágico incidente, Rodolfo le adopta como discípulo y, a través de un revelador diario, narra las peripecias del dúo.

Con él, Chaney aprende a sobrevivir a costa de pretendientes y amantes, hombres y mujeres de alta sociedad. Pero pronto se da cuenta de que ser guapo es más difícil de lo que parece.

IdiomaEspañol
EditorialCaligrama
Fecha de lanzamiento29 feb 2020
ISBN9788417915797
Ser guapo es de buena educación: Una novelilla casi bodi positiva
Autor

Greco Gotor

Greco Gotor es escritor, guionista y más sinónimos. Graduado en Animación. Activo y más afable de lo que los rumores sugieren. En busca de empleo estable en el mundo del audiovisual. Eternamente agradecido a todo lector que, al apostar por esta autopublicación, actúa como mecenas de un joven soñador.

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    Ser guapo es de buena educación - Greco Gotor

    Ser guapo es de buena educación

    Una novelilla casi bodi positiva

    Primera edición: 2020

    ISBN: 9788417915421

    ISBN eBook: 9788417915797

    © del texto:

    Greco Gotor

    © de esta edición:

    Penguin Random House Grupo Editorial

    CALIGRAMA, 2020

    www.caligramaeditorial.com

    info@caligramaeditorial.com

    © de la imagen de cubierta:

    Shutterstock

    Impreso en España – Printed in Spain

    Quedan prohibidos, dentro de los límites establecidos en la ley y bajo los apercibimientos legalmente previstos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, ya sea electrónico o mecánico, el tratamiento informático, el alquiler o cualquier otra forma de cesión de la obra sin la autorización previa y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a info@caligramaeditorial.com si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    «Mary quiso decir algo sensato,

    pero no supo cómo».

    Jane Austen

    I

    Cómo ser guapo

    16 de marzo

    Querido diario cuaderno:

    Contraes inteligencia más fácilmente cuando eres feo, especialmente si tienes miopía y llevas gafas, por eso insisto en que ser feo antes de ser guapo es muy útil. Yo todavía no tengo gafas ni soy feo, pero tengo inteligencia porque saqué muy malas notas en la escuela y los grandes genios, como Einstein, siempre sacan las peores calificaciones en el sistema educativo tradicional. Sacar sobresaliente en el colegio actual es síntoma de no saber pensar por ti mismo y de tener buena memoria. Y tener buena memoria es desastroso porque es más difícil olvidar las cosas embarazosas que has podido hacer, y eso provoca depresión. Pero no debo generalizar porque eso está mal visto y las personas te pueden acusar de radical, siendo que yo soy apolítico. Además, ser buen estudiante también es síntoma de ser experto en chuletas, y eso es inteligencia callejera, por lo que no siempre son las buenas notas algo malo. Otra manera de conseguirlas, preferiblemente cuando ya eres adulto, es convencer al profesor mediante un mitin privado, pero hay que hacerlo privadamente y sin nadie alrededor porque a veces tienen esposas, las cuales normalmente resultan estar casadas con ellos. Cuando yo era estudiante, muchas veces conseguía argumentar para que me subiesen la nota sin tener que emitir sonidos de mi boca, ya que la he entrenado para la comunicación no verbal y a veces hasta parezco un mimo.

    Los aleccionamientos más aprovechables son aquellos de los cuentos infantiles, que ahora parecen llamarse cuentos universales, según el estante de una librería en la que he entrado. Es mucho más precisa esa catalogación, la de llamarlos cuentos universales, porque suelen servir para todas las edades, ya que se suelen leer muy fácil. La historia de Pretty Woman es un ejemplo de que los milagros, como los que hacen las hadas madrinas, son hechos científicos más fiables que la propia erudición. Y las hadas madrinas suelen ser mayordomos de hoteles, al parecer. Después de todo, las leyes de la física son desmentidas, las matemáticas se contradicen al resolver problemas irresolubles y lo que era antes un animal mitológico es descubierto y categorizado como una nueva especie, arrebatándole así todo su misterio y fantasía anteriores. Por eso, los unicornios han dejado de tener gracia, ya que no hacen más que vender su imagen comercialmente, y eso ha provocado que me haya acostumbrado a ellos.

    ¿Sabías que los bebés distinguen a los guapos de los feos? Es sabiduría popular que los niños y los borrachos siempre dicen la verdad. Lo que no entiendo es por qué la gente bebida suele confundir a gente atractiva por la que no lo es. ¿Y por qué tantos críos aman a Papá Noel? Supongo que hacen la vista gorda, nunca mejor dicho, a cambio de regalos porque los bienes materiales traen felicidad, aunque sea efímera. Por eso es aconsejable ser rico si quieres recibir amor y tienes sobrepeso. Porque los influenciadores sociales como yo tenemos que ser un buen ejemplo para los seguidores, ya que hay niños que quieren ser como nosotros. Bueno, al caso, que leí en una revista muy interesante que está científicamente demostrado que los recién nacidos sonríen en mayor medida a los rostros más simétricos. ¡Y eso que los fetos recién nacidos suelen estar cegatos! Son la evidencia viviente de que la belleza existe y no es una construcción social. Por eso mis fotos tienen tantos likes y corazoncitos.

    Mi psicóloga no es una mujer amargada, pero imagino que su trasero puede que lo sea, porque siempre dice que el mío recibe demasiada atención. No es que sepas de traseros envidiosos, claro, porque eres un cuaderno y el único que se sienta encima de ti sin querer soy yo.

    Siento llamarte «cuaderno» en vez de «diario». Pero es que dudo mucho que escriba en ti de forma rutinaria. Quizá debería bautizarte como casidiario, pero rimaría con telediario y esa no es una palabra muy atractiva. Una telenovela o un programa de cocina sí, pero nunca un telediario.

    Mi psicóloga me ha dicho que escriba un diario para liberar mis pensamientos, y eso me sorprendió porque no sabía que estaban recluidos. He abandonado recientemente sus servicios psicoanalíticos porque me he dado cuenta de que sé crearme traumas a mí mismo sin ayuda de un profesional. Luego llegué a la conclusión de que mi mente recopila muchos conocimientos que pueden ser útiles para otros y que los diarios son escritos para que alguien, inevitablemente, invada nuestra privacidad y los lea. Y esa es la razón por la que voy a seguir el consejo que me dio, igualmente, y voy a escribir como ella me dijo. Otra razón es que, al ser yo un influenciador, puede que mis pertenencias lleguen algún día a un museo, porque los influenciadores somos como los nuevos intelectuales. Vi en un museo que guardaban cartas y cosas así de intelectuales de hace mucho tiempo atrás y pienso que mis memorias seguramente valdrán mucho dinero en unos años. ¡Y quizá un museo me da mucho dinero por ellas!

    ¿Por dónde empiezo? Mi rutina es estricta y disciplinada. Me levanto pronto, a las once de la mañana, y llevo a cabo las pequeñas reglas que aseguran mi presentabilidad en público. ¿Qué es la «presentabilidad»? La manera en la que te aseas, vistes, ejercitas, andas, hablas, socializas y piensas. Es tu carta de presentación y, si te la tomas en serio, otros también lo harán. Si tú mismo no crees que eres merecedor de un cuidado personal, ¿por qué deberían molestarse contigo los demás?

    Regla número uno: siempre viste ropa interior blanca y de marca. Así, cuando alguien te desnuda, se sorprende con lo limpio que está el tejido tras un largo y sudoroso día. Antes de poder pavonearnos de nuestra pulcritud, viene dado el hábito del buen aseo. Personalmente, siempre he cuidado mi higiene, y esta manía es favorable para la vida profesional. Al fin y al cabo, ¡nunca sabes hasta dónde llegará la entrevista de trabajo! No es que yo necesite trabajar, porque el oficio de influenciador consiste en lo opuesto.

    Existen personas que se niegan a ser objetos de deseo. Es una tragedia porque, en la mayoría de los casos, no creen en su propio potencial. De lo que no se dan cuenta es que cualquiera tiene la capacidad de ser visto con lujuria. Se suele decir que «para lucir hay que sufrir», pero yo creo que es más positivo reformular la frase y decir: «Para lucir hay que disfrutar el masoquismo». ¿Cómo crees que los influenciadores mantenemos el tipo? Son horas de dedicación al cuerpo en el gimnasio, unido al abandono de la comida basura y a un estricto cuidado de la piel. Si la gente supiese lo fácil que es, ¡todo el mundo estaría haciéndolo! Pero una rutina no es suficiente, ¿acaso pensabas que el sex appeal era barato o incluso gratis? Error. Siento revelarlo, pero no existe el atractivo natural, a menos que te encanten los sobacos sin desodorante. El mantenimiento y los arreglos, ya sea con cirugía invasiva o con la magia del maquillaje, son una necesidad costosa. Uno simplemente no puede permitirse ser tacaño cuando es mayor de veintiún años, por muy en paro que esté. Otra cosa que no se puede hacer pasada la veintena es revelar la edad, ya que luego es más difícil pillar el hábito de quitarse años.

    ¡Ser atractivo es infernal para tu cuenta bancaria! Me parece que alguien muy importante una vez dijo que lo mejor en la vida es gratis y lo segundo mejor es muy caro. ¡Es cierto! Por supuesto, las cosas que —normalmente— no se pueden comprar, como el amor, son lo más. Ahora bien, es mejor que tu criado te seque las lágrimas en la comodidad del hogar a que se te evaporen en la calle.

    Las personas somos como los softwares, es decir, nos actualizamos continuamente. Es prudente renovar de versión, ya que el sistema funcionará con más efectividad —siempre y cuando no seas un Windows—. ¿Por qué conformarse con lo que uno tiene? Aspirar a una belleza saludable te pondrá de buen humor y es rentable a la larga. Lo que quiero decir con eso es que no te hará falta pagar tu copa en el local de turno. ¡Habrá desconocidos que lo hagan por ti! Además, las relaciones íntimas son más placenteras si pesas los debidos kilos, o eso me han dicho. ¡Y el sexo es la guinda en el pastel de la humanidad! Pero no debería decir esa palabra que acabo de decir, porque eso es una vulgaridad y un caballero no debe decir vulgaridades y hay niños que quieren ser como nosotros, los influenciadores, así que la tacharé. También es prudente poder decir que crees en la virginidad, seas experimentado en comprar sábanas de algodón egipcio o no.

    Ser feo intencionadamente es de muy mal gusto porque tu estampa será desagradable y la carne de burro no transparenta, a menos que se trate de algún fetiche. La sociedad te abre los brazos si ve que te esfuerzas por ser perfecto. Hay hombres, por ejemplo, que son maduros de edad y, además, están poco en forma, pero han inventado una palabra para engañar a la gente: dilf. No sé muy bien qué significa, pero viene a significar que son guapos dentro de esa tribu urbana llamada dilf porque tienen mucho, mucho dinero, ya que son muy, muy maduros. Eso ha conseguido hacer creer a la gente que realmente son atractivos. ¡Todo está en la mente! Esto último quiero dejarlo claro para que no haya excusa alguna.

    Hay quien opina que ser hombre-florero es degradante, pero los ramos de rosas traen felicidad y recibirlos por parte de una pareja se llega a recompensar con Rolexes. Cuando eres guapo, las gentes se excitan cuando te ven, y eso te sube la autoestima. Para mí, una erección en la distancia es un cumplido. Especialmente si el monumento es de escala grande.

    A temprana edad, me di cuenta de que la apariencia física es como una moneda internacional. Si la tuya tiene valor, ¡te abren la muralla china! De niño, cuando la profesora preguntó qué queríamos ser de mayores, yo dije: «Icono sensual». ¡No era broma!

    Pero ser lindo no es una percepción exclusivamente visual. El saber estar es imprescindible. Nadie soporta a un sabelotodo, pero tampoco aguanta a un bobo. El intelecto va acompañado de la humildad y se posee de manera equivalente. Por eso, los soberbios suelen ser un poco tontos y los genios pasamos por despistados.

    Debo añadir que las personas más glamurosas de la historia normalmente tienen un pasado como feas. Los que han sido traídos en

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