Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Sanando La Familia, Sanado La Iglesia: La Iglesia Se Sana Si Sus Familias Se Sanan
Sanando La Familia, Sanado La Iglesia: La Iglesia Se Sana Si Sus Familias Se Sanan
Sanando La Familia, Sanado La Iglesia: La Iglesia Se Sana Si Sus Familias Se Sanan
Libro electrónico351 páginas5 horas

Sanando La Familia, Sanado La Iglesia: La Iglesia Se Sana Si Sus Familias Se Sanan

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Muchas iglesias no estn creciendo espiritualmente aunque se esfuerzan por cumplir la gran comisin porque las familias de las iglesias continan batallando con sus emociones y sus debilidades espirituales. El autor presenta muchos factores que atrapan y mantienen a la familia en su incapacidad de cumplir el llamado del Dios de amor y su legado de fe. Todo proceso de sanidad relacional comienza con el individuo, y cuando la familia logre sanidad entonces puede contribuir al crecimiento de la iglesia. Las iglesias sanas demuestran el poder de Dios integrando lo espiritual y lo emocional en la vida prctica, resultando en la transparencia de su fe. El propsito es promover esperanza, informacin, procesos y nuevos aprendizajes prcticos para sanar al individuo, a la familia y a la iglesia. El proceso de sanidad es bblico y Cristo cntrico, y las diversas referencias sobre el tpico aaden y profundizan el proceso presentado.

Agradezco a mi esposa Myrna por su colaboracin incansable en editar y examinar el escrito.

IdiomaEspañol
EditorialWestBow Press
Fecha de lanzamiento25 ago 2016
ISBN9781512749458
Sanando La Familia, Sanado La Iglesia: La Iglesia Se Sana Si Sus Familias Se Sanan
Autor

Pastor Jorge L. Fonseca

El autor ha vivido una variedad de experiencias como Pastor, Misionero, Consejero, Maestro y Mentor que enriquecen el contenido y la perspectiva que comparte en el libro. En su ministerio ha servido a la Iglesia en diferentes posiciones de liderato. Su experiencia como consejero incluyen terapia de grupo e individual a personas con comportamientos compulsivos, depresión y consejería matrimonial. Sus dos maestrías universitarias complementan una cosmovisión práctica a la vida y a la soluciones de problemas. No solo ha sido ministro sino su carrera incluye laborar en el mercado, en el ámbito universitario y en la milicia. Casado 50 años con Myrna, padres de cuatro hijas y abuelo de 10 nietos. Su origen es hispano pero se ha desarrollado como bicultural y bilingüe viviendo en el Caribe, Europa, Sur América y en los Estados Unidos.

Relacionado con Sanando La Familia, Sanado La Iglesia

Libros electrónicos relacionados

Cristianismo para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Sanando La Familia, Sanado La Iglesia

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Sanando La Familia, Sanado La Iglesia - Pastor Jorge L. Fonseca

    Derechos reservados © 2016 Pastor Jorge L. Fonseca.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida por cualquier medio, gráfico, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabación o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación de información sin el permiso por escrito del editor excepto en el caso de citas breves en artículos y reseñas críticas.

    El texto Bíblico ha sido tomado de la versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina; © renovado 1988 Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso. Reina-Valera 1960™ es una marca registrada de la American Bible Society, y puede ser usada solamente bajo licencia.

    WestBow Press

    A Division of Thomas Nelson & Zondervan

    1663 Liberty Drive

    Bloomington, IN 47403

    www.westbowpress.com

    1 (866) 928-1240

    Debido a la naturaleza dinámica de Internet, cualquier dirección web o enlace contenido en este libro puede haber cambiado desde su publicación y puede que ya no sea válido. Las opiniones expresadas en esta obra son exclusivamente del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor quien, por este medio, renuncia a cualquier responsabilidad sobre ellas.

    ISBN: 978-1-5127-4946-5 (tapa blanda)

    ISBN: 978-1-5127-4947-2 (tapa dura)

    ISBN: 978-1-5127-4945-8 (libro electrónico)

    Numero de la Libreria del Congreso: 2016911547

    Las personas que aparecen en las imágenes de archivo proporcionadas por Thinkstock son modelos. Este tipo de imágenes se utilizan únicamente con fines ilustrativos.

    Ciertas imágenes de archivo © Thinkstock.

    Fecha de revisión de WestBow Press: 08/25/2016

    Contenido

    Capítulo 1 Introducción: El Problema Invade el Hogar y la Iglesia

    Capítulo 2 Los Daños Incalculables a la Familia

    Capítulo 3 El hogar con la Cabeza Rota: los Hogares de Madres Solteras

    Capítulo 4 Que nos dice el Espíritu Santo; una perspectiva Bíblica

    Capítulo 5 Sanidad en el Hogar, Sanado el Individuo: Un camino de decisiones

    Capítulo 6 Sanando al Individuo: Un camino de nuevos conocimientos

    Capítulo 7 Sanidad en el Hogar: la Restauración de la Familia

    Capítulo 8 La Iglesia Roca de Respaldo y Confort de la Familia

    Capítulo 1

    Introducción: El Problema Invade

    el Hogar y la Iglesia

    1.1 Introducción

    Me invitó un pastor a dar una conferencia a su iglesia sobre la familia; me resultó muy intrigante su razón de porqué era importante exponer este tema, He tratado de impactar a la iglesia para que crezca espiritualmente, pero hay barreras que no hemos podido superar. He llegado a la conclusión que si las familias de la iglesia están enfermas la iglesia seguirá enferma. Si las familias de la iglesia no se sanan, la iglesia nunca se podrá sanar, crecer y dar fruto. La intención de este libro es poder exponer la gravedad del problema y proveer alguna información, consejos y guías que ayuden a enfrentar los retos en las familias y en la iglesia. Por este reto me encomendé a escribir.

    La vida en familia, como una batalla, puede causar mucho dolor y heridas que marcan a las personas y las familias. Considere esta analogía que tal vez pueda describir lo que es mi intención: quiero pintar un cuadro de palabras que detalle la escena problemática de la familia contemporánea, que desea vivir cristianamente, pero que no lo logra. Los detalles tienen el propósito de concienciar al lector de la magnitud y diversidad de situaciones que potencialmente traen daño, amargura, ansiedad y pecado al hogar. Cada detalle es pintar con breves palabras la problemática; no explotar las áreas porque muchos de los temas que traigo al relieve merecen un documento extenso para hacerle justicia a la magnitud de su impacto en la problemática del hogar. Cada pincelada tiene el fin de crear una chispa, una consciencia en el lector de que este color canceroso puede estar infectando su hogar y entonces sea movido a seguir leyendo, investigando y escudriñando las escrituras en búsqueda de sanidad para su hogar. También puede motivar a que la iglesia llegue al borde del atrevimiento en sus esfuerzos por ayudar a sanar a las familias y por ende ser sanada ella también.

    Consideremos datos acerca de la sociedad estadounidense como un punto de referencia en el desorden social en que vivimos. De acuerdo al Censo de los EEUU en el año 2000:

    Menos del 25% de la población vive en un núcleo de familia (tradicional)

    El incremento de las familias homosexuales y lesbianas ha aumentado un 300% entre el 1990 al 2000

    El número de parejas no casadas conviviendo ha aumentado diez veces y el aumento entre 1990 al 2000 es de 72%

    El número de padres y madres solteros aumentó un 250% entre el 1970 al 2000, el 30% de los nacimientos son por parejas no casadas.

    Lo que es normal en la sociedad americana ha cambiado drásticamente en las últimas décadas y mi experiencia en Centro y Sur América no es muy diferente. Según las profecías bíblicas de Jesús sobre las señales antes del fin (Mateo 24, Lucas 11, Marcos 13 y otras muchas más referencias) la situación va a desmejorarse aún más. Dejar un legado de fe, moralidad cristiana y vivir para Dios seguirá incrementando en dificultad para nuestra descendencia.

    El problema de la familia no es nuevo, ni el ser una persona religiosa nos exime de las responsabilidades de los padres y la obligación de enseñar a los hijos la obediencia y el temor a Dios. En similar circunstancia, el problema que enfrentamos hoy es que la iglesia en sus muchos afanes no ha tenido la visión de enfocarse en sanar a sus familias para que la iglesia sea sana y esté llena de miembros sanos llenos del poder del Espíritu Santo. Esto no significa que no hayan familias e iglesias sanas, de ninguna manera puede ser esto un juicio ni una evaluación, sino por el contrario, debe ser por la extensión de la crisis de hoy, una motivación para analizar la condición y la situación en que se encuentran la familia y la iglesia. Vivimos en una batalla espiritual que todos los creyentes necesitan estar alerta para prevenir más daño, y moverse a un mejor nivel de poder espiritual ante las asechanzas de este siglo.

    No pretendo escribir acerca de cómo resolver los problemas entre el matrimonio ni tampoco desarrollar una teoría para la crianza de nuestros hijos, aunque muchos de estos temas serán discutidos en el contexto de la Sanidad del Hogar no es ese mi propósito. Sabemos que en la vida siempre habrá problemas, retos, conflictos y tensión en las relaciones, especialmente en la familia, y mientras haya pecado en el mundo estos existirán y nos retarán para ser más como Cristo. Con esto en mente, reconozcamos que hay problemas que no terminan, nos agobian y no hemos podido vencerlos. Entre los muchos problemas de los hogares cristianos, tal vez los más destructivos acontecen en donde no hay buenas relaciones interpersonales entre los padres e hijos, aprendimos mal y enseñamos mal. Los padres cargamos un legado de dolor, de emociones dañadas por conflictos en nuestra crianza. En la mayoría de los casos, nuestros hijos han heredado nuestra problemática, malos hábitos y han sido víctimas de nuestras amargas emociones. Tal vez por nuestra incapacidad nosotros como padres, hemos querido separar la fe y la restauración espiritual en Cristo del resto de los asuntos de nuestra vida. Estamos más dispuestos a seguir el dictamen y consejos del mundo, creyendo que la psicología moderna es más práctica o relevante a la situación de hoy. Debido a la presión social muy negativa, en contra de la familia, queremos vivir vidas en compartimientos, separando a Dios y a nuestra fe de todos los otros asuntos de la vida. Lo social separado y diferente a nuestra práctica religiosa, se actúa diferente con las amistades y con los compañeros del trabajo que con los hermanos de la iglesia; se practica una ética diferente, una moral diferente y como resultado de esa doble vida hemos perdido la identidad que tenemos en Cristo y por ende estamos más inseguros que nunca (Mateo 6: ²⁴ Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.). El hombre del hogar ha perdido su identidad en Cristo y no puede liderar a su familia con la fortaleza moral y espiritual que necesitamos para mantenernos alerta a nuestra enfermedad crónica, que, como un cáncer, nos va matando.

    El objetivo es indagar en la problemática y poder lograr que los hogares cristianos sean sanos y así la iglesia será sana. Por Sanidad en el Hogar me refiero a la sanidad emocional que incluye la sanidad de memorias y la transformación de valores a la imagen de Cristo; la sanidad relacional que implica cómo comportarnos mejor con los miembros primarios en la familia y la sanidad espiritual que será la base de la renovación de la mente para que cada miembro de la familia pueda alcanzar y tener la mente de Cristo.

    La premisa de la cual partimos es que no podemos disfrutar de la plena presencia de Dios en la iglesia porque las familias de la iglesia en su mayoría están cargadas de ansiedad, preocupaciones y problemas. En muchas iglesias, hoy, no se siente el mover del Espíritu Santo porque sus miembros están distraídos por los afanes cotidianos y cuantas otras distracciones en las cuales vivimos. No confundamos nuestras descargas emocionales buscando liberarnos de nuestros pesares con el movimiento o unción del Espíritu Santo porque en verdad la presencia del Espíritu Santo produce frutos muy identificables según Gálatas 5: 22-26 (versículos que debemos de leer). Una descarga emocional no significa sanidad espiritual, por lo tanto, la sanidad en el hogar es también un problema de la Iglesia. Creo que, si no se manifiestan los frutos del espíritu en la Iglesia, en el hogar, ni en los miembros de la familia, no hay duda de que necesitamos movernos hacia la sanidad del alma para ser completos en Cristo, tal como aprendemos en el discipulado, pasamos del arrepentimiento a la conversión y a la obediencia y recibimos el Espíritu Santo que nos da dones que deben producir frutos espirituales.

    Los religiosos no están exceptos de conflictos en la familia. En los capítulos dos y tres del primer libro de Samuel, Dios juzga al Sacerdote Elí por haber permitido que sus hijos violaran a las mujeres que velaban el templo y por abusar de sus privilegios como hijos del sacerdote menospreciando y mal usando las ofrendas del sacrificio de las familias de Israel a Jehová su Dios. Elí fue débil en disciplinar a sus hijos no exhibiendo buen ejemplo a ellos ni a Israel. Dios condenó a los hijos de Elí a morir, y a que su descendencia perdiera el legado del sacerdocio. Elí pagó con su vida por haber dejado que Israel se alejara de Jehová adorando a otros dioses. La enseñanza de este pasaje bíblico es que no importa quien tú eres, si sirves a Dios o no, el no llevar a tu familia por los caminos rectos hará que tú y tu familia sufran las consecuencias del pecado y estos hijos, cuando ellos sean padres, sufrirán las consecuencias de los pecados de sus padres al igual que sus propios pecados. Las fallas de Elí y la de sus hijos tuvieron gran impacto en Israel. Muchos hombres murieron en batalla contra los filisteos y el arca de Dios fue capturada por los enemigos. Además de Elí y sus hijos, hay otras familias en la Biblia que no fueron libres del dolor y el pecado familiar tales como la familia del Sacerdote Samuel, el Rey David, Jacob, Job, Abraham y otros más.

    Dios no se olvidó del dolor de la familia en la Biblia, aunque hay pocos ejemplos de familias emocional y espiritualmente saludables, el Espíritu Santo nos muestra en las escrituras el peso de la familia tanto en la iglesia como en la sociedad, veremos más adelante a la familia del Rey David, sus pecados, su disfuncionalidad y vamos a considerar su valor como Palabra inspirada de Dios para nuestro aprendizaje de lo que no debemos de hacer. Si podemos aprender a ser sanos en el Señor, es por eso que vamos a escudriñar un poco este tema en las escrituras.

    1.2 Las raíces del problema en la familia

    En un reciente estudio de LifeWay Christian Resources de más de 2000 personas se indican los 10 problemas que confrontan a las familias de hoy¹:

    1. Una cultura anti-cristiana que lucha por borrar la herencia de nuestra fe y está en contra de los valores tradicionales de las religiones judeo-cristianas.

    2. El Divorcio que ha sido como una ola gigantesca en contra del matrimonio y las familias destruyéndolas fuera y dentro de la iglesia. Entre los creyentes que asisten regularmente a la iglesia, 38% han sido divorciados.

    3. Estamos siempre ocupados preparando actividades y cargando a la familia de ansiedad, quitándole tiempo para estar juntos y para el acercamiento espiritual y emocional.

    4. La falta de una figura paterna o de un padre (presente pero ausente) que no ejerce su rol como líder, ni da ejemplo ni amor.

    5. La falta de disciplina ha resultado en la inexistencia del respeto como norma en el hogar, escuela, iglesia y sociedad en general.

    6. La excesiva presión financiera resulta en una vida de apariencias; comprar sin tener la capacidad requerida, incremento de la deuda, falta de ahorro y baja calidad de vida.

    7. La falta de comunicación ha dejado huellas en la interacción personal de la familia, aunque estamos conectados a las redes sociales estamos aislados de la expresión de cariño entre la familia.

    8. La influencia negativa de los medios de comunicación; hay una invasión de ideas e imágenes negativas. Nuestras pautas sociales se están estableciendo como costumbres en base a las fantasías e inmoralidad de los medios. Las leyendas urbanas nos están destruyendo.

    9. El balance entre la familia y el trabajo está presionando a toda la familia, obligando a que invierta más energía en los empleos a costa de la estabilidad de la familia.

    10. El afán del materialismo nos exige comprar, a tener, a ser dueños y esto ha venido a ser una prioridad en la sociedad. Hoy en día los Estados Unidos es el país más poderoso, porque es el más que gasta. La pena es que otros países lo están imitando, el materialismo es hoy un problema mundial.

    Aunque este estudio no refleja a las familias cristianas de habla hispana en las Américas específicamente, nos brinda si es una información reveladora que confirma la magnitud del problema. Estos resultados nos deben poner a pensar, además nos debe retar a concientizarnos. Tal vez la realidad más abrumadora de estos resultados es la cultura anti-cristiana que la familia y la iglesia sigue enfrentado sin ninguna indicación de que las cosas van a cambiar para bien, sino que, por el contrario, siguen empeorando. El reto es desarrollar un plan de trabajo, tanto en la familia como en la iglesia, para batallar y vencer tantos gigantes destructivos. También, los resultados del cuestionario se pueden tomar como un llamado serio a orar por las familias y tomar acción positiva para informar a los creyentes. Sí es abrumador la magnitud del problema, pero por la fe, todo es posible con nuestro Dios, Él nos ayudará, pero no podemos tomar toda la culpa porque la iglesia no ha hecho su papel estableciendo el reino de Dios, haciendo la voluntad de Dios aquí en la tierra como es en el cielo. La iglesia se ha secularizado y su perspectiva horizontal hacia los negocios del reino ha sido malograda. James MacDonald en su publicación de "The Vertical Church" me ha enseñado que el hombre ha hecho todo lo posible para bajar a Dios a nuestro nivel, creando métodos que ni satisfacen a Dios, y que no cumplen con sus propósitos, ni han sido efectivos en alcanzar a la sociedad. Destronando al Dios omnipotente para entenderlo, manipularlo y hacerlo una Papa Noel. No lo reconocemos como lo que es; Dios, sobre todo. ¿Cómo puede un dios que hemos creado sanar al dios que servimos (el dios es nosotros mismos)? Si es cierto que la iglesia lleva algo de la culpa de la cultura anti-cristiana entonces es nuestra responsabilidad cambiar lo hasta ahora hecho. Sanar a la familia como núcleo de la sociedad y sanar así a la iglesia. La sanidad de la familia es el mejor lugar por dónde empezar, para llevar el reino de Dios a los nuestros y acabar con el dominio de las tinieblas dentro de nuestra sociedad corrupta.

    Creo que podemos decir convincentemente que los esfuerzos tradicionales para resolver las condiciones degradantes que se viven hoy en el hogar, la iglesia y la sociedad no han sido útiles. Entre las creencias y formas tradicionales de sanar el hogar están:

    Sobreprotección

    Disciplina

    Buen ejemplo

    Ir a la iglesia y tener un altar en el hogar.

    Orar e interceder por la familia (que es necesario, pero hay que hacer muchas otras cosas para que sea eficaz la oración)

    Buscar consejería de los líderes espirituales

    Generalmente, los intentos de resolver los problemas a medias en el hogar de creyentes inmaduros, hace más daño que si no intentara hacer nada. La razón mayor es porque se pierde la esperanza de que Dios puede ayudar, cuando la ayuda milagrosa no viene. Casi siempre se involucra a Dios en forma superficial, con súplicas, pero sin la transformación del alma. Si la iglesia va a enfrentar la sanidad en el hogar, necesita poner un esfuerzo real, un plan de trabajo, uno que es tolerante y que reconoce que las caídas y recaídas son reales y de beneficio en el proceso de restauración. No necesitamos más legalismo donde tratamos de quitarnos del mundo (Juan 17: 15) alejándonos de la realidad en que vivimos, dentro del mundo. Tales problemas y conflictos familiares requieren someternos y sacrificarnos, sin esperar milagros de la noche a la mañana. Si no hay compromiso en las familias y en la iglesia a enfrentar el problema con todas sus ramificaciones y complicaciones, a buscar soluciones reales y programas de ayuda, nada va a resultar. La falta de compromiso de parte de la familia y/o la iglesia es indicador de cuán poco se desea genuinamente la ayuda de Dios.

    El problema que estoy intentando enfrentar es muy extenso y estoy consciente que ningún documento, ni persona no importa cuánto investigue, puede darle la justicia que merece el tema. La acumulación de males y la oscuridad de este siglo hacen de la tarea un reto imponente, pero la urgencia de la situación en la familia y su impacto en la salud de la Iglesia del Señor me impulsa a traer alguna luz para aquellos que decidan considerar mi esfuerzo como digno de su tiempo.

    He pensado que el primer paso es describir el problema y la idea que intento seguir es poco a poco, pintar ese cuadro con palabras que contienen como ya dije, muchos matices de gris y negro sobre la problemática muy imponente al cristianismo de hoy. Seamos pacientes en desenvolver los muchos elementos del problema de la familia cristiana y su enfermedad espiritual.

    Considere y evalue lo que el Espíritu Santo nos dice sobre las situaciones en que nos encontraremos en estos últimos días antes de la venida de nuestro Señor Jesucristo.

    2 Timoteo 3: ¹ Esto también sepas, que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos: ² Que habrá hombres amadores de sí mismos, avaros, vanagloriosos, soberbios, detractores, desobedientes á los padres, ingratos, sin santidad, Sin afecto, desleales, calumniadores, destemplados, crueles, aborrecedores de lo bueno, ⁴Traidores, arrebatados, hinchados, amadores de los deleites más que de Dios; ⁵Teniendo apariencia de piedad, más habiendo negado la eficacia de ella: y á éstos evita.

    Lo difícil es que estas personas de las cuales el apóstol nos aconseja que evitemos, nos es imposible porque algunos de ellos ya viven con nosotros.

    Capítulo 2

    Los Daños Incalculables a la Familia

    TreeCKConvert.tif

    Raíces de Dolor

    La Iglesia, el problema en la familia se va agravando porque no le estamos dando su importancia.

    2.1 Introducción.

    La iglesia está distraída por sus afanes. Las iglesias se pasan distraídas ante los problemas de las familias, aferradas con el poderoso dios del crecimiento numérico, atascadas con el veneno de siempre lo hemos hecho de esta manera, inmovibles por sus comportamientos farisaicos, sujetos a las doctrinas y denominaciones, mesmerizadas por el liderazgo de personajes famosos, atadas al modelo empresarial y dependientes de su presupuesto y no de la voluntad de Dios. En las últimas décadas la iglesia está en busca de programas que de noche a la mañana produzcan resultados de crecimiento y cuando no se logran, buscan otro programa. Estos afanes y perspectivas mal fundadas han segado a la iglesia y han negado un lugar prioritario a las necesidades de la familia y a su lugar de importancia en el reino de Dios. Esos enfoques impactan implacablemente en contra de la atención a nuestro primer altar que es la familia.

    Muchos conocemos iglesias que dañaron los matrimonios de sus líderes y matrimonios de líderes que dañaron a la iglesia; es muy triste que no estamos conscientes o ignoramos que esos procesos obraban en nuestra iglesia y da más lástima que dejemos que pasen una y otra vez. Estas experiencias negativas son muy difíciles de superar, por lo que los nuevos creyentes lo más seguro no se integrarán a la iglesia y los creyentes maduros se irán a buscar otras congregaciones y como me dijo una pareja de líderes que sufrió traición porque el pastor reveló sus secretos a toda la congregación: ellos nunca más van a volver a exponer sus problemas ni sentimientos a un pastor. La cultura de la iglesia de hoy está dañada con principios gerenciales, seculares, manejamos miembros en dolor como si fuesen empleados corporativos.

    Sanar a un matrimonio deshecho por un líder (anciano o pastor) en la iglesia, incluyendo el matrimonio del pastor, es emocionalmente trabajoso; conlleva enfrentarlos con sinceridad y respeto, ayudarlos a sobreponerse al dolor y a la angustia de sentir el fracaso del ministerio. Hay fracasos en la familia de líderes que en muchas ocasiones han llevado a la congregación al éxito, de acuerdo a criterios de los religiosos (grandes, financieramente estables, con muchos programas, etc.) es más común de lo que creemos. Fracasan, porque su enfoque está en áreas de menor importancia: la construcción de un templo que está más allá de su capacidad económica, el énfasis está en la producción de un espectáculo los domingos por la mañana, grandes iglesias tienen mucha gente pero eso no hace que la iglesia sea fuerte, emplean a las familias del pastor, también emplean a profesionales para hacer las cosas que los miembros deberían hacer y todo estos asuntos y muchos otros intereses seculares los distraen de atender y ministrar a las familias de la iglesia.

    Los matrimonios y la condición presente de las familias de sus ministros reflejan las enfermedades e impotencia de la iglesia para sanarse, esto es más notable especialmente cuando la iglesia está atravesando crisis en la congregación. Muchas familias de la congregación prefieren escapar del dolor de la iglesia, porque ellos están consumidos por el dolor en su propio hogar. Las iglesias esperan demasiado y se ocupan poco de sus miembros en proporción a la gravedad de la condición social en que navega la familia de hoy. Bajo el escrutinio de expectativas concretas y no específicas, los matrimonios sufren tratando de vivir de acuerdo a la cultura de la iglesia, sea mala o buena. Se está haciendo más difícil vivir la realidad relacional que existe dentro de la iglesia, se hace más delicado educar a miembros con malas costumbres y manejar la situación crítica en que viven los hijos (adolescentes y jóvenes de la iglesia) y aún más difícil enfrentar y cumplir con las expectativas de una imagen de un Dios con coraje (imagen errónea de Dios que presentan los pastores para controlar a sus miembros). Lo que muchas iglesias quieren es que vivan como santos, no importa las consecuencias, no importa si la santidad es real o no. El engaño es que la santidad que predicamos no es a la imagen del positivismo de la persona de Jesús, sino de ideas legalistas y regímenes de prohibición con el fin de controlar y suprimir. La iglesia muchas veces está ciega al daño de estas expectativas. Haciéndose creer que las familias están bien, los líderes se engañan a sí mismos, no atreviéndose a enfrentar y menos revelar la verdad de las complejas situaciones dentro de la congregación. Cuando las parejas afrontan las dificultades de la vida, muchas veces las afrontan solos, por vergüenza y culpa de revelar sus necesidades ante hipócritas. El cuadro que se ve en la iglesia no puede ser más que dramatizaciones de telenovelas, de escenas fingidas, actos superficiales, de apariencias para quedar bien ante la congregación.

    Las iglesias han sido disfuncionales casi siendo responsables directos de la desintegración de la familia. Para el liderazgo de la iglesia, la apariencia, el sonreír con los hermanos de la congregación resulta más fácil que brindar la atención genuina que les debemos a nuestras familias y ofrecer el cuidado y atención a los deberes conyugales que la Palabra nos enseña. Algunos de nosotros usamos la iglesia como un escape de nuestra realidad y la iglesia participa en esta actitud inapropiada, aunque no intencionalmente; esperando por lo menos que no en todas sea conscientemente. Ante problemas tan complicados es fácil poner la buena cara y sonreír con los hermanos aun cuando todos sabemos que vivimos escondidos en nuestra problemática familiar. La iglesia local no puede poner su obligación ministerial a la familia en segundo plano pues las consecuencias son graves para la familia y para la iglesia. Es una gran falla a la práctica del amor cristiano y al ministerio de restauración al cual está llamado todo seguidor de Jesús.

    La cercanía genuina en la vida conyugal diaria es un reto y un ministerio dificultoso. El liderazgo está obligado a enseñar las guías y principios bíblicos a las familias. Apariencia es más fácil que realidad, por lo tanto, educar a la iglesia para que sus miembros estén conscientes de que es mejor confesar y buscar ayuda que guardar y encubrir sus problemas, aunque difícil y algo vergonzoso, hay

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1