SABERES PERDIDOS
a creencia de que el tarot tenía su origen en el vino alimentada desde la Antigüedad Clásica por reputados pensadores. Pero todas estas alusiones siempre resultaron demasiado vagas y escuetas. Ninguna de las fuentes grecorromanas hablaba con claridad al respecto del libro. Ninguno de los referidos escritores lo tuvo en sus manos ni lo leyó. Se limitaron a hacerse eco de ciertos relatos popularizados en el Egipto más tardío, ya en época griega. En ese período, un supuesto libro redactado por Thoth, máxima deidad egipcia de la escritura y la sabiduría, protagonizó varios cuentos de literatura fantástica y de ahí pasó a la leyenda. Durante el siglo XVIII, en pleno embeleso europeo por la milenaria civilización de las pirámides y todavía sin ser capaces de traducir la lengua jeroglífica, cualquier presunto vestigio que ayudara a levantar siquiera una esquina de ese tupido velo era recibido con entusiasmo desmedido. Así que la identificación del tarot como el esquivo e intrigante Libro de Thoth acabó constituyendo una posibilidad muy celebrada.
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