Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Las ideas políticas y el pensamiento administrativo en la historia
Las ideas políticas y el pensamiento administrativo en la historia
Las ideas políticas y el pensamiento administrativo en la historia
Libro electrónico618 páginas8 horas

Las ideas políticas y el pensamiento administrativo en la historia

Calificación: 4 de 5 estrellas

4/5

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Abordar la temática de la historia de las ideas políticas y el pensamiento administrativo como un corpus coherente e integrado es posible. Es importante encontrar nuevas formas de narrar la historia, ampliar sus objetos de estudio tanto de contexto como de autores e imprimir un sentido particular a cada época que se aborda en el proceso investigativo. En este libro se aspira a entender un aspecto de los grandes procesos y transformaciones de las ideas y actores políticos y sociales en el devenir histórico: el de las relaciones entre el pensamiento político y el administrativo. Las ciencias, las artes y ciertas concepciones filosóficas serán soportes de nuestro inquirir sobre la relación que ha existido entre estos dos importantes campos del pensamiento. Nos interesa adentrarnos en los vasos comunicantes de dos arquitecturas del pensamiento, la historia y la filosofía política, en un intento de vincular la belleza de la historia con el arte superior de la reflexión filosófica. En este empeño, las narrativas contenidas a lo largo del texto acogen como suyo el pensamiento de Aristóteles, quien interpretaba la filosofía como la construcción de principios universales, y la historia, como el estudio juicioso de eventos singulares. No siempre la filosofía y la historia suelen converger, pero en este libro se hace clara la necesidad de acercar estas disciplinas de estudio para entender la política y la administración.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 ene 2012
ISBN9789587721003
Las ideas políticas y el pensamiento administrativo en la historia

Relacionado con Las ideas políticas y el pensamiento administrativo en la historia

Libros electrónicos relacionados

Política para usted

Ver más

Artículos relacionados

Categorías relacionadas

Comentarios para Las ideas políticas y el pensamiento administrativo en la historia

Calificación: 4 de 5 estrellas
4/5

1 clasificación1 comentario

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

  • Calificación: 4 de 5 estrellas
    4/5
    Un buen libro de conocimientos universales y su historia a través del tiempo.

Vista previa del libro

Las ideas políticas y el pensamiento administrativo en la historia - Cristian Darío Castro

ISBN 978-958-710-821-7

© 2012, Cristian darío castro urrego

© 2012, UNIVERSIDAD EXTERNADO DE COLOMBIA

Calle 12 n.° 1-17 Este, Bogotá

Teléfono (57 1) 342 0288

publicaciones@uexternado.edu.co

www.uexternado.edu.co

ePub por Hipertexto / www.hipertexto.com.co

Primera edición: octubre de 2012

Diseño de cubierta: Departamento de Publicaciones

Composición: Marco Robayo

Prohibida la reproducción o cita impresa o electrónica total o parcial de esta obra, sin autorización expresa y por escrito del Departamento de Publicaciones de la Universidad Externado de Colombia. Las opiniones expresadas en esta obra son responsabilidad del (de los) autor (es).

AGRADECIMIENTOS

Este libro fue posible gracias al apoyo del grupo de investigación de Entorno de los Negocios de la Facultad de Administración de Empresas de la Universidad Externado de Colombia y de sus directores de investigación y académicos, especialmente los doctores Carlos Restrepo y Oswaldo Chacón.

Agradezco finalmente a mis maestros, a mi madre, a mi compañera y a Dios, que alimentaron en mí el amor a la luz de la ciencia.

INTRODUCCION

Abordar la temática de la historia de las ideas políticas y el pensamiento administrativo como un corpus coherente e integrado es posible. Es importante encontrar nuevas formas de narrar la historia, ampliar sus objetos de estudio tanto de contexto como de autores e imprimir un sentido particular a cada época que se aborda en el proceso investigativo. En este libro se aspira a entender un aspecto de los grandes procesos y transformaciones de las ideas y actores políticos y sociales en el devenir histórico: el de las relaciones entre el pensamiento político y el administrativo. Las ciencias, las artes y ciertas concepciones filosóficas serán soportes de nuestro inquirir sobre la relación que ha existido entre estos dos importantes campos del pensamiento.

Nos interesa adentrarnos en los vasos comunicantes de dos arquitecturas del pensamiento, la historia y la filosofía política, en un intento de vincular la belleza de la historia con el arte superior de la reflexión filosófica. En este empeño, las narrativas contenidas a lo largo del texto acogen como suyo el pensamiento de Aristóteles, quien interpretaba la filosofía como la construcción de principios universales, y la historia, como el estudio juicioso de eventos singulares. No siempre la filosofía y la historia suelen converger, pero en este libro se hace clara la necesidad de acercar estas disciplinas de estudio para entender la política y la administración.

Un pensador que permitió el contacto epistemológico entre disciplinas que parecían tan disímiles en el pasado fue Hegel. Este pensador "dio paso final en el acortamiento de la distancia entre historia y filosofía cuando declaró que la razón misma está ligada a la historia (...) Si la capacidad de pensar está configurada de manera invariable por el tiempo y la cultura, entonces solamente el estudio de la historia puede revelarnos nuestra naturaleza y nuestro lugar en el mundo. Desde la perspectiva hegeliana, la razón misma es dependiente de la historia, el dictum aristotélico debe ser puesto al revés: fuera de la filosofía, nada hay más filosófico que la historia"{1}.

La obra está dividida en tres partes; en la primera, indagamos la historia de las ideas políticas y sus vasos comunicantes con el pensamiento administrativo, los autores y contextos; se pretende abordar las principales perspectivas y transiciones del acontecer político y administrativo de buena parte de las culturas Occidental y Oriental, tomando en cuenta como inicio los orígenes de las culturas babilónica, griega, china, egipcia y romana, hasta los acontecimientos que detonaron el ascenso de los totalitarismos en Europa en el periodo entre guerras, en la primera parte del siglo XX.

En la segunda parte abordamos la historia del pensamiento administrativo en la Antigüedad y en el Medioevo y su relación con el pensamiento político; se alude a procesos históricos, épocas y personajes significativos para las principales tendencias de la evolución de la administración.

Los focos de observación son los siguientes:

Contribuciones significativas de las civilizaciones al pensamiento administrativo

― Actividades y prácticas comerciales

― Grandes emprendimientos

― Liderazgos representativos

― Valores organizacionales

― Innovación y avances tecnológicos

― Elementos básicos de los sistemas económicos

― Producción de bienes y servicios

― Características socioculturales

Con el análisis de estos aspectos se intenta dar cuenta de las tendencias del pensamiento administrativo de un país, de una cultura, de un tipo de liderazgo en una época determinada.

En términos generales, se establecen relaciones entre el pensamiento administrativo y el político desde la óptica de la evolución de las organizaciones, como estructuras con vocación de poder y con intención de transformar una realidad dada a partir de necesidades concretas de los pueblos y culturas.

En la última parte se aborda la historia del pensamiento administrativo y su relación con el pensamiento político de 1500 hasta 1900. En esta parte se exploran los orígenes de la historia moderna de la administración, haciendo énfasis en el periodo comprendido entre el Renacimiento y el final del siglo XIX, que converge con la segunda Revolución Industrial en Estados Unidos de Norte América; aquí indagaremos sobre los posibles vasos comunicantes entre la historia política y el pensamiento administrativo.

El libro parte de un enfoque teórico analítico constructivista, el cual permite interpretar y crear las condiciones en las que es posible el conocimiento basado en la valoración y emancipación de las perspectivas del sujeto.

Las competencias que los lectores adquirirán con este libro son:

― Interpretar los vasos comunicantes entre política y administración en el devenir histórico;

― Entender las consecuencias políticas de determinadas reflexiones filosóficas, creencias religiosas y posturas científicas;

―Analizar y comprender la evolución de las teorías políticas y administrativas en diversas circunstancias sociales y culturales;

― Conocer el origen y las circunstancias históricas en que surgieron importantes conceptos políticos;

― Poner en contexto grandes textos políticos de la Modernidad, del Medioevo y de la Antigüedad.

Se incluyen tablas explicativas, cronologías y listados que ayudan a entender los argumentos que se discuten en el libro.

Se aportan los hechos que permiten entender la complejidad de los conceptos de autoridad, guerra y conflicto humano, y sirven también para reflexionar acerca de las situaciones propicias al libre pensamiento. Esta tensión entre libertad y autoridad se podrá ilustrar al tratar de las escuelas de pensamiento en su contexto histórico.

En el libro se aborda la transformación de la historia de las relaciones de poder así como la especificidad de sus actores relevantes. Los personajes se muestran envueltos en perspectivas pragmáticas del acontecer del Estado que, en muchas ocasiones, superan su entorno sociopolítico basados en la fuerza de sus ideas, en las cuales se apela más a la filosofía que a las dinámicas propias del ejercicio de dominación. Se reflexiona acerca de cómo es posible la libertad en medio del conflicto permanente provocado por las pulsiones impetuosas del poder.

En tal sentido, este libro constata la relevancia de la libertad como objeto de estudio superior, el cual fue evolucionando hasta permitirse ser definido como el acto humano que consiste en depender únicamente de la propia voluntad, y estar desvinculado de las coerciones y obstáculos en relación con la expresión de los propios poderes naturales{2}. Así mismo, la historia en el contexto moderno nos presenta la libertad como aquella facultad humana de dirigir el pensamiento o la conducta según los dictados de la propia razón y de la voluntad del individuo, sin determinismo superior ni sujeción a influencia del prójimo o del mundo exterior (...) Es la facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, o de no obrar, por lo cual es responsable de sus actos{3}

El tema de este libro bien podría verse como la historia del liderazgo político y administrativo. El líder antiguo sin duda tiene facetas distintas a las del líder medieval o moderno pero confluyen en su capacidad de comunicar un sueño al cual los demás adhieren con vigor, con fervor, con inteligencia o, por desgracia, con fanatismo. En la Antigüedad como en nuestros días, el líder ejerce el poder con variados matices; Joseph Nye observa que el poder mundial ha estado basado en conceptos como el soft y el hard power. Usar poder suave o duro significa tener la capacidad de obtener lo que se quiere a través de la atracción en lugar de la coerción y del pago (...) El líder se encuentra en el centro del círculo y él o ella tiene que ser capaz de atraer a la gente para obtener lo que quiere a través de la atracción (...) Las estrategias eficaces en el mundo real son una mezcla de poder duro y poder suave, y la combinación de estos dos poderes forman de manera eficaz lo que (Nye) llama Poder o energía inteligente{4}.

Como resultado de nuestra exploración, surge una apología al simbolismo político que emerge del liderazgo, el cual está inscrito necesariamente en el entramado cultural de los pueblos, de suerte que gran parte dicho entramado está constituido por maneras de entender el significado de los símbolos que permiten el relacionamiento humano. El carácter político en este contexto lo otorga la temática política específica que involucra, si se permite la simplificación, tres niveles de acción: el domino, la liberación y los grados de autonomía. He derivado estas tres categorías del acto político con el fin de abstraer en tres estados claves la historia de las ideas políticas que no se quedan estáticas sino que vibran en un péndulo según la época, el territorio y los actores que intervienen.

Este libro intenta definir la historia del pensamiento político y administrativo como el análisis del devenir de los actores que transforman las culturas y las civilizaciones para afirmar o subvertir el orden del mundo que los rodea. En este proceso todos podemos ser sujetos conscientes de la historia entendiendo los contextos de origen de las ideas y su aplicabilidad en nuestra vida presente, de tal manera que hagamos nuestras las mejores prácticas de la acción política y administrativa y se mejoren los niveles de comprensión de lo humano basados en el valor supremo de la libertad de pensamiento.

PARTE I

El pensamiento político

De los diversos instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones de su brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación

JORGE LUIS BORGES

1. ANTIGUEDAD

1.1 LAS CIVILIZACIONES DEL CERCANO Y EL LEJANO ORIENTE

1.1.1. EGIPTO: LA POLOTICA, LAS COSTUMBRES, 

LAS CONSTRUCCIONES Y EL SENTIMIENTO NACIONAL

Los labios de la sabiduría permanecen cerrados, excepto para el oído capaz de comprender

El Kibalión de Hermes Trimegisto

Psamético entregó a un pastor dos niños recién nacidos, hijos de padres cualesquiera; tenía que llevarlos junto a su rebaño y criarlos de tal modo que ante ellos jamás se pronunciara una sola palabra. Dio tales órdenes porque quería saber cuál sería la primera palabra que pronunciarían los niños. Una vez transcurridos dos años en los que el pastor así actuaba, un día al abrir la puerta y entrar, los niños se echaron a sus pies y extendiendo las manos pronunciaron la palabra becas. [Psamético] averiguó que los frigios llamaban becas al pan. De este modo los egipcios. admitieron que los frigios eran más antiguos que ellos.

Heródoto, Historias, II, I,

(En el libro La búsqueda de la lengua perfecta de Umberto Eco)

CONTEXTO GENERAL DE UN PROCESO PARTICULAR DE UNIFICACIÓN

Desde la Antigüedad, la conformación del pensamiento político de Egipto tiene sus orígenes en percepciones divinizantes de los sistemas de gobierno y en todo un entramado de simbolismos que representan las cualidades de los gobernantes del Egipto dinástico. Egipto antiguo no se puede ver simplemente como el periodo de un tipo de despotismo característico en muchas regiones del cercano y lejano Oriente, sino que persiste en su territorio un sentido de progreso espiritual poco frecuente en la historia humana.

Sin embargo su rígida estratificación o clasificación de roles sociales muestra un tipo de sociedad que muchos han catalogado dentro de los estudios de ideologías políticas como de tipo esclavista y de abierta promoción de la sociedad de clases. En tal sentido, cabe recordar una fuente para sustentar lo anterior, la cual lleva el nombre de La Sabiduría de PTAH-HOTEP. Este documento relata la historia de Ptah-Hotep, uno de los "representantes de la nobleza egipcia que ocupa altos cargos en el Estado, incluso el puesto de visir, jefe de todo el aparato administrativo (...) Ptah-Hotep parte de la necesidad de la desigualdad social. Según él, el hombre que ocupa una posición inferior en la sociedad es malo, el que ocupa una posición superior es valioso y noble. Reclama a los inferiores el sometimiento y la resignación frente a los superiores"{5}.

Por otra parte, dentro del sistema de creencias del mundo antiguo, a diferencia de las formas de gobierno modernas de Occidente, gran parte de la concepción del poder en Egipto y Oriente continúa la tradición vinculante de la religión y la política. Esto se manifiesta en que la salvación y el poder mundano marchan juntos en convivencia para sellar los destinos de los pueblos gobernados. En el antiguo Egipto existió un tipo de comunismo primitivo y durante largo tiempo se conservó la comunidad aldeana (...) Ya durante la época del antiguo reino se había formado un auténtico culto de los faraones a los que se llamaba Gran Dios, Hijo del Sol o Descendiente de los dioses. El rey no muere sino que desaparece en su horizonte eterno{6}.

Desde el punto de vista político, la antigüedad egipcia nos comunica que sus estructuras de poder dinásticas y faraónicas son, esencialmente, elites ilustradas en saberes científicos y religiosos en distintas épocas, por ende, sostenidas por un grupo selecto de sabios sacerdotes. No obstante, no siempre fue así, pues se tiene entendido que sólo desde el año 3100 a. C. se inician los periodos dinásticos con las características mencionadas y fue precisamente a partir de esta fecha cuando se logra un Egipto unificado, con un personaje llamado Narmer o Menes. En tal sentido, se puede afirmar que existe un período predinástico que sitúa el origen de la civilización egipcia más allá del cuarto milenio antes de la era cristiana.

Los relatos del antiguo Egipto más sistemáticos y controversiales son los de Heródoto, por un lado, y los de Manetón de sebennytus, por otro. Se puede afirmar que a diferencia de Heródoto, Manetón hablaba y leía egipcio y también griego (...) No sólo publicó un panfleto refutando los errores de Heródoto, sino que compiló la historia sistemática de Egipto dinástico{7}. A este último compilador debemos la clasificación de los periodos históricos de Egipto, aunque se han rechazado muchas de sus fechas por comprobaciones científicas que refutan la duración de cada dinastía o élite política.

Estas estructuras de poder se han constituido de forma análoga en otras épocas y lugares del mundo, y se replican como formas de gobierno monolíticas y hereditarias. No obstante, "los antiguos egipcios se destacaban por una singular característica: fueron los primeros en crear un Estado nación. Ese Estado (.) constituyó una teocracia en su más completa expresión. Fue el marco para una

cultura de fuerza, convicción y continuidad extraordinarias; perduró tres mil años y conservó casi hasta el final su propio estilo, puro e inconfundible. En Egipto de la antigüedad, el Estado, la religión y la cultura formaron una unidad incuestionable"{8}. Es por tal razón que este capítulo de la historia se enfocará en el significado de la unificación del Estado egipcio.

Los egipcios hicieron innovaciones en los campos administrativo y tecnológico, lo cual les permitió pasar directamente de los grandes poblados a un Estado nación que abarca un extenso territorio, unificado por una cultura común y una economía nacional, más que un sistema limítrofe. Este proceso permitió a los egipcios lograr su unificación nacional alrededor del 3100 a. C.{9}.

En el antiguo Egipto, existían caudillos locales que agrupaban organizaciones de pobladores y creencias religiosas que fueron los precursores de los nomos, o distritos administrativos (...), cuyo linaje en el poder generalmente era tan antiguo como el de los faraones mismos. Los ídolos religiosos de los distritos pasaron a ser los emblemas que los nomos blasonaron en escudos y estandartes{10}.

La unificación de Egipto antiguo fue un proceso que llevó largo tiempo, pero permitió fortalecer la estructura sociopolítica existente, y el desarrollo de varias áreas. Política y religión se fundieron no solo en lo administrativo sino en lo militar; se puede advertir que dicha unificación amplió los "beneficios administrativos y económicos. Los reyes del sur se casaron con las princesas del norte, fusionando las estirpes reales. Hubo un sincretismo de los dioses y diosas rivales (...) La unificación puso fin a la enemistad acérrima que existía entre los pueblos y los nomos, a las incursiones limítrofes entre los antiguos reinos y al saqueo de bandidos nómadas, cuyos merodeos en la zona del Nilo comenzaron a ser vigilados por el Estado centralizado"{79 a}.

La centralización del Estado nación egipcio originó una primigenia burocracia encargada de los asuntos administrativos domésticos, en los que se destacan el control del río Nilo; la forma de distribuir los cultivos y la cría de animales; la organización de la población nómada, que se integró paulatinamente a la que habitaba tradicionalmente en la región; el almacenamiento de granos, que fue un invento revolucionario entre los pueblos de la antigüedad, y la incipiente tributación.

El Estado centralizado basaba su nuevo esplendor también en la tecnología de sus calendarios y en las observaciones de astrónomos, que permitieron organizar la vida social y productiva de la comunidad, de tal forma que los trabajadores laboraban armónicamente por temporadas en el año y otros se dedicaban a varias obras de construcción complementarias basados en el tiempo de las cosechas. El faraón gobernaba ahora con un orden establecido.

Con la unificación del Estado, el sincretismo religioso naciente y la nueva tecnología aplicada a la vida socioeconómica, el nuevo orden faraónico dio paso a lo que conocemos como dinastías. A partir de este momento histórico unificador, se tiene conocimiento de treinta dinastías y de los sucesivos reyes macedónicos y ptolomeicos que llegan a esta región oriental hacia el siglo IV antes de la era cristiana. Se debe mencionar que las instituciones gubernamentales de Egipto se ocuparon en todos los períodos de su historia de los mismos aspectos básicos: la dirección de la economía, la administración de justicia, el mantenimiento del orden civil, la defensa del territorio y la organización del culto divino. En la compleja maquinaria organizada para satisfacer esas necesidades, el faraón era, teóricamente, la fuente de toda autoridad{11}.

La historia antigua es, principalmente, la búsqueda de la unificación y administración del poder central. Según indica la historia egipcia, este no fue un proyecto fácil sino que vivió resquebrajamientos para los años venideros, pero sin lugar a equívocos, la característica predominante después de la unificación del Estado nación es que los faraones y su séquito concentraron cada vez más poder, y su capacidad de emprender proyectos a costa de la libertad misma de los individuos que conformaban el pueblo de este país oriental se hizo más evidente.

Existe en este último punto una controversia acerca de la existencia de esclavitud en Egipto. Lo que resulta claro es que para llevar a cabo las grandes obras de ingeniería de las pirámides, como para desarrollar la economía pujante durante más de treinta dinastías en medio del desierto, implacable en ciertas épocas, se requería de numerosa fuerza de trabajo que no necesariamente recibía una retribución justa por su labor.

Los egiptólogos más nacionalistas dudan de la esclavitud en el Egipto antiguo, mientras los contradictores la aseguran con pruebas del abuso al que se sometía la mano de obra para realizar tales sueños faraónicos. El problema de la esclavitud en Egipto radica en relacionar la estructura institucional y el léxico de una sociedad con otra (...) Los siervos constituían un rasgo habitual de la vida egipcia en periodos anteriores, en los que los vemos cómo trabajadores en los dominios del faraón, de los templos y de los miembros más ricos de la comunidad adquirían la situación de siervos por diversos procedimientos: por nacimiento, por su condición de prisioneros de guerra o porque hubieran sido condenados a la servidumbre por ofensas criminales{12}. De hecho, el siervo era tratado en equivalencia al esclavo en el sentido de no tener ninguna posesión, de no tener derechos y por ser objeto de venta a voluntad de otra persona. Aún hoy se mantiene la controversia sobre la esclavitud en el antiguo Egipto.

Acerca de la ideología política del antiguo Egipto podemos observar también un escrito que muestra una situación ambivalente en la décima dinastía, titulado La instrucción del Rey Ahtoy, el cual "constituye un interesante monumento literario que refleja la encarnizada lucha entre las clases y entre los diversos grupos de la clase dominante (...) El autor de la Instrucción aconseja seguir una política rigurosa pero cautelosa frente a los trabajadores. El autor considera no tener confianza en los pobres (... pero) recomienda no abusar de la violencia con respeto a los débiles y desposeídos, y se pronuncia en contra de los castigos injustos y duros (...) El autor aconseja al rey apoyarse en la nobleza, prestar toda clase de protección a sus dignatarios"{81 a}. Lo anterior muestra estrategias para el mantenimiento del poder del faraón con base en valoraciones de la sociedad y la nobleza, y refleja parte de la situación política de la época.

Otros dos escritos que pueden dar testimonio de las dinámicas del poder en el antiguo Egipto, y que constituyen nervio central de la filosofía política egipcia, son El papiro de Leyden o la Sabiduría de Ipuver y la Instrucción de Amene-Mope. En el primero se relata un levantamiento de desposeídos libres y esclavos, en el curso del cual se efectuó un reparto en gran escala de los bienes de la nobleza y de los pudientes, (y en el segundo), Amene-Mope llama a los explotadores a la moderación y a la cautela. Les advierte que no ocupen tierras ajenas (.) considera enemigo de la ciudad a quien saquea a los débiles y lo amenaza con duras sanciones (...) advierte contra los que abusan en la recaudación de los impuestos y contra los que desvalijan a los campesinos al cobrar el tributo en especie{81 b}. Estos dos documentos, progresistas, develan una mirada poco usual de la antigüedad en contraste con las descripciones apologéticas de la esclavitud y la tiranía frecuentes en los estudios académicos.

RELIGIÓN

Es sabido que el pueblo egipcio era politeísta. Sus primeros pobladores, fundamentalmente nómadas del desierto que con el paso del tiempo se convirtieron en organizaciones autónomas, creían en varios dioses, personificaciones de animales principalmente. En su herencia jeroglífica se revelan este rasgo característico y el complejo simbolismo que depositaban en sus figuras.

En el contexto político-religioso de los egipcios, el origen de su pensamiento se debate entre el nacimiento y la destrucción. Se dice que dieron a la humanidad, junto con otras culturas como la védica, un sello distintivo basado en la creencia en la vida después de la muerte, y es notable la influencia de este punto sobre las religiones y algunas filosofías de Occidente; basta recordar la idea posterior de la trasmigración de las almas en la que creía sócrates.

Un mito que simboliza la lucha original, que evidencia rasgos particulares de las creencias del pueblo egipcio antiguo, nace del asesinato y mutilación de Osiris por su hermano seth, y la lucha perpetua de seth contra Horus, el hijo de Osiris. Horus, el dios halcón, provenía del norte, del Delta; seth, asociado con el desierto y las tormentas, del sur. La identificación de Horus con el bien y la realeza, y de seth, hasta cierto punto, con el mal, los demonios y los extranjeros, sugiere (...) el progreso de Egipto para lograr la unidad del Estado y la evolución de su pensamiento religioso{81 c} Este dualismo del bien y el mal basado en descripciones territoriales, también está en la base de la creencia egipcia; que sólo tendrá una completa unificación con el faraón Akenathon y el paso del politeísmo a un monoteísmo de creyentes en el dios Aton, como religión del Estado.

SOCIEDAD Y COSTUMBRES

La sociedad egipcia antigua era dependiente de las fluctuaciones del río Nilo, de su poder fertilizador y destructor. Además, sus grandes inventos se deben, en parte, a su recursividad como civilización desértica, al entendimiento de los ciclos del agua y a la comprensión del fenómeno solar.

El agua se usaba para muchos asuntos. Después de crecidas del río, los agricultores trabajaban en sus plantaciones y establecían el momento de recoger los frutos de la labor, que, según expertos, duraba un año exacto. También, se aprovechaba el río para surtir canales de abastecimiento humano, para lavar utensilios y ropa y para el transporte entre comarcas. El nivel del agua ayudaba a los gobernantes egipcios en su sistema de tributación; verbigracia, cuando el agua superaba cierto nivel se cobraban impuestos y cuando el nivel descendía se reducían consecuentemente; es así que hasta la economía se regulaba con base en la razón y en leyes básicas de la naturaleza. Cabe agregar que las intrigas del faraón raramente interesaban al paciente agricultor que trabajaba en el campo. Mientras no lo obligara a pagar más impuestos de lo que el súbdito consideraba justo, aceptaba la ley del faraón como aceptaba la ley del todo poderoso Osiris{13}

La medicina, la astrología y la física egipcias estaban estrechamente vinculadas a la teología; cada disciplina estaba regulada por un código estricto de creencias que guiaban al fin último que era adorar a los dioses, ganar un espacio en la vida eterna. Sin embargo, no se debería suponer que la religión fuera un factor de atraso en la evolución de la civilización egipcia; por el contrario constituyó el principal impulso para la cultura (...) Fue precisamente la decadencia del fervor religioso lo que condujo al colapso de la cultura egipcia en los primeros siglos de la era cristiana{14}.

La integración original del pueblo egipcio permitió agrupar las deidades de distintos pueblos, tanto con sus símiles como con sus contradicciones, lo que favoreció la coexistencia en una sociedad que veneraba muchos dioses.

Desde el punto de vista del arte, el uso de la perspectiva no es sólo una invención del Renacimiento sino también toda una escuela del arte egipcio. Del antiguo Egipto podemos decir, con Johnson, que la dinámica de su civilización parece haber consistido en una pasión por el orden, mediante el cual intentaban transmitir a las actividades y creaciones humanas la misma regularidad de su paisaje, su gran río, su ciclo solar y sus inmutables estaciones{83 a}.

CONSTRUCCIONES Y SENTIMIENTO NACIONAL

El periodo de la historia egipcia llamado antiguo es de suma importancia, pues en él se construyeron la mayoría de las pirámides conocidas por la humanidad. Este periodo comprende las dinastías III a la VI, entre los siglos XXVII y XXV a. C. En la antigüedad, como en la actualidad, los egipcios veneraron las pirámides y la Esfinge. El sentimiento nacional del pueblo egipcio, así como el de otras comunidades humanas, ha estado anclado al mensaje simbólico y espiritual contenido en dichas construcciones.

Las pirámides de Egipto son construcciones colosales, para las cuales debió de disponerse de una tecnología relativamente avanzada y de gran cantidad de mano de obra. Las pirámides más famosas, no las únicas, son las de Keops, Kefrén y Micerino.

El origen de estos emblemáticos monumentos comienza con el faraón Dyoser y con el arquitecto y científico Imhotep quien lideró la construcción de la pirámide escalonada en la necrópolis de Saqqara, la primera estructura monumental de la historia de la humanidad construida totalmente de piedra. Fue tal la importancia de esta pirámide para los egipcios que posteriormente Imhotep no solo seguía en la memoria de la gente, sino que fue considerado un dios y Dyoser, por su parte, fue marcado como uno de los faraones más importantes de la historia, algo difícil de lograr en una historia con más de 500 soberanos{15}.

Lo que resulta importante de Imhotep es que fue el primero en llamarse Hombre, aun cuando sus inventos lo hayan elevado dentro de la estructura social egipcia a una escala de máxima distinción. Este personaje impulsó a los trabajadores de la piedra a construir un nuevo sentimiento de nacionalidad, que sin duda continúa hasta hoy. Su arquitectura es el legado que busca la eternidad y la permanencia de la idea sobre la fuerza irracional.

En la dinastía iv, se construyó otra gran obra que atestigua el ingenio de la civilización egipcia, que permite la cohesión de este pueblo del desierto basado en dotes sobrenaturales y poderío simbólico de sus formas fundamentales, es la llamada Gran Esfinge. Dicha construcción es una criatura fantástica compuesta de cuerpo leonino y cabeza humana. (Fue) esculpida en afloramiento rocoso al Este de las pirámides en el altiplano de Giza (...) Toda la estatua estaba pintada en épocas antiguas: rojo para la cara y el cuerpo, amarillo con rayas azules en el adorno de la cabeza{16}. Esta Esfinge representa fundamentalmente la sabiduría y la fuerza de mando para la tradición egipcia pero para los griegos, que le dieron su nombre, esta construcción incorporaba la crueldad y el terror.

A continuación se desarrolla una tabla descriptiva{17} de algunos de los grandes descubrimientos sobre la civilización Egipcia que permiten hacerse una idea de la magnificencia de su legado a la humanidad y de su profundo simbolismo.

EL SIMBOLISMO EGIPCIO Y EL PERFECCIONAMIENTO ESPIRITUAL

El crecimiento espiritual de Oriente y Occidente pareciera tener un epicentro claro en Egipto, a juzgar por el uso y entendimiento de la simbología. Esta forma de expresión, manifiesta en los jeroglíficos, es de alta complejidad tanto para los habitantes de la antigüedad como para los contemporáneos. No queda duda de que los egipcios han dejado mensaje profundo a la posteridad, en su búsqueda constante de la perfección.

La simbología egipcia tenía una multiplicidad de significados, no sólo atribuibles a la búsqueda de una forma particular de escritura, sino a la búsqueda de un equilibrio entre la materia y el espíritu del hombre{18}.

Para comprender la simbología egipcia, los egiptólogos han traducido los códigos ocultos de dicha civilización a partir del descubrimiento de la Piedra Roseta, la cual permitió auscultar no sólo una forma de vida social y política específica de Egipto, sino también una forma particular de entender sus dioses.

La simbología egipcia está encriptada principalmente en las paredes de templos faraónicos, en las pirámides y en la Gran Esfinge; ese es su gran papiro de la sabiduría. Hay hipótesis que afirman que dicha simbología y las construcciones piramidales servían como templos y mensajes de iniciación a niveles superiores de conciencia para las familias de faraones y para sacerdotes, que no sólo correspondían a un entendimiento de sus deidades más preciadas, sino a un conocimiento del plan de vida con el que los seres humanos vienen al mundo terrenal. En este sentido, "los egipcios practicaban la iniciación en la Gran Pirámide. La Gran Pirámide es fidelísima copia del cuerpo humano y podemos decir, simbólicamente, que es la tumba del Dios íntimo que se halla dentro del hombre. Para volver a la unidad con el Dios íntimo, el hombre debe buscar su propia iniciación en su mundo interno"{19}.

Dentro de la Gran pirámide, como dentro de los templos y la Gran Esfinge, se hallan túneles, puertas y cámaras de arquitectura particular que simbolizaban los progresos que los iniciados debían lograr en su búsqueda de la sabiduría del Dios íntimo, pero esa búsqueda estaba acompañada de deidades mitad hombre-mitad animal que lo guiaban en su camino de perfección.

A continuación se presentan algunos de esos dioses en una tabla explicativa{20}.

La iniciación egipcia, que utiliza sistemáticos procesos de purificación y sanación interna, aspira a disciplinar la mente, al control de las pasiones y al abandono de la animalidad original para alcanzar un nivel elevado de perfección. La iniciación incorpora rituales que implican pasar pruebas para los iniciados con la respectiva guía de ciertos maestros espirituales, que usaban en algunos casos pieles de leopardo. Los rituales implicaban también la realización de ofrendas a los dioses al final de los recorridos dentro de los laberínticos templos. Las ofrendas más comunes eran el pan, las frutas, la miel, los perfumes, las telas de lino, entre otras.

Dentro de los templos, de las pirámides y de la Gran Esfinge hay pasadizos multiformes que obligaban a los iniciados a desplegar su inteligencia y su esfuerzo físico para superar los obstáculos propuestos por la arquitectura subterránea. El incienso, los aceites y el agua eran elementos fundamentales que se usaban en los rituales egipcios de iniciación.

Al final de los recorridos, los iniciados deberían superar distintos tipos de miedos asociados a perder, a enfrentar, al abandono y, finalmente, a la muerte{21}. El vencer el miedo en sus múltiples formas implicaba evitar las reacciones automáticas e irracionales individuales, que se atribuían al desafortunado aprendizaje de las costumbres de las masas de población egipcia. Se buscaba, como en un proceso alquímico, convertir la mente del hombre en oro simbólico.

En definitiva, la esclavitud de la mente, el miedo profundo, la muerte, la negatividad, la dualidad, la animalidad y el automatismo se transmutaban o convertían en libertad, conciencia, confianza, razonabilidad, esperanza, rigor, salud, orden y vida después de los rituales de iniciación, lo cual sin lugar a equívocos, configura gran parte del legado espiritual y cultural del mundo egipcio.

DE LA GEOMETRÍA SAGRADA EGIPCIA

Existen, sin lugar a dudas, civilizaciones más antiguas que la egipcia, no obstante exploramos sólo un poco de su legado debido a la enorme profundidad de su mensaje, de su organización social y por los aportes significativos en arquitectura e ingeniería a la humanidad.

Abstrayendo todo lo anterior, se podría afirmar que el mayor aporte del mundo egipcio antiguo fue la geometría, aplicada a varios campos del saber. Las formas básicas que descifraban en sus cálculos podrían ser originadas para comprender la gran obra celestial que acontecía en las noches llenas de estrellas o para emprender nuevas obras humanas. Ambas aproximaciones permitieron un notable avance de la ciencia y del entendimiento del universo en aquella época.

Otros afirman que la geometría tiene una aplicación muy concreta para los egipcios antiguos. Dicha geometría estaba muy desarrollada, como admitieron Heródoto, Estrabón y Diodoro, que aceptaban que los egipcios habían inventado la geometría y la habían enseñado a los griegos. Por la naturaleza del país, cuyas periódicas inundaciones les obligaban a medir continuamente los campos, tuvieron que resolver desde muy antiguamente problemas de geometría, y calculaban correctamente la superficie del rectángulo, del triángulo y tenían una buena aproximación al área del círculo{22}. Por ello, se puede interpretar la fascinación por llevar a cabo obras arquitectónicas como las pirámides, en la que se evidencia el culto al poder de los triángulos.

Finalmente, la geometría no fueron cálculos de distancias y formas abstractas, sino también arquetipos de lo humano. Se dice que los egipcios interpretaron la geometría para avanzar en diversas artes, tales como la sanación, la purificación de alimentos y del agua, la conservación del cuerpo y el mantenimiento del equilibrio energético de cualquiera forma de vida. Quizás, por ello las pirámides de Egipto, además de ser reconocidas por varios grupos de científicos como centros funerarios, también se dice que fueron construidas para buscar un tipo de perfeccionamiento iniciático y tratar de eternizar la vida de los poderosos líderes, como una especie de proceso criogénico antiguo basado en el arte de embalsamar a los muertos.

1.1. 2  B A B I LONIA:

DEL PROGRESO MESOPOTÁMICO A LA CONSTRUCCIÓN DE LA PRIMERA DINASTÍA BABILÓNICA

"No cabe suponer que ninguna filosofía política del momento actual

pueda separarse en mayor medida de las del pasado, de las relaciones

en que se encuentra con los problemas, las valoraciones, los hábitos

o incluso los prejuicios de su época".

GEORGE H. SABINE

Entre los años 3500 al 3000 antes de nuestra era, los primeros pobladores de Mesopotamia heredaron al esplendor de la cultura babilónica un tipo especial de ciudad, basado en una administración secular que comenzó con un limitado personal, pero que fue evolucionando hasta llegar a constituir una burocracia impresionante con todas las ventajas y perjuicios que esto entraña. Por sorprendente que parezca, el gobierno de las primeras aldeas y pueblos de Mesopotamia era democrático; los miembros de los organismos gobernantes eran designados no por un solo individuo omnipotente, como cabría de suponer, sino por una asamblea integrada por los ciudadanos libres de la comunidad{23}. No obstante, los gobiernos democráticos basados en asambleas no duraron para siempre y se hizo necesaria, de manera itinerante, la instauración de regímenes monárquicos para hacer frente a las invasiones bárbaras y a las luchas por territorio y por agua que se volvieron comunes a medida que crecían las ciudades, sobre todo en la época de dominio sumerio-mesopotámico.

La tradición de varios pueblos organizados en Mesopotamia, mezclada con la nueva cultura babilónica, vio erigirse las primeras ciudades de Oriente basadas en una organización tribal que evolucionó hasta convertirse en una comunidad en hermandad "donde soberbios zigurats, o torres escalonadas, se elevaban hacia el cielo llenando de temor, asombro y orgullo el corazón de los ciudadanos; donde el arte y el ingenio técnico, la especialización industrial, bastante adelantada para lo precario de su época, y la iniciativa comercial, hallaron campos donde crecer y expandirse"{24}.

Los logros e inventiva de la base cultural mesopotámica, a través de sus pueblos más representativos (sumerios, acadios, ubaidianos, babilonios, asirios, cassitas y caldeos) se resumen en que

¿Disfrutas la vista previa?
Página 1 de 1