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26 crímenes y una crónica: Quién mató a la resistencia en Venezuela
26 crímenes y una crónica: Quién mató a la resistencia en Venezuela
26 crímenes y una crónica: Quién mató a la resistencia en Venezuela
Libro electrónico468 páginas6 horas

26 crímenes y una crónica: Quién mató a la resistencia en Venezuela

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26 crímenes y una crónica: Quién mató a la resistencia en Venezuela, recoge las historias de las víctimas de la represión durante el año 2017.

Las protestas masivas que sacudieron las principales ciudades del país en 2017, han sido hasta ahora las mayores en la historia contemporánea de Venezuela: por su duración y por el tamaño de la masa que se
IdiomaEspañol
EditorialDahbar
Fecha de lanzamiento19 sept 2023
ISBN9789804250248
26 crímenes y una crónica: Quién mató a la resistencia en Venezuela
Autor

Carleth Morales Senges

Periodista, diseñadora y locutora, Carleth Morales Senges es coautora y coordinadora de los libros Periodismo en España. Relatos para periodistas venezolanos (2016) y Transición en Venezuela. Apuntes para la reconstrucción institucional (2017). Vive en España desde el año 2000, donde fundó la asociación para periodistas venezolanos en España Venezuelan Press, que preside. Su libro Quién mató a la resistencia en Venezuela ya está en las librerías

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    26 crímenes y una crónica - Carleth Morales Senges

    26 crímenes y una crónica

    Quién mató a la resistencia en Venezuela

    Carleth Morales Senges

    Primera edición

    © Editorial Dahbar

    © Cyngular Asesoría 357, C.A.

    Producción de investigación:

    Ashley Mercedes Flores Montesinos

    Verificación de datos:

    Luis Fernando Herrera Ochoa

    Corrección de pruebas:

    Narcisa García

    Fotos de las protestas:

    Guillermo Suárez

    Diseño de portada:

    Jaime Cruz

    Producción Gráfica:

    Liliana Acosta / Gabriela Oquendo

    AUTORA

    Carleth Morales Senges

    Periodista, diseñadora y locutora. Es coautora y coordinadora de los libros Periodismo en España. Relatos para periodistas venezolanos (2016) y Transición en Venezuela. Apuntes para la reconstrucción institucional (2017).

    Vive en España desde el año 2000, donde fundó la asociación para periodistas venezolanos en España Venezuelan Press, que preside.

    Índice

    Agradecimientos

    Prefacio

    I. Jairo Johan Ortiz Bustamante

    II. Daniel Alejandro Queliz Araca

    III. Gruseny Antonio Canelón Scirpatempo

    IV. Carlos José Moreno Barón

    V. Juan Pablo Pernalete Llovera

    VI. Armando Cañizales Carrillo

    VII. Hecder Vladimir Lugo Pérez

    VIII. Miguel Fernando Castillo Bracho

    IX. Luis Miguel Gutiérrez Molina

    X. Diego Fernando Arellano De Figueiredo

    XI. Paúl René Moreno Camacho

    XII. Yorman Alí Bervecia Cabeza

    XIII. Augusto Sergio Puga Velásquez

    XIV. Adrián José Duque Bravo

    XV. César David Pereira Villegas

    XVI. Luis Guillermo Espinoza Castillo

    XVII. Neomar Alejandro Lander Armas

    XVIII. Nelson Daniel Arévalo Avendaño

    XIX. Fabián Alfonso Urbina Barrios

    XX. David José Vallenilla Luis

    XXI. Anyelo Rafael Quintero Rivas

    XXII. Engelberth Alexander Duque Chacón

    XXIII. Rubén Darío González Jiménez

    XXIV. Xiomara Soledad Scott

    XXV. José Gustavo Leal Villasmil

    XXVI. Ender Ricardo Peña Sepúlveda

    Epílogo

    Apéndice

    Nota del autor

    Anexos

    A Cecilia y Carolina.

    A Santiago, Stephanía y Carlos.

    A todos los hijos y sobrinos de Venezuela.

    Para que no olviden.

    Agradecimientos

    A mi papá, Carlos, por ser luz.

    A mi mamá, Crisálida, por ser vida.

    A Cecilia y Carolina, por ser razón.

    A Enrique, por ser apoyo.

    A Edgar, por ser fuerza.

    A Ashley, por ser alma.

    A Luis Fernando, por ser pulso.

    A David Placer, por ser guía.

    A Antonieta, por ser ánimo.

    A Rosalinda, Jesús y Aldo, por ser refuerzo.

    A los periodistas y ciudadanos que aportaron su testimonio y sus grabaciones desde el anonimato, por ser prudencia.

    A Julio Ortega Brillet, Marlene García, Gabriel Anderson, Nayls Alexander Queliz Ortega, Ana Cecilia Canelón Scirpatempo, Ana Marilce Barón, Elvira del Carmen Llovera de Pernalete, José Greorio Pernalete, Israel Cañizales, Elizabeth Carrillo, Deysi del Valle Pérez, Juan Francisco Castillo Bracho, Jeny Molina, María Isabel de Figueiredo de Arellano, Marilia de Figueiredo, Carlos Moreno Camacho, Alí Bervecia, César Augusto Puga, Andrea Duque Bravo, Zulymar Villegas, Zulmith Mildred Espinoza Castillo, Zugeimar Armas, Iván José Urbina, Carlo Enrique Cutarelli Gómez, Gustavo Enrique Jesús Ramayo Camero, Andrés Colmenares, Hans Werich, José Antonio, David José Vallenilla, Dexi González, Gustavo José Millán Colmenares, María Ángela Quintero Leal, Rafael Román Peña Duarte, José Andrés Quintero Quijadas, Damarys Avendaño, Yurlexy Rivas Rivas, Martha Iraida Chacón, Carlos Julio Rojas y Alfredo Romero, por ser fe.

    A Jairo Johan Ortiz Bustamante, Daniel Alejandro Queliz Araca, Gruseny Antonio Canelón Scirpatempo, Carlos José Moreno Barón, Juan Pablo Pernalete Llovera, Armando Cañizales Carrillo, Hecder Vladimir Lugo Pérez, Miguel Fernando Castillo Bracho, Luis Miguel Gutiérrez Molina, Diego Fernando Arellano De Figueiredo, Paúl René Moreno Camacho, Yorman Alí Bervecia Cabeza, Augusto Sergio Puga Velásquez, Adrián José Duque Bravo, César David Pereira Villegas, Luis Guillermo Espinoza Castillo, Neomar Lander Armas, Nelson Daniel Arévalo Avendaño, Fabián Alfonso Urbina Barrios, David José Vallenilla Luis, Anyelo Rafael Quintero Rivas, Engelberth Alexander Duque Chacón, Rubén Darío González Jiménez, Xiomara Soledad Scott, José Gustavo Leal Villasmil, Ender Ricardo Peña Sepúlveda y Óscar Alberto Pérez, por ser y estar, por siempre.

    Prefacio

    Venezuela. Lunes 27 de marzo de 2017. Un ruido destemplado, parecido al que segundos antes de un terremoto se siente bajo los pies, presagia cataclismo. Espeso, denso, indetenible y en progresión, es algo que los venezolanos ya sabemos reconocer como antesala a una fractura de nuestro entorno, otra vez dramática, esta vez más mortal.

    El gradual movimiento provoca una tensión que acaba con el choque de dos grandes fuerzas, en réplica. Al país le han vuelto a sacudir sus cimientos y, como en todo seísmo, la liberación de energía acumulada se antoja indetenible. Hechos, rumores, titulares y redes sociales contribuyen a enrarecer el ambiente, y lo que en 2014 se reconoció como resistencia, ha encontrado su epicentro, el nuevo detonante: la reivindicación democrática.

    El gradual movimiento: el 22 de marzo, el diputado a la Asamblea Nacional (AN) y coordinador del Bloque Parlamentario de la Patria, Héctor Rodríguez Castro, interpone ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) un recurso de nulidad en contra del acto parlamentario por el que la mayoría opositora había aprobado un proyecto de acuerdo que plasmaba la Carta Democrática como mecanismo de resolución pacífica de conflictos en aras de restituir el orden constitucional en Venezuela.

    La tensión: hoy, el TSJ emite su sentencia número 155 en la que admite el citado recurso, firmada por siete magistrados de la Sala Constitucional, el presidente Juan José Mendoza, el vicepresidente Arcadio Delgado Rosales, Carmen Zuleta de Merchán, Calixto Ortega Ríos, Luis Fernando Damiani Bustillos, Lourdes Benicia Suárez Anderson y Federico Sebastián Fuenmayor Gallo.

    El choque de fuerzas: a los diputados de la AN se les reduce su inmunidad parlamentaria por desacato y omisión legislativa continuada por parte de la Asamblea Nacional y al presidente de la República se le ordena activar el Estado de Excepción para adoptar cualquier medida y evitar un estado de conmoción.

    La réplica: el TSJ emite, el 29 de marzo, una segunda sentencia, la 156, en la que se advierte que mientras persista la situación de desacato y de invalidez de las actuaciones de la Asamblea Nacional, la Sala Constitucional garantizará que las competencias parlamentarias sean ejercidas directamente por esta o por el órgano que ella disponga, para velar por el Estado de Derecho, una réplica que se extenderá a lo largo de 122 días.

    Asimilado el estruendo, Venezuela se da cuenta, y la comunidad internacional también, de que han sido restringidas las funciones del legislativo y de que el judicial y el ejecutivo están facultados para ejercerlas. Salta la alarma del autogolpe. La sacudida se ha producido.

    Cuando –en este orden– el presidente de la AN, diputado Julio Borges, califica la acción de golpe de Estado contra Venezuela, pide al mundo que nos ayude y a los medios a decirlo con todas sus letras; cuando el secretario de la Organización de Estados Americanos, Luis Almagro, responde comparándola con el Fujimorazo que Alberto Fujimori consumó contra el congreso en Perú en 1992; cuando la fiscal general, Luisa Ortega Díaz, sorprende al país en directo para decir que eran evidentes varias violaciones del orden constitucional y desconocimiento del modelo consagrado en nuestra Constitución; y cuando el presidente de la República, Nicolás Maduro Moros, aparece en televisión para anunciar la corrección de dichas sentencias, con las 157 y 158, la liberación de energía –transformada en rabia– acumulada ya es indetenible. El nuevo detonante se acaba de activar, y con este, la resistencia.

    Las protestas de 2014 y el discurso

    En 2014, el detonante de las protestas fue la delincuencia. Fieles a la historia contemporánea del país, comenzaron a iniciativa del movimiento estudiantil, los primeros días de enero en Mérida y San Cristóbal, para exigir justicia y celeridad por la muerte del estudiante de la Universidad de Los Andes, Héctor Moreno, asesinado a manos del hampa cuando salía de su trabajo la madrugada del 5 de enero. En pocos días, hallaron asidero en el sector político que, utilizando el descontento por la crisis económica y la escasez, hábilmente incorporó a la sociedad civil bajo un objetivo común: La salida.

    La salida fue, entonces, una propuesta de resistencia civil pacífica impulsada por los principales dirigentes de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) Antonio Ledezma, María Corina Machado y Leopoldo López que buscaba hallar un final constitucional al gobierno de Nicolás Maduro. La fundamentó el discurso pronunciado por Leopoldo López el 23 de enero, la robusteció el desespero social que encontró en la protesta callejera la vía más expedita para pedir la renuncia del presidente nueve meses después de su investidura y la sepultó la detención de Leopoldo López el 18 de febrero. Las 42 víctimas mortales que dejaron hasta mayo de 2014, según datos del Foro Penal, le pusieron rostro. Pero fueron la represión y el discurso de Nicolás Maduro los responsables de su sepulcro.

    Si bien la palabra resistencia se afianzó en el ideario colectivo a partir del año 2012 con el movimiento Anonymus de Venezuela como forma de oposición y condena a la situación del país por las políticas del entonces presidente Hugo Chávez, no es sino hasta estas protestas de 2014 cuando cala en el argot popular, aunque no en todos los sectores de la misma manera.

    Mientras partidos políticos, organizaciones y sociedad civil van tomando la resistencia para sí, ejerciendo el descontento hasta en las colas para comprar alimentos y medicinas, el gobierno, hábilmente, la va asociando en su discurso a términos de negativa connotación. Y así, los más conservadores la interpretan como un ejercicio mantenido similar al Satyagraha de Mahatma Gandhi; los heterodoxos como una acción beligerante con efectos inmediatos; los críticos como una intervención a caballo entre la insubordinación institucional y el combate callejero; y los perniciosos como una avanzada terrorista de origen fascista. Y en estos últimos, las palabras de Nicolás Maduro sitúan su diana: El anuncio del 23 de enero del inicio de lo que llamaron la salida y todos conocemos como la guarimba golpista del golpe continuado, el arranque de operaciones del 6 de febrero, con el ataque a la familia del gobernador del estado Táchira y el intento de asesinato del gobernador José Gregorio Vielma Mora y de su esposa y luego el arranque el 12 de febrero, Bicentenario de la Batalla de La Victoria, de lo que después se configuró en un plan golpista fue el signo distintivo del primer semestre de este año: la guarimba y el golpe continuado, que nosotros enfrentamos con la Constitución en la mano y una paciencia histórica. Pronunciadas el 30 diciembre de 2014 ante periodistas nacionales e internacionales, no dejan lugar a dudas: el término guarimba, asociado a la resistencia cívica incluso desde la Venezuela de Marcos Pérez Jiménez, rescatado en 1996 por el propio Chávez en campaña para resistir en las manifestaciones contra los partidos de oposición, se ha convertido en el nuevo monstruo a combatir y ha encontrado en el discurso su arma letal.

    El punto de no retorno y los factores

    Caracas. Sábado 1 de abril de 2017. Las calles se llenan de manifestantes que asisten a la Marcha contra el golpe de Estado. Desde la Toma de Venezuela, el 26 de octubre de 2016 para protestar por la suspensión del proceso que permitiría la realización de un referendo revocatorio contra Nicolás Maduro, no ha habido más convocatorias. El centenar de heridos, detenidos, y el policía fallecido durante aquella jornada, han obligado a la MUD a guardar prudencia.

    Pero hoy, la reivindicación democrática precisa de inmediata respuesta. El gradual movimiento que ha provocado la sacudida, ha llegado a su punto de no retorno y cada uno de los factores que lo han provocado jugará, a partir de este momento, un papel protagónico: la AN sesiona de manera especial en la plaza Brión de Chacaíto y la MUD llama a continuar hacia la Defensoría del Pueblo para exigirle a su titular que rechace las sentencias del TSJ. Los efectivos de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) impiden que los manifestantes cumplan su ruta y el Foro Penal registra los primeros heridos. El presidente Nicolás Maduro y la fiscal general, Luisa Ortega Díaz, se reúnen para "resolver hoy mismo el impasse que ha surgido entre el Ministerio Público y el Tribunal Supremo de Justicia". El choque de fuerzas de la jornada de hoy marcará el inicio del que será uno de los capítulos más dolorosos de la historia reciente de Venezuela.

    124 muertos según el Ministerio Público, 136 según el Foro Penal, 158 según las estadísticas extraoficiales reflejadas por los medios de comunicación y 167 según el Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información, es la inexorable devastación que dejará el ya declarado terremoto. Resistían, como todos los venezolanos, explícita o implícitamente, a una crisis devenida insoslayable. Las siguientes páginas describirán con agudo dolor la crónica, y sus dolientes, muertos en vida, narrarán con desgarro la memoria de estos 122 días. Hurgaremos en los entresijos de un Estado cada vez más degradado, incapaz de obrar justicia, la respuesta a la inevitable pregunta: ¿quién mató a la resistencia en Venezuela?

    I

    Jairo Johan Ortiz Bustamante

    02-09-1997

    06-04-2017

    Lo único que quería mi sobrino era que el país mejorara, no aceptaba lo que estaba pasando. No tenía la cara tapada, ni tiraba piedras, solo sentía que con su presencia ya estaba expresando su desacuerdo.

    Julio Ortega Brillet

    Carrizal. Jueves 6 de abril de 2017. Una Tranca contra el golpe ha convocado para hoy en Caracas la Mesa de la Unidad Democrática luego de que la Asamblea Nacional iniciara ayer el proceso de remoción de los siete magistrados del Tribunal Supremo de Justicia firmantes de las sentencias 155 y 156 con las que se han atribuido las competencias del legislativo. Van seis días desde que comenzaron las protestas, el de ayer uno de los más intensos, y el propósito de hoy es respaldar a los diputados que piden al titular del Poder Moral Republicano y Defensor del Pueblo, Tarek William Saab, la activación de dicho proceso por falta grave. Recogerán firmas con la intención de llevarlas a su despacho. Llamamos a la calle al pueblo de Venezuela este jueves a respaldar la destitución de los Magistrados del TSJ, ha tuiteado en su cuenta personal el diputado Freddy Guevara, vicepresidente de la AN y vocero de la MUD.

    Son las 10 de la mañana y los caraqueños comienzan a llegar a los puntos de concentración: avenida Páez de El Paraíso, La Candelaria, Los Cedros, urbanización Santa Mónica, distribuidor Santa Fe, Caurimare y Parque Cristal. Se reunirán en la autopista Francisco Fajardo, a la altura del distribuidor Altamira, para marchar hasta la Defensoría del Pueblo, en el centro de la capital.

    A mediodía, un sol de justicia acompaña en el punto de concentración a las miles de personas que responden al llamado. Pero la Policía Nacional Bolivariana y la Guardia Nacional Bolivariana tienen orden de impedir que lleguen a su destino. Y comienzan los enfrentamientos. Los uniformados avanzan. Se valen de perdigones, bombas lacrimógenas, equipos antimotines y tanquetas lanza agua, conocidas como ballenas. Los manifestantes retroceden. Se defienden con piedras, consignas y pancartas. La batalla está siendo grabada por periodistas y personas anónimas, y las imágenes recorriendo el mundo. En una de ellas, se capta el momento en que el mismo Freddy Guevara evita que un guardia se lleve a uno de los manifestantes, prácticamente se lo arrebata de las manos. Es la 1:30 de la tarde.

    Es la hora del amor, no la hora del odio, es la hora de la unión, no la hora de la división, es la hora de la paz, no de la violencia está diciendo el presidente Nicolás Maduro por el canal de televisión del Estado. Se encuentra en el Congreso de la Patria, Capítulo Religiones y Culto, que se desarrolla en el Parque Vinicio Adames, a escasos 26 kilómetros de Carrizal, municipio del estado Miranda donde también se desarrolla una intensa protesta.

    Históricamente activos y ahora consecuentes con los llamados de la MUD, los carrizaleños han cortado el paso por la carretera Panamericana, que conecta Los Teques, capital del estado Miranda, con Caracas. A la altura del sector Montaña Alta, se escuchan cacerolazos y un grupo de jóvenes, con el rostro cubierto, levantan barricadas, en un escenario más parecido a una guerra que a una manifestación, sobre todo por la gran cantidad de efectivos de la GNB y la PNB desplegados en el lugar. Está oscureciendo, el ruido de las detonaciones supera al de las cacerolas y el aire que se respira es denso, no solo por los gases lacrimógenos.

    Jairo Johan Ortiz Bustamante está en la zona, vive en la torre 4 de Montaña Alta. Su familia y allegados lo llaman Johan. Tiene 19 años, es poeta y estudia cuarto semestre de Ingeniería de Sistemas en la Universidad Nacional Experimental Politécnica Antonio José de Sucre (Unexpo), núcleo La Yaguara. Ese día no ha ido a clases, está pensando en retirarse, quiere emigrar. Ha pasado el día con su novia, Oriana, en el Centro Comercial La Cascada, adyacente al lugar. Son las 6 de la tarde y sabe que los mirandinos son aguerridos, que la situación puede empeorar, por lo que la acompaña a tomar un taxi que la lleve a casa y se dispone a irse a la suya, caminando, los autobuses ya no están prestando servicio. En el trayecto se encuentra con algunos amigos que se han incorporado a la manifestación. Cuando llega a casa, deja su morral y decide volver. La indignación por la situación del país lo impulsa a hacer algo, se lo ha dicho a su tío Julio Ortega Brillet hace pocos días.

    En el camino, vuelve a encontrarse con su amigo Alexander y juntos se van acercando al núcleo del conflicto. Pasan una alcabala, dos, tres y, confiados, se sitúan en primera línea. No tienen experiencia en estas lides, no llevan protección, en esta nueva ola de protestas solo ha habido heridos y detenidos, les resulta improbable que alguien pierda la vida en este contexto. Pero los cuerpos de seguridad no lo tienen tan claro, portan armas y están dispuestos a usarlas.

    En un ambiente enrarecido que las redes sociales no ayudan a despejar, entre acusaciones de infiltrados y justas reivindicaciones, a las 9 y media de la noche, frente al Centro Médico Docente Los Altos, más que detonaciones, se escuchan gritos. Un joven yace en el asfalto. Los 48 metros que separan a víctima de victimario hacen mortal la descarga. Es Jairo Johan, y ya está muerto.

    Yo estaba en ese momento en casa de mi mamá, en Los Teques. Había hablado a las 9 de la noche por teléfono con mi hijo Isaías, de 11 años, que estaba en Guatire con sus abuelos, los abuelos de Johan, y como a los 30 minutos me vuelve a llamar, unas diez veces, pero yo no escucho porque el teléfono se está cargando en la habitación. Al darme cuenta, preocupado, le devuelvo la llamada y lo que escucho son gritos al fondo y la voz temblorosa de mi hijo, que me dice: Papá, parece que le pasó algo a Johan. Había unas manifestaciones en Montaña Alta y él estaba allí. Le dieron un tiro, y le digo: Pero, ¿quién te dijo eso?, y me responde: Llamó una vecina. Le digo entonces que le pida a su abuela que se tranquilice y que esperen a que yo llegue al lugar. No sabía si era cierto y, con el esposo de mi mamá, me fui corriendo para allá, pero en la planta baja del edificio una vecina se acerca y nos dice: Para dónde van, tengan cuidado, que en las calles hay muchas protestas y en Montaña Alta está peor, incluso, acaban de matar a un muchacho y nos muestra la foto. Era la foto de Johan. Así me enteré de que mi sobrino estaba muerto. La última vez que lo vi vivo fue 15 días antes, en su casa en Montaña Alta, lo fui a visitar con mi hijo, que era como su hermano pequeño, y mi esposa Karina, hermana de su mamá, Carolina. Sus padres se separaron cuando él era un bebé y se crió con su mamá y nosotros en la casa de los abuelos maternos, con quienes se quedó cuando su mamá rehízo su vida y se fue a vivir a Aruba. Aunque los abuelos últimamente pasaban más tiempo en su casa de Guatire por razones de salud, la rutina de todos era siempre estar en Montaña Alta, pendientes de él. Aquel día hablamos mucho, compartimos, y los días siguientes hablamos varias veces por teléfono. Me contaba cómo iba el proceso para apostillar sus documentos, porque en veinte días se iría del país. Era muy aplicado en sus estudios, pero su universidad era del gobierno y últimamente había mucho paro, eso lo incomodaba, él quería ser un profesional de calidad y decía que la inestabilidad del país y la suspensión de las clases hacían deficiente su desarrollo. Quería un mejor futuro y Venezuela no se lo podía ofrecer, por eso se iba a Colombia, con su novia Oriana y su amigo Alexander, el que está a su lado cuando le disparan, no pudo hacer nada por él, murió en el acto, la bala le llegó directo al corazón y, aunque inmediatamente lo trasladaron al Centro Médico Docente Los Altos, a 20 metros de donde cayó, ingresó sin signos vitales. Yo he visto muchísimas manifestaciones allí, pero ese día la cantidad de guardias era impresionante, parecía una guerra. Para yo llegar a la clínica tuve que decir que era su papá, y así pasé. Eran como las 10:15 de la noche y ya estaban allí los funcionarios del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) hablando con su amigo. Lo primero que hice fue llamar a mi esposa y decirle: Sí, murió y luego a mi hijo a quien, tras un silencio profundo, le dije: Estas son situaciones que pasan. Dios sabe lo que hace. Luego te contaré lo que pasó, ahora tienes que ayudar a tu abuela. Tienes que ser fuerte. Eso para un niño de 11 años es muy impactante, pero debía decírselo. Con su abuela hablé alrededor de las 2 de la madrugada, primero tenía que hacer todo lo posible para que no se distorsionara el caso. Como comunicador, conozco a mucha gente, tuve que moverme para que se plasmara la verdad y, además, nos lo entregaran rápido. No sé ni de dónde saqué las fuerzas. Primero se lo iban a llevar para la morgue de Bello Monte, pero al final se lo llevaron a la del hospital Victorino Santaella de Los Teques. El forense al que le tocó el caso era simpatizante del gobierno pero se incorporó otra persona, de moral inquebrantable, y no pudieron distorsionarlo, porque el informe médico dice que el disparo fue mortal, entonces el informe forense no podía decir lo contrario. Para tener otra versión habría que quemar el expediente. A las 7 de la mañana del día siguiente nos lo estaban entregando.

    La familia de Jairo Johan amanece conmocionada el 7 de abril. El país también. Las protestas se han cobrado una víctima mortal, un estudiante. La prensa nacional posa sus ojos en Carrizal, y la internacional, en Venezuela. URGENTE/Por órdenes de Min Reverol que obliga a Comandantes de la Guardia a reprimir sin importar vidas! ATN Fiscalía @lortegadiaz publica en su cuenta de Twitter el gobernador del estado Miranda, Henrique Capriles Radonski, mientras que Freddy Guevara hace lo propio en la suya: Solidario con familiares de Jairo Ortiz. Desde la AN exigiremos que los responsables de este asesinato asuman las consecuencias. Las redes sociales están encendidas, circula un video donde aparecen varios jóvenes heridos que están siendo atendidos en una clínica de Montaña Alta pero, sobre todo, la foto del joven de cejas pobladas y melancólica mirada, con vida, junto a otra, agonizante. La sociedad civil condena el hecho y pide justicia.

    El gobierno local decreta tres días de luto. Lo anuncia el alcalde de Carrizal, José Luis Rodríguez. Y el gobierno nacional emite un comunicado: El joven no se encontraba involucrado en ninguna manifestación pública ni en hechos de violencia. Lo emana el Ministerio del Poder Popular para Relaciones Interiores, Justicia y Paz, que repudia esta vil acción, asegura que el autor material del hecho es un funcionario del servicio de tránsito terrestre de la PNB que ya está detenido y a la orden del Ministerio Público, y que actuaba por cuenta propia. La polémica está servida, pero es la versión oficial y, según interés, dará para más de un titular.

    El Defensor del Pueblo, Tarek William Saab, también responde y en su cuenta de Twitter publica cuatro tuits: 1) Ante el vil asesinato del joven Jairo Ortiz, manifestamos nuestra firme condena a tan despreciable hecho e informamos que: 2) Conversé con Ministro del PP Relaciones Int y Justicia MG Néstor Reverol, a objeto de investigar y sancionar tan lamentables hechos #DDHH. 3) En tal sentido comisiones de la @Defensoria_Vzla, Ministerio Publico, Cicpc, GN y PNB se encuentran en el lugar de los hechos #DDHH. 4) En tal sentido garantizamos a la comunidad nacional que este grave delito no quedará impune y merecerá todo el peso de la ley #DDHH.

    La familia está en el velorio, ajena a las redes y cercana a su cuerpo. Ya sabe que el policía que descargó su arma en el pecho de Johan, está detenido, hoy no necesita saber nada más.

    Johan era un muchacho de su casa, compartía mucho con la familia. En los últimos años, incluso, había mejorado la relación con su papá, que vive en Barinas. Era muy amigable, pero no fiestero, salía de vez en cuando con sus compañeros y su novia. Era muy inteligente, razonaba mucho, era una persona a la que le gustaba aprender. Le gustaba muchísimo tomar café, se lo tomaba como si fuera refresco. Escuchaba música underground y baladas, era un romántico. En sus ratos libres escribía y leía, hacía poesía, en sus redes sociales tenía poemas y pensamientos tipo prosa. No tenía esa malicia de los jóvenes, era muy noble y lo reflejaba en su sonrisa, siempre la recuerdo. No militaba en ningún partido pero estaba totalmente en desacuerdo con la situación del país. Su papá sí milita en el partido de gobierno. Después de la muerte de Johan, dio unas declaraciones en el canal del Estado, no sabemos por qué, y la gente pensó que Johan tenía cierta relación con el gobierno, pero no es así, el noventa por ciento de la familia es totalmente contraria al gobierno. Por mi profesión, conozco mucho la realidad y siempre hablaba con Johan de lo que estaba pasando. Cuando lo asesinaron, tratamos de ser diplomáticos para que no se mezclara eso con la política, fueron muy limitadas las entrevistas que dimos, pero hubo mucha información distorsionada que me obligó a aclarar a los colegas lo que de verdad había sucedido. Johan no formaba parte de la resistencia, él simplemente no estaba de acuerdo con la situación en Venezuela, y quería hacer algo, pero Dios es el que determina cuándo te llega la hora. Lo único que quería mi sobrino era que el país mejorara, no aceptaba lo que estaba pasando. No tenía la cara tapada, ni tiraba piedras, solo sentía que con su presencia ya estaba expresando su desacuerdo.

    El día es largo. Muy largo. Y mientras la familia lo llora, sus compañeros de la Unexpo y sus vecinos, lo honran. Custodiados por la GNB, los primeros, cierran la carretera Caracas-El Junquito y la avenida Intercomunal en Guarenas, los segundos, la carretera Panamericana para caminar 8 kilómetros de Los Teques a Carrizal, donde se encontrarán con el alcalde. Jairo, hermano, tu lucha no fue en vano y Justicia para Jairo Ortiz son las consignas de las concentraciones simultáneas en memoria del joven fallecido.

    Transcurren las horas y los hechos se yuxtaponen, los venezolanos están tratando de asimilar los acontecimientos cuando llega una nueva noticia: Henrique Capriles Radonski ha sido inhabilitado por 15 años para ejercer cargos públicos. Se lo ha notificado la Contraloría y el gobernador mirandino lo ha informado a través de su cuenta de Twitter.

    Parece que acaba el día pero, antes de que el reloj marque las 12 de la noche, otro acontecimiento desvela a una sociedad que conoce profundamente la palabra saqueo. Lo que ha comenzado en la mañana como una manifestación pacífica en Montaña Alta, está acabando en destrozos a los bienes públicos y asalto masivo a un supermercado situado en el kilómetro 21 de la carretera Panamericana. Las fuerzas del orden, que a tempranas horas custodiaban a estudiantes y vecinos, están ausentes, tanto, como la familia de Jairo Johan de esta realidad. Hoy toca despedirlo y nada importa más que acompañarlo hasta el último minuto, hasta que caiga la última flor sobre su sepultura.

    A Johan le disparó un Policía Nacional, en una noche repleta de policías. Alexander estaba allí, lo vio todo, y cuando prestaba declaraciones ante el Cicpc, llegaron dos Guardias Nacionales, gracias a Dios estos sí eran conscientes, a entregar al policía, que todavía sigue preso, parece que en El Rodeo. Pero el caso no avanza, hemos tenido inconvenientes con la audiencia preliminar, porque a cada rato la suspenden. Al día siguiente salió el ministro Reverol diciendo que había sido un policía de tránsito, pero qué hace un policía de tránsito en una situación así, si de acuerdo a la normativa de ese ministerio se supone que no deben llevar armas. Ese hombre tiene que pagar, él y los responsables de que estuviese allí armado. Si los dos guardias no lo hubiesen entregado, estaría libre. Toda la familia espera que se haga justicia y que caiga este gobierno, que es también una forma de que se haga justicia en la muerte de Johan, porque si no, la gente va a seguir muriendo, no solo en las manifestaciones, sino en los hospitales o por la delincuencia. ¿La gente no se da cuenta de que con este gobierno hay muertos todos los días? La abuela de Johan está muy afectada, además, sufre de la tensión y nosotros hacemos milagros para conseguirle el medicamento. Una sola caja cuesta 80 mil bolívares, pero conozco cantidad de gente que ha muerto de un ACV porque no la ha conseguido. Esos son muertos en silencio, no están en las estadísticas de las protestas, pero están muriendo igual. El abuelo de Johan tiene alzhéimer, por su situación a veces no se entera de lo que ha pasado, pero también está sufriendo con todo esto. Yo quiero que Johan sea recordado como un joven optimista, emprendedor, que quería un mejor país, que no quería este país que estamos viviendo. A los responsables, la justicia divina les va a llegar, de eso estoy seguro, porque la palabra de Dios no puede ser burlada, pero también queremos que se haga justicia en la tierra, y que paguen lo que tengan que pagar. La muerte de mi sobrino no puede ser en vano.

    Jairo Johan Ortiz Bustamante descansa en el cementerio Monu-mental de Los Teques. El informe Víctimas fatales de la violencia política en Venezuela. Abril-agosto 2017 elaborado por el Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información, lo sitúa de primero en la lista de víctimas que no manifestaban según familiar o testigo.

    El Ministerio Público comisionó a los fiscales 39ª nacional y 24º de Miranda para investigar su asesinato. Al día siguiente, el Tribunal 6º de Control de Miranda dictó privativa de libertad para el oficial de la Policía Nacional Bolivariana presunto autor material del hecho, medida que se ejecutó el día 8 de abril, dos días después de la muerte, siendo Yare III el centro de reclusión. El 23 de mayo, los citados fiscales lo acusaron por los delitos de homicidio calificado con alevosía y uso indebido de arma orgánica, en el escrito acusatorio presentado ante el Tribunal 6° de Control de Miranda, solicitaron la admisión de la acusación, el enjuiciamiento y que se mantuviese la privación de libertad. Pero posterior a esta fecha, las audiencias se han ido difiriendo por multitud de razones. El abogado que lleva la causa, Alfredo Romero, director ejecutivo del Foro Penal, pide responsabilidades no solo para el policía que accionó el arma, el que –nos confesó– no está seguro de que siga detenido, sino también para el grupo de oficiales y superiores que estaban ese día a cargo de la operación. El caso continúa abierto.

    El alcalde de Carrizal, José Luis Rodríguez, construye una plaza en Montaña Alta en honor a los caídos, en especial, a Jairo Johan. Jairo no estás solo, estamos contigo. Pronto seremos libres se puede leer en paredes y espacios públicos del municipio. Sus vecinos, cada mes, rezan un rosario en su nombre, y quieren construirle una gruta en el lugar exacto donde perdió la vida.

    La registradora civil de Carrizal, Marlene García, nos contó que el lunes 3 de abril le entregó personalmente su partida de nacimiento para que la llevase a colocar la Apostilla de La Haya. Esa misma semana, el domingo 9, estaba registrando su muerte en los libros oficiales.

    Alexander y Oriana emigraron a Colombia. A los dos meses de su muerte, el 6 de junio, ella escribió en su cuenta de Instagram: Ya hoy son dos meses de tu partida, no lo puedo creer en un cerrar y abrir de ojos, pasa el tiempo tan rápido, sin embargo, siempre te tendré en mi memoria y en mi corazón, no sabes la falta que me haces.

    Días antes de su muerte, Jairo Johan le preguntó a Gabriel Anderson, vecino y compañero de lucha: ¿La democracia es esto?, y él le respondió: No, tú no has vivido otra cosa que esta dictadura. Yo tengo 40 años y protesto porque quiero que tú vivas lo que yo viví. Nos confesó que solo 50 metros lo separaban del joven al momento de caer. Hoy llora su muerte y asegura que: La resistencia está recargando las pilas para estar cuando nos llamen a la lucha. Ese llamado lo va a hacer la sociedad civil. La gente se está muriendo de mengua.

    El mismo día que murió Jairo Johan resultó herido, en Barquisimeto, el joven comerciante de 29 años, Carlo Enrique Cutarelli Gómez. Había protestado en 2014 y repetido este año el día 2, pero esta vez solo se preparaba para la maratón de la Divina Pastora cuando se encontró en medio de una manifestación en Las Trinitarias. A las cinco y media de la tarde recibí ocho perdigonazos a quemarropa cuando corrí y me resguardé en una garita de vigilancia de donde me sacaron unos quince Guardias Nacionales motorizados y me llevaron detenido al Destacamento 121. En la madrugada me llevaron al Hospital Militar, que me refirió al Hospital Central, pero me llevaron fue la mañana del día 7 de abril. Quince horas estuve sin atención médica, y un mes y tres días hospitalizado, esposado a la cama y custodiado por cuatro guardias día y noche, en calidad de detenido. Fui operado dos veces por una fractura en el tríceps del brazo izquierdo y aún tengo las marcas de las quemaduras en costillas y piernas que me dejaron los perdigonazos. A pesar de todo, no tiene miedo a manifestar, considera que la resistencia lo que está es callada, por miedo, pero volverá a alzar su voz cuando haya un líder o una situación extrema que la haga salir. Cuando llegue ese momento no tengan miedo, salgan a la calle nos dijo.

    Al final, las firmas para pedir la destitución de los magistrados del TSJ nunca llegaron a manos de Tarek William Saab. El titular del Poder Moral Republicano y Defensor del Pueblo anunció, la misma noche del 6 de abril vía telefónica a través del canal del Estado, que el propósito de la marcha de hoy, era improcedente. Todo lo sucedido este día fue completamente inútil.

    I Jairo Johan Ortiz

    "Estaba muerto antes de conocerte, y así si en

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