El próximo 18 de abril el cocinero danés Rasmus Munk (Randers, Jutlandia Central, 1991) cumplirá 33 años y ya está considerado como una de las más rutilantes estrellas del firmamento culinario internacional. En 2020, cinco meses después de abrir la segunda versión de su restaurante Alchemist –la primera abrió en 2015, pero sólo le permitía atender a quince comensales–, logró, de golpe, las dos estrellas Michelin que todavía atesora. En 2022 entró por primera vez, en el puesto 18o, en la lista de los World’s 50 Best Restaurants, y el año pasado ascendió hasta la quinta posición… Heredero del espíritu de Ferran Adrià, este joven y prodigioso cocinero danés no sólo ha elaborado un complejo espectáculo gastronómico de cincuenta platos y casi seis horas de duración, sino que ha elevado aún más el listón de la cocina experimental, aupándola al terreno de lo holístico: “el todo es mayor que la suma de sus partes”, como lo expresó, de forma concisa, Aristóteles.
Después de “El festín de Babette”
La capital de Dinamarca se ha convertido, contra todo pronóstico, en la nueva meca de la gastronomía mundial. Todo empezó en 2004, cuando los cocineros Claus Meyer y René Redzepi, cofundadores de Noma, redactaron el manifiesto (nueva cocina escandinava). Incluía diez, de Gabriel Axel, que ese año se alzó con el Óscar a la mejor película de habla no inglesa. La película nos situaba a finales del siglo XIX en un pequeño pueblo costero de la península de Jutlandia, regido por el estricto código moral del pietismo, uno de los movimientos espirituales del luteranismo, para el que cualquier placer es considerado pecaminoso, incluido el placer que podemos llegar a sentir al comer…