Dejar atrás las liberaciones fallidas para crear un África libre y unida

Por Joseph Habamahirwe

La mayoría de los países africanos se independizaron en 1960, lo cual generó esperanza para los hombres y mujeres del continente africano. ¿Qué ha sido de África tras 50 años de independencia? ¿Hemos encontrado nuestra dignidad? ¿Somos libres al fin? Esta obra reflexiona sobre algunas realidades que impiden que África se tenga en pie y propone posibles soluciones para construir un continente africano verdaderamente libre y unido. El autor reflexiona a la luz del pensamiento de Jean-Marc Ela. Pese a que los discursos oficiales digan lo contrario, está claro que el balance general es negativo tras más de 50 años de independencia. Esta obra se presenta como una autopsia del continente, considerado para algunos como un «apéndice sin importancia». No obstante, no hay que perder la esperanza. La determinación de los hijos e hijas de este continente es capaz de derrotar a la pobreza, la opresión y la explotación que el africano vive cada día.

• Idioma: Español
• Editorial: BadPress
• Fecha de lanzamiento: 2 jun 2020
• ISBN: 9781071541456

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DEDICATORIA

Esta obra está dedicada a todas aquellas personas que luchan por la dignidad y los derechos del ser humano.

AGRADECIMIENTOS

Muchas gracias a

Emmy Arsonval MANIRIHO

Edouard MASENGO

Gustave NSENGIYUMVA, O.P.

Éloi MESSI-METOGO, O.P. (de venerada memoria)

SIGLAS Y ABREVIATURAS

Cap.  Capítulo

DC  Documentation Catholique

ETSC  Escuela Teológica Saint Cyprien

FMI  Fondo Monetario Internacional

IEU  Instituto de Estadística de la UNESCO

RDC  República Democrática del Congo

SECAM Simposio de las Conferencias Episcopales de África y Madagascar

UNESCO Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura

PRÓLOGO

Esta obra trata una serie de problemas que me preocupan desde 2012. Todo comenzó cuando le pedí al padre Éloi Messi-Metogo (de venerada memoria), dominico y por aquel entonces profesor de la Universidad Católica de África Central (Camerún), que me prestara el libro que tenía entre sus manos. Ese libro era nada más y nada menos que Repenser la théologie africaine, le Dieu qui libère [Reconsideración de la teología africana, el Dios que libera] de Jean-Marc Ela.

Sin dudarlo, el padre Éloi me prestó su libro. Tras leerlo atentamente, reflexioné acerca de las ideas presentes en él, que cambiaron mi forma de pensar. Desde entonces, presto más atención a las cuestiones más importantes que la realidad africana le plantea a la Iglesia.

Estas cuestiones de carácter económico, político, cultural y religioso no son actuales. No podemos hacer la teología de África y por África sin considerarlas. De este modo, para hablar hoy día con un africano debemos saber qué es lo que le ocurre en su día a día. De no ser así, nos dirigimos a los muertos, a aquellos que no han nacido aún o a los extranjeros.

Me asusta la idea de una Iglesia que se contenta con distribuir los sacramentos en un contexto en el que se vulneran los derechos más fundamentales y en un momento en el que los discursos oficiales pretenden que África avance por el camino correcto. Se trata pues de una Iglesia que ignora por completo su misión.

Si el martirio rojo no es muy común en la actualidad no es porque el mundo sea mejor que ayer. Puede que sea porque la Iglesia es más «prudente hoy en día», especialmente en África. Sin embargo, no es fácil distinguir entre prudencia, timidez y miedo en el contexto africano.

Aun así, no debemos limitarnos a denunciar la injusticia, la explotación y la opresión. Por ello, esta obra pretende centrar la atención de la Iglesia y los cristianos en su contribución a la construcción de un continente africano realmente libre y unido, y también se dirige a sus dirigentes y responsables.

No pretendo dar respuestas completas y definitivas. Ahondaré en el sentido de la teología de la liberación, teniendo en cuenta que ninguna teología puede dar por sí misma la solución a los problemas presentes en el continente africano. Es por ello por lo que debemos dejar atrás las disputas inútiles entre teólogos, que no hacen más que crear conflicto entre las corrientes teológicas, como si de partidos políticos se tratase. Creo que lo más importante es la gloria de Dios y la salvación del mundo. Una teología que no considera al ser humano y a sus problemas cotidianos como una prioridad, no es una teología.

En esta obra, he decidido centrar mis reflexiones en el periodo de las independencias, en especial en la segunda parte. Los movimientos independentistas suscitaron «grandes esperanzas en lo relativo al desarrollo político, económico, social y cultural de los pueblos africanos»[1] ¿Qué ha ocurrido con África después de 50 años? Esta cuestión también será objeto de mis reflexiones. Soy consciente de que se deben evitar las generalizaciones precipitadas, especialmente cuando África es un gran continente, con más de 50 países.

Lamentablemente, aquello que decían los obispos africanos hace más de 20 años sigue siendo válido hoy en día. Estos obispos declararon lo siguiente:

Una situación común es, sin duda, el hecho de que África está repleta de problemas. Prácticamente todas nuestras naciones están sumidas en una miseria atroz, una mala administración de los pocos recursos disponibles, una inestabilidad política y una desorientación social[2].

Estas realidades continúan haciendo de nuestro continente «un apéndice sin importancia»[3]. Para los padres sinodales, «el África de hoy se puede parangonar con aquel hombre que bajaba de Jerusalén a Jericó; cayó en manos de salteadores que lo despojaron, lo golpearon y se marcharon dejándolo medio muerto (cf. Lc 10, 30-37)»[4]. De este modo, el buen samaritano es todo hombre o mujer capaz de contribuir a levantar este continente.

Me niego a forzar un optimismo ingenuo que consiste en creer que las cosas van bien en África mientras en algunas ciudades en las que se construyen palacios aumenta de igual manera la opresión, la pobreza y la corrupción. Aun así, no debemos desanimarnos. La determinación y el coraje de los hijos e hijas de este continente, inspirados y movidos por la fuerza del Evangelio, pueden contribuir a la construcción de un continente africano libre y unido.

INTRODUCCIÓN GENERAL

En esta obra se presentan una serie de reflexiones acerca de algunas realidades que impiden que África pueda desarrollarse y se proponen posibles soluciones con el fin de construir un continente africano realmente libre y unido. Se trata de una contribución a la liberación de África. He decidido reflexionar acerca del pensamiento del teólogo y sociólogo Jean-Marc Ela. Me centraré en su obra principal, titulada Repenser la théologie africaine, le Dieu qui libère [Reconsideración de la teología africana, el Dios que libera].

La teología de Jean-Marc Ela[5] estuvo atormentada por la cólera de una mujer durante un intercambio en el norte de Camerún. Esta mujer, que se dio cuenta de que todo se centraba en Dios y no en las situaciones concretas de los pueblos kirdis, reaccionó diciendo: «Dios, Dios, ¿y después?»[6].

Así pues, la obra de Jean-Marc Ela titulada Repenser la théologie africaine, le Dieu qui libère busca dar respuestas a la pregunta «¿Qué significa Dios para las personas que se encuentran en situaciones de pobreza, de sequía y hambre, de injusticia y de opresión?»[7] Descubriremos que el Dios de nuestro autor es un Dios que libera, que se interesa por las realidades cotidianas y las experiencias dolorosas de su pueblo. No podemos hablar realmente de Dios si ignoramos la vida concreta. Toda teología esta centrada, situada. Por ello, Jean-Marc Ela, como africano, centra la suya en los pobres de África. Debido a su credibilidad, la Iglesia debe responder a las cuestiones serias que la realidad africana representa.

La obra que empleo para reflexionar sobre la forma