A veces del “cómo no hacer las cosas” se aprende tanto como de los aciertos propios y de extraños.
Y es que no podemos negar que todavía con cierta frecuencia nos topamos con marcas, productos, empresas y comercios que parecieran empecinados en decepcionar clientes.
No identificar a tus clientes ni darles su lugar e importancia, crearles falsas expectativas, desentendernos de la calidad y del servicio, no medir sus niveles de satisfacción ni ocuparnos de ellos en la post-venta así como ser mezquinos cuando los decepcionas y quieres compensarlos, serán aspectos tratados con amenidad e ilustrados con anécdotas muy puntuales para ejemplificarlos.