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Locuciones Latinas En Materia Jurídica
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Locuciones Latinas En Materia Jurídica

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El presente manuscrito es una compilacin de diversas Locuciones Latinas en Materia Jurdica. No es una gua de Derecho. Tampoco una exposicin doctrinaria de las locuciones plasmadas, slo se busca mostrar sencillamente, algunas locuciones y vocablos visualizados en diversos textos, cuyos autores se exponen en la bibliografa, haciendo con mucho respeto hacia ellos.

De inicio se muestra un captulo de introduccin, con lo que se busca explicar la importancia del contenido, se detalla una breve historia romana alusiva a los orgenes de la pennsula italiana, los pueblos que conformaron la pennsula itlica, sobre todo los pueblos que se establecieron en la regin del Lazio, (centro-sur de Italia), los etruscos, (norte-centro de Italia) y los colonizadores griegos que se establecieron en el sur de Italia, todos ellos contribuyeron al crecimiento de Roma a partir de su fundacin en el siglo VIII a.C. La obra de Rmulo y Remo, La Monarqua, La Repblica, El Imperio (sus emperadores y su ocaso); cmo surge el Derecho Romano, y el uso del latn en el derecho. Con la explicacin breve en cada una de las locuciones y vocablos, (de las de mayor importancia), se busca explicar el sentido de las mismas, es decir, lo que pensaron y quisieron decirnos los antiguos jurisconsultos romanos.

De manera general, se muestra brevemente la historia romana, la conformacin del Derecho y las locuciones con una breve explicacin.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento27 nov 2012
ISBN9781463341824
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    Locuciones Latinas En Materia Jurídica - Noé Bustamante Bustamante

    LOCUCIONES

    LATINAS

    EN MATERIA JURÍDICA

    SKU-000614024_TEXT.pdf

    Imagen tomada de http://alejandro-ellugardetodos.blogspot.mx/2011/02/primer-discurso-de-ciceron-ante-el.html

    NOÉ BUSTAMANTE BUSTAMANTE

    Copyright © 2012 por Noé Bustamante Bustamante.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

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    Fax: 01.812.355.1576

    432036

    ÍNDICE

    Introducción

    Breve Historia Romana

    La Monarquía

    La República

    El Imperio

    Derecho Romano

    El Uso Del Latín En El Derecho

    Locuciones Latinas

    Abreviaturas Y Siglas:

    Bibliografía:

    Bibliografía (Revisada De Internet):

    INTRODUCCIÓN

    L as diversas circunstancias que se generaron en la conformación de los primitivos pueblos Itálicos, mostraron al mundo la tenue luz para el desarrollo social, estructural, urbano y de organización jurídica, lo que permitió con el transcurso de su desarrollo una relativa convivencia y coexistencia a pesar de los diversos rasgos cosmopolitas que presentaban. La historia nos muestra como esos pueblos Itálicos primitivos de entre los siglos X y VII a.c. formaron la base del futuro poderío Etrusco y el incipiente nacimiento de Roma que al paso de los años habrían de sobrepasar la fuerza cultural, social y política que los etruscos representaban en ese periodo histórico. Así, en el año 754 a.C, con la plenitud del poderío etrusco del norte-centro de Italia, aparecen dos leyendas que nos indican el surgimiento de la antigua Roma. Por un lado el hecho de que Roma fuera fundada por los gemelos Rómulo y Remo con la Roma Cuadrata del primero, como una colonia de la latina ciudad-estado Alba Longa y la segunda, de que fueron los propios etruscos quienes fundaron Roma, propiciaron el despliegue estructural, social y jurídico hasta avanzar en el proceso monárquico, republicano e imperial que permitió a partir del siglo V de nuestra era, un legado significativo de manera permanente a todas las naciones, que heredaron de Roma la forma de gobernar, la forma de organización social, el crecimiento urbano, las artes, los deportes y un variado bagaje de reglas jurídicas por las que se regularizó la vida social, política y de familia.

    Con esta compilación de locuciones jurídicas en latín, no se busca adentrarse a fondo a una interpretación hermenéutica, ni siquiera axiológica de la fraseología romana que nos fue heredada por los grandes jurisconsultos clásicos de la Roma antigua, iniciando por el primer Rey de Roma, que se considera fue Rómulo, que fue el que presuntamente dio los primeros pasos en la organización social a través de los mecanismos jurídicos que fueron siendo fortalecidos con el paso de los años y la llegada de los posteriores reyes etruscos. Si atendemos al principio jurídico latino histórico ubi societas, ibi jus, consideraremos que es una razón histórica indiscutible e insoslayable, pues no puede haber orden en un grupo social, si no existe una ley que regule el desarrollo de ese grupo social. Ese aspecto nos induce a comprender que el derecho surge originariamente, encausando la actividad humana bajo determinadas formas de vida, hacia el control de la conducta individual. El derecho es pues, un producto sustancial de rigurosa necesidad social, que nació de la convivencia humana y que ayudó positivamente al fortalecimiento de la moral social en que se desarrollaban aquellos grupos primitivos romanos, que atendieron elementalmente al desarrollo de la religión, el lenguaje, el crecimiento urbano, la delimitación de la propiedad real individual, los mecanismos de comunicación terrestres, las prácticas culturales y políticas, el desarrollo de la vivienda, la moda y otros usos sociales que permitieron que el naciente derecho romano se tornara en inmutable por la sola tendencia que presentaba a mejorar y perfeccionarse con el paso de los años a través de las compilaciones someramente analizadas aquí. En el transcurso de los siglos y hasta llegar a la época moderna, se palpa la influencia del derecho romano en sociedad, desde el mismo trazado rectangular de la calles, las formas de gobierno, la integración y desarrollo de la familia, las avenidas (Vía Apia), los espacios deportivos y los destinados para el fortalecimiento de la cultura, son una muestra evidente de que vivimos sustancialmente bajo el amparo de la fuerza jurídica que nos legaron los romanos.

    Los esquemas políticos de los protagonistas del derecho y de la composición social romana, nos mostraron una expresión directa de lo que es objetivamente la estructura de la sociedad, de aquellos se desprenden tres principios sociales que permitieron la vida social humana del presente. En primer lugar, la atención irreductible entre actor social y sujeto histórico con el que aquel busca identificarse. En segundo lugar, se propone analizar a estos actores sociales a partir de dos elementos constitutivos: el eje corporativo o particularista y el eje político social. Estos elementos se combinan con el campo en que se mueven los actores políticos de la actualidad, los que pueden ser así mismo corporativo y político social, con la diversidad de actores y fuerzas sociales existentes que se mueven en la cosecusion del poder, nos hace reflexionar que el derecho romano lejos de estar desfasado, presenta mas vigencia que antes. En tercer lugar, se nos muestra el concepto de la división de poderes, (sector oficial), y el aspecto social (sector privado), como actores sociales que le dan fuerza a través de los diversos elementos jurídicos a la convivencia entre estado y sociedad civil, influencia histórica que nos legó la Roma clásica. La base social y jurídica de todo estado democrático es su Constitución, en el que se contemplan los diversos principios jurídicos que rigen la conducta humana en la sociedad, esa Constitución que se caracteriza en la columna vertebral también del estado, muestra las ramificaciones legales, derivadas en leyes secundarias que ayudan a la articulación de la convivencia social, ante la soberanía del poder político, y su consolidación frente a los demás estados democráticos. La acción que el hombre despliega en la estructura social, se apoya fuertemente en las fuerzas de los grupos del poder político. Desde antaño la invocación a los dioses, la plegaria, el sacrificio, el matrimonio, y el sistema del comercio, debían estar precedidos de elementos jurídicos que ayudaban en su desarrollo y en su fortalecimiento. Hoy el éxito alcanzado en nuestro medio social es derivado de la fuerte influencia jurídica legada por los romanos, y que ha dado cause a la regulación definitiva de la convivencia social y coexistencia de grupos de poder, que ayudan al fortalecimiento del derecho. Nos reafirma la concepción aristotélica del zoon politikon¹, alusiva al accionar individual en pos de la alteridad social, efectiva y potencial que contienen rasgos distintivos de desarrollo bajo conductas sintomáticas individuales sobre la co-acción, inter-acción, intra-acción, pro-acción, anti-acción y propter-acción, etc., con lo que se muestra el contenido de la acción humana dentro de un mundo de principios jurídicos que ayudan al fortalecimiento de los preceptos constitucionales de justicia, libertad y equidad social que fueron la base del pensamiento jurídico de los grandes jurisconsultos romanos.

    Resumiendo, podemos decir que gran parte de la cultura romana se deriva de la cultura etrusca. Los romanos, una vez que iniciaron con su primer rey Rómulo en el año 753 a.C., y con el sucesivo reinado de los reyes etruscos, se concibió primero la forma de vida social, (privada y de gobierno), la arquitectura, (construcción de puentes, arcos, eificios públicos, templos, calles y carreteras que conectaban a Roma con las ciudades de provincia), el desarrollo de la cultura, (música, danza, historia, literatura), deportes, (luchas, carreras hípicas, etc.), aspectos de los cuales surgió la necesidad de instrumentar el Derecho Romano en el que se engloban las normas de conducta sancionables.

    BREVE HISTORIA ROMANA

    Orígenes de la península italiana

    E n la época neolítica (edad de los utensilios de piedra pulida) la península italiana estuvo habitada por pueblos que vivian de la agricultura y de la cacería. Su orígen fue indeterminado y de esa época (neolítico) se condujo a la edad del bronce, al haberse utilizado este metal para fabricar puntas de armas y otros utensilios que sirvieron a los pobladores como medio de defensa, para la cacería y otros usos. En ese período (edad del bronce), generado entre los años 2000 a 1000 a.C., se dieron en la Europa Central, habitada por los pueblos del tronco indoeuropeo 2, circunstancias desconocidas que motivaron una emigración de éstos hacia el sur; dirigiéndose algunos hacia los Balcanes ³ y la península griega y otros hacia la península itálica. En los pueblos itálicos formados en tribus, sobresalían los umbríos situados al este de los Apeninos al norte del Adriático, los samnitas al sur de los anteriores, en los valles y estribaciones orientales de los Apeninos; y los latinos, instalados en la zona del Lazio, en el valle del río Tíber ⁴ junto al mar Tirreno ⁵. Los pueblos indoeuropeos que avanzaron por la cuenta del Pó ⁶, conocidos como los pueblos itálicos; se mezclaron posiblemente con los autóctonos de las llanuras y se extendieron al sur. Vivieron de la agricultura y de la cría de rebaños como ovinos, caballos y otros animales domésticos. En el segundo milenio a.C., surgieron en las costas itálicas pueblos provenientes de los territorios de evolución más avanzada del Mediterráneo oriental, los fenicios, los etruscos (Norte de Italia) y los griegos que llegaron al sur de Italia y ocuparon los territorios costeros, y que introdujeron la escritura y pusieron fin a la época prehistórica.

    Pueblos que conformaron la península itálica

    Los antiguos habitantes de Italia eran portadores de una cultura campesina. Hacia el siglo VIII a.C. en que según la leyenda se fundó la ciudad de Roma, coexistían en el área central en el mar Tirreno, las civilizaciones fenicia, griega y etrusca. Esta última desarrolló con los demás pueblos una armonía que permitió a los latinos, asimilar variados componentes de su elevada civilización. Aliados con los cartagineses, los etruscos expandieron su hegemonía desde la llanura del Pó, en el norte-centro de Italia, hasta el sur del río Tíber y fortalecidos con los griegos y los cartagineses establecieron las condiciones que permitieron con posterioridad que Roma se elevara en poderío e impusiera su dominio en la región. En ese siglo, la ciudad latina más importante era Alba Longa, situada al sur del río Tíber cerca de la costa del mar Tirreno; su origen se atribuye a descendientes del héroe troyano Eneas, emigrado al Lazio desde Troya según relatos de Homero en La Ilíada. Abarcando el Lazio, los etruscos ejercieron fuerte influencia sobre los latinos; a los que impuso avanzados estadios de civilización sobre elementos culturales e institucionales. Cartago se fundo como colonia fenicia por el año 815 a.C. al norte de África, frente a Sicilia, su hegemonía comercial heredada de Tiro, se extendió sobre las costas africanas del Mediterráneo hasta el sur de España. La expansión cartaginesa tropezó con los colonizadores griegos; pero siendo contemporánea con el crecimiento de Roma, formalizó con ésta una alianza, hasta que el poderío y la expansión romana condujo a ambas ciudades, al enfrentamiento conocido como Guerras Púnicas, que fue mortal para la colonia fenicia. Los etruscos⁷ arribaron a la costa italiana hacia el 800 a.C., al norte del Tíber y avanzaron hacia el interior, su origen se ignora aunque algunos autores precisan que tal vez venían de Asia Menor. Motivaron una importante evolución de Roma: establecieron sistemas de urbanización y de gobierno, construyeron obras (acueductos, canales), sobresalieron en pintura, escultura, literatura, amaban la música y la danza y eran hábiles en la navegación. En el siglo VI a. C., los etruscos dominaban gran parte de Italia, en este período, Roma paso de comunidad tribal a población, compitiendo en desarrollo y fortaleza con la propia Alba Longa de quien se había formado como colonia, con lo que se cree que la palabra Roma puede ser de origen etrusco, ya que se dice que Roma tuvo tres reyes etruscos, el último de ellos fue Tarquino el Soberbio.

    Rómulo y Remo

    Señala la leyenda que Roma fue fundada por los hermanos Rómulo y Remo, descendientes de un hijo del héroe troyano Eneas, Ascanio, quienes fundaron a la orilla del río Tíber la ciudad latina de Alba Longa; sobre la cual reinaron sus descendientes, hasta llegar a Numitor y su hermano Amulio. Este destronó a Numitor; y condenó a su hija Rea Silvia como vestal, sacerdotisa de la diosa Vesta⁸. Marte (dios de la guerra), engendró en Rea Silvia a los mellizos Rómulo y Remo que al nacer fueron arrojados al Tíber en una canasta, que encalló junto a las siete colinas situadas en la desembocadura del Tiber; recogidos por una loba que los amamantó en el Monte Palatino, fueron hallados y rescatados por un pastor cuya mujer los crió. Siendo mayores, los mellizos restituyeron a Numitor en el trono de Alba Longa, y decidieron fundar, como colonia de esa ciudad a la derecha del Tíber la ciudad de Roma, en donde habían sido amamantados por la loba. Ante las siete colinas o montes Palatino, Esquilino, Aventino, Quirinal, Viminal, Capitolio y Celio, Rómulo y Remo discutieron sobre el lugar donde fundar la ciudad; Rómulo ascendió al monto Palatino y su hermano Remo ascendió a otro, observando el vuelo de las áves, Rómulo trazó un recuadro en lo alto del monte, delimitando lo que sería la nueva ciudad y juró que el que cruzara le daría muerte, Remo cruzó una de las líneas con lo cual Rómulo le dio muerte (año 754 a.C.). Posiblemente las aldeas diseminadas en los montes crecieron hasta fusionarse con la ciudad de Roma. En el siglo VII a.C. la expansión etrusca en el Lacio impulsó en las aldeas y en Roma sus costumbres, cultura y economía. Roma como colonia de la latina Alba Longa, se cree que fue integrada con personas de origen etrusco; lo que llevó a que se convertiera en importante plaza industrial y comercial cuyo trazado, arquitectura, monumentos y otras unidades, tuvieran afinidad con la cultura etrusca. La Roma Cuadrata⁹ delimitada en el monte Palatino creció con sus vecinos los montes Esquilino, Celio, Aventino, Quirinal, Capitolio y Viminal hasta integrar la federación de las siete colinas.

    En su inicio Roma fue gobernada por siete reyes (incluyendo a Rómulo¹⁰). Para poblar la ciudad, Rómulo llevó allí a fugitivos y criminales que carecían de mujeres. El rey invitó a los vecinos a una fiesta que llevaron consigo a sus mujeres e hijas. Durante la fiesta, los romanos pelearon con los invitados y les quitaron a las muchachas, lo que se considera como el rapto de las sabinas, pues asistían del país de los sabinos. La guerra que siguió entre Roma y los sabinos fue culminada con el acuerdo de que el sucesor de Rómulo, sería el sabino Numa Pompilio, al cual se le atribuye la ordenación pacífica del estado romano. Bajo los reyes posteriores fue sometida y destruida Alba Longa, la ciudad madre de Roma, y las familias más importantes se trasladaron a Roma.

    LA MONARQUÍA

    (753 a.C – 509 a.C). Gobierno en que el Rey conservaba todo el poder en sus manos. El cargo se transmitía por herencia y era vitalicio, es decir, duraba mientras viviesen. La tradición y la arqueología coinciden en que Roma fue fundada a mediados del siglo VIII a.J.C. poco después de la fundación de la ciudad de Roma, se estableció una monarquía latino-sabina (750-617). La historia registra a Rómulo como el primero de los siete reyes que gobernaron Roma. Sus sucesores fueron de origen latino. Roma fue invadida por los habitantes de Etruria y de ahí que los últimos tres reyes fueron etruscos, estos reyes concentraron todo el poder: eran sacerdotes, jueces, jefes políticos y comandaban el ejército. Con ellos la ciudad de Roma se fortaleció significativamente, amurallaron las siete colinas, construyeron caminos, canales de regadío y secaron los pantanos, influyeron en el alfabeto, el comercio, la religión y el arte. Desde el cuarto rey Anco Marcio (etrusco), existe la diferencia entre patricios (descendientes de los más antiguos habitantes) y plebeyos (de reciente llegada). La tradición enlaza la caída de la monarquía y la erección de la república con el nombre de Bruto, un pariente de la casa real. Los nobles romanos se cansaron de los abusos cometidos por los reyes etruscos, se rebelaron y expulsaron al último rey etrusco, Tarquino El Soberbio.

    LA REPÚBLICA

    (509 a.C – 31 a.C). Con la expulsión del último de los Tarquinios, Roma cambió su forma de gobierno monárquica por el sistema republicano que habría de traerle grandes beneficios sociales, políticos y culturales, simbolizando una transformación permante que habría de influir en la posteridad en todo el mundo. La República fue un gobierno en que el pueblo de Roma participaba aprobando las leyes y eligiendo los cargos públicos. En el año 509 a.C, al expulsar al último rey etrusco, se creó la República (res: cosa; públicus: pública, de pueblo; la cosa pública) con lo que quedó suprimida la Monarquía. El gobierno ya no estaría dirigido por un rey sino por dos magistrados elegidos anualmente por la Asamblea Popular, llamados Cónsules que al mismo tiempo presidian el senado y la Asamblea del Pueblo. En este periodo el senado tenía la autoridad suprema en Roma, bajo este sistema, los romanos conquistaron grandes territorios y trajeron a Roma riqueza y cambios significativos en las costumbres y en la forma de vida romana. Inició la república dandole participación a los ciudadanos en el gobierno, que fue más aparente que real, porque los cónsules gozaban de igual poder que los reyes. Al inicio de la República se creó la Asamblea de las Centurias, que tuvo más fuerza que la antigua Asamblea de las Curias. En tiempos de amenaza de guerra o de inseguridad intena, los cónsules eran sustituídos por un dictador que ejercía poderes extraordinarios durante el término de seis meses. En ese lapso el dictador tenía derecho de vida y muerte sobre todos los ciudadanos e iba acompañado de veinticuatro lictores. Los primeros cónsules de la República fueron Bruto y Tarquino Colatino.

    Durante el período republicano se creó el tribunado de la plebe que debía proteger a los ciudadanos y cuidar que ninguno fuese afectado en sus derechos. El tribunado carecía de poder para obrar, pero lo tenían para impedir, tenían el derecho de Veto (Prohibo), que ejercían cuando se proponía una ley contraria a los intereses del pueblo. Para complementar la tarea de los tribunos, se creó un cuerpo de ediles, elegidos también entre los plebeyos, los que se ocupaban de la administración de la ciudad, mediante la vigilancia de la limpieza, el control de los precios, el buen uso de las pesas y medida, y además, ejercían la función de policía para velar por la seguridad de los habitantes. En el año 471 a.C. la asamblea plebeya se integró en tribus territoriales (de ahí el nombre concilia plebis tributum), así como una cuarta asamblea ciudadana, los comicios tributos, que le servirá de modelo. El Senado reconoció a las Asambleas por Tribus (barrios), —en las que se votaba por cabeza, lo que le daba ventaja a los plebeyos— el derecho de votar leyes llamados plebiscitos. Los tribunos lograron que en el año 451 a.C. se nombraran diez magistrados, llamados decenviros, a quienes se les encomendó la redacción de leyes, éstos redactaron diez tablas que después se agregaron dos más, lo que constituyó la Lex Duodecim Tabularum. Con la Ley Hortensia del año 287 se reconoció a los plebis scita –(plebiscitos), las decisiones de la plebe-, en origen carentes de eficacia jurídica; a partir de ahora los concilia plebis desempeñarán buena parte de la actividad normativa del Estado. Los cónsules (dos) presidían el Senado y ejercian las funciones de gobierno. Los pretores eran dos magistrados encargados de administrar justicia. El pretor urbano se ocupaba de los asuntos de la ciudad, y el pretor peregrino atendía las cuestiones de los extranjeros. Los censores también en número de dos, eran elegidos por cinco años y se encargaban del censo de la población. Los cuestores, cobraban los impuestos, calculaban los gastos de las guerras y pagaban a los empresarios y con ellos se iniciaab la carrera de los honores.

    El fin de la República. En el año 49 a.C., después de morir Craso en el 53 a.C, quedaban dos hombres sumamente poderosos, Pompeyo y Julio César (los tres formaron el primer triunvirato), quienes se disputaban el poder absoluto de la República. Pompeyo, protegido del senado, solicitó a éste que ordenase a César la disolución del ejército que comandaba, -el senado se lo negó-, César por el contrario, "respondió solicitando el poder: sus títulos para la jefatura eran impresionantes. Era intelectualmente brillante y físicamente imponente, comandante militar de talento, hábil político y astuto financiero. Como cuestor en España había acumulado una gran fortuna; como general en Galia había añadido al territorio romano todas las tierras al oeste del Rin, y había escrito sus famosos Comentarios"¹¹. El enfrentamiento político y bélico se recrudeció, Pompeyo se trasladó a Grecia y desde aquí organizó un ataque contra César, éste respondió atacando fuertemente a los partidarios de aquél en España y luego en Grecia a los que venció. Pompeyo fue vencido por César en Farsalia en el 48 a.C. y poco después al desembarcar en Egipto en donde pretendió refugiarse, murió a manos de un súbdito del joven rey Ptolomeo.

    César regresó a Roma más seguro en el poder de lo que ningún romano había estado antes…. Perdonó a muchos de sus antiguos enemigos, incluso a Cicerón, y los repuso en el Gobierno. Ideó el mecanismo de un sistema administrativo más fuerte y más eficiente, emprendió extensos proyectos de colonización, proporcionó trabajo a los pobres e hizo más severas las leyes contra el crimen y la usura… proyectó una carretera a través de Italia y dio a Roma y a la civilización occidental el calendario Juliano, que fue el precursor inmediato del usado en la actualidad.¹² Con carácter de cónsul, después de vencer a Pompeyo al que habría perseguido hasta Alejandría, había obtenido del Senado las más altas funciones y los más inusitados honores, como el título perpetuo de emperador y el derecho a vestir el atuendo púrpura y la corona de laurel, con lo que pretendió erigirse como nuevo Rey de Roma, acarréandose la animadversión del Senado al que llegó incluso a reprocharle algunos dictámenes, cosa que no le perdornarían. Dos meses antes del año 44 a.C. la tensión política entre Julio César y el Senado se acrecentó. Se constituyó una conspiración en su contra y la noche previa al idus de marzo del año 44 (15 de marzo), quitó el sueño a más de un ciudadano no tanto por la tormenta derivada de un huracán que se había formado en el Tíber, sino porque creían en la posibilidad de que al día siguiente la República romana no fuese más que un recuerdo inmolado en araz de la realeza del César. Un vidente previno a éste de que se cuidara de los idus de marzo, su propia esposa Calpurnia trató de impedir que asistiese al Senado el día de los idus, diciéndole que no lo hiciera, ya que durante la noche había tenido sueños premonitorios, no obstánte los ruegos, César insistió en asistir, sabía que se jugaba la vida en manos de quien no estaba de acuerdo, pero confiaba en su estrella y quiso comprobar su esperanza. A través de la Vía Sacra y el Foro, la litera de César hendía la masa humana que el ocio reunía ese día en el corazón de la ciudad. Alrededor de él, el gentío se apiñaba. Advertido del peligro que le amenazaba en los idus de marzo, ese día cuando iba al Senado, César se encontró al vidente y riendo le dijo: Los idus de marzo ya han llegado; a lo que el vidente respondió: Sí, pero aún no han acabado. Bruto se mostraba impaciente en su tribuna, cuando por fin apareció César, con aire ya real bajo su toga de púrpura y laureles. Los conjurados se acercaron y lo rodearon. Entre ellos, los hermanos Casca y Labiento, Quinto Ligario, Trebonio y Tilio Cimber. Éste último, según el plan previsto, le sujetó por la toga y logró poner un hombro al descubierto para ver si llevaba coraza. Esta fue la señal para iniciar el ataque. Cuando el dictador trató de soltarse y se echó hacia atrás mientras gritaba alarmado ¡Esto es un atropello!, uno de los Casca le apuñaló por la espalda, buscando su garganta. Cuando se dio cuenta de que había muchos puñales que se dirigían hacia él amenazadoramente, se envolvió la cabeza con la toga, y, al mismo tiempo, con la mano izquierda llevó la parte hueca de la misma toga hacia la parte de abajo de las piernas, para que si caía, fuera de una manera más honesta con la parte inferior del cuerpo cubierta. De esa manera fue herido con 23 puñaladas y sólo dio un gemido al primer golpe, pero sin decir una sola palabra. Aunque fueron muchos los que le traicionaron, se dirigió a Bruto que venía hacia él con palabras griegas "kai su teknon", que posteriormente se latinizó en la famosa frase tu quoque, fili mi?, "¿Tú también, hijo mío?, luego se mantuvo en silencio y murió. Suetonio."

    El futuro de Roma se torno incierto, los habitántes conmovidos se preguntaban sobre quién sería el sucesor de Julio César. Días después en que se celebraron los funerales, Casio y Bruto autores del magnicidio, pensaban que el pueblo los aclamaría como salvadores de la República, por haber dado muerte a quien pretendía restablecer la Monarquía, sin embargo Marco Antonio en su alocución, los acusó tanto a ellos como a otros participantes del funesto crímen, lo que hizo que esa misma noche, las turbas quemaran sus casas, huyendo los asesinos de Roma. Marco Antonio comenzó a ser visto como heredero de Julio César, pero apareció Octavio, sobrino e hijo adoptivo del difunto, quien apoyado por el orador Cicerón, pretendía la herencia y el mando del dictador. En esa escena política apareció también como pretendiente al poder Lépido, quien fuera protegido de César, lo que generó una nueva convulsión social. Para evitar que Roma cayera en una guerra civil, Octavio, Lépido y Marco Antonio se reunieron para determinar lo más conveniente, lo que dio como resultado la división del territorio para los tres: a Marco Antonio le tocó el Oriente, a Lépido el Norte de África y a Octavio el territorio de Italia, así surgió el segundo triunvirato.¹³ Con el paso del tiempo, Octavio buscó la manera de hacerse del poder total, desprestigió a Marco Antonio ante los ojos del populacho y del Senado, argumentando ante éste, que Marco Antonio había dispuesto en su testamento que si su muerte ocurría en Roma, su cadáver fuera trasladado a Egipto y entregado a Cleopatra su amante, lo que significaba una traición para el pueblo de Roma. Ante el templo de la diosa de la guerra Belona, Marco Antonio fue declarado enemigo público. Mientras Lépido en el año 36 a.J.C., se había retirado definitivamente de la vida política conservando la dignidad de sumo pontífice, Octavio fue a buscar a Marco Antonio hasta Alejandría en cuyos alrededores venció a Marco Antonio y a Cleopatra en el enfrenamiento naval de Accio (31 a.J.C.).

    EL IMPERIO

    (31 a.C – 476 d.C). Gobierno en donde los emperadores de Roma basaban su autoridad en el poder militar, dominando a otros pueblos. A inicios de éste período, Octavio heredero de Julio César, surgió como poseedor de la jefatura del Gobierno. En el año 27 a.C, al vencer a Marco Antonio su co-cónsul y tomar las provincias orientales que éste tenía en su poder, regresó a Roma y "durante una reunión cuidadosamente planeada, entró en el Senado para anunciar que la República había sido restaurada. Luego humildemente anunció dimitir. En lugar de aceptar su oferta, el Senado, que sabía en realidad no se le podía oponer, lo eligió princeps, o primer ciudadano, y le confirió diversos cargos de estado. El mismo Octavio asumió el título de Augustos o majestuoso. Fue con este título honorífico de Augusto (que le otorgaron el pueblo y el Senado) con el que ha pasado a la historia. Y empezó la nueva historia de Octavio y de la República romana. Así quedó formalmente establecido el Imperio Romano, si bien Augusto evitó cuidadosamente llamarse a sí mismo emperador".¹⁴ Octavio inició su gobierno con una serie de acciones de apoyo directo al pueblo, fortaleción el aspecto administrativo y sin descuidar otras instituciones como lo jurídico y la familia, creo un cosejo que le asesoraba y al que se le llamó el Consejo del Príncipe y asimismo, creo la Guardia Pretoriana. "En nombre del respeto a la tradición republicana, la propaganda presenta el principado de Augusto como el dominio del primus inter pares, del mejor entre los senadores que manda por la fuerza de su autoritas. Mientras prepara su sucesión, Augusto no puede contradecir esta fórmula. El futuro emperador deberá cubrir progresivamente los poderes que favorezcan el camino hacia la autoritas¹⁵ Cuidando de no autonombrarse emperador, desarrolló un gobierno productivo, con visión republicana e impulsó fuertemente una política imperialista que condujo a Roma hacia una potencia universal. Con Augusto se consigue la sumisión definitiva de Hispania (que al cabo de dos siglos de presencia romana aún no había sido sometida), la conquista del Valle de Aosta, de la franja alpina correspondiente a la actual Austria y Zuiza, de la Panomia (actual Hungría) hasta el Danubio".¹⁶ El territorio del Imperio abarcó incluso hasta las islas británicas y desde el norte de África hasta Germania. Para los romanos el latín fue la lengua natural, conscientes de su fuerza y de su ideología oficial desde la época de Augusto, inspiraron una forma de pensar y actuar en la que la expansión y el dominio territorial constituían objetivos ineludibles.

    Durante los 41 años de gobierno propiamente absoluto que ejerció Augusto en el Imperio, permitió que la ciudad de Roma floreciera en todos los aspectos, e hizo que la ciudad se tornara la más lujosa y hermosa del mundo. Se levantaron obras de ingeniería y arquitectura magníficas como puentes, templos y edificios públicos y cambió el ladrillo por el mármol. No obstante de que el Senado le había atribuido propiamente todos los títulos, incluyendo el de imperator (general victorioso), tribuno y prefecto, (que le permitía nombrar a los senadores y vigilar a los ciudadanos), sumo pontífice, (jefe de la religión) y príncipe o presidente del senado, actuó como un simple ciudadano y su casa en el Palatino la mantuvo abierta a todos. Roma prosperó y se llenó de monumentos, e hizo que en todo el imperio hubiera órden y paz con los habitantes de todas sus provincias a las que fortaleció y fueron administradas eventualmente por funcionarios con sueldos fijos, llamados legados que nombraba el emperador y que debían dar cuenta de su gestión. Sus numerosas obras sociales, políticas y culturales que legó a la humanidad y con las cuales se fortaleció el imperio, entre las que destaca el Derecho Romano y las obras de infraestructura como carreteras con las que unio las provincias, hizo que al Siglo I de nuestra era fuera llamado El Siglo de Oro, el poeta Virgilio lo celebró en uno de sus versos. iGracias a ti, César, el buey vaga por las praderas; Ceres y la feliz abundancia fecundan nuestros campos; los barcos navegan sin temor en el mar pacificado, y la buena fe se alarma cuando hay la más mínima sospecha!. Murió a los 76 años (14 d. C.) y fue enterrado con gran pompa en un monumento llamado aún el Mausoleo de Augusto.

    Posteriores Emperadores. El imperio pasó de Augusto a Tiberio quien tenía de parte suya al ejército que habla mandado en Germania. Los gobernadores de provincia fueron escogidos según sus méritos y vigilados con rigor, murió eloquecido. Le siguió Calìgula, hijo de Germánico, a quien se le llamó así porque llevaba el calzado que los soldados usaban (cáliga). Al inicio se mostró como un buen príncipe; pero por la epilepsia que padecía le invadió la locura. Nombró cónsul a su caballo y se hizo adorar en lugar de Júpiter, entre otras rarezas. Murió a manos de un soldado en el año 41. Siguió en el trono un hermano de Germánico, llamado Claudio, que era viejo, calvo y embrutecido por la embriaguez lo gobernaron sus mujeres y sus libertos, Agripina, hija de Germánico, lo envenenó para asegurar el trono a su hijo Nerón (54). Siguió en el trono Nerón, que para quitarse la tutela de su madre Agripina primero la trató de ahogar y después la implicó en una conspiración contra él y la hizo degollar. Repudió a su mujer Octavia, la condenó a muerte y se entregó a vicios y desarreglos con sus libertos. Un día Roma se incendió, y todos los dedos apuntaban a Nerón que, para evitarse el juico popular, ordenó la primera persecución contra los cristianos argumentando que éstos eran los culpables del incendio. Trece años de ese régimen motivaron la sublevación de los soldados, Nerón huyó a una casa de campo y alli se dio muerte (68).

    Los Flavios. Llegaron a gobernar la nueva dinastía de los Flavios que trajeron paz y tranquilidad en Roma. Vespasiano, alcanzó las dignidades militares por su propio mérito, renunció al lujo y a la ostentación, promovió el desarrollo de obras urbanas y ayudo al control de gastos a favor del pueblo. Murió de muerte natural en el 79. Tito, su hijo, terminó la campaña de Judea con la toma de Jerusalén, sólo reinó dos años. Fue durante su gobierno en que hizo erupción el Vesubio, cuyas cenizas sepultaron las ciudades de Herculano y Pompeya en el 79. De él fue la famosa frase ¡He perdido el dia!, cuando no había hecho una buena acción. Domiciano, hermano de Tito siguió en el poder, su gobierno de orden militar actuó a semejanza de los de Nerón y Calígula, tirano y cruel, expulso a los filósofos de Roma, persiguió a los cristianos y murió asesinado en el 96, se cree que su propia mujer estaba metida en la conjuración.

    Los antoninos. Uno de los senadores llamado Nerva asumió el poder. Nerva buen jurisconsulto, fundó la dinastía de los Antoninos, pero en lugar de reglamentar la sucesión al trono por el parentesco, procedió por adopción, lo que dio al imperio una serie de excelentes monarcas (96-98). Trajano, devolvió al senado sus antiguos honores, construyó el puente del Danubio en las Puertas de Hierro, el puente de Alcántara en España, y el Foro de Trajano en Roma. Impulsó el comercio, la agricultura, las artes y las letras e instituyó la beneficencia pública. Murió en Asia en el año 117. Adriano, su sucesor, fue un emperador pacifico. Artista ilustrado y viajero infatigable, reconstruyó ruinas y edificó nuevos monumentos. Fundó la administración y desde entonces data realmente la organización del imperio (117-138). Lo sustituyó Antonino Pío, cuyas notables virtudes permitieron el nombre a una serie de emperadores. Marco Aurelio elegido por Antonino Pío, fue un filósofo que practicó las máximas de la filosofía. Fue bueno, humano y desinteresado, y pasó sus ratos de ocio escribiendo los pensamientos, admirables sentencias de la sabiduría antigua. Aumentó las instituciones benéficas y protegió a los esclavos. Erróneamente le dejo el imperio a su hijo Cómodo, que llegó a ser un orate sanguinario como Diocleciano y Nerón.

    Ocaso del Imperio. Con la ascendencia al poder de Septimio Severo, inició la decadencia del Imperio Romano. Dicho emperador centro sus acciones en la reorganización militar y sucesoria. Nombró augustos a sus dos hijos, el mayor que le sucedió fue Caracalla (211-217) quien empezó a gobernar con talento y eficacia. Alejandro Severo (222-235) fue un gobernante honrado y con intenciones de ejercer un gobierno eficaz. Con él desaparecieron el tribunado de la plebe y otros cargos tradicionales. Siguió un período de anarquía militar en el que coexistieron varios emperadores, se generó un desorden con lo que se dio cause paulatinamente a la desintegración social y de gobierno. Diocleciano (284-305) dividió al Imperio en una tetrarquía. Constantino (306-337), ascendió al poder después de vencer a su rival Majencio (312)¹⁷ en el Puente Milvio, y declaró inmediatamente después la aceptación del cristianismo como religión oficial del imperio, a través del Edicto de Milán, sin abrogar las creencias paganas. Ya aceptado enteramente el cristianismo en el Imperio, siguieron los emperadores Juliano, Teodosio (que abolió en el 381 el paganismo religioso y se prohibieron por ley los sacrificios a las divinidades tradicionales). Los últimos emperadores vivieron una época dramática, todos estuvieron dominados por jefes germanos que ayudaron a sostener la ficción imperial y el que terminó con la era imperial (476) y con toda una historia de organización social, jurídica y política, fue Rómulo Augústulo que creo el reino de Italia.

    Desde inicios de nuestra era el Imperio Romano se sobrepuso al mundo conocido. Los lineamientos jurídicos que fortalecieron decididamente la organización social, política, urbanística y de familia, fueron adaptados a los pueblos conquistados, e incluso se retomaron por los países ajenos al imperio, que conocieron las formas de gobierno de éste. Las diferencias sociales no solo negaban la participación en decisiones políticas a quienes no eran romanos, sino que su vida común en sociedad y frente al poder político, la diferenciación de la sociedad se basaba en el Derecho Civil, implementado solo para los ciudadanos de origen romano, y el Derecho de Gentes, aplicable llanamente a todos los demás habitantes del imperio, no considerados romanos, sino extranjeros, pero por estar sometidos al poder imperial, debían ajustarse al orden jurídico implementado por éste, pagar tributos y rendir cuentas de su administración, todo ello contemplaba las extensas posesiones romanas, asentadas en gran parte de Europa (islas británicas, galias [hoy Francia], España y Germania, y en algunas partes de África y de Asia.

    El poderío romano-imperial tuvo su fuerza preponderante ante el mundo de la nueva era cristiana, no propiamente en base al desarrollo productivo directo, sino que considerando la extensión territorial y la fuerza política de sojuzgamiento hacia los pueblos conquistados, generaban una fuerte explotación social de éstos, a los que obligaban a pagar repetidamente grandes cantidades de tributos.

    El auge, predominio y fuerte influencia política y jurídica del Imperio Romano, tuvo su ocaso paulatino ya a finales del siglo IV, en base a factores que hoy pueden considerarse determinantes para su desintegración: la incursión de los hunos (pueblos bárbaros), hoy germanos en el ámbito imperial, fueron sin duda un factor fundamental en su desintegración, las hordas inquietas e incansables de bárbaros, encabezados por Anibal, rey de los hunos, llegaron con fuerza a invadir y echar abajo importantes instituciones predominantes del imperio; los fuertes conflictos bélicos que se presentaban de manera interna, y que fueron generando su resquebrajamiento hasta dividirlo en Imperio Romano de Oriente e Imperio Romano de Occidente, lo que acarreó en una feróz lucha por el poder, incidiendo en una crísis política insalvable para ambos bandos; y el crecimiento inusitado del cristianismo que tuvo carta abierta para su expansión, a partir del gobierno de Constantino el Grande y que motivó a partir del año 313 su reorganización y difusión acelerada en todo el territorio imperial, trayendo una evidente unidad moral entre la sociedad civil y ante las élites de gobierno, ello coadyuvó también al quebrantamiento de las fuerzas estructurales del imperio de los césares.

    DERECHO ROMANO

    El vocablo Derecho proviene etimológicamente del término latino directus, directo, lo recto, lo rígido, proviene del verbo dirigere, que en sentido figurado significa lo que está conforme a la regla, a la ley; es decir, lo que no se desvía a un lado ni a otro, o sea, lo que es derecho. Para mencionar la realidad de lo que nosotros llamamos derecho, los romanos emplearon el vocablo ius. Al desintegrarse el imperio romano, por causa de la invasión de los bárbaros germanos, los distintos pueblos que se crearon en Europa y en el Norte de África, olvidaron en gran parte el derecho romano y adoptaron las instituciones consuetudinarias de los godos. En el transcurso del tiempo, y con el descubrimiento de los libros que contenían las instituciones y pandectas romanas, se propagó por toda Europa el estudio del Derecho romano justiniáneo.

    El Derecho Romano floreció significativamente en la época republicana y resaltó con la expedición de la Ley de las Doce Tablas. Trae las sabias enseñanzas del Derecho de la Roma clásica; es el Derecho que fundamenta la legislación civil de gran parte de Europa y toda América Latina. Aunque ya no se encuentra vigente, se sigue invocando en los tribunales, sobre todo cuando el Derecho Positivo tiene lagunas y cuando se requiere reforzar el articulado del Código Civil con las doctrinas de Ulpiano, Paulo, Modestino y demás jurisconsultos, para conseguir una sentencia favorable. El Derecho Romano estructura a todo el Derecho Civil hispano-americano y a gran parte del europeo. Su nacimiento se generó en base a la división entre patricios y plebeyos, antes del año 451 a.d.C - 450 a.d.C. Las tradiciones legales romanas estaban en manos de los patricios y todos los asuntos relacionados con el derecho recaían sobre el Pontifex Maximus, conociéndose como derecho pontifical. El Derecho tiene su fundamento y origen en las tradiciones de los antepasados: el mos maiorum. De acuerdo con estas tradiciones se desarrolló todo el sistema gentilicio, así como la organización política.

    Ley de las Doce Tablas. A mediados del siglo V a.C. aparece la primera ley escrita, la Lex Duodecim Tabularum, cuya redacción se encargó a una comisión de diez miembros llamados decemviros, y en la cual se fijaron los mores maiorum, quedando así por escrito una primera regulación de las relaciones de derecho entre los ciudadanos. La ley de las XII Tablas conocida también como ley decemviral, fue un texto legal que contenía normas para regular la convivencia del pueblo romano. Por su contenido, se dice que pertenece más al derecho privado que al público. Se considera como el primer código de la antigua Roma que contempló aspectos sobre censura (pena de muerte por poemas satíricos). Se publicó al principio en doce tablas de madera y, posteriormente, en doce planchas de bronce que se expusieron en el foro para que la gente se enterara de ellas. Tito Livio las apreció como la fuente primigenia de lo que conocemos como el Derecho Romano, tanto público como privado, y Cicerón señalaba que los niños debían estudiarlas y aprendérselas de memoria, y de esa manera, analizar su contenido.

    Respecto a su contenido, las tablas I, II y III, comprendían el derecho procesal privado, y regulaban las acciones de la ley y acciones judiciales que podían ejercer los ciudadanos romanos para la defensa de sus derechos. Tablas IV y V, abarcaban lo relativo al derecho de sucecesiones y el derecho de familia, así como las normas sobre la tutela de los menores no sujetos a patria potestad, normas alusivas a la curatela, para administrar los bienes de enfermos mentales o discapacitados. Tablas VI y VII, regularon la mancipatio y la in jure cessio, contenían el derecho de obligaciones, alusivos a negocios jurídicos y derechos reales. La Tabla VII abarcaba normas sobre relaciones de vecindad entre fincas colindantes, terrenos solares y vías de comunicación; anchura de las vías en las rectas y en las curvas y límites entre fundos, etc. Tablas VIII y IX, abarcaban el derecho penal, observándose su diferencia entre (derecho público y derecho privado). El público comprendió los ilícitos penales (crímina). Los crimina eran perseguibles de oficio y sancionables, el privado se ocupaba de los delicta, ilícitos privados, de menor gravedad y de persecución a petición de la víctima o de sus familiares. Tabla X, reguló el Derecho Sacro, se prohibió la incineración e inhumación de cadáveres en la ciudad, para evitar alguna enfermedad pandémica. Tablas XI y XII, conocidas como Tabulae Iniquae Tablas de los injustos, contienen la prohibición del connubium (matrimonio jurídico entre patricios y plebeyos), después con la Lex Canuleia esta prohibición quedo derogada. La tabla XI se relaciona con el derecho penal, sobre todo en lo criminal, y la tabla XII con el derecho privado.

    Con el paso del tiempo y ante el diverso conjunto de leyes, algunas contradictorias, apareció la figura de los jurisconsultos, que trataban de simplificar las normas legales y formar doctrina jurídica, que pudiera aplicarse también a los nuevos casos. Entre ellos destacan Domicio Ulpiano, Aemilius Papinianus, Ereno Modestino, Aquilio Gayo, Celso o Julio Paulo. El primer intento de sistematizar totalmente el derecho, se debe al emperador Teodosio II, que elaboró el Codex Theodosianus, después de éste surgió el Breviarum Alarici o Lex Romana Wisigothorum, elaborada por el rey visigodo Alarico, que fue derivado del Codex Theodosianus.

    Etapas históricas. El derecho romano sufrió una evolución importante a lo largo de su historia romanística, lo que permite distinguir el estudio del derecho en cuatro etapas que corresponden a los cuatro períodos políticos de Roma (Monarquía, República, Alto Imperio y Bajo Imperio). En la primera etapa se citaron dos códigos; el Jus Flaviorum y el Código de Papirio (Jus Papiriarum). En la segunda etapa aparece el Código de mayor relevancia la Ley de las XII Tablas que tiene un carácter constitucional y buscó conciliar las costumbres patricias y plebeyas, entre otras acciones de importancia histórica. Tercera etapa, en esta brillo la jurisprudencia como consecuencia de la formación de escuelas de jurisconsultos entre las cuales descollaron principalmente la de los proculeyanos y los sabinianos. Cuarta Etapa, se caracteriza por las codificaciones; sobreviene la decadencia del derecho, y es entonces cuando los jurisconsultos se dedican, preferencialmente a la tarea de hacer recopilación de leyes. En esta etapa se dieron las siguientes compilaciones jurídicas: el Codex Gregorianus y Codex Hermogeneanus los cuales constituyeron la base para la copilación posterior, el Codex Teodosianus (438) y el código Justinieano (534).

    Corpus Iuris Civiles. El emperador Justiniano patrocinó la recopilación de todas las disposiciones jurídicas existentes, consideradas como vigentes, e incluso algunas de importancia que habian sufrido derogación, disposiciones que se conjuntaron en el Corpus Iuris Civilis, que fue la obra preponderante de Justiniano, ya que ésta destaca por su formación en 4 libros: Las Instituciones o principios generales de derecho, pensada para la enseñanza de las primeras nociones jurídicas, sustituye a las Instituciones de Gayo, y después, en el 533 se publicaron las Instituciones de Justiniano, formada por 4 libros, que tratan sobre las personas; sobre las acciones y obligaciones; sobre los derechos reales, propiedad y testamento; y sobre la sucesión sin testamento y de los contratos. El Digesto que es una antología de jurisprudencia encargada por Justiniano en el año 530 a una comisión de juristas presidida por Triboniano, ordenado por materias y no cronológicamente, fue una colección de opiniones jurídicas de juriconsultos heredadas del pasado para la consulta de jueces y magistrados en la resolución de casos. El Codex Iustinianus, que fue una recopilación de leyes en vigor desde tiempos republicanos hasta la redacción del Corpus legal de Justiniano, integrado también con las constituciones imperiales ordenadas cronológicamente (con los códigos Gregoriano, Hermogeniano y Teodosiano). Las novelas, fue un apéndice añadido al Corpus Iuris Civilis, compuestas por 134 novelas que recogen las leyes publicadas desde el año 535 al 556,¹⁸ recogen las leyes emitidas en Bizancio a partir de Justiniano. El monarca Recesvinto impulsó una nueva compilación que sustituyó al Breviario de Alarico, dando lugar al Liber Iudiciorum que en los siguientes gobiernos fue recibiendo añadidos.

    A MANERA DE CONCLUSIÓN DE ÉSTE APARTADO

    Los romanos pasaron de la monarquía a la aristocracia política y de esta, a un estado democrático que se expandió vertiginosamente y que pudo mantenerse jurídicamente, mediante un poder central de fuerte concentración. Tras los breves episodios de los triunviratos sucesivos que se ocasionaron ya al final de la época reepublicana, el sucesor del malogrado Cesar, Octavio (Augusto) se hizo del poder imperial con el apoyo del senado y en adelante, con la influencia del poderoso Augusto, Roma fue regida por un gobierno unipersonal, al menos mientras el imperio se mantuvo unificado, prácticamente hasta el siglo IV de nuestra era, aun a pesar de las desavenencias políticas y sociales de las que fueron actores directos, emperadores como Calígula, Cláudio y Nerón, que por sus extravagantes acciones y falta de visión para gobernar, estuvieron a punto de destruir la fuerte conformación social y jurídica lograda durante los períodos monárquico, republicano y el propio imperial.

    Los significativos procesos en el arte de gobernar y en el orden que se le dió a la conducta individual del pueblo romano, los romanos legaron al mundo de hoy sus teorías políticas revestidas en una forma estrictamente práctica con las que concibieron profundamente teorías unificadoras provenientes según la historia, de sus predecesores los etruscos, lo que permitió que imprimiesen la impronta del desarrollo del derecho romano e intrínsicamente, el jus gentium, que mostró las raíces del derecho internacional. Los aristócratas políticos romanos y la gente común de la sociedad no se concentraron en elaborar para la historia, obras de filosofía o de política como lo hicieron los griegos, los romanos fueron mas allá del pensamiento social existente de principios de nuestra era, ya que su pensamiento era centrado en la creación y practica estricta de elementos jurídicos con los que dieron vigor a grandes instituciones como el mancipium, la manus, la patria potestas, el alieni juris, el sui juris hasta la histórica institución de la beneficencia publica (que ayudaba a niños huérfanos), ya en la época de Teodosiano. Es el hecho evidente e imperecedero que nos legaron los romanos sobre la influencia jurídica que ya al final del imperio, las fuerzas de organización social, jurídica y política se incrementaron prácticamente en todos los países del occidente europeo y en que tuvo fuerte penetración el derecho canónico y civil, habiendo florecido universalmente en la edad media. El derecho romano le dio a los pueblos de la tierra y con ello a sus individuos, el concepto de personalidad frente al poder del estado, caracterizado también como persona (moral), lo que hacia que entre individuo y estado se generara una convivencia inseparable. Del derecho romano proviene la noción de soberanía de estado, existente hoy en todo el mundo, la noción de la monarquía absoluta y la noción de estado democrático que ajusta su actuación política a la preexistencia de una ley que lo regula todo (Constitución), la concepción práctica del jus gentium que permitió y adentró a los hombres y pueblos, a la regla universal de la libertad de tránsito y de justicia, enmarcados en prácticamente todos los códigos sustantivos civiles, pero sobre todo en las constituciones de todos los países.

    EL USO DEL LATÍN EN EL DERECHO

    Los importantes comentarios que hace Fernando de Trazegnies G, sobre el uso del latín en el Derecho en las diversas culturas actuales, nos muestra que el latín, si bien se considera como lengua muerta porque en el devenir de los tiempos se ha perdido en las culturas al fortalecer el uso de su idioma, la herencia cultural con el latín, legada por los antiguos romanos, pervive intrínsecamente en las estructuras de gobierno y en las formas de convivencia sociales en práctimente la mayoría de los países, porque en todos subsiste el uso de las viejas raíces del Derecho Romano, de lo cual con elegancia hacen uso en sus escritos jurídicos los abogados ante los tribunales.

    Señala Fernando de Trazegnies19 que en otros tiempos, el latín fue mucho más importante que hoy para los abogados de la actualidad, derivado esto de su uso cotidiano en gran parte de los países europeos. Si bien el Derecho Romano ya no estaba vigente, oficialmente se mantuvo en la conciencia jurídica europea como un Derecho culto, más académico, con más profundidad, más orgánico, frente a un Derecho circunstancial y popular constituido por las esporádicas leyes del momento. En el transcurso del tiempo, la enseñanza del latín en los colegios y universidades fue vista como carente de significado práctico, no se apreciaba ya la importancia de su conocimiento y uso en los tribunales, aun a pesar de que la organización social estructural y política de prácticamente todos los países europeos y latinoamericanos estaban revestidos plenamente del derecho público y privado de la Roma clásica. Si bien es cierto que la lengua latina no se use, considerándosele como una lengua muerta que ha estado siendo eliminada de las asignaturas laicas. El latín en el derecho, estudiado y practicado por los grandes jurisconsultos romanos clásicos, sigue vigente y los abogados no podemos sustraernos eventualmente de su uso en los procedimientos judiciales que se siguen en los tribunales. El latín es un idioma que tiene la particularidad de mostrar las cosas de manera concreta y elegante, y en el caso de las máximas latinas, a éstas ocurrimos comunmente los abogados cuando queremos coayuvar a clarificarle una idea al juzgador en un procedimiento judicial.

    Los abogados utilizamos términos o locuciones latinas para designar algunas situaciones de orden legal o institucional, en ese rubro, entendemos medianamente lo que significa res iudicata (cosa juzgada), onus probandi (carga de la prueba), y muchas otras que nos han mostrado los grandes tratadísticas del Derecho o de otras ciencias legales. El uso del latín en el Derecho comenzó con el período clásico de Roma desde la Monarquía, la República y luego el Imperio, más tarde Justiniano y los juristas orientales en Constantinopla y, mayormente en la Edad Media, se acuñaron miles de adagios que resumen y concentran la sabiduría jurídica. Así, durante el ejercicio práctico de nuestra profesión, tropezamos con estas frases latinas que nos ayudan a expresar mejor nuestras ideas.

    El acervo histórico del Derecho Romano, permitió a los países de la Edad Media e incluso de la modernidad, aceptar sin discusión la división de poderes que desde la República en Roma se instituyó, generó una

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