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Antología de poesía religiosa progresista
Antología de poesía religiosa progresista
Antología de poesía religiosa progresista
Libro electrónico169 páginas1 hora

Antología de poesía religiosa progresista

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Divertidísima parodia de los teólogos progresistas, con su macedonia de heterodoxias, barbaridades y tonterías habituales. Captura a la perfección el lenguaje nebuloso y oscuro de la progresía eclesial. Imposible no reírse a carcajadas.

¡¡¡El famoso (e imaginario) teólogo progresista Higinio Fernández, popularizado en el blog Espada de Doble Filo (InfoCatólica), publica por fin un libro con la Editorial Vita Brevis!!!

  Higinio reúne una antología desternillante de poemas de teólogos y pensadores progresistas. Desde los haikus de una moderna monja contemplativa (y televisiva) hasta unos versos dedicados a la “Resurreencarnación”, pasando por rimas a la heterodoxia o el poema mitopoyético “In principio erat Concilium”.

  La antología recoge poemas escritos por los (también imaginarios) teólogos heterodoxos Antonio Verruga, Fray Leopoldo Bluff y Anthony Tutío SJH, las teólogas feministas Sor Umbría Forkham OCM y Loretta Apostolidis, los autores ecologistas Hans Frühling y Jeanine Verte o el político progresista Eugenio Veleta, entre muchos otros. Una carrera desenfrenada para ver quién dice las mayores barbaridades, que dejará al lector sin aliento.

  NOVEDAD: ¡Incluye, por primera vez, una biografía de Higinio Fernández, licenciado en Teología Pastoral Buenista y profesor en el Instituto de Ciencias Sociorreligiosas de Parla!

***

  Obispo tradicional y conservador: "Es mi deber advertir que los fieles que lean este libro serán culpables de graviores iucunditates e incurrirán en las penas correspondientes".

  Fr. Leopoldo Bluff: "Muestra el auténtico progresismo".

  NOTA: Este libro es una sátira y todos los personajes que aparecen en el mismo son ficticios.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento10 sept 2014
ISBN9781502234704
Antología de poesía religiosa progresista
Autor

Higinio Fernández

Licenciado en Teología Pastoral Buenista por la Universidad Koinonía de Teología a Distancia y profesor en el Instituto de Ciencias Sociorreligiosas de Parla (Madrid). Esta casado y mantiene el blog "Todos somos hijos de Dios" en Multirreligión Digital.

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    Antología de poesía religiosa progresista - Higinio Fernández

    Introducción

    La flor de la auténtica poesía sólo puede brotar en un suelo abonado con el auténtico progresismo.

    Grafiti anónimo de mayo del 68

    ¿Por qué una antología de poesía religiosa progresista? Muchos me han planteado esta cuestión y creo que es una buena pregunta. Al ponerme a pensar en mis motivos para prepararla, inevitablemente me he acordado de una vieja historia relacionada con la poesía, que me marcó profundamente. Los teólogos tenemos la tentación de ponernos a hablar y hablar en abstracto cuando nos piden que expliquemos algo, así que creo que compartir esta sencilla historia con los lectores es la mejor manera de transmitirles el auténtico porqué de esta antología poética.

    Cuando yo era aún un jovencito ingenuo y poco evolucionado teológicamente, recuerdo que me llamó la atención lo que dijo en clase uno de mis profesores, un escolapio inglés bastante famoso por aquel entonces como teólogo abierto y progresista, el P. Tyrrell Millstone. Aquel profesor nos explicó algo que ahora resulta un lugar común: que la resurrección corporal sólo es un lenguaje mitológico para explicar la pervivencia en el recuerdo de Jesús en el corazón de sus discípulos.

    Como nunca había oído algo así, me escandalicé un poco, la verdad. Estuve pensando un buen rato sobre ello y decidí quedarme al final de la clase, para pedirle una clarificación al profesor. La breve conversación que tuvimos quedó grabada en mi mente y no la he olvidado nunca:

    —Perdone, P. Millstone, ¿podría hacerle una pregunta? —le dije con cierto nerviosismo, porque en aquella época un profesor, y más uno famoso como aquel, era una figura que imponía mucho respeto.

    —Claro, my son, para eso estoy aquí —dijo, mientras me sonreía afablemente—. Dime.

    —Sólo es una duda...

    —La duda es buena —me interrumpió—. Más aún, la duda siempre es la confirmación de que uno va por el buen camino. Muéstrame a alguien que está seguro de algo al cien por cien y te mostraré un fanático dispuesto a quemar a otros en la hoguera.

    —Pues...—continué mientras asentía, aún más confundido—. No comprendo bien lo que hoy ha explicado en clase. Si usted dice que la resurrección corporal es un mito, ¿cómo se entiende lo que decimos en el Credo de que creemos en la resurrección de la carne?

    Al oír mi pregunta, aquel buen teólogo frunció el ceño, mirándome con enfado.

    —¿Quién te ha dicho que me preguntes eso? ¿Es que me estás espiando? —y miró hacia atrás por encima del hombro con cara intranquila, como si temiera ver allí a un inquisidor agazapado.

    —No, claro que no —le respondí aún más nervioso—. Es que no lo entiendo y me gustaría entenderlo...

    Cuando vio mi nerviosismo y (probablemente) mi cara de niño asustado, se tranquilizó.

    Ah, all right. Don’t worry, lad. Creí que eras otro de esos malditos provocadores infalibilistas.

    Aunque no sabía a qué se refería con eso de provocadores infalibilistas, negué con la cabeza para distinguirme lo más posible de ellos.

    —Bien, en ese caso, la respuesta a tu pregunta es muy sencilla: No hay ninguna contradicción entre lo que yo he dicho en clase y lo que dice el credo, porque son dos tipos de lenguaje diferente. Yo estaba hablando teológicamente, es decir, de manera científica y con un significado concreto, mientras que el credo es metafórico y poético, una simple forma de hablar. Recuérdalo siempre: el credo es pura poesía y nada más que poesía.

    —Pero... —le pregunté, confuso— ¿y la Encarnación?

    —¡Poesía!

    —¿Y la subida al cielo?

    —¡Poesía! —repitió, riéndose.

    —¿A la diestra de Dios, el juicio final, el mundo futuro?

    —¡Poesía, poesía y nada más que poesía! No te olvides nunca: sólo poesía —volvió a decir, mientras me daba un par de palmaditas comprensivas en la cabeza.

    Aunque le di las gracias por su explicación, la verdad es que tardé bastante tiempo en entender lo que aquel gran teólogo quería decir. Sin embargo, cuando por fin lo entendí y asimilé, se abrió para mí un mundo nuevo: si el credo es pura poesía y no una limitación para la fe ni una explicación de Dios y del mundo, la labor teológica tiene plena libertad creadora. La doctrina es una bella metáfora, que nos permite ir más allá de ella misma, para construir en cada época un pensamiento auténticamente elevado y moderno. Más de medio siglo después, aquella frase sigue siendo el centro de mi teología: el credo es pura poesía y nada más que poesía.

    Por eso mismo, era de justicia editar esta antología, que manifiesta de forma evidente que la poesía está en el corazón del progresismo y es injerente al mismo. El progresismo es poesía y la poesía es progresismo.

    La poesía es, pues, lo que mejor define al progresismo, ya se trate del progresismo político o del progresismo religioso-teológico. A fin de cuentas, por su propia naturaleza, la poesía consiste en ir más allá, en no quedarse en el camino trillado, sino abrir nuevas sendas, como han hecho todos los progresistas desde que el mundo es mundo.

    Aunque soy consciente de que el arte supera cualquier clasificación, he dividido los poemas incluidos en siete grandes capítulos: i) Poemas teológicos: el progresismo cristiano; ii) Poemas resucitados; iii) La Iglesia: hacia una nueva obediencia; iv) Hacia una nueva moral; v) Poemas ecológicos; vi) Poesía multirreligiosa, y vii) Las nuevas generaciones. Es fácil ver que, de esta forma, se tratan todos los grandes temas del progresismo de hoy.

    Como teólogo, no me he podido resistir a la tentación de reflexionar teológicamente sobre esos grandes temas, a la vez que presento a los autores y sus poemas. Por eso, la introducción a cada capítulo constituye un breve ensayo sobre las líneas básicas del tema tratado en el mismo, desde una perspectiva progresista. Espero que los lectores tengan la paciencia de leer esos ensayos, como un buen aperitivo que les hará comprender y disfrutar mejor el sabroso plato principal de los poemas.

    Quiero creer que la poesía puede constituir un fecundo locum theologicum (que significa en griego locura teológica) que nos lleve a los teólogos más allá de la lógica, el dogma y la racionalidad, hacia la pura libertad de la existencia antrópica. Ya advirtió el mismo Aristóteles, en su Poética, que la poesía es más verdadera que la historia (lástima que Aristóteles fuera tan de derechas).

    Como verán los lectores, por las páginas de este libro desfilan algunas de las primeras plumas del progresismo mundial (si bien predominan los hispanohablantes, por razones obvias).[1] El progresismo cuenta entre sus filas con varios de los mejores poetas de los últimos cincuenta años y ha sido un verdadero placer releer sus mejores poemas y ponerme en contacto con ellos para conseguir el permiso para publicarlos. De hecho, la antología ha sido una estupenda oportunidad para retomar viejas amistades ya que, como teólogo progresista, conozco personalmente a la mayoría de los participantes.

    En consonancia con la tendencia teológica y artística de los autores, gran parte de los poemas se han compuesto con verso libre, sin la atadura de rimas o métricas, rompiendo los moldes poéticos tradicionales, para expresar mejor la subjetividad desbocada, avasalladora y triunfante del progresismo, como tan acertadamente lo expresó Urs von Kaspar. Sin embargo, también se han incluido versos al estilo clásico, como sonetos, romances o décimas, para favorecer el pluralismo de la recopilación, algo esencial en cualquier iniciativa moderna. No hay ni que decir que han participado tanto hombres como mujeres, además de miembros de diversas corrientes dentro del progresismo.

    Por limitaciones de espacio, hubo que dejar fuera de la selección algunas auténticas obras maestras de la poesía progresista, como aquellos versos inmortales que comienzan:

    Lloré, lloré con llanto amargo,

    al ver a mi pueblo oprimido

    por una moral tirana,

    por obispos sotaneros...

    O aquellos otros:

    Iglesia Madre y Madrastra

    que a unos hijos abrazas

    y a otros cruel rechazas...

    Creo, sin embargo, que los poemas seleccionados representan de forma significativa el conjunto de la poesía y la teología de tipo progresista, que es como decir la única poesía y la única teología que merecen la pena actualmente.

    Por supuesto, quizá los lectores tengan una opinión distinta de la mía sobre la belleza o falta de ella de los versos incluidos en esta antología, porque es evidente que la belleza es algo puramente subjetivo. También en eso resulta fructífera una antología, porque pone ante nuestros ojos la pluralidad de la experiencia humana desde un punto de vista artístico, con sus miserias y aciertos, con sus logros y errores, de modo que uno pueda elegir lo que le parezca mejor. Haciendo un paralelismo con la búsqueda de la verdad en la teología, podríamos decir que, en poesía, lo importante es buscar la belleza, no encontrarla.

    Quizá haya quien

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