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Revolución en el recreo * Recess Revolution
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Revolución en el recreo * Recess Revolution
Libro electrónico129 páginas1 hora

Revolución en el recreo * Recess Revolution

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Changing schools is not so pleasant for Eric when he meets up with Hank ‘the Tank’ Granger. Find out how Eric and his friends solve their problem. Bilingual juvenile novel in Spanish and English, with Ideas to Think About. Approved by Panama's Ministry of Education.

El cambiar de escuelas no es nada agradable para Eric cuando se encuentra con Hank ‘el Tanque’ Granger. Averigua cómo Eric y sus amigos resuelven su problema. Novela juvenil bilingüe en español e inglés, con temas para reflexionar. Aprobado por el Ministerio de Educación de Panamá.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento14 abr 2012
ISBN9789962690191
Revolución en el recreo * Recess Revolution
Autor

Pat Alvarado

Pat es oriunda de Abbeville, Luisiana, donde reinan los pantanos y los bayous; pero es en Panamá, el paraíso tropical, donde vive con su esposo, su gata elegante y su perrito callejero.Pat is a native of Abbeville, Louisiana, where swamps and bayous reign; but it’s in Panama, the tropical paradise, where she lives with her husband, their elegant cat and their little mutt.

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    Revolución en el recreo * Recess Revolution - Pat Alvarado

    Revolución en el recreo

    1 Escuela nueva

    ERIC CORRIÓ HACIA LA parada. Paró en la esquina para esperar el autobús. No quería perderlo en su primer día de clases en su escuela nueva.

    —Hola —alguien dijo.

    Eric se volteó y miró hacia abajo. Un muchacho con grandes lentes lo estaba mirando fijamente. Rizos rojos sobresalían por doquier. Combinaban con las pecas esparcidas por su nariz. Con un dedo, el chico se acomodó sus pesados lentes y sonrió.

    —Hola —dijo Eric.

    —¿Estás esperando al bus colegial? —le preguntó el chico.

    —Sí —respondió Eric.

    —Yo también. Tú debes ser el chico nuevo del cual la Srta. López nos habló. ¿Cómo te llamas?

    —Eric Jackson. ¿Y tú?

    —Duane Jessup, pero todos me llaman DJ. ¿Adónde vives?

    —En aquel edificio de ladrillos.

    —¿De veras? Yo también —dijo DJ—. ¿En qué piso?

    —El quinto —dijo Eric.

    —Nosotros en el sexto —dijo DJ—. Oye, aquí viene el bus.

    El gran autobús amarillo rechinó hasta detenerse y su puerta plegable se abrió. DJ subió primero. Al pasar al lado del conductor, anunció:

    —Este es Eric, el chico nuevo. Eric, este es Malcolm.

    —Hola, Eric. Tomen sus asientos, muchachos.

    —Hola —masculló Eric.

    Pudo sentir un centenar de ojos volverse hacia él y lo miraban fijamente mientras caminaba detrás de DJ hacia la parte posterior del autobús. Los dos muchachos se deslizaron al penúltimo asiento, y el enorme autobús siguió ruidosamente su camino en una nube de humo.

    —Si hay algo que quieres saber, solo pregúntamelo —dijo DJ—. Soy el chico más inteligente del quinto grado.

    —¿Cómo es la escuela? —preguntó Eric.

    —No está tan mal —dijo DJ—. Pero hay un par de cosas que necesitas saber para sobrevivir.

    —¿Sobrevivir? —preguntó Eric.

    —Sí, primero, no querrás estar a solas en el área de juegos.

    —¿Por qué no? —preguntó Eric.

    Se le retorcieron las entrañas.

    —Puede ser peligroso —respondió DJ.

    —¿A qué te refieres?

    —Bueno, hay un tipo, Hank, ‘el Tanque’ Granger. Él nos hace la vida imposible a todos —dijo DJ.

    —¿Qué es lo que hace? —preguntó Eric.

    —Él y sus compinches andan por los alrededores del cuarto de baño durante el recreo. Si un chico entra solo, ellos toman su dinero de la merienda. Así que si quieres comer, trata de no ir al baño hasta después de la merienda.

    —¿Y nadie lo ha denunciado? —preguntó Eric.

    —Sí, pero los adultos no ven las cosas desde nuestro punto de vista —dijo DJ—. Y de igual forma, la mayoría de los chicos temen lo que les pueda pasar si lo denuncian. Hank es enorme. Esta es su segunda vez en el quinto grado.

    —¿Y qué tal si un chico tiene muchas ganas de ir? —preguntó Eric.

    —Paga —dijo DJ—. Yo, en lo personal, no tomo ningún líquido hasta que llegue el recreo.

    Eric tragó con fuerza. Se acordó del enorme vaso de jugo de naranja que su mamá le hizo tomar en el desayuno.

    —¿Hay algo más que deba saber? —preguntó Eric.

    —Sí, Hank Granger está en nuestro salón —dijo DJ.

    <<¿Por qué mi mamá tuvo que tomar este nuevo empleo? Esta no parece la escuela que ella describió. >> —pensó Eric.

    El autobús rechinó al parar al frente de un edificio de ladrillos de tres pisos. De la ventana Eric leyó las letras plateadas: Escuela Pública.

    El estómago de Eric comenzó a retorcerse. Pensó que se iba a enfermar.

    2 Reglas del juego

    ERIC PODÍA SENTIR UNA gran mariposa dentro de su estómago.

    —Vamos —dijo DJ—. Debemos alinearnos en el gimnasio.

    Las mochilas estaban tiradas por el piso del gimnasio. Muchas voces rebotaban del cielo raso. Todos estaban hablando al mismo tiempo.

    —Allí están los del quinto grado —dijo DJ.

    En ese preciso momento, un zumbido calló a los estudiantes. Un hombre alto y flaco de cabello blanco se paró en la puerta.

    —Ese es el Sr. Ratly, el director —susurró DJ.

    Eric se atragantó. Era el hombre más alto y más flaco que jamás había visto. Su cabello era liso y lustroso.

    Nadie habló mientras entraban al salón de clases. Eric se sintió mareado.

    —Debes ser Eric Jackson —dijo la Srta. López—. Bienvenido al quinto grado.

    —Gracias —dijo Eric.

    —Clase, les presento a Eric Jackson. Él se acaba de mudar aquí de Dos Robles —dijo la Srta. López—. Por favor, denle la bienvenida.

    Eric sintió nuevamente las miradas fijas. Arqueó los lados de los labios hacia arriba con la esperanza de que pareciera una sonrisa.

    Algunos muchachos saludaron con la mano y dijeron hola.

    —Estarás en la mesa cinco, allí por la ventana.

    Eric puso su mochila en el piso y se sentó en el asiento vacío.

    Un muchacho grande al otro lado de la mesa preguntó fuertemente:

    —¿Dos Robles? ¿Dónde queda eso?

    —Al otro lado del estado —contestó Eric.

    —Yo nunca lo he escuchado. ¿Alguien ha escuchado sobre Dos Robles? —preguntó el chico grande.

    Se escuchó la risita de uno o dos muchachos.

    —Suficiente, Hank —dijo la Srta. López—. Es tiempo de comenzar a trabajar. Clase, saquen sus libros de matemáticas y trabajen los ejercicios prácticos de la página setenta y cinco.

    Mientras la clase estaba ocupada, la Srta. López amontonó una pila de libros enfrente de Eric.

    —Aquí está tu libro de matemáticas —dijo ella—. Estamos simplificando fracciones a su mínima expresión.

    —Ah —dijo Eric.

    Fue lo único que pudo decir. Odiaba las matemáticas. Nunca le encontró ningún sentido.

    —En nuestra clase nosotros trabajamos juntos y tratamos de ayudarnos unos a otros para aprender. Por eso nos sentamos en mesas. Muchachos, por favor, preséntense a Eric —dijo la Srta. López.

    Un muchacho gordiflón dijo jadeando:

    —Hola, soy Juan Fernández.

    —Sr. Hank Granger —dijo el enorme muchacho.

    Sus pequeños ojos marrones miraban fijamente a Eric.

    Eric asintió.

    —Duane Jessup —dijo DJ.

    Le sonrió a Eric y Eric le sonrió de vuelta.

    —Ahora muchachos, trabajen en el ejercicio práctico. Lo revisaremos en cinco minutos.

    Para cuando sonó el timbre del recreo, Eric casi había olvidado las advertencias que DJ le había dicho en el autobús. Se preguntó qué quiso decir con nunca estar a solas en el área de juego.

    Los estudiantes se perseguían los unos a los otros gritando y chillando. Las risas resonaban al rebotar las paredes del patio.

    —Bueno, ¿qué te parece hasta ahora? —dijo DJ por encima del ruido.

    —Bien, supongo —dijo Eric—. ¿Cuánto dura el recreo?

    —Quince minutos. Después regresamos hasta que llegue la hora del almuerzo, a las once y media. El quinto grado come de último. Supongo que ellos creen que podemos aguantar hambre —dijo DJ.

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