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Vamos rumbo a un gran esclarecimiento: La sobrepoblación como problema global de la humanidad
Vamos rumbo a un gran esclarecimiento: La sobrepoblación como problema global de la humanidad
Vamos rumbo a un gran esclarecimiento: La sobrepoblación como problema global de la humanidad
Libro electrónico212 páginas5 horas

Vamos rumbo a un gran esclarecimiento: La sobrepoblación como problema global de la humanidad

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Información de este libro electrónico

La población mundial creció en los últimos 12 anos de un millardo a siete millardos de habitantes.
Ona Radtke describe y analiza las causas y consecuencias de este crecimiento desatado, que ha seguido la historia de la humanidad como tema central, pero pocas veces fue cuestionado. Desde el punto de vista del autor la sobrepoblacion ha sido siempre la causa principal de discordias, guerras y miseria e incide en todas las áreas y sectores de la vida. Despues de muchos años de viajes de observación por el mundo, el autor convoca a tomar un nuevo rumbo y nos invita a vivir más conscientes. El libro incluye una entrevista con el autor, datos y fotografías de su vida y un epílogo del Prof. Wolfgang Lucht ( Profesor de ciencias de la sostenibilidad en el Instituto de Investigación sobre los efectos climáticos de Potsdam y del Instituto de Geografía de la Universidad Humboldt de Berlín).
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento30 mar 2015
ISBN9783738698909
Vamos rumbo a un gran esclarecimiento: La sobrepoblación como problema global de la humanidad
Autor

Ona Radtke

Ona Radtke desarrolle su teoría de la población no solamente desde un escritorio, sino tambien con viajes en mas de 65 paises del mundo, observando la vida en distintas sociedades. En su patria adoptiva, Guatemala, vivió sus ultimos veinte años. Su obra es publicada póstuma a su muerte poco antes de la terminacion de la misma en oct. 2009.

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    Vamos rumbo a un gran esclarecimiento - Ona Radtke

    fotográfico

    Prólogo de las editoras

    Ona Radtke falleció en Guatemala, su patria adoptiva, el 30 de Octubre de 2009, poco antes de la conclusión y publicación de su trabajo.

    Consideramos que su libro debe hacerse público, pues es probable que ningún otro autor haya visto y descrito en forma tan personal y conmovedora las causas y consecuencias del crecimiento demográfico. De hecho ocurre que cuando, por ejemplo, los medios de comunicación informan sobre hambrunas o destrucción de la naturaleza, rara vez se toma en cuenta el problema de la sobrepoblación.

    Las tesis de Ona han de suscitar discusiones y llamar a reflexión. Tal es el objetivo de esta publicación. Con sus propias palabras: Siento que en la actual generación existe gran necesidad de esclarecimiento, pues hay en ella tanta sed de saber como gran desesperanza. Y siento que debo ayudar, así como yo mismo de joven recibí ayuda de los libros y mediante ellos de sus autores.

    Hemos retocado ligeramente el texto de Ona, dejando siempre en claro dónde ha sido complementado o aclarado. También hemos conservado algunas de sus indicaciones sobre el trabajo en el manuscrito, al igual que su costumbre de escribir siempre Yo con mayúscula⋆ - como en inglés - pues opinaba que la persona que escribe no debe ser menor ante el . Tal como él, todos debiéramos llevar la cabeza en alto. (⋆ Excepción gramatical no aplicable en español.)

    Nos hemos hecho cargo de este trabajo, en parte difícil y delicado, con pleno amor por nuestro hijo y hermano. A su vez hemos contado con el valioso apoyo de nuestro amigo Arno Nickel respecto al contenido y en aspectos técnicos, lo cual queremos agradecerle sinceramente.

    Además agradecemos a Wolfgang Lucht por su motivación, a Thorben Kruse por la elaboración de la página web, a Viola Rieck, Claudia Peña de Silvestri, Iris Bazing, Maria Regina Schulz, Francisco Mendez y Jorge de León por su apoyo y amistad y a nuestra familia, especialmente a mi esposo Jan por su gran paciencia.

    ¡Deseamos que surjan vivas discusiones!

    Theodore y Christine Radtke

    Prólogo del autor

    Desde hace tiempo y sin cesar me asombra cuán poco mis contemporáneos comprenden hasta qué grado la cantidad de gente ha definido la forma y calidad de nuestra convivencia. Cuánto tiene que ver la multitud humana y la resultante estrechez con la forma y calidad de nuestra convivencia en este planeta azul y cuán conectadas están las causas de ambas.

    En las noticias, el incremento poblacional suele merecer un lugar destacado sólo cuando las Naciones Unidas publican las anuales tasas de crecimiento de la población mundial. Y eso pese a nuestro aumento de 200.000 personas al día – equivalente a la población de una gran ciudad – cifra de por sí ya tan enorme que merecería ser noticia diaria. Pero como así ocurre a diario y siempre casi igual, se prefiere informar cuando uno o muchos, cientos o miles de habitantes de la tierra encuentran una muerte insólitamente dramática. Cifras que aunque suman la gigantesca cantidad de 231.000 lamentables víctimas del tsunami de diciembre 2004 en el sur de Asia Oriental, parecen pálidas comparadas con el aumento diario de la población. Y también en artículos de prensa y otras fuentes de información, la cantidad de población y sus consecuencias para nuestro convivir ocupa un lugar subordinado, si es que llega a mencionarse. Aunque en comparación con décadas anteriores, vale admitir que se observa cierto aumento de comentarios sobre las cifras de población y una creciente vinculación analítica con los diarios acontecimientos ecológicos, políticos y económicos. El pensamiento al respecto ya ha comenzado a esclarecerse.

    En los libros escolares de historia del mundo entero se dedica escaso espacio a la historia de nuestro aumento, de modo que recién en los últimos años aparecen datos – si es que los hay – sobre el incremento poblacional. Es porque no se tiene clara conciencia. Y a lo largo de este libro iremos comprendiendo por qué. Incluso las conexiones entre la cantidad de personas y las condiciones de nuestra convivencia sólo se nombran muy escasamente, y aunque de hecho debieran ser parte fundamental de las ciencias de la historia, la política, la economía, la ecología, la psicología y la medicina, hasta ahora no han sido reconocidas como tales. Y en caso de no serlo requiere una urgente revolución o reforma.

    Es más: me extraña que mis contemporáneos tengan tan poco o nada claro que estamos muy lejos de una vida menos artificial, más libre de apremios y preocupaciones y más natural, por el solo hecho de convivir en una población de alta densidad que a diario nos exige actuar de forma múltiple para posibilitar nuestra existencia y supervivencia. Y que esto nos causa la miserable situación en que estamos.

    Me extraña cuán poco perciben la dimensión del caos emocional en que vive la mayoría de nosotros en el mundo actual. Y hasta qué punto la multiplicación de nuestra especie, que nosotros mismos activamos con presunta conciencia profunda, empeora cada vez más nuestra calidad de vida. Como el avestruz, suelen meter la cabeza en la arena rehusando ver, pues si miran bien, lo que ven les causa tal dolor que prefieren desviar la mirada. (Bob Dylan: ...pretending he just doesrít see…²).

    Y bien, teniendo claras las causas de este comportamiento de la mayoría de mis prójimos, las voy a explicar en las páginas siguientes, ante todo porque también suelo observar esta misma tendencia en mí mismo. Sólo que no puedo seguir entregado a ella por mucho tiempo – y en ningún caso a la larga – porque hay algo en mí que no lo permite. Siento demasiado miedo y malestar en la oscuridad mental y por eso estoy siempre buscando la luz del entendimiento.

    Y sin embargo duele sentir y presenciar cómo se arruina el mundo por tales causas. Mas quien no quiere ver tampoco puede ver ni nadie puede obligarlo. Puesto que toda coerción me es ajena, mientras más edad tengo y pesares vivo, mayores son mi saber y conocimientos³.

    Y así quiero intentar registrar por escrito mis sentires y pensamientos (¡sabido es que no hay éstos sin aquéllos!) con el deseo y la esperanza de que aún existan personas que no se limiten a meter la cabeza en la arena, sino de vez en cuando también la levanten y mirando en torno despierten mentalmente y disciernan, aunque sea por curiosidad, si aún hay algo en el mundo que valga la pena entender o al menos observar. Entonces habrá también quienes a veces se expliquen algo, queriendo saber más. Y es a vosotros que me dirijo.

    Agradecimientos

    Agradezco a las siguientes personas por su apoyo espiritual, intelectual y técnico. No enumero aquí en detalle cómo y con qué cada uno de ellos me alentó. Espero que cada participante logre adivinarlo por su cuenta.

    Christine Radtke, Theodore Radtke, Sonera Jhaveri, Ursula Maier, Velislava Stantschev, Maria Ferreira Murteiro Faustino Perreira, Rainer Kind, Thomas Räse, Ute Sprenger, Katrin Eberlein, Anny Förster, Thorben Kruse, Stefan Hecht, JoJo Otte, Thomas Haferberger, Anke Hemmerling, July Menschik, Matthias Spielkamp, Matthias Saul, Barbara Büscher, Jochen van der Linde, Charlotte Schneider y muchos más, entre ellos algunos cuyos nombres desconozco, personas que encontré viajando, en caminatas, en buses, trenes, haciendo autostop, en bibliotecas...

    Gracias por vuestra energía, por el esfuerzo invertido, ya sea en escucharme, leer mis apuntes, discutir conmigo diferentes aspectos del contenido expuesto a continuación, o colaborando de otra forma. Aun cuando no teníais claro – ni tampoco yo mismo del todo - que vuestro aporte desembocaría en este libro.

    ² Bob Dylan, Blowin’In The Wind, 1963

    ³ La sabiduría se sufre, J.W. Goethe

    Introducción

    Nosotros – la humanidad – estamos rumbo a un gran esclarecimiento. Somos cada vez más y tenemos escasa consciencia de las repercusiones de nuestro incremento. La situación ecológica está cada vez peor. Hay sociedades humanas en varios territorios de Europa Central, en Japón, Singapur, partes de China y la India, que ya no pueden seguir subsistiendo sin los suministros externos de otros países y regiones, y en casi todo el mundo nuestra alta densidad demográfica amenaza la supervivencia de muchas especies animales y vegetales. Y a diario perecen varias de estas especies por la misma causa: el lugar que antes habitaran ha sido usurpado por el hombre y ya no les basta para vivir. Además, la fertilización artificial y la explotación abusiva han salinizado parte de las tierras agrícolas, o están estropeadas por otras contaminaciones químicas. A la vez, el aumento de gente expande aun más la red de ciudades con sus sistemas de comunicación, lo que también reduce la superficie útil para la agricultura y los bosques. Asimismo, mediante la expansión de monocultivos agrícolas y forestales se deteriora la capacidad de recuperación del suelo. Muchas comarcas y regiones, ríos y lagos están polutos, y la carga de contaminación ambiental afecta entretanto a toda la gente de la tierra, si bien no siempre ni por doquier en igual medida. Los mares están explotados y acidificados en exceso, lo que también causa la muerte de muchos corales. La contaminación nuclear ha seguido aumentando en las últimas décadas y abruma y daña tenazmente la vida de todos. ⁴ Y pese a métodos de cultivo agrícola de gran consumo energético, en los últimos 20 años las reservas de cereales de 100 días han disminuido casi sin alteración, llegando a la crítica cifra ⁵ de 37 días ⁶.

    La situación económica también se va agravando: la vida moderna en las sociedades industriales en expansión ejerce creciente presión existencial e infortunio sobre quienes las habitan, y la competencia acrecienta las inseguridades de la vida cotidiana, de manera lenta pero constante y a veces también caprichosa.

    Además, armamos guerras por el petróleo y otros recursos, por regiones estratégicas de influencia, por tradiciones culturales (guerras entre el cristianismo y el islam) y sus esferas de influencia, y con ello no sólo exterminamos a seres humanos, sino también destruimos territorio vital para futuras generaciones con múltiples armas (entre ellas, por ejemplo, las de uranio enriquecido – Depleted Uranium) y otras armas de destrucción masiva. Lo que restringe aún más el espacio vital de la humanidad.

    También nuestro abatimiento es causado por otros, por su numerosa presencia y el comportamiento que esto produce.

    Podría añadir páginas y libros enteros a esta breve descripción, mas no lo haré, ya que la situación de nuestra tierra es bastante conocida y ha sido descrita con todo detalle por otros autores.

    Sin embargo casi siempre reaccionamos tarde, a veces incluso demasiado tarde, en suma sólo reaccionamos y estamos aún lejos de ser lo que nos creemos ser: la lúcida coronación de la creación.

    Sea para lograrlo o sólo sea para evitar lo peor: ante todo queremos rendir propia cuenta de nuestro escaso nivel de comprensión. Hasta ahora nosotros – como la famosa rana en la fuente que viendo sólo un trozo de cielo cree haber visto el mundo – según nuestros diversos trasfondos culturales hemos visto sólo una parte del cielo tomándola por el todo. Sin duda hemos identificado algunos problemas y en parte los hemos resuelto bien. Mas como hasta hoy hemos esquivado casi por completo los temas del incremento humano y la sobrepoblación en su significado histórico y global, en verdad sólo hemos chapuceado intentos de arreglos, pues ni siquiera nos hemos atrevido a plantearnos las preguntas esenciales.

    ⁴ A esta contaminación aún se le da escasa importancia y sin mayor claridad. Véase Wilhelm Reich y Oranur. Nota de las editoras: Wilhelm Reich, Das Oranur-Experiment, Erster Bericht (1947-1951).

    ⁵ De manera errónea, mas a la vez típica, la mayoría de los comentadores ven la causa de la escasez de cereales en la conversión de semillas en combustibles, lo que si bien ha acelerado la reducción de reservas de cereales, en ningún caso es aquí el único y principal factor responsable. Pues hace más de 30 años que la baja de reservas diarias de cereales avanza continuamente y el proceso de combustión sólo la ha acelerado. Sin duda es característico que esta baja del acopio mundial de cereales a largo plazo parezca haber impresionado a muy pocos comentadores y analistas.

    ⁶ Las recientes alzas de los precios de alimentos son sobre todo resultado de esto y sólo en segundo término un efecto de la producción de biocombustibles, pues la primera tendencia es continua desde hace decenios, siendo la segunda mucho más reciente.

    ⁷ Véanse entre otras las publicaciones del Earth Watch Institut.

    CAPÍTULO I

    El tabú más antiguo

    Como humanidad no hemos osado plantearnos preguntas importantes porque las cubre un tabú aún ampliamente inconsciente. Entre los tabúes ancestrales, es tal vez el más antiguo de todos. Es el tabú de cuestionar críticamente nuestro incremento, nuestra multiplicación – entiéndase bien: nuestro incremento, y no nuestra reproducción.

    La simple diferencia entre incremento y reproducción consiste en que la reproducción alude al número de hijos – cuantos sean a partir de uno – es decir, al mero hecho biológico de la procreación, continuación y sustitución de una generación con y por la siguiente. En cambio por incremento se entiende la reproducción a partir de una cifra promedio sobre 2,1 hijos - en el ámbito cultural industrial. En otros ámbitos culturales esta cifra asciende de acuerdo a una mayor mortalidad infantil. De modo que la cantidad vigente de seres humanos no sólo se sustituye sino se incrementa. De ahí el término: incremento. La reproducción como tal puede aumentar, mantener o también disminuir la población, si en promedio nacen menos de 2,1 hijos por mujer.

    Debemos aprender a diferenciar entre ambos términos – reproducción e incremento – y dejar de combatir como enemigos a quienes se oponen al incremento, como lamentablemente sigue ocurriendo en muchas regiones del mundo marcadas por diversas tradiciones religiosas.

    Como humanidad no hemos osado plantearnos preguntas importantes porque las cubre un tabú aún ampliamente inconsciente. Entre los tabúes ancestrales, es tal vez el más antiguo

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