Recupera tu sonrisa
Los cuentos de hadas aún se rematan con un Pero, en el mundo real -acelerado, hiperconectado y al borde del desastre climático-, las cosas no son tan fáciles. Y la sacudida del coronavirus no ha sido precisamente una ayuda: a las preocupaciones y el estrés cotidianos se les han sumado la sensación de soledad, el miedo, la nostalgia y la incertidumbre, un cóctel que ha puesto a prueba nuestra paciencia y ha llevado al límite a más de uno. Sí, la vida no es un cuento, de ahí la importancia de aprender a gestionar las emociones, fijar un orden de(literalmente, «No es extraño pasar por fases de tristeza, decepción, dolor... Al fin y al cabo, es lo que nos hace humanos. Sin embargo, desde pequeños pensamos que la felicidad es el objetivo final y, precisamente, esa búsqueda es la que nos vuelve infelices, como si la meta estuviese a tiro y no fuésemos capaces de alcanzarla. Sufrí una grave crisis justo en el momento con el que tanto había soñado: acababa de escribir un y tenía un novio muy atractivo, mi propia casa y unos amigos y una familia fantásticos. Entonces, me desmoroné. Estaba vacía».
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