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Economía empresarial, creativa e innovadora: Piense diferente, piense creativo, piense innovador
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Economía empresarial, creativa e innovadora: Piense diferente, piense creativo, piense innovador
Libro electrónico383 páginas4 horas

Economía empresarial, creativa e innovadora: Piense diferente, piense creativo, piense innovador

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El libro describe qué es la economía creativa, de moda en Latinoamérica y en el mundo entero, con una tendencia infinita a su aplicación; qué debemos hacer y cómo hacer para crearla, investigarla, desarrollarla e implementarla para ser más competitivos internacionalmente.

Incluye la economía creativa en la época de crisis originada por la pandemia de COVID-19 y su relevancia para la recuperación económica latinoamericana.
Explica la importancia de la economía creativa para las personas, las empresas y los países. Además, contiene ejemplos de empresas pequeñas, medianas y grandes que han aplicado los principios básicos de la economía creativa, como son la creatividad y la innovación, con excelentes resultados en el contexto nacional e internacional. Al final, ofrece los elementos para que el lector cree su propia empresa creativa e innovadora.

Está planeado y escrito para que sirva de texto y consulta a los estudiantes de carreras de pregrado y posgrado en economía, administración de empresas, gerencia de empresas y afines, de una forma didáctica, sencilla y práctica, con ejemplos y casos de empresas para ser analizadas en el salón de clase.
IdiomaEspañol
EditorialECOE Ediciones
Fecha de lanzamiento1 feb 2022
ISBN9789585033597
Economía empresarial, creativa e innovadora: Piense diferente, piense creativo, piense innovador

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    Economía empresarial, creativa e innovadora - Edgar Van Den Berghe

    CAPÍTULO I

    ECONOMÍA CREATIVA

    Preguntas conceptuales

    ¿Para usted qué es la economía creativa?

    ¿Qué actividades comprenden la economía creativa?

    ¿Cuál es la importancia de la economía creativa?

    ¿Cree usted que cualquier empresa puede desarrollarla?

    ¿Un investigador independiente podría desarrollarla?

    ¿Cómo aprovechar la economía creativa en una crisis?

    Las inquietudes a estas preguntas las conocerá al leer los siguientes capítulos.

    Las siguientes unidades temáticas de la economía creativa tienen por objeto aclarar el concepto de la economía creativa; demostrar mediante ejemplos reales que puede ser creada, investigada y aplicada por cualquier persona o cualquier empresa que desee pensar en forma diferente a lo ya existente. Simplemente se necesita que ponga un poco de creatividad e imaginación para crearla y mucha constancia para desarrollarla y para lograr romper los arquetipos existentes en la actualidad ya que algunos de ellos han durado por muchos años, sin tener en cuenta que el mundo, la sociedad y el público en general cambian y que desean pensar acorde con la época, en forma diferente a las generaciones anteriores. Latinoamérica debe estar en esa tónica, desarrollando y aplicando la creatividad y la innovación, las que son infinitas, para ser implementadas por cualquier persona y en cualquier área. Que sirvan como base del crecimiento económico del país para ser más eficientes y más competitivos internacionalmente.

    1.1 ¿Qué es la economía creativa?

    La economía creativa se refiere a los procesos de creación, producción, comunicación o distribución que permiten a la comunidad el acceso, obtención y disfrute de bienes o servicios físicos, educacionales o culturales, creativos e innovadores en los campos de la industria, en su creación, diseño, producción y distribución de sus productos, bienes o servicios, tangibles o intangibles; la investigación y los servicios culturales y creativos en las artes audiovisuales, escénicas, literarias, de patrimonio cultural, el diseño en sus diferentes áreas, y el software de contenidos y de aplicaciones; la educación creativa e innovadora y las áreas de profesiones creativas como son la arquitectura, la ingeniería o la investigación científica. Pero la economía creativa no se circunscribe ni es potestativa de estas profesiones o de estas actividades, ya que cualquier persona en cualquier área puede aplicar la creatividad; porque la economía creativa se basa en el talento, la capacidad de innovación y el desarrollo de la creatividad; y la creatividad es infinita.

    Respecto a las industrias culturales, la Unesco (citada en Buitrago y Duque, 2013) las define así: Las industrias culturales representan sectores que conjugan creación, producción y comercialización de bienes y servicios basados en contenidos intangibles de carácter cultural, generalmente protegidos por el derecho de autor (p. 37).

    Jhon Hawkins (2003), autor del libro The Creative Economy how people make money from ideas y considerado el padre de la economía creativa, comprende los sectores en los que el valor de sus bienes y servicios se fundamentan en la propiedad intelectual, como son: la arquitectura, la ingeniería, las artes visuales y escénicas, la educación, las artesanías, la música, el cine, el diseño, los libros, los juegos, la moda, la publicidad, el software, la TV, la radio y los videojuegos.

    Para Hawkins la economía creativa es la que genera riqueza a partir de la propiedad intelectual, como materia prima, ya que ésta es la que le da el valor a los bienes y servicios (p. 5). Además,

    la economía creativa, como las personas, hacen dinero de las ideas. Las marcas, patentes y derechos de autor conforman los principios para transformar la creatividad en un producto. Es así como las industrias creativas potencian las nuevas posibilidades de crear, producir y distribuir bienes y servicios, al tiempo que las innovaciones tecnológicas abren caminos alternativos para que el consumidor final pueda recibir el producto físico o cultural. La creatividad y la innovación pasan a ser las palabras claves de la llamada economía creativa, al agregar un valor económico a los diferentes contenidos culturales, físicos y sociales. (p. 32)

    El Banco Internacional de Desarrollo (BID) define la economía creativa como: El conjunto de actividades que, de manera encadenada, permite que las ideas se transformen en bienes y servicios culturales y creativos, cuyo valor está determinado y protegido por su contenido de propiedad intelectual (p. 31).

    Los derechos de propiedad intelectual son:

    Propiedad industrial: marcas, lemas comerciales, patentes de innovación, productos, nombres de empresas, logotipos, modelos de utilidad, diseños industriales y esquemas de circuitos integrados.

    Derechos de autor y derechos conexos en las obras literarias, libros o revistas y en las obras artísticas del arte en todas sus formas y expresiones.

    Otros derechos sui generis para las diferentes actividades, como son, mediante investigación y desarrollo, los derechos de obtener las variedades vegetales.

    La propiedad intelectual e industrial en los países latinoamericanos está administrada por el Estado a través de la Superintendencia de Industria y Comercio, o por el organismo estatal que controla las patentes y los derechos de autor, quien concede los derechos de propiedad sobre nuevas creaciones y sobre patentes y a los sectores de comercio e industria sobre marcas, nombres, lemas, logos y todo lo que lo distinga en el mercado, en lo relativo a sus productos y servicios.

    El Ministerio de Industria, Comercio y Turismo de Colombia considera la economía creativa como la capacidad o habilidad de transformar procesos culturales y creativos en negocios sostenibles, mediante la incorporación del conocimiento y la innovación.

    La economía creativa son las plantas productivas o empresas cuyo negocio fundamental es la producción de bienes o servicios basados en la creatividad y en la innovación.

    La economía creativa es un modelo de desarrollo en el que la diversidad cultural y la creatividad son pilares de la transformación social y económica del país.

    La economía creativa es una herramienta de desarrollo cultural, social y económico. Se diferencia de otras economías por el hecho de fundamentarse en la creación, producción y distribución de bienes o servicios, cuyo contenido de carácter cultural y creativo se puede proteger por los derechos de propiedad intelectual.

    En Colombia, la Ley 1834 del 2017 tiene por objeto fomentar, incentivar y proteger las industrias creativas, las que describe como aquellas

    que generan valor en razón de sus bienes y servicios, los cuales se fundamentan en la propiedad intelectual. Las industrias creativas comprenden los sectores que conjugan creación, producción y comercialización de bienes y servicios basados en contenidos tangibles o intangibles, de carácter comercial o cultural y/o aquellas que generen protección en el marco de los derechos de autor. (art. 1-2)

    Según la Ley 1834 del 2017, la economía creativa comprende la producción de bienes y servicios o de manifestaciones culturales que están o pueden ser protegidas por derechos de propiedad intelectual o de patentes, como son los productos creativos, los sitios turísticos, el arte en sus diferentes manifestaciones, la gastronomía, la publicidad, el diseño, la adopción y el uso de las tecnologías digitales en la información y la comunicación (TIC), el desarrollo de software y de aplicaciones, los servicios TI, los audiovisuales, los contenidos digitales, las películas, la televisión creativa, el cine, los libros, los videojuegos, las industrias culturales y creativas, la informática, la industria aeroespacial, la robótica, la nanotecnología, la tecnología digital, el hardware para los computadores y los programas para educar y despertar la creatividad y la innovación hacia la transformación digital.

    Así como los programas de aprendizaje TIC continuado –que promocionan el bachillerato TIC–, las facturas electrónicas de la banca o de los establecimientos comerciales, las ventas por internet, el gobierno digital –que utiliza las TIC para los trámites administrativos y operacionales en su operación y con el público en general–, la adquisición de TIC mediante la comunicación en la nube y las actividades para promocionar la innovación digital. También los emprendedores tecnológicos en cualquier área, el internet, la robótica, la impresión en 3D, las investigaciones en todas las áreas de la salud, la comunidad y el medioambiente. En una palabra, todas las actividades y profesiones que requieran creatividad.

    Se asocia con la propiedad intelectual el desarrollo y utilidad de tecnologías con las herencias y tradiciones culturales de una sociedad, como es la música, el baile, los carnavales autóctonos, las artesanías y las actividades de nuestros ancestros que enriquecen nuestra historia y nuestra cultura, la que se dejará como riqueza patrimonial a las futuras generaciones.

    Por lo tanto, la economía creativa incluye a todos los sectores cuyo valor de bienes y servicios se basa en la propiedad intelectual y en la riqueza cultural de un país.

    Por lo anterior, en el mundo moderno se identifica la economía creativa como la economía de la cultura y de la creatividad, la cual incluye la creatividad y la innovación en las artes y cultura en todas las áreas imaginables como una cadena de valor creativa en la que se reconoce la propiedad intelectual, las patentes, las innovaciones y los derechos de autor.

    La economía creativa comprende los productos, servicios o manifestaciones o sitios típicos o autóctonos que se desarrollan, se fabrican o se investigan y que promueven la creatividad y la innovación y que por ser únicos o diferentes pueden ser patentados, registrados con derechos de autor o pueden ser declarados patrimonio físico, material o inmaterial de la humanidad.

    La economía creativa ha sido reconocida por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), por el Banco Mundial y por la Unesco como una gran oportunidad para el futuro de la economía en todos los países, porque la economía creativa también se basa en los últimos adelantos científicos y en las investigaciones de las áreas futuristas como son: la inteligencia artificial, la realidad aumentada, la robótica, el big data, el blockchain, la computación cuántica, el análisis de datos, la Web 3, el marketing digital, la realidad virtual, el almacenamiento y procesamiento de datos en la nube y en la transformación digital.

    Por la importancia que tiene la economía creativa en el desarrollo económico y en la innovación de los países, con el fin de impulsarla en los proyectos creativos y culturales, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas declaró el 2021 como el Año Internacional de la Economía Creativa. El objetivo es promover en los diferentes gobiernos su promoción mediante leyes y decretos para incrementar su desarrollo a través de una mayor ayuda económica.

    1.2 Importancia de la economía creativa en Latinoamérica

    La economía creativa busca el fortalecimiento y la generación de oportunidades, conocimientos e innovación en los sectores privado y público, con una promoción de la diversidad y de las expresiones culturales.

    Con la economía creativa se pretenden propiciar condiciones para generar más y mejores empleos en los diversos sectores económicos de los diferentes países latinoamericanos; apoyar la materialización de nuevas ideas creativas y productos innovadores; fortalecer los saberes ancestrales y las prácticas del patrimonio cultural y la transmisión de los conocimientos y de las tradiciones de cada país; promover y crear mecanismos que permitan desarrollar el potencial económico y cultural; y generar condiciones para la sostenibilidad de las organizaciones económicas y culturales, en concordancia con los objetivos de un desarrollo sostenible en cada país.

    Según Amartya Sen, premio nobel de economía del año 1998: La economía creativa es importante porque las libertades creativas están en el centro de las políticas del desarrollo humano.

    El concepto de economía creativa reconoce el valor de la diversidad y conlleva a que los países propicien la infraestructura para permitir que su patrimonio y diversidad cultural se manifiesten, animen y mejoren la vida social e impulsen las industrias culturales y creativas, así como las empresas de productos o servicios innovadores, como el motor de desarrollo económico del país, generador de riqueza y propulsor del empleo, por lo tanto, en el mejoramiento de la calidad de vida de las comunidades y de sus territorios, para tener una vida mejor y de superior calidad, con mayores oportunidades de desarrollo personal, colectivo, social, cultural y económico.

    Todos nacemos con una imaginación personal y un mayor o menor grado de creatividad, pero la sociedad, el conformismo y el sistema educacional, en la escuela y posteriormente en la universidad –donde los profesores siguen un texto guía teórico, en la gran mayoría de los casos, no escrito por ellos–, obligan a seguir al estudiante con lo que piensa el autor y el profesor, sin dejarlo pensar diferente, ni despertar su creatividad ni su imaginación, graduando profesionales teóricos y mal preparados para la vida profesional y las necesidades del país. Cuando las empresas y el mercado lo que más demandan son personas prácticas, creativas e innovadoras.

    Shimon Peres (1993), jefe del gobierno de Israel de 1984 a 1986 y subdirector de la defensa del país de 1952 a 1953, dice:

    La clave para mantener un sistema regional equitativo y seguro es la economía. En la actualidad, mantener un elevado nivel de vida exige relaciones comerciales competitivas, fronteras abiertas y confianza en la ciencia y en la tecnología. El verdadero poder, incluso el poder militar, ya no se encuentra en las botas, sino en la universidad. (p. 22)

    Desde finales del siglo XX las relaciones comerciales entre países comenzaron a tener una nueva dimensión, concediéndole una gran importancia a la cooperación internacional a través de la creación de bloques económicos, al progreso científico y a la investigación compartida entre países. Incluso enemigos ancestrales como Estados Unidos y la antigua URSS aunaron sus esfuerzos para proyectos espaciales y para el proyecto Saturno, cooperándose y compartiendo la investigación científica, las comunicaciones satelitales, la inteligencia artificial y los proyectos de alta tecnología en un ambiente pacífico, de investigación conjunta y de progreso bilateral. Esos son los elementos del poder contemporáneo y del desarrollo de la humanidad.

    En mis varios años como docente universitario conocí o dirigí proyectos de grado, con ideas creativas y muy importantes para su desarrollo e implementación en el país. Se presentaban y exponían por parte de los estudiantes ante un comité de docentes. Eran aprobadas y pasaban a enriquecer los proyectos que atiborran los anaqueles de las universidades en las facultades de ingeniería, economía y de administración de empresas y se guardaban para una posible consulta, que nunca se realizaba.

    ¿De quién era la culpa de que estas investigaciones creativas nunca se desarrollaran más a fondo, se implementaran y se comercializaran en el país? De todos, del Estado, de la universidad, de la facultad y de los mismos estudiantes.

    Del Estado, porque se vivía en una economía cerrada, protegida por los altos impuestos y aranceles a las importaciones, para proteger la industria nacional. No había competencia nacional porque la mayoría de empresas eran monopolios protegidos por el Estado, y mucho menos competencia internacional, ni existía la mentalidad gerencial de investigar y proyectarse allende las fronteras patrias, ya que las exportaciones eran de las llamadas exportaciones mayores, exclusivas de las grandes empresas o de las compañías estatales.

    De la universidad, que no propendía ni ayudaba, mediante soporte y motivación a los profesores o con ayuda financiera y de imagen institucional a la implementación y operación de los proyectos.

    De la facultad, que lo único que le interesaba era graduar los estudiantes para disminuir la larga fila de los que habían terminado sus materias, pero no se podían graduar por no haber presentado la tesis de grado.

    De los estudiantes, que solo les interesaba el grado y si la tesis era declarada meritoria o laureada, mejoraba su hoja de vida para pedir un mayor salario en el trabajo y nunca volvían al alma mater.

    Nadie se preocupaba por tener un pensamiento mega gerencial y proyectarlo para un beneficio, en general para el país, y en particular para un segmento o para toda la comunidad, dependiendo del proyecto.

    Originada por los adelantos en la tecnología y por la competencia internacional, la mentalidad de las personas ha cambiado, necesitan y exigen a las empresas nuevos productos y servicios que le mejoren su bienestar y su calidad de vida. Las empresas y los centros de investigación del país deben cubrir esa demanda real y potencial, ofreciendo productos novedosos de la última tecnología que demanda el mercado para ser más competitivos nacional e internacionalmente.

    Si no mejoramos e innovamos, salimos del mercado. El lugar en el que nacen las ideas, por ser un semillero de conocimientos y de ciencia, son las universidades, especialmente en las carreras técnicas, investigativas de proyectos futuristas y de avanzada tecnológica; pero no solamente en las facultades que tienen que ver con las ingenierías, las matemáticas, las empresariales, las telecomunicaciones y la robotización, en todas las facultades puede y debe ayudarse a desarrollar la creatividad, el emprendimiento y la innovación, porque esta se puede aplicar en todas las áreas; la creatividad es infinita.

    La economía creativa no nace, la economía creativa se crea, por las ideas propias, creativas e innovativas de una persona, de un laboratorio, por un grupo investigador o por una empresa; se crea o por una necesidad, generada por el medio en que viven las personas, para mejorar sus actividades diarias, su desplazamiento o su trabajo, para mejorar su nivel de vida; o se originan por una idea creativa para facilitar y mejorar su actividad diaria, su productividad o su tiempo de ocio y descanso.

    El sector creativo de bienes y servicios, tangibles e intangibles y el talento humano, como un recurso natural renovable, tienen un gran impacto en las empresas, porque les genera competitividad y permanencia en el mercado con una mayor participación y con más altas utilidades; y en la economía, porque genera una gran cantidad de empleos, tributa millones en impuestos y un mayor impulso económico, una mayor competitividad internacional, coadyuvando a desarrollar o adquirir tecnologías de punta, lo cual genera al final una mejor calidad de vida para sus habitantes.

    El concepto de creatividad no es nuevo, no podemos decir que somos más inteligentes o creativos que las generaciones anteriores, pero ahora es imprescindible aplicarlo y desarrollarlo para lograr la supervivencia de las empresas, debido a la mayor competencia internacional, originada por el impulso a la creatividad, la investigación y la aplicación de la economía creativa e investigativa en casi todos los países del orbe.

    En el mundo en general hay un gran crecimiento en las exportaciones de los bienes creativos; en el año 2002 su valor fue de 208 mil millones de dólares; en el 2015 ascendió a 509 mil millones de dólares; sobresalieron las exportaciones de diseño con un 62,4 %, seguida por las artes visuales con el 10,5 %; nuevos medios con el 8,3 %; artesanías con un 7 %; libros, revistas y periódicos con 6,6 %; y audiovisuales con un 4,3 %.

    Según la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Libre Comercio y el Desarrollo (UNCTAD) en su informe del 2018, la exportación de esta clase de bienes es liderada por China con el 33 %, equivalente a USD 168.507 millones; seguido por Estados Unidos, con USD 40.504 millones. Esta es una de las principales causas de que dichos países sean las dos primeras potencias económicas mundiales.

    Según el Departamento Nacional de Planeación de Colombia, en el 2015 las exportaciones de servicios creativos ascendieron al 19 % de las exportaciones totales de servicios en las economías desarrolladas. Para América Latina este porcentaje fue de solo el 6 % de los ingresos totales, generando solo 1.9 millones de puestos de trabajo, cuando en Estados Unidos generó 4.7 millones; en Europa, 7.7 millones y en el Asia Pacífico, 12.7 millones.

    El Reino Unido, en el 2015, generó ingresos por USD 2.253 billones y crearon 29 millones de puestos de trabajo, más que el promedio de Europa, siendo este uno de los argumentos, y muy poderoso, de los defensores del Brexit, de que el Reino Unido estaba, por su creatividad e innovación, mucho más adelantado que el promedio de los países europeos y que soportaba económicamente a los restantes 27 miembros de la Unión Europea.

    La economía creativa contribuye en más del 12 % del producto interno bruto (PIB) en Europa, Estados Unidos, Japón y China. En Colombia, los resultados no coinciden; según el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) solamente contribuye en un 6,4 %; según el Departamento Nacional de Estadística (DANE), en el 2018 la economía creativa generó 282.566 empleos directos, aportó $13.68 billones al PIB del país, equivalente al 3,14 % del total nacional. Según Camilo Herrera, fundador del Centro de Pensamiento Raddar, en el 2017, en Colombia, la economía creativa representó el 6 % del PIB, equivalente a USD 18.860 millones; pero, cualquiera que sea la cifra real, estamos perdiendo competitividad internacional en los productos más creativos y con mayor futuro. Estas cifras son muy similares a las de los demás países latinoamericanos.

    La economía creativa participa en un 2 % en los países menos desarrollados y hasta en un 12 % en los más desarrollados, incrementándose así cada vez más la brecha en la competitividad internacional y en el ingreso per cápita de los países.

    Para más información por países, consultar el documento de Rodríguez (2018) titulado Economía creativa en América Latina y el Caribe, mediciones y desafíos, del Banco Interamericano de Desarrollo, División de Asuntos Culturales de Solidaridad y Creatividad.

    La creatividad necesita libre competencia y esta requiere y utiliza mercados internacionales; los servicios on line para la comunidad, los mercados

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