Ella es Merche Becker, socia de La Cana, y se dedica a trabajar con mujeres privadas de su libertad para apoyarlas en su proceso de salida de la cárcel, ayudarlas a empoderarse y tener las suficientes herramientas para transformar sus vidas para bien. Además de admirar profundamente su vocación en la vida, de esta plática con Merche aprendimos a cuestionarnos el por qué de los actos, porque detrás de un delito siempre hay un pasado duro, difícil, complejo que lleva a cometer estos actos. Y cuando somos capaces de entenderlos, podemos ayudar a las personas y a la sociedad a sanar. Lo más sorprendente fue llegar a la conclusión de que todas estas mujeres son prisioneras de sí mismas, porque creen que no valen, porque eso les dijeron desde la infancia. ¿Y acaso no todas somos prisioneras de nosotras mismas? De nuestras creencias, tabúes y aprendizajes sociales. Sin importar el contexto, todas podemos liberarnos de lo que creemos que somos para poder ser lo que queremos.