Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Los testigos de Jehová. Una guía para católicos: Colección RIES, #1
Los testigos de Jehová. Una guía para católicos: Colección RIES, #1
Los testigos de Jehová. Una guía para católicos: Colección RIES, #1
Libro electrónico548 páginas4 horas

Los testigos de Jehová. Una guía para católicos: Colección RIES, #1

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

¿Quiénes son los testigos de Jehová? ¿Son cristianas sus doctrinas? ¿Qué decirles a la luz de la Biblia? ¿Qué nos pueden enseñar los Padres de la Iglesia y la Antigüedad cristiana acerca de ellos?

El autor, sacerdote católico preocupado por el proselitismo de esta secta fundada en los EE.UU. en el siglo XIX, ofrece un análisis detallado de sus creencias y prácticas, y las confronta con fe católica. Los testigos de Jehová no son cristianos, porque no creen en el Dios trinitario, rechazan la divinidad de Jesús y del Espíritu Santo, y manipulan la Sagrada Escritura a su antojo, distanciándose así de los cristianos de todos los siglos y de todo el mundo.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento1 jun 2015
ISBN9781519953155
Los testigos de Jehová. Una guía para católicos: Colección RIES, #1

Relacionado con Los testigos de Jehová. Una guía para católicos

Títulos en esta serie (2)

Ver más

Libros electrónicos relacionados

Cristianismo para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Los testigos de Jehová. Una guía para católicos

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Los testigos de Jehová. Una guía para católicos - Teodoro García González

    Índice

    Índice

    PRÓLOGO

    NOTAS PRELIMINARES

    HISTORIA

    1. El fundador: Russell

    2. El primer sucesor: Rutherford

    3. Sucesores de Rutherford y organización de la Sociedad

    EVALUACIÓN CRÍTICA

    4. Los testigos de Jehová y la torre de Babel

    a. Los testigos: Babel en el nombre

    b. Los testigos: Babel en la doctrina

    c. Gacetilla casera

    d. El milenio

    e. Babilonia, los testigos de Jehová y la Iglesia Católica

    5. La Sagrada Escritura

    6. Dios, la Santísima Trinidad

    a. La Trinidad en los Padres de la Iglesia y los símbolos

    b. La Trinidad en las Sagradas Escrituras

    c. Distinción de Personas en la Santísima Trinidad

    7. Jesucristo es Dios, consubstancial con el Padre

    a. El Hijo de Dios

    b. La Sabiduría de Dios

    c. La vida del Hijo de Dios en la tierra

    d. Jesucristo es Dios

    e. Objeciones de los testigos

    f. Jesucristo es el Cristo, el Mesías

    8. El Espíritu Santo

    9. Ángeles y demonios

    10. El ser humano

    a. El hombre es un compuesto de alma racional y cuerpo material

    b. El alma humana es espiritual

    c. El alma humana es por naturaleza inmortal

    d. El alma humana es creada por Dios en el instante de su unión con el cuerpo

    11. Postrimerías del hombre

    a. La muerte

    b. El juicio

    c. El hades o seol

    d. El purgatorio

    e. El cielo

    f. El milenarismo

    g. El fin del mundo

    12. La Virgen María

    a. Cristo, Rey y Señor

    b. La Virgen María, madre del Rey

    13. El cristianismo

    a. Los comienzos, el arraigo y el triunfo

    b. Católicos y testigos de Jehová

    c. Hombres de buena voluntad

    d. La Iglesia verdadera y su fundamento

    e. Cuál es la Iglesia verdadera

    14. El primado de Pedro

    a. La autoridad petrina

    b. Constitución jerárquica de la Iglesia

    c. Es necesario al hombre para su salvación pertenecer a la Iglesia

    OTRAS CUESTIONES RELACIONADAS

    15. La Iglesia Católica y las sectas

    a. Las dificultades en la historia de la Iglesia

    b. La Iglesia, fontanar de cultura

    c. Las sectas

    d. Trayectoria del catolicismo

    e. Los falsos maestros

    16. Cuestiones marginales

    a. El Vaticano y la Paz

    b. Guerra, paz, servicio militar

    c. La Inquisición

    d. Los Mandamientos de la Ley de Dios

    e. El descanso semanal: el domingo

    f. La Pascua, Pentecostés y el bautismo

    g. La Navidad

    h. Las imágenes religiosas

    i. La cruz

    j. La resurrección

    k. El paraíso, el universo y el hombre

    l. Las transfusiones de sangre

    m. Inmensidad, ubicuidad y unicidad de Dios

    Colección RIES

    Página legal

    PRÓLOGO

    Con este libro, Los testigos de Jehová. Una guía para católicos, se inaugura la colección que la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES) dirige en la editorial Vita Brevis, por ofrecimiento de ésta. Aunque el panorama editorial está ciertamente complicado en la actualidad, esta joven iniciativa ha confiado en la RIES para lanzar una serie de libros que aborden el complejo tema de la nueva religiosidad y el fenómeno sectario desde el punto de vista de la fe católica. Y lo hacemos con una obra que trata un fenómeno quizá muy conocido popularmente, pero desconocido en muchos de sus elementos sustanciales. Y lo hacemos, además, con un material inédito escrito por un sacerdote culto que empleó para su trabajo mucho tiempo, investigación, erudición, fe y ganas de instruir. Un material mecanografiado y guardado que, como tantos otros del autor, parecía que no vería nunca la luz.

    Por eso, antes de dejar al lector con la obra de Teodoro García González, creo necesario presentar, por un lado, al autor, y por otro, la temática del libro. Y aprovecho este espacio para unos sencillos agradecimientos: al editor, Bruno Moreno, por la confianza depositada en la RIES y por el empuje a la publicación de este trabajo inédito y a toda la colección; a la familia de D. Teodoro, por facilitarme los archivos completos donde se encontraban sus muchas páginas dedicadas a los testigos de Jehová; y a mi propia familia, ya que mis padres han colaborado en gran medida con la digitalización, revisión y corrección del original.

    Teodoro García González, pastor e intelectual

    Cuando murió el 20 de enero de 2011, D. Teodoro, sacerdote diocesano de Zamora, tenía 100 años de edad y había servido a Dios en el ministerio presbiteral durante 75 años. Nació en el pueblo zamorano de Cazurra en 1910, y fue testigo de todo un siglo de historia del mundo y de la Iglesia. Fue ordenado sacerdote en Zamora en 1935, poco antes del inicio de la Guerra Civil, y sus primeros destinos pastorales fueron en varias parroquias rurales de las zonas de El Vino y El Pan: Casaseca de Campeán, Peleas de Arriba, Mayalde, El Cubo del Vino y Pajares de la Lampreana.

    D. Teodoro fue uno de los fundadores del Seminario Menor San Luis y San Victoriano de Toro, capellán del Ayuntamiento de Zamora, capellán de las monjas Clarisas (primero en Toro y luego en Zamora), promotor de justicia y defensor del vínculo en el Tribunal de la Diócesis y Canónigo de la Catedral. Además de sus estudios en el Seminario, se licenció en Teología en la Universidad Pontificia de Salamanca y realizó los cursos de doctorado con un brillante expediente; también amplió sus estudios de Derecho Canónico.

    En pocas líneas se resume, pues, toda una vida sacerdotal de tres cuartos de siglo. Con motivo de su centenario tuvimos ocasión de entrevistarlo, gracias a su sobrino Enrique Alfonso Rodríguez García, para la publicación diocesana Iglesia en Zamora. ¿Cómo se definía D. Teodoro? Simplemente así: Ante todo me considero un sacerdote sencillo, que debe dar gracias a Dios por haber llegado a los 100 años en un estado de salud del que no puedo quejarme para mi edad. Cuando le preguntábamos por algún hecho destacado en su trayectoria pastoral, no dudaba al referirse a la formación de los sacerdotes: Puedo dar gracias a Dios por todo. Podría destacar como momentos que nunca olvidaré cuando canté misa, o también el reto de participar en la puesta en marcha del Seminario de Toro, y poder participar en la formación de tantos chicos, muchos de ellos hoy buenos sacerdotes. Cuando dejé el Seminario de Toro, el número de alumnos había ascendido ya considerablemente, me alegró mucho que aquello funcionara tan bien.

    Su preocupación por la formación del pueblo cristiano quedaba patente en la entrevista cuando, preguntado por la identidad del presbítero, afirmaba que hoy para los sacerdotes resulta más difícil conseguir que la gente no se aleje de la fe. Y su convicción vocacional quedaba clara al preguntársele si había valido la pena todo lo vivido. Ésta fue su respuesta, contundente: Después de tantos años, y vista la labor realizada, creo claramente que sí. Hoy si tuviera que volver a empezar lo volvería a hacer.

    Su familia atestigua la voracidad lectora de D. Teodoro, sobre todo en lo concerniente a la Sagrada Escritura, la Teología y el Derecho Canónico. El abundante aparato crítico de este mismo libro da buena cuenta de ello. Fue asiduo colaborador del diario local, El Correo de Zamora, en el que publicó diversos artículos y cartas en torno a la situación social o eclesial del momento, y también temas bíblicos. Fue en la década de los 90 cuando, preocupado por el fenómeno de las sectas, le dedicó varias colaboraciones en la prensa, fijándose especialmente en los testigos de Jehová.

    Podemos decir que esta actividad divulgativa en el periódico tuvo un paralelo de mayor profundidad en una serie de investigaciones que llevó a cabo a lo largo de su vida, y que son inéditas en su totalidad (hasta ahora). D. Teodoro estudió de forma exhaustiva elaborando unos trabajos que incluyen diversas materias, tales como el Fuero Juzgo, el concubinato, los orígenes del Cristianismo, la historia de la familia o los testigos de Jehová. Siempre llevó un ejemplar de cada escrito al Obispado de Zamora, para que fueran conservados en el Archivo Histórico Diocesano. Además, regalaba copias a algunos sacerdotes amigos, para que éstos pudieran ampliar su conocimiento.

    Los testigos de Jehová, ¿por qué?

    De todos los trabajos elaborados por D. Teodoro, el más amplio es éste, dedicado a la secta de los testigos de Jehová. Para su realización empleó una extensa bibliografía y consultó en diversas bibliotecas. ¿Y por qué una investigación sobre los testigos de Jehová? Su interés nació precisamente por las visitas que los miembros de este movimiento de origen cristiano hacen a las casas de la gente. El contacto con ellos, después de una visita puntual, se convirtió en algo más asiduo, porque a D. Teodoro le gustaba hablar con ellos e intercambiar sus puntos de vista. Su familia afirma que siempre tenía abiertas las puertas de su casa a los testigos de Jehová, lo que le llevó a tener un conocimiento directo de las doctrinas y los razonamientos de la secta. Todo ello lo completó, como puede observarse en su investigación, con un estudio en profundidad de las obras publicadas por la Sociedad Watchtower, la cúpula publicadora de la organización. Los encuentros de D. Teodoro con los testigos de Jehová de Zamora se prolongaron a lo largo de muchos años. El libro que presentamos se terminó de redactar en 1990, después de mucho tiempo de contacto con adeptos del grupo, pero el diálogo del autor con ellos se prolongó aproximadamente hasta el año 2000.

    Esta investigación hay que contextualizarla en la respuesta católica al desafío de los testigos de Jehová en España. Aunque ya estaba presente en nuestro país desde los años 20, la secta se inscribió legalmente en 1967 con la primera apertura a la libertad religiosa del régimen franquista¹. Y es entonces cuando empezó a verse con preocupación su actividad proselitista por parte de los pastores de la Iglesia Católica. Con una rapidez proporcional a la difusión del grupo, comenzaron a editarse folletos y material divulgativo de tipo apologético para prevenir a los fieles católicos españoles ante estas personas que aparecían por las calles y por las casas hablando de Jesucristo y de la Biblia, pero tan distantes de la fe cristiana genuina. En la década de los 70 son muchos los ejemplos de estas publicaciones, y entre ellos destaca precisamente un sacerdote zamorano, autor de numerosos libros y folletos de formación cristiana: D. Benjamín Martín Sánchez (que también murió centenario, pocos años antes de D. Teodoro).

    Sin embargo, el trabajo que aquí presentamos, y que de esta manera sacamos a la luz, da un paso más allá al hacer un repaso exhaustivo de las doctrinas jehovistas, desde las más importantes y fundamentales en su teología hasta las más concretas de la vida diaria de los miembros de esta organización. Frente a ellas, D. Teodoro emplea la Biblia en toda su riqueza, tanto el Antiguo como el Nuevo Testamento, y los Padres de la Iglesia. Se han publicado muchos libros en España sobre esta secta y la correspondiente respuesta católica, pero éste, Los testigos de Jehová. Una guía para católicos, aporta originalidad, profundidad, erudición y frescura. El lector podrá encontrar en él una abundante y precisa información sobre los testigos de Jehová, y hallará también un buen material formativo sobre la doctrina cristiana. Es un trabajo que tiene 22 años, es cierto. Pero, con sus limitaciones, sigue siendo un libro muy apropiado para dar razón de nuestra esperanza a todo aquel que nos la pidiere (cf. 1 P 3,15), también a los testigos de Jehová.

    Luis Santamaría del Río

    Director de la colección

    ries.secr@gmail.com

    NOTAS PRELIMINARES

    Estamos casi en los albores del siglo XXI. Han pasado 1990 años desde que Jesucristo predicara en Palestina el Reino de Dios, cuando me dispongo a escribir sobre una secta religiosa surgida en Estados Unidos de América hace aproximadamente cien años. Se trata de los llamados testigos de Jehová, que se profesan cristianos como tantos y tantos otros grupos que apartándose de la doctrina del divino Maestro se acogen al prestigio de su nombre. Entre las agrupaciones que hoy en día se denominan cristianas existen discrepancias doctrinales substanciales, no de simple matiz, inclusive entre las escindidas directamente del tronco común; disensiones que constituyen el foso que las separa.

    En medio de tanta iglesia cristiana, ¿cómo reconocer la verdadera Iglesia fundada por Jesucristo? Un principio seguro puede servirnos de señal y faro: la cadena ininterrumpida de testigos cuyo primer eslabón sea el mismo Cristo. Cuando tengamos la certidumbre de que a uno de estos grupos le falta el trazo imprescindible de la continuidad, podemos concluir que tal grupo no representa al verdadero cristianismo. La prueba de la tradición conserva hoy el mismo valor que en tiempos de San Ireneo, de Tertuliano y de Clemente de Alejandría.

    Esto presupuesto, resulta fácil comprobar que la continuidad de la tradición es característica exclusiva de la Iglesia Católica Apostólica Romana. La tradición de la predicación apostólica ha llegado intacta hasta nosotros a través de una ininterrumpida sucesión de testigos legítimos; notarios que certifican en lo concerniente a la fe que reciben y a la fe que transmiten inalterada. No es preciso recurrir a rigurosos argumentos teológicos: basta con estudiar con seriedad la historia de los Papas para llegar a la conclusión de que Juan Pablo II es acreditado sucesor de San Pedro Apóstol². Ni siquiera en las trágicas situaciones por las que la institución papal hubo de pasar llegó a perder ésta la conciencia de su sagrada misión original, y siguió en todo momento representando a la Iglesia erigida por Cristo. En nuestros días, con más vigor que nunca, se manifiesta y se reconoce universalmente de hecho la grande eficiencia espiritual y moral que asiste al papado.

    De Roma siguen fluyendo corrientes de agua viva que aportan caridad y paz hasta los últimos rincones del mundo; igual que ocurriera desde el primer Pentecostés.

    Los testigos de Jehová, conjunto de creyentes de una doctrina particular que es considerada falsa, componen una secta (del latín, sectus, cortado, apartado) que trae su origen de otra secta denominada Adventistas del Séptimo Día, fundada por William Miller, pregonero de la fecha exacta del fin del mundo para el año 1843 de nuestra Era. Al no ocurrir el evento anunciado en tal año, fue retrasando la fecha sucesivamente para determinados años posteriores, que tampoco se dignaron hacer veraz al vidente. Manía esta del fin del mundo que, mamada de los adventistas, tenazmente conservan los russellistas con idéntico éxito al de Miller y Ellen White, la segunda Juan el Bautista adventista.

    Los testigos de Jehová se autodenominan cristianos, aunque niegan las creencias comunes a todas las Iglesias cristianas, y prestan su fe a lo que la programación de la Watchtower les ofrece más y antes que a los libros de la santa Biblia. Todo cuanto enseña y formula La Atalaya o ¡Despertad! es para los rutherfordianos dogma de fe del que ningún adepto puede discrepar.

    Los mandamás de la secta prescriben a sus asociados vender colocar según su estilo –casa por casa–, las ediciones quincenales y mensuales confeccionadas prolíficamente por la Watchtower Bible and Tract Society of Pensylvania, que preside F. W. Franz actualmente, después de Russell, Rutherford y Nathan Knorr. Los adeptos ignoran –pues la cúpula de la secta se lo oculta celosamente– que la Watchtower Society observa puntualmente los métodos de una sociedad mercantil, cuando otra cosa no es la Watchtower, Inc. 25 Columbia Heights, N.Y. 11201, EE.UU.; boyante negocio.

    En cuantas entrevistas he mantenido con testigos de Jehová he notado que la pareja de sectarios me miraban arrogantes, dando muestra de conmiseración a la vista de mi supina ignorancia y pétrea cerrazón mental ante la clara luminosidad de sus impresionantes razonamientos. ¡Qué pena, me parecía manifestaban, nosotros tan inteligentes y talentosos, y él tan inculto y tan lerdo! Por mi parte, yo sólo me extrañaba de verlos tan osados en la exposición de sus sofismas, y tan apocados y huidizos cuando, Biblia en mano, rebatía con textos genuinos sus textos trucados. Parecían no estar acostumbrados a la refutación, y rápidamente optaban por despedirse, lamentando lo que yo perdía: después del inminente fin de este mundo, que yo presenciaría antes de mi muerte, una bellísima esposa, guapísimos hijos y preciosas hijas, una bonita casa con magnolias y jazmines… ¡Desgraciado! ¿Existirá solución para el problema de las sectas? Porque en España, sólo enumerando las principales, se localizan 35³.

    Juntamente con la Biblia, la Tradición es fuente de conocimiento del cristianismo. Si los russellistas desprecian la tradición cristiana, es porque no tienen tradición. Si de verdad desearan conocer a Cristo y sus enseñanzas leerían los escritos fidedignos que testimonian la creencia derivada de la época apostólica, recogida fielmente y en sucesión ininterrumpida fielmente entregada en la Iglesia hasta nuestros días. Así lo aconseja el apóstol Pablo: Para que no seamos como niños, llevados a la deriva y zarandeados por cualquier viento de doctrina, a merced de la malicia humana y de la astucia que conduce engañosamente al error (Ef 4,14). Lo mismo avisaba Moisés: Acuérdate de los días de antaño, considera los años de edad en edad. Interroga a tu padre, que te cuente, a tus ancianos, que te hablen (Dt 32,7); y repetía Bildad de Súaj: Pregunta, si no, a la generación pasada, medita en la experiencia de sus padres, nosotros de ayer somos y no sabemos nada (Job 8,8).

    La tradición de los testigos de Jehová ni siquiera se circunscribe a Charles T. Russell, a los holdings United States Investment Company y United Cemeteries Company, al escándalo del trigo milagroso desenmascarado por el diario Brooklyn Daily Eagle en 1911, al proceso contra Russell en 1913 en el curso del cual el fundador de la secta cometió perjurio y tuvo que confesar que desconocía el griego y el hebreo. Digo que la tradición russellista no llega ni a Taze Russell porque su sucesor, Rutherford, llevó a cabo cambios muy importantes en la doctrina russellista: nuevos entendimientos, según explicaba la Watchtower. Por ejemplo: fueron prohibidas las transfusiones de sangre, antes aprobadas y loadas; se prohibió la celebración de la Navidad, antes jubilosamente celebrada por los russellistas; se prohibió el uso de la cruz, que antes presidía la portada de La Atalaya, etc.

    En el período inicial, Russell utilizaba juntamente con la Biblia las profecías de la Gran Pirámide porque decía que si se leía únicamente la Biblia, ésta llevaba a confusión. ¿Por qué la única religión verdadera, la Watchtower, no requirió la ayuda de la Tradición cristiana? ¿Tal vez porque ningún adepto conocía el latín ni el griego? ¿Sólo por crasa ignorancia? Cirilo de Alejandría (c.376-c.444) dice: el camino más fácil para que la mente humana salga de sus errores, es seguir humildemente la enseñanza de los Santos Padres, quienes llenos de la Tradición apostólica y del espíritu recto de las Sagradas Escrituras, son los luminares del mundo y contienen la palabra de la vida ⁴.

    Aurelio Agustín, nacido en Tagaste el 13 de noviembre del 354 y muerto en Hipona el 28 de agosto del 430, proclama: Audis omnes (Patres) uno corde, uno ore, una fide, idipsum dicere, et hanc esse catholicam fidem...⁵ (Oye decir a todos [los Padres] con un mismo espíritu, con una sola voz, lo mismo, y ésa será la doctrina católica). Quod credunt, credo; quod tenent, teneo; quod docent, doceo; quod praedicant, praedico⁶ (Creo lo que ellos creen; lo que defienden, mantengo; lo que proclaman, expongo; lo que predican, predico). Y finalmente, amonesta: los que se apartan del unánime consentimiento de los Padres, se apartan también de la Iglesia Católica y de la misma verdad⁷.

    Los escritos de los Padres son necesarios para conocer con exactitud el sentido de las Sagradas Escrituras y la doctrina de la Iglesia hasta los siglos en que ellos florecieron. Recomiendo las ediciones hechas por los monjes benedictinos de San Mauro, llamadas Maurinas, tanto de los Padres latinos como de los griegos; porque, a mi parecer, son correctas, completas e ilustradas con eruditas anotaciones. También el Cursus completus Patrologiae, de Migne, que comprende 133 volúmenes de los Padres latinos y 166 volúmenes de los Padres griegos. París, año 1844 y siguientes; y la Bibliotheca hispana vetus, de Nicolás Antonio, editada en Madrid en 1788 por Francisco Pérez Bayer.

    Para dejar de soñar memeces y entrar en la racional realidad tienen absoluta necesidad los testigos de Jehová de conocer la tradición cristiana desde Jesucristo hasta nuestros días. Pero ¿cómo van a leer los escritos de los Santos Padres quienes tienen prohibido, o de hecho se niegan a leer lo que no ha sido producido por La Torre?

    HISTORIA

    1. El fundador: Russell

    La secta de los testigos de Jehová fue fundada por Carlos (Charles) Taze Russell, nacido en Allegheny, suburbio de Pittsburgh (Pensilvania), EE.UU., en el año 1852. Sus padres, de origen irlandés-escocés, pertenecían a la secta congregacionalista⁸. A la edad de nueve años, Carlos perdió a su madre, pero bajo el auspicio paterno siguió haciendo honor a su religión hasta los 16 o 17 años de edad en que comenzó a dudar de algunos principios de la misma. Confiesa: Crecido en el presbiterianismo, educado sobre la base del catecismo e impulsado por mi naturaleza a la reflexión, me he convertido en una víctima de la lógica de la incredulidad⁹.

    La comprobación de que diversas iglesias cristianas, teniendo como base la Biblia, entendían ésta diversa y aun contradictoriamente, debilitó, según propia declaración, su fe en Dios y en las Santas Escrituras. En este estado anímico asistió una tarde a una función religiosa de adventistas¹⁰, y la idea del milenio feliz hizo impacto en su imaginación. Leyendo

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1