VIRIATO, UN HÉROE NACIONAL VÍCTIMA DE LA CONJURA
Uno de los mayores héroes de la historia antigua portuguesa, personaje idealizado hasta un extremo legendario, muerto a manos de traidores, fue sin duda Viriato, el pastor reconvertido en líder militar lusitano que hizo frente a la expansión romana en Hispania a mediados del siglo ii a. C. Fue bautizado como «el terror de Roma» y, tras grandes gestas militares, su final sería trágico como el de tantos personajes magnificentes —y mitificados—de la historia.
Quinto Servilio Cepión juró darle caza y se adentró profundamente en Hispania tras las huellas del caudillo luso. Tras una larga guerra, en el año 139 a. C. (o 138, depende de la fuente consultada) un grupo de turdetanos integrado por Audax, Ditalco y Minuro, tres lugartenientes del propio caudillo luso, se encaminó al campamento de Viriato para negociar la paz. Las crónicas históricas están en este punto llenas de claroscuros, y es posible que algunos pasajes sean apócrifos, pero se acepta comúnmente esta versión: los tres turdetanos habían sido enviados por Cepión como embajadores, pero en realidad eran conjurados con una oscura misión: asesinaron al líder guerrero una noche mientras dormía. Cuenta la historia —que bien pudo ser añadida posteriormente—que cuando regresaron ante los romanos para reclamar su botín, Cepión los echó de allí con estas palabras: «Roma no paga a traidores».
JUAN FERNÁNDEZ DE ANDEIRO, ENTRE DOS CORONAS
Este noble gallego nacido en A Coruña en 1320 ofreció sus servicios al rey portugués Fernando I con la idea de vengar el fratricidio del rey español Pedro I a manos del entonces soberano Enrique II de Castilla. Tras la victoria de este último en la Primera Guerra Civil castellana, Andeiro huyó al país vecino