HORMONAS
PERIODISTA
La historia de la ciencia está llena de experimentos que, a priori, no parece que vayan a ninguna parte. Y si no, vean lo que se le ocurrió a Arnold Berthold en 1848. El médico alemán utilizó seis gallos para tratar de averiguar el funcionamiento de los testículos y sus fluidos. A dos de ellos les cortó un testículo y no observó ningún cambio de comportamiento. A otros dos les extirpó ambos y, además de engordar, se volvieron perezosos y cobardes. A los dos restantes les extrajo también los testículos, pero reinsertó una de las glándulas en el abdomen de uno de ellos. Para su sorpresa, el ejemplar, antes gordo y perezoso, volvió a ser un perseguidor de gallinas en toda regla.
El experimento, realizado en el patio de su casa, demostraba que los testículos liberan una sustancia en la sangre que se dispersa por todo el cuerpo y alcanza un objetivo específico. Berthold explicó por primera
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