Hay más de 250 especies de flores comestibles en el mundo y desde hace muchos años casi todas las culturas incorporan algún ingrediente de este tipo en su cocina.
Las flores comestibles aportan sabor, olor y color original a los platos. Pero en todos los casos hay que tener muy presente que estas flores deben ser orgánicas, es decir, no deben haber sido fumigadas con agroquímicos o plaguicidas, ni encontrarse cerca de un suelo que haya sido tratado químicamente en los últimos 12 meses. El 8º% de su composición es agua, tienen provitamina A y pocas calorías. Además, las flores son alimentos vegetales naturales y, por lo general, contienen nutrientes valiosos para la salud.