Su captura, símbolo del derrumbe de un paraíso de corrupción
MADRID.- La imagen de Emilio Lozoya Austin esposado mientras es conducido a una comisaría por dos agentes de la Policía Nacional española, tras su detención en la Costa del Sol andaluza, es el símbolo del derrumbe del ciclo de corrupción que rodeó al gobierno de Enrique Peña Nieto.
En enero los investigadores del Grupo de Localización de Fugitivos Internacionales de la Policía Nacional y la Fiscalía General de la República (FGR) mexicana tuvieron los primeros indicios que situaban al exdirector general de Pemex en la provincia de Málaga, luego de nueve meses de permanecer fugitivo y llevar a los investigadores en su búsqueda por Alemania y Rusia, entre otros países.
El alto nivel adquisitivo y los fuertes lazos internacionales que construyó dificultaban su ubicación, advierte la policía española. Sin embargo entre la noche del martes 11 y la madrugada del miércoles 12, pudieron confirmar el sitio donde se escondía.
Lo situaron en la Zagaleta, la zona residencial más exclusiva de la Costa del Sol, próxima a Marbella, que posee estrictas medidas de seguridad para garantizar que los propietarios de las 240 mansiones preserven su anonimato.
A las 14:45 horas del miércoles
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