esde el punto de vista del Tercer Reich, los submarinos, silenciosos y eficaces, representaban el arma ideal en el ámbito naval. Hitler sabía que estaba fuera de su alcance construir una flota que estuviera en condiciones de competir con la Royal Navy, así que buscó otra (táctica de la manada de lobos). Consistía en que varios submarinos se lanzaban a por un objetivo aliado de forma coordinada. Este tipo de ataques supuso una amenaza de tal envergadura para el Reino Unido que el mismísimo Winston Churchill reconoció, en sus memorias, que solo una cosa le asustó de verdad durante la guerra: los germanos. Curiosamente, solo uno de cada cinco marineros alemanes logró sobrevivir a su servicio en la contienda. En 1944, su esperanza de vida en un sumergible se reducía a ocho semanas. Se trataba, por lo general, de jóvenes con una media de veinte años. El hecho de que fueran solteros sin hijos les convertía en candidatos idóneos para unas misiones con un elevado nivel de peligrosidad. La tripulación se amontonaba en un espacio muy reducido, con precarias condiciones higiénicas. Pero si vivir en aquel asfixiante entorno no tenía nada de envidiable, morir era aún más terrible. El impacto de una carga de profundidad representaba la muerte segura para todos los que se hallaban a bordo de un sumergible.
Submarinos alemanes, kamikazes del Atlántico
Nov 15, 2023
2 minutos
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