Esa convivencia va en la necesidad de la vida. Lo dice Cicerón de forma muy clara en su libro sobre la vejez: «En los ancianos se mantienen las facultades mientras permanece el empeño y la actividad. No solo los hombres ilustres e investidos de cargos públicos, sino también los que llevan una vida sencilla y tranquila». Cicerón aseguraba que Sófocles compuso sus tragedias en plena vejez. La actividad es una necesidad vital. Y si no la puedes ejercer en una cosa, dedicas tu energía a otra. Un funcionario del Colegio de Arquitectos me dijo hace años: «A los arquitectos os jubila la edad». Y por qué. Porque nos van faltando relaciones y va mandando en la profesión otra generación de jóvenes. Desde que yo empecé en arquitectura, la profesión ha cambiado mucho. Antes se llevaba el pequeño estudio artesanal, con un aparejador y un ayudante. Y eso tenía encanto. Pero luego llegaron las normativas y las nuevas tecnologías. Hacer arquitectura ya no era hacer un dibujo. Y yo no entré en esa dinámica. Además, tenía otras actividades, como la tira de El País.
¿Y cuándo empezó a hacerla?
Desde que comenzó a editarse el periódico en 1976. y en de la Cadena Ser. Más tarde dirigí el documental Soy una persona curiosa que me interesan muchas cosas. Y entre ellas me gusta escribir y contar historias.