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Levantando Una Nueva Generación
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Libro electrónico143 páginas8 horas

Levantando Una Nueva Generación

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Como educar hijos conforme a la voluntad de dios. Hacer que ellos oren. Cómo declarar profeticamente sobre ellos. Cómo enseñarles a administrar el dinero
IdiomaEspañol
EditorialBookBaby
Fecha de lanzamiento9 ago 2012
ISBN9781483501369
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    Levantando Una Nueva Generación - Fabian Diaz

    AGRADECIMIENTOS

    A nuestro Padre celestial que ha estado con su bella presencia durante todo este proyecto.

    A Betty, mi esposa, y a Jennifer, nuestra hija, quienes son como mis brazos para trabajar y realizar mis proyectos.

    A mi hermana Elizabeth y su esposo, a quien apodamos Chucho, por cariño; personas con las cuales siempre he contado en este proceso.

    Silvino Mejía

    A mi madre Marqueza Isabel, de quien tomé muchos principios que hoy hacen parte de este libro y quien me enseñó a vivir para Dios. A ella mi agradecimiento eterno por haber forjado en mí el hombre que hoy soy.

    De ella aprendí que, por muy fuerte que sea la adversidad, hay que remontarse como el águila ante el viento fuerte que no sopla a su favor; que mientras haya aliento de vida, el Señor estará como Poderoso Gigante peleando por nosotros.

    Fabián de Jesús Díaz A.

    INTRODUCCIÓN

    En medio de un mundo donde crecemos rodeados de una diversidad de cosas, la educación y la formación parecen oscurecerse frente a los rayos y destellos de la ciencia, de la creatividad y el ingenio humano. Todo esto se muestra como el sol que alumbra el camino de la ignorancia, la desesperación y la condición humana, para buscar soluciones rápidas a las múltiples necesidades.

    El desarrollo científico nos ha dado admirables logros. Hoy ya no es un sueño ir a la luna o a las galaxias, pues el hombre lo ha hecho. El ser humano ha tocado la luna, por ejemplo, y sabe de las órbitas del espacio sideral. Sin embargo, no ha podido trabajar para hacer de esta tierra un lugar digno de vivir, como en el tiempo de Adán y Eva y de nuestros patriarcas mencionados en la Sagrada Biblia. En el campo de la medicina, el hombre ha logrado desarrollar trasplantes de corazón, pero no ha podido tocar su propio corazón que sigue lleno de odio, de orgullo y de violencia.

    Aunque el ser humano ha conquistado el espíritu científico, no ha podido conquistarse a sí mismo y, más aun, no ha podido solucionar los problemas que tiene con sus contemporáneos. Y cuando lo ha intentado, lo ha hecho con la improvisación al estilo del personaje griego Sísifo.

    Por otro lado, la búsqueda incesante de la felicidad con el método del hedonismo, donde el objetivo imperante ha sido la comodidad y las riquezas, ha hecho de este tiempo en nuestra generación un ídolo. Sin embargo, el hombre no ha podido eliminar el sufrimiento y la desdicha y, en consecuencia, no ha podido conseguir la anhelada paz.

    Con todos estos enfoques humanos, el hombre se mantiene tan ocupado que escasamente tiene tiempo para sí y mucho menos para su familia, la cual es el centro de atención donde Dios trabaja para sostener y fortalecer a la sociedad.

    De esta manera, la familia y, en mayor medida, los niños se ven relegados a un plano donde la soledad, la amargura, la violencia, el maltrato y el abandono suelen ser sus caminos de aprendizaje y el presente se convierte en un gris horizonte que no deja pasar los rayos de amor de Dios hacia ellos. Por esta razón, el futuro se hace incierto y oscuro en muchos de los niños de nuestra sociedad.

    Nuestro objetivo es que a través de estas páginas podamos caminar juntos y explorar la visión de Dios para los niños que son la expresión del amor celestial en el hogar y en la sociedad, y así podamos contribuir a la construcción de una sociedad mejor.

    Fabián Díaz

    Silvino Mejía

    Capítulo 1

    LOS NIÑOS EN EL CORAZÓN DE DIOS

    Una cajita de sorpresas, un arco iris en medio de la más devastadora tormenta; una estrella en medio del más infinito firmamento, la ternura personificada en una pequeña criatura de manos pequeñas, piernas cortas y sonrisa de gigante.

    Todo cuanto Dios hizo es perfecto y bueno. En su corazón se alberga los más grandes tesoros y los secretos más guardados. Pero en Su corazón se hallan especialmente depositados los seres existentes en el universo más delicados, llenos de afecto y cariño: los niños. Pequeñas criaturas inocentes que con sus grandes ojos expresivos como luminares en el firmamento, amplia sonrisa que se extiende de oriente a occidente, movimientos rápidos, sutiles y ligeros como de liebre y vocecita de pájaros cantores en el amanecer, hacen descubrir en lo más profundo de nuestros corazones de adultos los flancos más cálidos y tiernos que pensábamos eran inexistentes.

    Dios nos ha hecho administradores de todo cuanto ha colocado en nuestras manos. Nos ha dado la capacidad para ser arquitectos de nuestro propio destino (Voluntad). Así nuestras decisiones afectamos, de una u otra forma, positiva o negativamente, a todo cuanto está a nuestro alrededor: nuestra sociedad, cultura, iglesia y familia. Siendo ésta última el principal foco que afecta con su luz a todas las demás. Cuando entendemos esto, vemos y comprendemos con mayor precisión el por qué Dios en su infinita sabiduría otorga tanta importancia a los niños y por qué es tan relevante que como padres, madres, maestros, líderes e individuos pertenecientes a la sociedad, amemos y guiemos con sanos principios y lineamientos de provecho y practicidad a nuestros hijos.

    En nuestras manos yace el privilegio de impulsar a nuestros niños como a una pequeña bola de nieve que con cada giro que da se alimenta y crece hasta alcanzar su plenitud. Desarrolle al máximo las habilidades, talentos, dones y capacidades depositadas por Dios en sus hijos. Encauzar todas las energías y el potencial de sus hijos en la búsqueda constante de Dios y en la puesta en práctica de Sus principios universales puede conducir a su hijo a ser el próximo Beethoven, Einstein, Pelé o Bill Gates. Encaminarlos de esta manera los convertirá en hombres y mujeres valientes, dispuestos totalmente a establecer el Reino de Dios y Su justicia en la tierra y ejemplificar con su carácter y decisiones la Gloria y el Amor de Dios en todo momento, lugar y circunstancias. Ellos serán hombres y mujeres con un espíritu superior, capaces de dar el todo por el todo hasta alcanzar el pináculo más prominente y elevado existente o por existir. Estarán armados de fortaleza, fe y una voluntad férrea que los dirija al éxito, a ayudar a otros y a ser formadores de familias íntegras fundamentadas en los principios divinos.

    Todo lo anterior es posible, sólo se necesita disposición en su corazón, curiosidad e inquietud por conocer lo que Dios tiene para sus hijos. Usted ya ha dado el primer paso; el simple hecho de hallarse con este libro entre sus manos y estar pasando sus ojos por estas líneas, demuestra que en su corazón existe la ardiente motivación y deseo de abrirse a un nuevo conocimiento que le permita precisamente explorar, descubrir y activar el mayor potencial en su(s) hijo(s).

    En las siguientes páginas usted descubrirá el asombroso mundo de los niños, y los principios que le ayudarán a derribar los límites o barreras que se le presenten; de igual modo podrá, incrementar las más excelsas aptitudes y actitudes en ellos. Tenga mucho cuidado al leer y tomar en consideración los valores, argumentos y principios expuestos aquí, pues su puesta en práctica puede resultar en la formación y transformación del carácter de su(s) hijo(s) quienes, durante el transcurso de asimilación de las enseñanzas expuestas en este material, demostrarán que sus pensamientos, palabras y acciones han adquirido un alto grado de desarrollo intelectual, físico y espiritual.

    MOISÉS, EL LIBERTADOR

    En Éxodo se relata una historia que tiene que ver con la visión divina hacia los niños. El pueblo de Israel se encontraba en una situación preocupante, pues estaba esclavizado por el imperio egipcio. Los descendientes de Abraham, (que posteriormente se convertirían en la nación judía), durante 430 años estuvieron sometidos. Se imagina usted que 11 generaciones vivieron la esclavitud hasta el punto de que cada ciudadano tomó esa dictadura como la cultura normal para su vida. Era así como ellos pensaban, hablaban y vivían la esclavitud. Esto fue muy doloroso para cada israelita, pues generación tras generación la gente se desarrollaba y fenecía en la esclavitud.

    En el gran amor de Dios, Él se toma el tiempo para ayudar al pueblo y organizar un proceso en donde se provee de un plan en el cual el actor o personaje principal como libertador de la nación es un niño: Moisés. Observemos que Dios lo escoge, no por ser un infante, sino porque sus padres, Amram y Jocabed, no temieron el edicto del rey, como se observa en Éxodo 2:2 y Hebreos 11:23: «La que concibió y dio a luz un hijo; y viéndole que era hermoso, lo tuvo escondido tres meses... Por la fe Moisés, cuando nació, fue escondido por sus padres por tres meses, porque le vieron niño hermoso, y no temieron el edicto del rey». Así pues, el amor y la fe de estos padres hicieron posible que Dios escogiera a este niño.

    «Su hijo puede parecer un niño más, pero usted no conoce todo el potencial que Dios ha colocado en él».

    Dios quería valerse de un adulto, pero hasta el momento no había persona alguna que se atreviera a realizar tan magna y desafiante labor. Aunque es muy cierto que Dios le hace el llamado a Moisés en la edad adulta, lo escoge desde la niñez. Esta situación tiene un especial significado para nuestra sociedad. Dios escogió al niño por la actitud de sus padres. Esto nos da una enseñanza:

    Como padre, usted influye de manera determinante en el presente y futuro de sus hijos y de la sociedad.

    La cultura egipcia marcaba un precedente. Los niños varones eran los escogidos para el servicio del gobierno y las niñas para el servicio doméstico. Esto nos demuestra que existían fuertes diferencias en cuanto al papel de cada género.

    Dios no tiene problemas con la cultura, sino con los seres humanos que la practican. Por esta razón, se provee de un niño varón, a quien escoge para la gran tarea de ser «el libertador» de una nación.

    El sistema egipcio que tiene como base un gobierno autoritario y anti-bíblico, sabía que en los niños se construye la nueva generación, aquella que nos sacará de la cautividad, de la ceguera y que nos hará romper y pasar a una nueva historia.

    El Cielo utiliza a los niños para ser libertadores y forjadores de una nueva historia.

    Queremos mostrar que en la Biblia se registra la historia de dos niños que fueron víctimas de atentados causados por este sistema: Moisés con Faraón, y Jesús con el rey Herodes. Esto no es coincidencia. Si analizamos los pasajes bíblicos, encontraremos que ambos fueron utilizados por el Cielo para librarnos de paradigmas y tradiciones, y hacernos forjadores de una nueva historia.

    LOS NIÑOS SON LIBERTADORES

    En Éxodo 1 y 2 se nos muestra que no había una persona adulta que se atreviera a creerle a Dios para liberar a la nación judía. Dios no tiene problema alguno en hacer milagros, pues Él es Todopoderoso. Sin embargo, si los hombres en su actitud no le creen, cierran la posibilidad de que Él los utilice, de modo que al no haber un adulto determinado, Dios se vale de un niño, para forjarlo y hacerlo un vencedor. Esta es la razón de ser de Moisés.

    En el pueblo de Israel,

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