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FCA '19 Estudio bíblico deportivo: ¡Vamos!
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Libro electrónico374 páginas2 horas

FCA '19 Estudio bíblico deportivo: ¡Vamos!

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El Estudio Bíblico Deportivo cuenta con más de 200 páginas de estudios bíblicos exclusivos, especialmente diseñados para atletas, en relación al tema 2019 de la FCA: ¡VAMOS!. Este libro viene repleto de herramientas de estudio con el objetivo de motivar, capacitar y preparar a atletas de cualquier disciplina a estudiar la Palabra de Dios.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 jun 2019
ISBN9781430070245
FCA '19 Estudio bíblico deportivo: ¡Vamos!

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    FCA '19 Estudio bíblico deportivo - B&H Español Editorial Staff

    19:21-41

    TEMA ANUAL DE FCA: ¡VAMOS!

    Jesús se acercó entonces a ellos y les dijo:

    —Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes. Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo. Mateo 28:18-20

    Los verdaderos competidores hacen lo que sea necesario para ganar. Cuando están derribados, van a fondo para encontrar la motivación y la energía que los impulse más allá de los límites percibidos para alcanzar la victoria. ¡Vamos! ¡Vamos! ¡Vamos!

    No hay nada como un grito de batalla. En una competencia, todo el mundo puede unirse alrededor de esto para superar los desafíos y alcanzar los objetivos. Por un momento, todos se unen con un propósito en común: el entrenador, el deportista, el equipo y la hinchada. Es algo que motiva el corazón. Produce acción. Cambia el resultado.

    Como competidores cristianos, nuestro Entrenador nos ha comisionado un grito de batalla: ¡Vamos! ¡Vamos! ¡Vamos!

    Jesús nos manda avanzar con gran audacia e ir a todo el mundo, hacer discípulos y enseñar la buena noticia. Por un momento, podemos ir a fondo y esforzarnos más allá de nuestros límites percibidos para lograr más de lo que podemos imaginar. Juntos, podemos ver el mundo transformado por Jesucristo.

    Tenemos al Entrenador supremo que nos guía al frente. El momento es ahora. ¡Vamos!

    CUATRO ESTUDIOS PARA AYUDARTE

    Reunión 1: Piensa en grande

    «Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra». —Mateo 28:18

    Reunión 2: Actúa con audacia

    «Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo». —Mateo 28:19

    Reunión 3: Construye

    «… enseñándoles a obedecer todo lo que les he mandado a ustedes». —Mateo 28:20

    Reunión 4: Ve más allá

    «Y les aseguro que estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo». —Mateo 28:20

    USO DEL MATERIAL SI TIENES MENOS DE CUATRO REUNIONES

    Estos cuatro temas fueron diseñados para complementarse y proporcionar un mensaje completo. Recomendamos no pasar por alto ninguno. Si necesitas cubrir los contenidos en menos de cuatro reuniones, considera estas opciones:

    Según el énfasis y la estructura de tu grupo, puedes decidir concentrarte un poco más en uno o dos temas, mientras mencionas los puntos destacados de los demás.

    Si cubres dos temas en una reunión, elige solamente una sección de «PRECALENTAMIENTO» para la ocasión.

    BIENVENIDA

    … Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra. (Mateo 28:18b)

    Piensa en grande o no pienses nada. Esta consigna moderna puede encontrarse en muchos aspectos de la sociedad. Sin embargo, la idea de hacer grandes declaraciones para obtener grandes resultados predomina especialmente en el mundo deportivo.

    Pero ¿qué significa pensar en grande en la vida cotidiana? ¿De dónde provienen la fortaleza y el poder para lograrlo? Las próximas cuatro reuniones explorarán por qué es importante dar todo y avanzar, tanto en los deportes como en tu fe.

    P: ¿Qué implica pensar en grande en tu deporte?

    P: ¿Cuáles son algunos de los riesgos asociados con pensar en grande? ¿Cuáles son algunas de las recompensas?

    Grandes sueños

    Todos nacimos para soñar, no solo mientras dormimos durante la noche o mientras dormitamos en clase. No, a cada uno de nosotros le fue dado un deseo innato de ser algo y de hacer algo más grande que nuestras capacidades o circunstancias.

    En muchas partes de la Biblia se afirma esta verdad. Dios puede cumplir esos sueños que nos ha dado:

    Al que puede hacer muchísimo más que todo lo que podamos imaginarnos o pedir, por el poder que obra eficazmente en nosotros, ¡a él sea la gloria…! (Efesios 3:20-21)

    Vayan turnándose en el grupo y que cada persona cuente cuál es su sueño más grande y alocado. Después de cada respuesta, respondan a las siguientes preguntas:

    P: ¿Qué haría falta para que tu gran sueño se haga realidad?

    P: ¿Qué obstáculos están impidiendo que ese gran sueño se cumpla?

    ENTRENAMIENTO

    Una gran tormenta

    Cuando Jesús vino a la tierra, lo hizo para cumplir el gran propósito de llevar una vida perfecta y sin pecado, y de entregar esa vida como sacrificio, para que pudiéramos restaurar nuestra relación con Dios.

    Para cumplir Su propósito, buscó un grupo de personas comunes y corrientes para que caminaran a Su lado. Estos doce discípulos no parecían tener demasiado para ofrecer. En su mayoría, eran pescadores. Ninguno sobresalía en nada.

    Aun así, Jesús vio más allá de sus capacidades y decidió enseñarles y capacitarlos para que pudieran ser parte de Su gran misión. Pero primero, necesitaban creer que Él era el Hijo de Dios. Para ayudarlos a ver la realidad de que Jesús era Dios, les mostró Su poder mediante una serie de milagros: dando vista a los ciegos, haciendo que los sordos escucharan y levantando a los paralíticos para que caminaran.

    Aunque presenciaron milagros increíbles, los discípulos todavía no entendían cabalmente cuán grande y poderoso era Jesús. No podían descifrar a este hombre al que llamaban Maestro. Todo eso cambió una noche, cuando se subieron a una barca y cruzaron el lago.

    De repente, se levantó en el lago una tormenta tan fuerte que las olas inundaban la barca. Pero Jesús estaba dormido. Los discípulos fueron a despertarlo.

    —¡Señor —gritaron—, sálvanos, que nos vamos a ahogar!

    —Hombres de poca fe —les contestó—, ¿por qué tienen tanto miedo?

    Entonces se levantó y reprendió a los vientos y a las olas, y todo quedó completamente tranquilo. Los discípulos no salían de su asombro, y decían: «¿Qué clase de hombre es este, que hasta los vientos y las olas le obedecen?». (Mateo 8:24-27)

    Es increíble que, aunque los discípulos ya habían visto milagros, y a pesar de presenciar otro que les salvó la vida, siguieran preguntándose quién era Jesús. Vieron Su poder y, con el tiempo, llegarían a entender plenamente Su naturaleza divina.

    P: ¿Cómo crees que se sintieron los discípulos durante la tormenta y cuando Jesús la calmó?

    P: Según su condición social y su trasfondo, ¿te parece que a los discípulos les habrá costado creer que tenían un gran propósito para cumplir? Explícalo.

    P: ¿Alguna vez te cuesta creer que Dios tiene un propósito y un plan grandes para tu vida? Explícalo.

    Un Dios grande

    Todos tenemos grandes esperanzas, grandes sueños, grandes objetivos, grandes ideas y grandes aspiraciones. Solo podemos llegar hasta cierto punto por nuestra propia fuerza. Para lograr verdaderamente todo aquello para lo cual nacimos destinados a alcanzar, hace falta una relación activa con Dios, el Creador del universo, ¡que es más grande y más poderoso que cualquier cosa!

    Para entender esta verdad, necesitas mirar lo que Su Palabra tiene para decir. Allí es donde podemos encontrar estas tres cosas importantes para recordar sobre la grandeza de Dios:

    1. El amor de Dios es grande. No solo Dios te creó a Su imagen (Gén. 1:27), sino que incluso después de que la humanidad pecara contra Él (Gén. 3:1-24), puso en marcha un plan para redimir a los hombres y recuperarlos a un gran costo: la vida de Su único Hijo (Juan 3:16). Dios sigue buscándonos con ese mismo amor, no importa cuán lejos intentemos huir de Él, no importa cuántos errores hayamos cometido.

    Pues estoy convencido de que ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los demonios, ni lo presente ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto ni lo profundo, ni cosa alguna en toda la creación podrá apartarnos del amor que Dios nos ha manifestado en Cristo Jesús nuestro Señor. (Romanos 8:38-39)

    2. El poder de Dios es grande. No hay un ser más poderoso que el Creador del universo. Dios trasciende el espacio y el tiempo, y siempre ha existido. ¡Nada es imposible para Él!

    Excelso es nuestro Señor, y grande su poder; su entendimiento es infinito. (Salmo 147:5)

    3. El propósito de Dios es grande. Él tiene un plan específico para tu vida. Y si no te sientes capacitado, Dios te preparará y te empoderará para que cumplas el gran propósito que ha destinado solo para ti.

    Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirmael

    Señor

    —, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza. (Jeremías 29:11)

    Usa el diagrama proporcionado y piensa en el «gran amor», el «gran poder» y el «gran propósito» de Dios. En cada caso, enumera tres áreas de tu vida donde te gustaría experimentar más de esto.

    P: ¿De qué maneras has sentido personalmente el amor de Dios?

    P: ¿Has experimentado el poder de Dios en tu vida? Explícalo.

    P: ¿Qué crees que significa tener propósito? ¿Crees que tú lo tienes? Explícalo.

    CONCLUSIÓN

    Piensa en grande

    Si estás listo para «pensar en grande» y comenzar a vivir el destino que Dios tiene planeado para ti, hay tres cosas que debes hacer:

    1. Cree en el poder de Dios. Para empezar esta travesía de fe, primero debes creer que lo que Jesús afirmó sobre sí mismo en los Evangelios del Nuevo Testamento es verdad:

    —Yo soy el camino, la verdad y la vida —le contestó Jesús—. Nadie llega al Padre sino por mí. (Juan 14:6)

    2. Recibe el poder de Dios. A continuación, esta travesía requiere que tengas fe para aceptar la salvación que Jesús compró para ti al sacrificarse y morir en la cruz:

    Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe; esto no procede de ustedes, sino que es el regalo de Dios, no por obras, para que nadie se jacte. (Efesios 2:8-9)

    Si todavía no tomaste el compromiso y te gustaría hacerlo hoy, habla con alguno de tus líderes y pídeles que te guíen en la oración de arrepentimiento. También puedes descubrir más sobre la salvación en la página [181].

    3. Avanza en el poder de Dios. Ríndete a Su voluntad y permite que Su poder obre en tu vida. Si ya tomaste ese compromiso, pídele a Dios que fortalezca tu fe en Él, para que puedas confiar activamente en Él mientras buscas Sus propósitos.

    … fortalecidos con todo poder según la potencia de su gloria, para obtener toda perseverancia y paciencia… (Colosenses 1:11 LBLA)

    Así como los discípulos necesitaron un recordatorio de lo grande que era Dios en realidad, nosotros también necesitamos experimentar Su poder a través de la oración, de la lectura de Sus palabras y de Su fuerza. Jesús es nuestra fuente y Sus primeras palabras para ellos en Mateo 28 son un recordatorio poderoso de a quién servimos y del gran poder que tenemos a nuestra disposición como seguidores de Cristo.

    … Se me ha dado toda autoridad en el cielo y en la tierra (Mateo 28:18b)

    Antes de la próxima reunión:

    Relee la lista de cosas titulada «Mi fe». Tómate tiempo para evaluar dónde has puesto tu fe y las áreas donde no has puesto tu fe.

    Vuelve a mirar el gráfico Un Dios grande y examina las respuestas que anotaste. Piensa en las áreas de tu vida en las que tal vez te falte una comprensión plena del amor, el poder o el propósito de Dios. Pídele al Señor que te revele qué significa pensar en grande para Él y permítele que participe de forma activa en todo lo que hagas.

    Si le entregaste tu corazón a Jesucristo por primera vez o si volviste a comprometerte con Él, asegúrate de hablar con tu líder de grupo o algún otro miembro del personal para contarle sobre esta decisión emocionante.

    BIENVENIDA

    Por tanto, vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. (Mateo 28:19)

    En la última reunión, hablamos de lo que sería pensar en grande, y sobre cómo el amor y el poder de Dios pueden ayudarnos a concebir Su gran propósito para nuestras vidas. Pero si no damos los pasos necesarios a continuación, nunca experimentaremos la plenitud de nuestro destino dado por Dios.

    Sin embargo, ¡para dar los siguientes pasos hace falta una acción audaz!

    PRECALENTAMIENTO

    Pasos audaces

    Los deportistas están siempre buscando alguna ventaja… algo que los ayude a pasar al siguiente nivel como competidor. Los jugadores de baloncesto cambian su tiro. Los golfistas modifican su swing. Los jugadores de béisbol añaden nuevos lanzamientos a su arsenal. Los futbolistas ajustan sus entrenamientos de fuerza. Los corredores de pista modifican su ingesta nutricional. Esto también es cierto en el campo de juego, donde los individuos, los equipos y los entrenadores suelen dar pasos audaces para lograr resultados exitosos.

    Túrnense en el grupo y que cada persona hable sobre alguna vez en que haya dado un paso audaz para lograr algo en el campo de juego o avanzar en su carrera deportiva.

    P: ¿Qué impacto positivo ha tenido dar un paso audaz en tu carrera deportiva?

    P: ¿Qué impacto negativo ha tenido la falta de un paso audaz en tu carrera deportiva?

    P: ¿Cuáles son algunas cosas que te han impedido dar pasos audaces necesarios?

    ENTRENAMIENTO

    Un ejemplo audaz

    Jesús fue el epítome del líder audaz. Cuando tenía tan solo doce años de edad, conversó osadamente con los rabinos sobre las escrituras hebreas en la sinagoga (Luc. 2:41-52). Justo antes de empezar Su ministerio, rebatió con audacia los intentos de Satanás de tentarlo en el desierto (Mat. 4:1-11). Jesús acometió con audacia contra la corrupción en el templo (Mat. 21:12-13), y enfrentó audazmente el temor cuando estaba al borde de la muerte (Mat. 26:36-42).

    En otras palabras, los discípulos de Jesús tuvieron un ejemplo audaz para seguir.

    A un discípulo llamado Pedro lo conocían particularmente por su audacia. Hubo tres ocasiones diferentes en las cuales siguió el ejemplo de Cristo y dio pasos sumamente osados.

    La primera vino cuando Pedro tomó la decisión de seguir a Jesús (Luc. 5:1-11). En ese momento, era un pescador que no tenía demasiado para ofrecer en cuanto a posesiones materiales o influencia social. Sin embargo, Jesús vio un gran potencial en Pedro y lo convenció de dejar atrás su carrera y dar un paso audaz de fe para seguirlo.

    Otro ejemplo de la audacia de Pedro ocurrió en una barca (Mat. 14:22-33). En uno de los relatos más espectaculares del Nuevo Testamento, Jesús caminó sobre las aguas hacia los discípulos que ya estaban cruzando el lago. Los discípulos pensaron que era un fantasma y tuvieron miedo, pero Jesús les reveló que era Él quien se acercaba a la barca.

    —Señor, si eres tú —respondió Pedro—, mándame que vaya a ti sobre el agua. (v. 28)

    Jesús lo llamó a salir al agua y Pedro obedeció y caminó hacia Él. Pero, cuando sintió el viento y vio las fuertes olas, se asustó y empezó a hundirse.

    Entonces gritó:

    —¡Señor, sálvame! (v. 30)

    En seguida Jesús le tendió la mano y, sujetándolo, lo reprendió:

    —¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? (v. 31)

    Aunque tuvo un momento fugaz de duda, su audacia les permitió a él y a los demás discípulos experimentar el poder divino de Jesús.

    Pedro no siempre tomaba las decisiones correctas. A veces, su audacia lo llevaba a demostrar un mal criterio (Luc. 22:47-51), y otras veces, la presión lo impulsaba a retroceder (Juan 18: 15-17, 25-26). Pero después de que Jesús ascendió de regreso al cielo (Hech. 1:1-11), Pedro se transformó en un líder poderoso de la iglesia cristiana primitiva y proclamó osadamente el mensaje del evangelio a las masas (Hech. 2:14-41). Además, adoptó una postura audaz ante los líderes religiosos, aunque con el tiempo, esto lo pondría en grave peligro (Hech. 4).

    P: ¿Por qué crees que Pedro pudo tomar decisiones tan audaces?

    P: ¿Te resulta fácil o difícil ser audaz como Pedro? Explícalo.

    Un enfoque audaz

    Tal como Pedro y los demás discípulos, nosotros también podemos seguir el ejemplo de Jesús como un líder audaz y valiente. Sin embargo, no podemos hacerlo por nuestras propias fuerzas; y las acciones audaces solo son significativas y eficaces cuando se apoyan en una verdad inspirada en la Biblia. Aquí tienes tres claves que pueden ayudarnos a tomar la decisión de actuar con audacia:

    1. Jesús es el único camino. Como aprendimos en la última reunión, no hay manera de salvarse que no sea mediante el sacrificio de Jesús (Juan 3:16; 14:6). Además, no hay ningún otro lugar en donde puedas encontrar todas las respuestas a las grandes preguntas de la vida. Esto significa que podemos acudir con confianza a Él como el único que puede salvarnos, redimirnos, fortalecernos y guiarnos a nuestro destino establecido por Dios.

    Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos. (Hebreos 4:16)

    2. Se puede confiar en Jesús. Él es la única persona en este mundo a la que vale la pena seguir. Sus enseñanzas son verdad. Sus promesas son genuinas. Jesús siempre nos guía por el camino correcto. Podemos tomar la decisión audaz de confiarle nuestras vidas a Jesucristo.

    No se angustien. Confíen en Dios, y confíen también en mí. (Juan 14:1)

    3. Jesús es para todos. Esto significa que tenemos que compartirlo con los demás a través de nuestras palabras y nuestras acciones.

    Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo. (Mateo 5:14-16)

    En el gráfico

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