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Nunca Es Tarde...
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Libro electrónico336 páginas5 horas

Nunca Es Tarde...

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NUNCA ES TARDE......Una frase que encierra un sin numero de interpretaciones. En este caso, en este libro, con estas ideas, trato de relatar un despertar personal, de un ser humano que dedico su vida, a una profesionequivicada, y al fi n se dio cuenta de su error. Como el mismo lo dice. Nunca es tarde....para hacer, o para alcanzar los sueos que todos los tenemos, y de los cuales nos olvidamos, por el ilogico intento de ser algo que nunca sabremos lo que somos.

IdiomaEspañol
EditorialiUniverse
Fecha de lanzamiento4 ago 2016
ISBN9781532004506
Nunca Es Tarde...
Autor

Alex Mata

Jose Alex Mata Ordoñez, Es como me conozco, Como todo ser humano, no se mucho de el, Por lo tanto no puedo decir algo concreto a cerca de Jose Alex . Tan solo podria decir, que le fascina escribir, Que se deleita compartiendo sus ideas, y es dichoso haciendo lo que hace.

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    Nunca Es Tarde... - Alex Mata

    NUNCA

    ES

    TARDE…

    ALEX MATA

    40146.png

    NUNCA ES TARDE…

    Copyright © 2016 Alex Mata.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida por cualquier medio, gráfico, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabación o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación de información sin el permiso por escrito del editor excepto en el caso de citas breves en artículos y reseñas críticas.

    iUniverse

    1663 Liberty Drive

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    1-800-Authors (1-800-288-4677)

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    Ciertas imágenes de archivo © Thinkstock.

    ISBN: 978-1-5320-0449-0 (tapa blanda)

    ISBN: 978-1-5320-0450-6 (libro electrónico)

    Fecha de revisión de iUniverse: 08/03/2016

    A CERCA DE MI, EL AUTOR

    Donde naci, cuando naci. Que títulos poseo, que títulos los he ganado. Soy de aquí o soy de allá. Como aprendi a escribir, por que aprendi a escribir. Si es real o si es fabula. Si es novela o relatos de alguna vida real. En fin son cientos de preguntas que pensamos, les interesa saber a los que talvez tengan tiempo, y aún no se han olvidado de que los libros son para leer.

    Pero en la realidad, a nadie le importa la vida del autor. Salvo que se haya convertido en un Laureado y su fama es mundial. Ahí dicen: has leído a Marquez, o a Coelho. Si tu no llegas a ese plano, tu nombre desaparece, y se transmuta en el titulo de tu trabajo. Por lo tanto, simplemente soy Jose Alex Mata Ordoñez, copiador de mis ideas, con frases, modismos y pensamientos propios. No me creo que soy escritor, a lo mucho soy un copiador de lo que mi mente me dicta, y esto me satisface y me entusiasma.

    PROLOGO

    Que puedo decir, para que decir algo, si nadie lee los prólogos, no creo que sepamos para que sirven los prólogos.

    DEDICATORIA

    Al recuerdo de mi hermana, quien fue mi amiga, confidente y maestra en muchas de mis confusas situaciones. Se fue de este mundo sin saber que se iba, gracias a los cuidados de prolijos Psquiatras, quienes con sus cosoladoras drogas la convirtieron en vegetal. Lo minimo que puedo hacer por ella, es tratar de explicar ese mundo ilógico, que los doctores mentales intentan convencernos de que es el único camino, para recobrar la felicidad.

    40193.png

    Veinte y cinco años han pasado, desde que con grandes honores me gradué de Psicólogo, vestido con esa idiota gorrita, haciendo combinación con esa estúpida capa, copiada del disfraz de algún Súper-hombre, en la cual se escondía para entretener a los niños. Debía de haberme sentido ridículo y fuera de lo normal, pero en esos entonces me colmaron de arrogancia y de vanidad, sentí prestigio y grandeza, hasta llegué a creerme superior que cualquier otro ser humano. Todavía retumban en mi cerebro las vibraciones de esa lluvia de aplausos que me hice acreedor, cuando subía al escenario para adueñarme del podio, y recibir ese brillante Pergamino, que sería el titulo con mi Nombre grabado con oro, y firmado por gentes importantes, otorgándome la licencia para curar los males mentales de los seres humanos, que por desgracias mal entendidas, sus mentes transfiguran la realidad de los hechos. A más de la licencia, salí bautizado con el nombre de DOCTOR. Ya con este apodo, mi persona paso a otra esfera social. Recuerdo mi discurso, que por haber sido el graduado con mayores calificaciones, me otorgaron el privilegio de hablar a la concurrencia en nombre de todos los nuevos académicos, expresar nuestra experiencia Universitaria y hacer saber de nuestros sueños para un futuro inspirado en la ayuda hacia el prójimo.

    Luego del juramento, que como testigo teníamos la carta escrita por Hipócrates el padre de la Medicina. Que bello juramento, justo, noble y perfecto, es una pena pensar, lo mal interpretado y lo mal llevado que ha sido por todos nosotros, los afamados Doctores. Recuerdo algo de lo que mi discurso decía: ser justo, misericordioso y piadoso con los que sufren, dar ayuda desinteresada a los necesitados, tratar de curar a los enfermos y velar por ellos en su recuperación. Poder creer que estas palabras hayan salido de mi boca……Nunca las he cumplido, jure en falso……Luego continuaba, de que con este cargo de Doctor, cura cerebros, Yo y mis compañeros graduados, trataríamos de hacer un mundo mejor, en el cual la cordura y la tolerancia dominen a la demencia y a la corrupción. Más aplausos, hasta hoy, con veinte y cinco años vividos y recorridos, aun escucho esas ovaciones las cuales me hicieron sentir que andaba sobre nubes, a tal colmo de olvidarme la existencia de un piso firme, y creo que hasta hoy en día, camino con ese pequeño monstruoso complejo. ¹

    Setecientos dólares por hora son mis honorarios, esta cifra es la recompensa por mi debute doctoral. Muy responsable con mí trabajo, muy dedicado en mi faena profesional, siempre pulcro, justo y abnegado con mis pacientes. Dedico diez horas diarias a mi trabajo, cinco días por semana, $. 35.000 Dólares por semana, esta cantidad es la importante, es el enfoque para mi responsabilidad, debo de ser fiel y leal con mi cuenta bancaria, no podría defraudar su crecimiento. De los pacientes que jure tratar de mejorar sus vidas, ya no son más que fichas alfabéticas, convertidas en parapetos desconocidos para acrecentar mi arca económica. Poder creer que era muy difícil conseguir una cita para una consulta médica, Yo estaba famoso, catalogado como genio, sabio en los descubrimientos mentales, no había lugar en mi tiempo, como para aceptar nuevos enfermos. Había llegado a la cumbre de la profesión, de la fama y del éxito.

    En esto pensaba un día de verano, caluroso, seco y aburrido, sentado en la terraza de mi casa vacacional, situada en la playa de los Hampton, en Long Island, Estado de Nueva york. Construida en el 244 de Dune RD. Miraba al mar, miraba al cielo, clavaba la vista en lo infinito, buscaba algo en la playa, observaba a mi casa, admiraba los automóviles, el Porch de mi hija, el mercedes de mi esposa, mi Jaguar descapotado. Pensaba en el yate de cincuenta pies, que descansaba en el muelle de mi casa principal en Greenwich, Connecticut. Al cual tal vez lo usamos unas tres veces en dos años. Observaba a los invitados, los cuales ya se creían mis amigos, algunos de ellos hasta dependían de mí, si no tendría tanto poder monetario, no creo que alguien de ellos me hablase. Me usaban por mi posesión social, económica y más que todo por mi poder amistoso. Estaba relacionado con lo más alto de la alcurnia política, bancaria y religiosa.

    De pronto me sentí triste, solo, abandonado, usado, vacío, en mis adentros existía desesperación, frustración, despecho, desilusión y pánico. En mi cerebro retumbaba estas palabras: Que es lo que yo había hecho con mi vida….Hacia donde la estoy llevando. Quien soy……De dónde vengo y hacia dónde voy. Se de mi destino acaso, que será de mi Karma…Tendré alguna misión recomendada por el Creador. Cada pregunta la contestaba con otra pregunta, nadaba en la arena de algún mar déspota y desquiciado, no llegaba a ningún lado. Lo más impresionante es de que estoy repleto de títulos, diplomas, certificados y licencias que me otorgan el derecho de dar contestaciones a todas estas preguntas, que son formuladas por mis pacientes, y por las cuales pagan mucho dinero, haciendo que me enriquezca de más de la cuenta. Todos mis supuestos enfermos pacientes, creen en las cautelosas mentiras que la Digna Academia de Psicología me había enseñado, para que transmita a la demente sociedad, y puedan tratar de sobrevivir con cordura, dignidad y paz en este aturdido mundo.

    Mucha gente cree en mí, confían de mi prodigiosa sabiduría, se sienten protegidos bajo mi tutela, y tienen fe de que yo puedo solucionar sus problemas, que aparentemente los está sucumbiendo hacia una prematura depresión, robándoles el amor personal, llevándoles hacia la demencia, que posiblemente pueda terminar en un suicidio. Y llegan hacia mí, buscando un refugio, para encontrar la paz, la libertad, la dicha, el sosiego, la dignidad y la esperanza. En mi confían, en mi depositan sus penas, temores, complejos y dudas. De mi esperan una respuesta a sus turbias preguntas, tienen la esperanza de que yo los pueda curar, curar de qué. Que puedo yo saber de sus adentros, como yo o alguno de mis colegas, podríamos intentar descubrir lo que un ser humano lleva dentro de su cerebro. Nadie en este mundo tiene la capacidad de conocer a su semejante, por más que vivas cincuenta años con tu pareja, nunca sabrás lo que su interior piensa, jamás descubrirás lo que dentro de su conciencia lleva almacenado, ni intentes tan siquiera osar decir, yo la conozco. Las profundidades de nuestros cerebros son tan infinitas, que ni uno mismo siendo su dueño, conocemos de su actuación o de su lógica.

    Nosotros los Psiquiatras, Sociólogos, Psicólogos y demás charlatanes, engañadores vendedores de falsa felicidad y de irreal amor. A igual que los Sacerdotes, Concejeros Espirituales, Gitanos, Espiritistas, Gurús, Predicadores, Imanes e Iluminados. No hacemos más que suavizar, disipar o hacer más fácil soportar el dolor de algún mal entendido problema, que se ha sufrido por falta de investigación personal. La gente no busca la causa que ejecuta la acción hacia el efecto que sufrimos. Los humanos nos concentramos en los efectos de lo sucedido, en vez de tratar de encontrar los motivos que causaron dicha acción, si tan solo pudiésemos estudiar la causa con mente abierta, el problema en cuestión no tendría tan mal efecto en nuestros cerebros, y desde luego no necesitaríamos de los dudosos servicios profesionales, que los ayudantes mentales nos ofrecen.

    Mientras más miraba y fijaba mis ojos en esa línea imaginaria, que forma el encuentro entre mar y cielo, más inquietudes nacían en mi mente, tantos pensamientos confusos se atropellaban tratando de realizarse. Todo esto me molestaba, no me encontraba en paz con mi interior, algo nuevo intentaba nacer en mi vida, que era…..Me inquietaba, no encontraba solución a esta nueva emoción que sentía, lo único de lo que si estaba seguro, era de la apatía con que miraba a mi mundo, de todo me cansaba, todo me aburría, en todo hallaba el vacío de la estupidez, en las gentes sentía ese vibrar negativo, que causa la imitación y la fama. Tan solo el pensar que el próximo lunes, de vuelta estaría en ese consultorio, el cual algún día fue mi pasión, mi altar, mi cumbre y mi todo, me aterraba y me daba pánico. Estaba hostigado de buscar mentiras, engaños, embustes, fraudes y patrañas. Me había convertido en un impostor facineroso con los sentimientos humanos. Estoy cansado de esta comedia que me enriqueció y me ha hecho famoso. Tanto engañe a tantos, que ahora yo me siento el único que ha sido engañado, que me estaba pasando……nunca antes había pensado de esta forma. Opte por dejar mis meditaciones a un lado, hacer un intermedio a esta escena teatral, en la cual se ha convertido mi vida, huir de la realidad por unas horas, emborracharme, aceptar drogas de mis supuestos amigos, y dejarme llevar por el ritmo de esta decadente sociedad en la que pretendo existir.

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    Buenos días Doctor, la señora de las nueve la está esperando, (ya mis pacientes habían perdido sus nombre, estaban cambiados por cifras numéricas) estaba un tanto enojada e impaciente, le di un tranquilizante, al parecer hizo efecto, ahora está tranquila, abnegada en la lectura de su último libro, (también me creen de que soy escritor) El resto de las fichas están sobre el escritorio, no se olvide que hoy a las doce y quince tiene cita con su editor, en el restaurante de la esquina. Esto y más me decía Cintia, mi secretaria, que por más de veinte y cinco años había sido el eje de este negocio, y la clave para mi éxito profesional, sin ella no tendría la fama y la fortuna que poseo. Ella conduce mi vida pública, social y desde luego sabe mucho más que yo de mi ocupación, posee algo especial que usa para guiar a los pacientes, desde luego controla mi tiempo, es una experta en la división de mi tiempo, tiene tal precisión con el manejo de mis citas, haciendo que me admiren por mi puntualidad. Sabe nombres y apellidos de todos mis clientes, sin olvidarse de sus cumpleaños. Algo que yo nunca ni tan siquiera intente hacerlo, no creía necesario para mi amasamiento monetario. Cintia era para mí, como los escritores fantasmas son para los grandes Oradores, estos no supieran que decir sin la inteligencia de estos escribanos. Yo no sabría en donde estuviese parado sin ella, y me avergüenza el pensar, lo mal pagada que es. Yo no soy excepción alguna, todos nosotros, los que ganamos fortunas excesivas, de manera fácil y obscura, nos volvemos muy cautelosos con nuestros gastos, en especial cuando es de dar a alguien en necesidad. Recuerdo un caso, de esta ¨manera¨ cure a un paciente. Resulta que era una persona muy adinerada, nació con dinero y supo agrandar su poderío económico, al mismo tiempo se convirtió en egoísta, cicatero, mezquino y temeroso de sus amistades y de sus emociones, cuando llego en mi consultorio, luego de unas cuantas sesiones innecesarias, supe decirle lo que quería escuchar para sentirse libre de pecado y de culpa. Creo que esto escucho….No mi amigo, no tiene por qué sentirse culpable, o mal por su actuación, su acción ha sido ejecutada con la mayor sensibilidad y justicia, ya que si usted dedica su vida y su fortuna en ayudar a los menos afortunados, sería un pecado, estaría yéndose en contra del Karma de esa persona, estaría interrumpiendo le Ley del Destino de ese ser, tratando de cambiar el camino, la vida y la senda que el Creador había trazado para ese individuo. Si usted tiene más que el otro, es que debe de ser así, es la manera que los ciclos de la vida han sido trazados, y usted no es nadie para romper estos proyectos. Por lo tanto debe de sentirse agradecido, ya que ha hecho lo correcto, sin tan siquiera haber sabido lo que hacía, así que goce de lo que tiene, y no se preocupa de el dolor ajeno, ellos están ejecutando sus Karmas. Poder imaginar que me gano el pan de cada día, engañando a los humanos con estas patrañas. De esta manera se amasan fortunas, y los pobres que trabajan para nosotros, deben de seguir siendo pobres, de lo contrario estaríamos en peligro de ser destronados. Para nosotros los afortunados, lo mucho se convierte en poco, lo necesario en inútil y la ostentación se vuelve un principio.

    Cuando se tiene con demasía, el mundo se vuelve pequeño, ya que todo se convierte en propio por la facilidad de adquisición, también los seres se transmutan en una especie de juguetes, en unos títeres vivientes, a los cuales los podemos manipular conforme nuestras necesidades, nos engrían en nuestros caprichos, y sobre todo nos miman, nos adulan y nos alaban por nuestras acciones. Esto pasaba con Cintia, se había convertido en mi esclava, yo era su dueño, amo y señor de su vida, todo la debía, y no sabía cómo recompensarla, o no quería dejarla que tenga una mejor vida. Tenía miedo de perderla, pensaba que tal vez con una vida más desahogada, con más libertad económica, se fuese de mi lado, y quien sería yo sin ella. Excusas nada más que excusas, palabras de un rico y letanía de los poderosos. De esta manera se debe de actuar cuando se llega a la cumbre, cuando podemos llamarnos realizados, es la clave para proteger nuestro dinero y poder agrandar nuestras cuentas bancarias.

    Cintia nunca se había casado, no creo de que haya tenido alguna relación seria con alguien, dedico su vida al servicio de mi bienestar, por mi parte nunca trate de indagar el por qué, todo marchaba como un reloj, porque entorpecer su trayectoria. Ella conocía de mi persona mejor que nadie, cuidaba de mí sin demandar remuneración alguna, cuando yo necesitaba un consejo, de esos que salen del alma, sin pago y sin compromiso, Cintia sabia como hacerme entender. Creo que sufría por mí, ya que su mirada era profunda, penetrante, me llegaba hasta los mismos adentros, a veces trataba de no mirar sus ojos, ya que tenía vergüenza de saber, que alguien me conocía mejor de lo que yo mismo me conozco.

    Después de tomar las dos aspirinas, con el jugo de naranja, que Cintia se había adelantado a mis pensamientos, sabiendo la tortura que mis adentros sufría, luego de ese fin de semana en los Hampton, donde deje parte de mis cávales, y unos cinco años de mi vida, bebí, me emborrache, creo que de todo hice, no recuerdo, solo sé que quería olvidarme de esas cosas en las había puesto mi mente. Me arme de valor, y entre en ese ya odiado consultorio, convertido en mi cuarto de torturas, en la celda de los suplicios y en la cárcel de mi individualidad. Lo usual, lo mismo de siempre, la letanía de costumbre……Recuento de los días pasados, mentirosas alabanzas de cómo se veía, sugerencia de relajamiento, y el sofá, maldito aparato, testigo de mis mentiras y de mis engaños, en el cual miles de seres se han recostado para tratar de ser honestos con sus acciones. Y a los cuales yo les he llevado por senderos interminables, sin final ni comienzo, con el pretexto de encontrar una solución a problemas recientes, con complejos ya sepultados. Es como si quisiera despertar a un muerto, para convencerle de que siga viviendo. Ah…Mi butaca, mueble cómodo, en el cual me veía autoritario, sabio, lucido, hasta inteligente diría yo, siempre con mi libreto, pretendiendo tomar notas de lo que me decían, pero era una cadena de dibujitos, de payasadas, de palabras perdidas e incoherentes. Mi grabadora era la que tomaba nota de la reunión, no para un posible estudio y encontrar alguna cura, es mi protección legal, en caso de algún juicio planeado en contra de mi persona, y quieran sacarme dinero.

    Mientras garabateaba mis dibujos, la mujer de las nueve hablaba, y mi mente pensaba en la triste historia de mi vida, en el defraude de mi profesión y en el circo de mi existencia, a los cuales los estoy descubriendo con aterradores resultados, haciendo que mis inquietudes comiencen a dominar mi serenidad.

    El péndulo de ese antiguo reloj, que lo llaman reloj del abuelo, nunca supe el por qué, pero hoy, especialmente hoy, no se movía como de costumbre, estaba lento, aburrido e hipnotizador, no quería marcar las horas, tenía una lentitud impresionante. Yo quería terminar con esta ficha de las nueve, y con la de las diez, y con la de las once, doce, y con todas las demás, mi responsabilidad se convirtió en obligación, esta se transmuto en aburrimiento, para este volverse sacrificio, haciéndose torturante y odiado, terminando en un suplicio indigno en la vida de cualquier ser humano. Pero no….Ese tic-tac era más lento, era mi verdugo que poco a poco me torturaba, su movimiento eterno trituraba mi paciencia y mi angustia estaba por reventar. Y esta mujer hablaba, decía lo mismo que miles de seres me han dicho, desde luego yo decía lo mismo que había dicho a todos esos miles de seres, que dejaron una buena parte de sus cuentas bancarias en mis bolsillos. Mi dialogo era el mismo calculado sistema de lenguaje, para decir frases precisas que son exactamente las que quieren escuchar. Yo no tenía ni que pensar, ya todo estaba programado en los archivos de mi cerebro. Es mi rutinaria elaboración de mi carpeta de trabajo, son frases estudiadas, rebuscadas y prolijamente reunidas, para dar sosiego a la desconformidad, que los seres se hacen acreedores por efectos distorsionados a sus causas. El noventa y cinco por ciento de mis pacientes, han escuchado el mismo recitar de mi temática, y su resultado es sorprendente, lo comprueba mi fama. No tengo recelo, ni temor de ser amonestado por alguien, de ante mano se, qué entre pacientes no se cuentan lo que sucede dentro del confesionario Psicológico, un buen doctor mental, debe de hacerles creer que bajo juramento, no divulguen lo sucedido o lo dicho en esta oficina, se convierte en secreto, entre tratador y tratante.

    Parte de nuestro trabajo, es convencerles de que sufren alguna tara, demencia o trastorno mental, de esta manera podemos mantenerles bajo terapia, es lucrativo, y más que todo es la clave para mantener nuestro secreto, nadie quiere ser tildado de loco, o de demente, por lo tanto nuestra profesión está asegurada, y el secreto entre paciente y doctor queda sellado.

    Los médicos hacen lo mismo, tal vez en forma distinta pero el resultado es el mismo. Nos citan a sus consultorios, esperamos por lo menos dos horas, leyendo revistas del año pasado, y cuando estamos frente a frente con su eminencia, nos escucha el corazón, toma el pulso, abrimos la boca, decimos aaaahhhh, nos dice que no tenemos nada, que tomemos dos aspirinas, que si mañana nos sentimos igual, regresemos para hacernos exámenes, luego de cinco minutos salimos a encontrarnos con la secretaria, quien cobra los $.250.00 Dólares, que costaron las aspirinas. Y….estudian ocho largos años para hacer esto….

    La gorda de las nueve, salió feliz luego de su hora de terapia, se sentía importante, necesitada y deseada, el Jueves regresara, necesita por lo menos dos horas semanales para sanar su mal, hare igual, diré lo mismo y actuare similar en toda las sesiones con ella, por que cambiar, si este sistema trabaja. Con las restantes fichas médicas, mi proceder será parecido. No es mucha la diferencia entre los problemas de los humanos, todos terminan en el mismo túnel de nuestras manipulaciones.

    Por fin sonaron doce campanadas, iba a ser libre por unos minutos, dije a Cintia que regresaría a la una de la tarde, y Salí a la carrera de esa odiosa oficina, de ese odioso ascensor y de ese macabro edificio, que también era de mi propiedad, situado en la Quinta Avenida con la calle ochenta y cinco. Aíre contaminado pero libre, bullicio enloquecedor pero pasivo, multitud atropelladora pero se siente soledad. Todo era bello menos mi vida y mis propiedades, camine, sonreía y era libre, iba a juntarme con mi Editor.

    En frente del Museo Metropolitano, en la esquina, al lado opuesto de la avenida, con mesas en la terraza, bajo de un toldo, al aire libre, estaba el restaurante que tenía la cita con mi editor.

    Puntual, como todo un buen hombre de negocios, me esperaba ocupando una mesa que tenía la mejor ubicación del local, para mirar la calle, la acera, el museo y toda esa concurrencia desplegada alrededor de esta mansión del Arte, haciendo al ambiente entretenido y acogedor. Yo era un cliente regular en este local, por lo tanto ya tenían mi vodka Martini, con hielo y aceitunas servido en la mesa. A los pocos minutos entramos en nuestra conversación de negocios.

    Mi editor comenzó diciendo: Mi amigo acaba de terminar otro libro, mucho mejor que el anterior, lo leí y me agrada muchísimo. El problema es que quiere más dinero, le he dicho que hablare con usted.

    Y cuanto es más, pregunte.

    Nada menos de cien mil dólares.

    Pensé por un momento, para mi asombro y mucho más para del librero, dije sin titubear, dale doscientos mil, y yo firmo el cheque, también quiero verle frente a frente, mirar sus ojos y ser su amigo. Luego de escuchar reproches, quejas, confusiones, críticas y censuras, le hice callar para que escuchara mis pensamientos y del porqué de mi nueva actuación. Escucha Elton, ese era el nombre que había recibido, Elton Goldberg lo nombraron después de la circuncisión, y luego se convirtió en mi socio literario. Esto lo diré una sola vez, y no cambiare de idea. Me canse, estoy hastiado, empachado, saturado y desconcentrado por tanto engaño, mentiras y falsedades que se han tejido alrededor de mi nombre, todo lo que pretendo ser, es trabajo de otra persona, soy famoso y rico gracias al sudor, talento y sacrificio de alguien a quien ni conozco. Me he convertido en un usurpador de talentos, soy un ladrón de los dones que el Creador sembró en esas mentes. Del genio en el cual me han convertido, dentro de él no existe ni un fantasma de ese supuesto sabio. Mira mi éxito como escritor. Ese pobre Polaco que nació con el don para escribir bellos libros, pero que carece de esa suerte que yo tengo, tiene que vender su arte, su nombre, su creación, su talento y su posible fama, tan solo para poder comer, sus trabajos llevan mi firma, soy conocido gracias a él, yo soy rico, él es pobre, el último libro que publicamos, se han vendido más de un millón de copias, y tan solo le pagamos veinte mil dólares por su obra. No crees que esto sea un robo legalizado. No más Elton, hasta aquí hemos llegado, ahora, quiero conocer al autor de mis trabajos, quiero estar a solas con él, antes de hacer ningún otro proyecto.

    Más quejas y reproches, creo que mi afamado editor veía dinero irse por los aires, pero no tuvo otra opción que aceptar mis pedidos, y prometió complacerme, consiguiendo una cita con el creador de mi fama literaria, de esa manera podría conocer de dónde salen, todas esa hermosas frases e ideas, en las cuales creen mis lectores de que son mías.

    Me despedí de mi cómplice, y salí con rumbo a mi oficina. Sentí que algo extraño sucedía dentro de mi ser, era una sensación de libertad, hasta mi caminar lo note diferente, estaba liviano y relajado, creo que podría decir, me sentía feliz, emoción que la deje de sentir, desde el día que me di cuenta de mi fortuna y de mi fama.

    Desde luego Cintia se dio cuenta de mi cambio, con sarcasmo dijo, buen día, verdad, así es conteste, y entre a dar la bienvenida a mi cliente de la una, al cual lo veo todos los Lunes por más de veinte años, y todas estas citas han sido de lo más fácil. Es un adicto a las drogas, un traga pastillas, lo mantengo contento, feliz y satisfecho rellenando su receta médica semanal. La hora que supuestamente debería ser de terapia, la pasamos hablando de fútbol, basquetbol o algo parecido que nos distraiga en esta hora perdida. Como el, existen muchos en mi fichero médico. También soy un ¨pusher-man¨ dedicado a la venta lícita de drogas, aceptadas por el Gobierno y demás instituciones legales, para la destrucción de los humanos y para el enriquecimiento de pocos. Es parte de nuestro trabajo, las drogas legalizadas son los instrumentos más aceptados para nuestra paz profesional, sin ellas nuestro trabajo se tornaría complicado y menos lucrativo. Estas divinas drogas actúan en diversas maneras, por ejemplo: si se nos presenta un paciente que está demasiado confuso, y nuestra Mitología Psicológica no funciona, los idiotizamos con fuertes drogas, hasta convertirles en mendrugos, de esa manera sus seres queridos se preocupan, y demandan más atención psíquica, desde luego, nosotros sacrificamos más horas de trabajo……En otros casos, seres que no tienen ningún problema, tal vez su aburrimiento, o por imitación, pueda ser que quieren complacer a un ser querido, o por exigencia de algún mal entendimiento, o simplemente por estar a la moda. Como buenos entendedores mentales que somos, para eso hemos estudiado en las mejores Universidades, debemos mantenerles en nuestra red del negocio, y para eso tenemos que enviciarles con alguna droga, los volvemos adictos hacia algo ligero sin saber sus futuros efectos, desde luego el vicio crece y la dosis se incrementa, para conseguir debe de ser recetado por los genios cerebrales, y sin consulta médica es imposible su adquisición. El requisito es ser paciente de algún doctor, que gustoso hará su trabajo y esta cadena de provecho seguirá su curso, y el mundo se mantendrá con los mismos complejos, problemas, fracasos y demencias, que mentes entrenadas han creado para mantener a las sociedades domesticadas y dóciles.

    Arrastrando los minutos y soportando horas interminables, acabe mi jornada de trabajo, diez horas de calvario y suplicio, Ya nada es como antes, apenas unas semanas atrás, no quería que las horas corran, deseaba detener la marcha de los relojes, para poder tener más tiempo, de esa forma tendría una clientela mayor. Esa energía de antaño, que fácilmente se la hubiese podido diagnosticar como una manifestación de locura, vivía para trabajar, en vez de trabajar para vivir. Mi obsesión por la llamada responsabilidad, se había convertido en vicio. Ahora comprendo, no era una abnegación hacia mis pacientes, lo que tenía era un vicio responsable, hacia mi egoísmo, avaricia, ambición y complejo de grandeza. Quería tener mucho, convertirme en el hombre más rico y poderoso del planeta, tener más que todos, y este complejo lo disfrazaba con mi manto de responsabilidad. Pero caí en la trampa. Cuando se

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