Una de las razones más frecuentes de consulta son pacientes que sufren de dolor cervical y dorsal (normalmente entre las escápulas) que siempre está ahí. Puede ser más o menos intenso, incluso épocas en que casi es silente pero no acaba de desaparecer. Pero cuando viene un periodo de mucho estrés, con mucha presión en el ámbito profesional que se junta con problemas familiares y/o de otra índole, el dolor puede llegar a ser invalidante.
Es habitual que se puedan producir cefaleas, dolor en los hombros que se puede extender hasta el brazo, e incluso producir tortícolis que no remite, aunque se acuesten en la cama. Y a la mañana siguiente siguen igual, quizás más descargados por el descanso, pero en cuanto vuelven a la actividad esos dolores insoportables se hacen notables de nuevo. A veces, aunque se pueda dormir, uno se levanta como si le hubiera pasado un camión por encima…y así día tras día.
El estrés
Ese estrés, esa presión por