AFRICANISTAS
l asunto de este artículo tiene ciertamente que ver con el movimiento español africanista, que desde el siglo XIX y de modo aún más pujante durante la primera abogó por la participación de España en el reparto del continente africano. El influjo del colonialismo en el devenir de la Guerra Civil española fue sin duda decisivo, no solo por el ánimo autoritario que pudo suscitar en la milicia y parte de la población civil, sino también por las discordancias internas que existían entre las distintas personalidades involucradas en el protectorado. No todos los generales tenían la misma perspectiva respecto de la forma en que España debía imponerse y estructurar su estrategia expansiva, en un mundo que comenzaba a experimentar las primeras señas de lo que conocemos como guerra mundial y en pleno crecimiento acelerado hacia la globalización, ante la que cada uno debía buscar su propio lugar. ¿Cómo acrecentar el poder español? ¿Se debía integrar o excluir culturalmente a los subyugados? La posición a este respecto de Ríos Capapé, franquista a pesar de sus osadías –de hecho, funcionario del régimen hasta su muerte en la década de 1960–, dista mucho de la de generales como Juan Bautista Sánchez, activo militar en tierras africanas, monárquico y opositor a muchas de las políticas de exterminio y exclusión de Franco. Ríos Capapé está, de hecho, vinculado a las sospechas de envenenamiento de Sánchez. La noche del 30 de enero de 1957, Capapé, junto a Muñoz Grandes, visitaba al mencionado general para, se supone, informarle de su destitución. Misteriosamente, Juan Bautista Sánchez fallecía esa misma noche por causas de salud nunca aclaradas.
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