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Tú Puedes Profetizar: Aprendiendo a Compartir Lo Que Está En El Corazón De Dios Y Cambiar Vidas
Tú Puedes Profetizar: Aprendiendo a Compartir Lo Que Está En El Corazón De Dios Y Cambiar Vidas
Tú Puedes Profetizar: Aprendiendo a Compartir Lo Que Está En El Corazón De Dios Y Cambiar Vidas
Libro electrónico185 páginas3 horas

Tú Puedes Profetizar: Aprendiendo a Compartir Lo Que Está En El Corazón De Dios Y Cambiar Vidas

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¿Cómo se siente recibir una palabra por parte de Dios cuando uno está pasando por tiempos difíciles? ¡Uno se siente muy animado, con nuevas energías! ¿Sabías que tú puedes ser una voz que comparte a otros lo que Dios les quiere decir?

De la misma manera en que Joan Hunter enseña a orar por los enfermos con fe como de niño y luego verlos sanar, ella demuestra cuán sencillo puede ser profetizar. Tú Puedes Profetizar te muestra cómo escuchar la voz de Dios claramente y luego compartir ese mensaje efectivamente con otros. 1 Corintios 14:1 exhorta, “Sigan el amor; y anhelen los dones espirituales, pero sobre todo, profeticen”. El apóstol Pablo destaca este don espiritual como una herramienta poderosa para edificar, animar y consolar a otros. Isaías 55:11 declara que cada palabra de Dios que sale de Su boca produce resultados. Dios quiere que esas palabras salgan de tu boca para lograr exactamente lo que Él quiere.

En Tú Puedes Profetizar aprenderás:
- el propósito y el poder de la profecía
- lo que la profecía es y lo que no es
- tu papel al comunicar palabras proféticas a otros
- cómo usar lo profético para compartir el evangelio
- cómo cuidar el don profético en ti, ¡y mucho más!

Tú Puedes Profetizar incluye muchas historias de la vida real así como ejemplos que comprueban que puedes profetizar hoy. Procura profetizar, activa el don en ti, y sé parte del poder transformador de este don tan asombroso y lleno de esperanza del Espíritu Santo.
IdiomaEspañol
EditorialBookBaby
Fecha de lanzamiento7 abr 2017
ISBN9780998873909
Tú Puedes Profetizar: Aprendiendo a Compartir Lo Que Está En El Corazón De Dios Y Cambiar Vidas
Autor

Joan Hunter

Joan Hunter holds a master of arts and a PhD from Claremont and worked in public education for more than forty years. Now retired, she continues her work translating for international doctors, sings in a bluegrass band, and writes evaluations for accrediting high schools. Joan lives with her husband in the Sierras. Steven Cobos earned a bachelor of arts in social sciences and religious studies from UC Santa Barbara, and a Juris Doctor from the University of La Verne. He practiced law for twelve years and has taught classes for adults since 1998. Steven and his wife have two sons and live in Southern California.

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    Tú Puedes Profetizar - Joan Hunter

    profética.

    ntes de que un contratista pueda edificar una casa, es necesario que un arquitecto con experiencia diseñe los planos que servirán de guía para los obreros que construirán el edificio. Una vez que el contratista ha estudiado los planos, reúne los materiales necesarios, los suministros, y los recursos para comenzar a edificar. Los pasos iniciales nos parecerían abrumantes a la mayoría de nosotros.

    Sin embargo, antes de que se pueda comenzar una construcción visible, hay algo que se tiene que colocar primero. ¿Qué es necesario para que se pueda levantar un edificio seguramente? Los cimientos – la base. Si los cimientos no están estables, toda la estructura estará inestable y es posible que eventualmente se derrumbe.

    La base de toda estructura o sostiene bien o mina la calidad total del edificio. En otras palabras, una base de grado B no puede ser sostén suficiente para una estructura grado A. Sólo puede sostener a una estructura de grado B o menos. Si deseas una estructura sólida y estable, necesitas una base sólida y estable.

    Dios, el arquitecto Maestro, nos ha dado Sus planos, Sus planes para nuestras vidas, en Su Palabra. Cómo estudiamos Sus planos y edificamos en base a ellos es parte de nuestro gozo y responsabilidad como creyentes.

    Gloria de Dios es ocultar un asunto, y gloria de los reyes el investigarlo (Proverbios 25:2).

    Esta Escritura me emociona porque me recuerda que Dios tiene tesoros escondidos para nosotros en Su Palabra. Al investigar y escudriñarlos, compartimos en la gloria (o privilegio) de reyes.

    En los siguientes capítulos, investigaremos y descubriremos las cosas ocultas en las Escrituras acerca de la profecía. A través de estos descubrimientos, desarrollarás un fundamento sólido para entender la profecía y aprender cómo usarla para fortalecer tu vida y las vidas de las personas en tu derredor.

    ¿QUÉ ES LA PROFECÍA?

    Los diccionarios definen la palabra profecía como la predicción de un evento futuro. Algunas referencias implican que estas predicciones son dadas bajo inspiración divina o a través de una experiencia sobrenatural con un ser divino (Dios, ángeles, etc). Otros comparan la profecía con la clarividencia u otras formas de adivinación, las cuales no provienen de Dios.

    La definición del diccionario ni está totalmente bien ni total-mente mal. Yo creo que esta definición básica y humanista puede crear, si uno no tiene cuidado, el sentido de una experiencia misteriosa, súper-espiritual, y hasta espeluznante.

    Las personas frecuentemente complican de más la profecía o la limitan a la predicción de eventos en el futuro lejano. Aunque la profecía sí incluye tener conocimiento de eventos futuros, no está limitada a esa función.

    La profecía ni es demasiada complicada ni espeluznante. La definición de profecía en las Escrituras es muy sencilla. 1 Corintios 14:3 dice: El que profetiza habla a los hombres para edificación, exhortación y consolación.

    ¿Incluye la profecía la predicción de eventos futuros? Sí. También incluye palabras que edifican, exhortan (animan) y consuelan a los que están en tu derredor.

    Las Escrituras luego dicen, El que profetiza, edifica a la iglesia (1 Corintios 14:4). La edificación consiste en una palabra o acción que instruye o mejora a quienes la escuchan. Además de eventos futuros, el ministerio profético incluye palabras de exhortación, edificación y consolación habladas a ti y a través de ti para el beneficio de otros. Una profecía ha de ser de beneficio (o edificación) para toda persona que la escucha.

    Recuerdo vívidamente la primera vez que profeticé a otra persona cuando de repente me di cuenta que la profecía era para mí también.

    Si entiendes la definición de profecía, te darás cuenta de cuán fácil es para cualquier persona profetizar. No tienes que operar en el oficio de un profeta a fin de poder operar en el don de profecía. Todos los creyentes tienen la habilidad de decretar la Palabra de Dios sobre las atmósferas en su derredor, pero no todos están funcionando en el don de profecía o en el oficio de un profeta.

    PROFECÍAS BÍBLICAS

    La Biblia está llena de profecías. Te animo a investigar las profecías y descubrir cuándo su cumplimiento fueron manifestados. Es un estudio fascinante, y abrirá tu corazón a muchas facetas nuevas de la Palabra de Dios.

    Muchas de las profecías en el Antiguo Testamento acerca de Jesús y su vida fueron dadas cientos de años antes de que Él pisara el planeta Tierra. El pueblo de Dios esperó y esperó y esperó. Sin embargo, las palabras de los profetas sí se cumplieron.

    Algunos profetas eran vistos como locos en su día. Jonás fue tragado por un gran pez. Uno anduvo en cilicio y cenizas. Otro comía langostas. Algunos soñaban sueños y otros interpretaban sueños. Todas estas revelaciones eran mensajes que Dios quería que conociéramos.

    Sigue tu investigación y estudia a los profetas de la iglesia a través de los años. Algunos eran apasionados, otros eran calmados, pero ha habido profetas a través de la historia de la iglesia. Descubrir quiénes eran, qué era lo que decían, y cómo Dios cumplió sus mensajes alimentará tu ve y te animará a estar abierto a Su voz.

    EL OFICIO DEL PROFETA VERSUS EL DON DE PROFECÍA

    Frecuentemente las personas confunden el don de la profecía o la habilidad de profetizar con ser un profeta. Algunos individuos han sido dotados y se les ha llamado a operar en el oficio de un profeta. Otras personas operan o fluyen en el don de profecía pero no han sido llamados al oficio de un profeta. Mientras que debes anhelar profetizar y tener la habilidad de operar en este don, no significa necesariamente que has sido llamado a andar en el oficio de profeta.

    Es muy fácil identificar a los profetas que operaron durante los tiempos bíblicos. La mayoría o escribieron libros, o alguien escribió libros por parte de ellos o acerca de ellos. No siempre es fácil identificar a alguien en nuestros tiempos actuales que esté caminando en ese oficio. Sin embargo, sí hay algunos que se destacan como profetas para el día de hoy. Su voz profética no solo es un don de profecía. Han sido llamados a funcionar en el oficio de profeta y hacer declaraciones sobre ciudades, estados y las naciones del mundo. Han sido llamados a un nivel más alto de responsabilidad que otros. Yo los honro y bendigo como voces proféticas claves para esta generación.

    ¿Cómo se hace una distinción entre los dos? ¿Cómo podemos saber si uno está operando en el don de profecía o si ha sido llamado al oficio de profeta?

    Primero, observa los dones que Dios ha dado a la iglesia y cómo se describe a la profecía para la iglesia. 1 Corintios 12:7-11 dice:

    Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho. Porque a éste es dada por el Espíritu palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a otro, profecía; a otro, discernimiento de espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas; y a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere.

    Las personas con el don de profecía proveerán un servicio que es de provecho para el cuerpo de Cristo. Estarán muy sintonizados con el Espíritu Santo y podrán fluir con el corazón que Dios tiene por esa persona, circunstancia, o situación que requiere de ministerio en un momento específico.

    Por ejemplo, yo enseño acerca de varios temas. Momentos antes, o a veces durante el mensaje, el Espíritu Santo me dirigirá a tomar una dirección diferente a lo que yo había preparado. Fluir en el Espíritu Santo y ser sensible a lo que Él está hablando en el momento es importante. El mensaje que proviene puede ser para una persona en particular en ese servicio que necesita escuchar esa palabra en ese momento. En otras ocasiones, puede que sea una palabra colectiva para varias personas que han asistido a la reunión o para la iglesia donde estoy ministrando.

    Dios siempre está hablando. Cuando escuchamos y operamos sensibles a Su Espíritu, Él puede hablar a través de nosotros. Cuando le permitimos hablar a través de nosotros, estamos funcionando en el don de profecía.

    Algunos confunden la profecía con una palabra de sabiduría o una palabra de conocimiento. Sus significados son similares pero diferentes. Una palabra de sabiduría o una palabra de conocimiento puede ser acerca de algo que ocurrió en el pasado. Con frecuencia, revelan una situación que requiere oración. Por ejemplo, es posible que yo sepa que alguien en la audiencia está sufriendo de un problema con su espalda a causa de un accidente automovilístico, pero sin conocer quién es esa persona. Cuando doy esa palabra, la persona con el problema tiene que aceptar la palabra, confirmarla, e identificarse como la persona que necesita oración. Yo entonces le pediré que pase adelante para que yo o uno de los miembros de mi equipo ore por él. Básicamente, los hechos o datos acerca de una persona se disciernen espiritualmente y luego se comparten con las personas presentes. Con frecuencia, más de una persona se identificará con la palabra dada y deseará que se le ministre.

    Ahora, consideremos el oficio de profeta. ¿Cómo se hace una distinción entre un profeta y uno que opera en el don de profeta?

    Hay cinco funciones u oficios en el ministerio, designados por Dios, los cuales encontramos en Efesios 4:11-13:

    Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo.

    Un profeta es uno que habla y decreta los mensajes de Dios a Su pueblo, a la iglesia, a las naciones, y a los gobiernos. Es importante que los que han sido llamados al oficio de profeta cuiden las palabras que hablan para estar seguros de que los mensajes que transmiten en verdad provienen del corazón y la voluntad de Dios. El poder de creación descansa en la lengua de un profeta. Cuando hablan, cosas suceden y las realidades se manifiestan.

    La unción sobre la persona llamada al oficio de profeta es diferente al don de profecía. Cuando uno que opera dentro del oficio de profeta habla, su palabra llega a ser tal como describe Isaías 55:11: Así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.

    Es necesario discernir y entender claramente estos papeles a fin de desatar el poder de lo profético en tu vida. Puede que digas, Pero Joan, no soy profeta y no creo que tenga ese don. Eso no significa que no puedes profetizar y decretar/declarar cosas sobre tu vida. Sí puedes, sí lo harás, ¡y es probable que ya lo has hecho sin darte cuenta!

    En los capítulos que siguen, te mostraré cómo tu vida puede fortalecerse sobrenaturalmente, y hasta aumentar en poder, autoridad e influencia, a través de tus decretos y declaraciones sobre ti mismo, las personas que tocas, y tu ambiente. Comenzaremos con una discusión acerca de por qué toda persona debe anhelar

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