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ID: Un viaje de 40 días al nunca antes alcanzado
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Libro electrónico211 páginas3 horas

ID: Un viaje de 40 días al nunca antes alcanzado

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Información de este libro electrónico

Jesús caminó por esta tierra durante exactamente 40 días después de Su resurrección. Durante esos 40 días una palabra resuena: ID. Concéntrese en las historias y perspectivas de las personas que aman al nunca antes alcanzado mientras revelan por qué las palabras de Jesús mandan Ir a todos los seguidores de Cristo.

Que las palabras de este devocional le lleve m´s profundamente a comprender el corazón de Dios por los nunca antes alcanzados del mundo. Los nunca antes alcanzados: aquellos pueblos que nunca antes han escuchado el evangelio en su vida, en generaciones pasadas o en toda la historia humana.

Este libro inspirador será un poderoso catalizador para que esta generación responda el llamado a Ir, porque los nunca antes alcanzados han esperado lo suficiente para oír el evangelio.

"Dios es un Dios misionero. Él dio este ejemplo al enviar a Cristo. ID: Un viaje de 40 días al nunca antes alcanzado no se trata de Dios y su Hijo. Se trata de que usted vaya. Lea este devocional atentamente, y permita a Dios, quien envía, hablar a usted." Greg Mundis, Director Ejecutivo de las Misiones Mundiales de las Asambleas de Dios

"Una lectura poderosa e inspiradora." Dr. James Bradford, Pastor Principal, Central Assembly of God, Springfield, Missouri
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento15 jun 2020
ISBN9780578612096
ID: Un viaje de 40 días al nunca antes alcanzado

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    ID - Assemblies of God World Missions

    VAYAN PRONTO

    Mateo 28:1-7

    Después del sábado, al amanecer del primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro. Sucedió que hubo un terremoto violento, porque un ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose al sepulcro, quitó la piedra y se sentó sobre ella. Su aspecto era como el de un relámpago, y su ropa era blanca como la nieve. Los guardias tuvieron tanto miedo de él que se pusieron a temblar y quedaron como muertos. El ángel dijo a las mujeres: —No tengan miedo; sé que ustedes buscan a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, tal como dijo. Vengan a ver el lugar donde lo pusieron.

    Luego vayan pronto a decirles a sus discípulos: Él se ha levantado de entre los muertos y va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán. Ahora ya lo saben. (NVI)

    El orden de las cosas

    Por Chris Carter, Japón

    La historia del orden de las cosas sólo puede comenzar en un solo lugar: la tumba vacía.

    La Cruz es el cuchillo más filoso. Con él, Dios ha cortado el mismo tiempo por la mitad. A la sombra de la Cruz, una era termina y otra comienza. Como resultado de la Cruz, la historia permanece dividida, antes y después. Una era termina con palabras de aparente derrota en los labios de Jesús: Consumado es. La siguiente era comienza solemne con dos mandatos de un ángel: Vengan a ver y vayan pronto.

    Estando firmes en la nueva era, vemos claramente el significado de consumado es. La obra redentora está terminada. Se ha ganado la salvación. El poder de la muerte ha sido derrotado. Así es cómo Dios corrige las cosas incorrectas. Pero, ¿cómo Dios comienza el orden de las cosas?

    La respuesta se encuentra en una palabra, resurrección. Por esta razón, la historia del orden de las cosas únicamente puede comenzar en un solo lugar: la tumba vacía. Y precisamente ahí es adonde Mateo nos lleva en el último capítulo de su Evangelio:

    El ángel dijo a las mujeres: —No tengan miedo; sé que ustedes buscan a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, tal como dijo. Vengan a ver el lugar donde lo pusieron. Luego vayan pronto a decirles a sus discípulos: Él se ha levantado de entre los muertos y va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán. Ahora ya lo saben (Mt. 28:5-7, NVI).

    Mientras desarrolla la escena, tres mujeres oyen las buenas nuevas de la resurrección. Pero cuando se trata de lo contraintuitivo, el paradigma disonante e impresionante de la resurrección, oír no es suficiente. Así que, el ángel las invita, ¡vengan a ver! ¡Vengan y experimenten la realidad de la resurrección por sí mismas!

    Aquí vemos la misión completa de la Iglesia en miniatura. La experiencia que nos hace pueblo de Dios comienza con un mensaje: Él ha resucitado. Pero entender ese mensaje requiere la tumba vacía. Requiere primero un encuentro con el poder de resurrección. Al experimentar el poder de la resurrección, somos renovados interiormente por el Espíritu mismo de Dios quien resucitó a Cristo de entre los muertos. Dios no ha diseñado esta experiencia para el disfrute egoísta, sino para ser compartida. Viene con un mandato de ir y proclamar un mensaje, el mensaje de la resurrección. Por lo tanto, en la experiencia de las mujeres, encontramos el principio del orden de las cosas. En ellas, la misión de la Iglesia ya ha comenzado, porque ellas son las primeras en escuchar y obedecer el mandato ¡vayan!.

    El ángel ha ordenado a las mujeres dar las nuevas de la resurrección a los discípulos de Jesús. Pero les mandó enfáticamente que anunciaran el mensaje de una manera particular: vayan pronto. En español esto parece como dos mandatos independientes: Vayan pronto y digan. Pero en griego, vayan y digan están inextricablemente vinculados. Sin ir no hay proclamación; asimismo, sin proclamar, no hay ir. Sin embargo, decir controla la frase; ir sólo tiene fuerza imperativa como la condición necesaria para decir.

    Para los creyentes, el mensaje siempre tiene prioridad. No vamos solo por el hecho de ir. No salimos de casa para satisfacer nuestra pasión por los viajes o por el sentido de aventura. Así como a las mujeres se les mandó anunciar el mensaje de la resurrección a los discípulos, tenemos también el mismo mandato de anunciar el mensaje de resurrección al mundo. Es un mandato para hacer todo lo posible, sin importar cuán difícil, peligroso o inconveniente es a fin de anunciarlo. Los que responden al mandato siempre comienzan por acercarse a los perdidos. Pero estar solo cerca de quienes necesitan la resurrección todavía no es obedecer. La misión hecha con la filosofía de predicar el evangelio y, si es necesario, usar palabras puede satisfacer el requisito de ir. Pero no importa cuán brillante es nuestra sonrisa, o qué tan buenas son nuestras intenciones, ir sin proclamar no cumple la misión que se nos ha dado.

    Los mandatos inseparables de ir y decir anuncian el comienzo de la nueva era de salvación. Un nuevo sentido de urgencia encierra el adverbio pronto. Pero pronto principalmente no alude a la velocidad. Mateo 28:8-9 dice que las mujeres conmovidas iban corriendo cuando Jesús les salió al encuentro en el camino. Ellas no podían estar corriendo todo el tiempo, ni el ángel esperaba que lo hicieran. De hecho, la palabra traducida pronto tiene que ver más con las prioridades y la prontitud de ellas que con la velocidad. Vayan rápido significa que cada prioridad de la vida fuera del ir debe dejarse a un lado, mientras ignoramos cada distracción.

    Responder al mandato de ir pronto no nos hará estrellas de carrera para Jesús. Dios me llamó a las misiones a través de una visión a los 17 años de edad y, posteriormente, a la escuela de postgrado a través de una palabra profética. Del llamado al campo misionero tomó 12 años. Para mí, nada respecto a ir fue pronto. En cambio, requirió años de marchar en una dirección y a la vez ignorando todas las distracciones. Esto es lo que significa vivir en la nueva era en la cual el poder de la resurrección dispone las cosas. Para los cristianos, la obediencia triunfa sobre todo. Todas las prioridades normales de la vida han sido reordenadas. Para nosotros, el éxito, la comodidad, la seguridad, el honor y la fama no significan nada. Estos pertenecen a la era antigua anuladas por las palabras de nuestro Salvador mientras agonizaba: Consumado es. Ahora, como ciudadanos de la nueva era, nuestra vida se rige por los valores de esa nueva era, con su imperativo de vayan y digan. Salimos pronto porque, para nosotros, nada más importa. ¡Vayan pronto!

    RESPONDA AL LLAMADO

    •En Mateo 28:19, la Gran Comisión de Cristo reitera en el versículo 7 el mandato del ángel de ir y decir. ¿Refleja usted en su vida este imperativo cristiano de ir y decir?

    ____________________________________________________________

    •¿Demuestra usted en sus acciones y actitudes la prioridad de obedecer el mandato de Cristo de ir y decir? Si no es así, ¿qué usted debe hacer para reordenar su vida y dar prioridad al llamado de Dios?

    ____________________________________________________________

    ¡VAYA PRONTO!

    ¿Cómo usted puede reflejar mejor la urgencia del mandato de Cristo? Pída al Espíritu Santo que le ayude a analizar sus prioridades según lo revelado por sus acciones y actitudes. Comprométase a obedecer pronto la Gran Comisión de Cristo.

    ORE

    Grupo de personas nunca antes alcanzadas: El ESTADO RAKÁIN DE MYANMAR.

    Pida a Dios que envíe más obreros para que ningún rakáin, sea hombre, mujer o niño, ya no permanezca sin ser alcanzado por el evangelio.

    Su pasión

    Por Brandon Powell, Tailandia

    Jesús le invita ahora a continuar donde se detuvo.

    ¿Cómo habría sido haber estado con las dos Marías en su camino a la tumba en esa primera Pascua? Probablemente ellas despertaron con dolor y muchas preguntas. Pero en la tumba de Jesús un ángel se apareció a ellas y les dijo palabras que conmovió sus corazones:

    No está aquí, pues ha resucitado, tal como dijo. Vengan a ver el lugar donde lo pusieron. Luego vayan pronto a decirles a sus discípulos: Él se ha levantado de entre los muertos y va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán. Ahora ya lo saben (Mateo 28:6-7, NVI).

    ¿Puede imaginarse el cambio súbito de ellas de la pena al gozo? Este tipo de cambio sucede naturalmente cuando alguien decide seguir a Cristo. Las buenas nuevas de la resurrección de Cristo nos impulsa a querer pronto contarle a alguien.

    Mientras las mujeres se apresuraron a obedecer, se encontraron con Jesús. Al principio, no se dieron cuenta de que era Él. A pesar de su urgencia para cumplir su tarea, Jesús las apartó para que pasaran un tiempo sin prisas con Él, sabiendo exactamente lo que ellas necesitaban antes de que siguieran su camino. Esto es lo que nos pasa hoy. Podemos estar llenos de pasión y urgencia por ir y hacer, pero Jesús a menudo nos aparta para que enfoquemos primero en ser. Una vez que hemos pasado tiempo con nuestro Señor resucitado, nuestro testimonio es mucho más poderoso y eficaz.

    Nací con prisa por llegar al campo misionero. Creo que Dios me llamó, incluso antes de que yo naciera. Mi madre dijo que mientras estaba embarazada de mí, el Espíritu Santo habló con ella sobre mi futuro en las misiones. Durante un servicio en la iglesia, comencé a patear en su vientre al cantarse la frase, que cada tribu y nación, con amor y adoración, alabe Su santo nombre.

    Desde el momento en que sentí el llamado a las misiones, quería ir pronto. Unos días después de mi graduación de la escuela secundaria, subí a un avión y pasé el verano entero en América Latina evangelizando en la calle. Ese fue un tiempo tan especial, pero sabía que el Espíritu Santo me dirigía a obtener un título universitario. Era difícil esperar; sabía que debía estar en el campo misionero y cuatro años de escuela me pareció mucho tiempo. Aun así, mi tiempo en la Universidad North Central en Minneapolis era importante. Allí, Dios abrió mis ojos para alcanzar a la gente del sudeste de Asia, muchos de los cuales nunca han escuchado el evangelio. Mi mundo cambió y mi urgencia aumentó cuando pasé tiempo en Asia. Yo sabía que quería llevar el evangelio allí donde nunca había sido predicado.

    Antes de llegar al campo misionero sufrí aún más retrasos. Por pasar tiempo con Jesús, mi esposa y yo sabíamos que Él nos dirigía a pastorear una iglesia en Wisconsin. Aunque fue una temporada difícil, podemos mirar atrás y ver la obra de refinamiento de Dios en nosotros y en otros a través de nuestro ministerio. Después de lo que nos pareció como una eternidad, aunque solamente cuatro años más tarde, fuimos aprobados como misioneros a Tailandia.

    Si bien no llegué al campo misionero tan pronto como esperaba, en última instancia pude hacer lo que creo es a lo que Dios me llamó. Y aunque hubiera deseado tener en cuenta los consejos para relajarme y disfrutar de cada etapa de la vida, no me arrepiento del tiempo que pasé deseando estar donde estaba mi corazón. Creo que dos cosas me ayudaron a permanecer en el camino: esa urgencia que tenía de ir y hablar a las personas nunca antes alcanzadas y mi tiempo de estar con Jesús.

    Puedo citar a muchos amigos cercanos que perdieron por el camino su pasión por las almas. Algunos ya no viven para Cristo. Creo que ellos no pudieron distinguir un descanso breve ordenado por Dios, en el que nos encontramos con Jesús, de un descarrío que nos saca totalmente fuera del camino. Cuando nosotros omitimos el tiempo que Dios nos llama a pasar con Él, se desvanece nuestra urgencia para alcanzar a los perdidos. Mi aliento a usted es doble.

    En primer lugar, siempre permanezca en Jesús. Pasar tiempo con Jesús puede llevarlo a la vera del camino, por los senderos espectaculares, por las montañas y los valles espinosos y refinadores. Pero ese tiempo es esencial para lo que Dios está obrando en y a través de usted.

    En segundo lugar, aférrese a la urgencia de su comisión para alcanzar a la gente en todo el mundo para Cristo. El panorama del camino es solo por una temporada; no se pierda allí. ¿Se queda usted donde está porque es práctico o cómodo? O ¿es realmente el lugar que el Espíritu Santo quiere para usted en este tiempo? ¿Tiene usted un llamado más allá de donde está hoy?

    ¿Recuerda usted lo que Jesús le dijo? Pída al Espíritu Santo que reavive la pasión y la urgencia que sembró en usted, tal vez hace mucho tiempo. No es muy tarde. Jesús le invita ahora a continuar donde se detuvo. Ya no deje que la edad o las circunstancias le impidan unirse a Jesús en esta Gran Comisión. El Salvador resucitado está llamando, ¿irá usted?

    RESPONDA AL LLAMADO

    •¿Cuándo sintió usted por la primera vez el llamado de Dios de ir y proclamar?

    ____________________________________________________________

    •¿Ha respondido usted a ese llamado plenamente y pronto?

    ____________________________________________________________

    •¿Qué le está hablando el Espíritu Santo a su corazón hoy?

    ____________________________________________________________

    ¡VAYA PRONTO!

    Pase tiempo en oración con Dios para que le guíe y le dé sabiduría. No se apresure al pasar tiempo con Él, tiempo en que Dios

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