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Una muerte feliz
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Libro electrónico172 páginas9 horas

Una muerte feliz

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Para el creyente cristiano se ha impuesto hasta ahora sin discusión la prohibición de quitarse la vida. Sin embargo, argumenta Hans Küng, un tránsito feliz a la muerte está fundado en el respeto profundo hacia la vida infinitamente valiosa de toda persona y no tiene nada que ver con un desdichado suicidio arbitrario. Pues, si todos tenemos una responsabilidad sobre nuestra vida, ¿por qué habría de cesar esa responsabilidad en su última fase? Precisamente como cristiano que cree en la vida eterna, hace Hans Küng un nuevo llamamiento en favor del derecho de cada cual a decidir responsablemente el momento y la forma de su muerte.

Tras «Morir con dignidad» (Trotta, 2010), este «opúsculo» sumamente personal surge de la voluntad, como precisa el autor en el prólogo, de «contribuir a un proceso de debate continuo» sobre la controvertida cuestión de la eutanasia, aportando la voz del teólogo, «él mismo afectado de una manera existencial por esta problemática ». El testimonio en primera persona de Hans Küng se recoge de un modo especial y con toda su viveza en la conversación con Anne Will incluida en este libro.
IdiomaEspañol
EditorialTrotta
Fecha de lanzamiento16 oct 2023
ISBN9788413641607
Una muerte feliz
Autor

Hans Küng

(1928-2021). Referente imprescindible de la teología del siglo XX y uno de los pensadores sobresalientes de nuestro tiempo. Pocas materias escaparon a su atenta mirada: teología, filosofía y ciencia, historia de la Iglesia y experiencia cristiana, estudio de las religiones y ética mundial, pero también economía, política y, en especial, la música. Fue catedrático emérito de Teología ecuménica en la Universidad de Tubinga y presidente de honor de la Fundación Ética Mundial.

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    Una muerte feliz - Hans Küng

    Una muerte feliz

    Una muerte feliz

    Hans Küng

    Traducción de Jorge Seca

    Illustration

    Proyecto financiado por la Dirección General del Libro y Fomento de la Lectura Ministerio de Cultura y Deporte

    COLECCIÓN ESTRUCTURAS Y PROCESOS

    Serie Religión

    Primera edición: 2016

    Primera reimpresión: 2018

    Título original: Glücklich sterben? Mit dem Gespräch mit Anne Will

    © Editorial Trotta, S.A., 2016, 2018, 2023

    www.trotta.es

    © Hans Küng, 2015

    © Jorge Seca, traducción, 2016

    Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a cedro (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    ISBN (edición digital e-pub): 978-84-1364-160-7

    A mis médicos, terapeutas, enfermeros y a todos los que me han asistido y ayudado, con gratitud.

    CONTENIDO

    Un prólogo personal

    Introducción. ¿Puede ser una felicidad o una suerte morir?

    CONVERSACIÓN CON ANNE WILL

    DE LA FELICIDAD DE LA CONTRADICCIÓN

    PRIMERAS REACCIONES

    PREMIO ESPECIAL ARTHUR KOESTLER 2013 A LA SOCIEDAD ALEMANA POR UNA MUERTE HUMANA

    1. De la Laudatio del profesor Dieter Birnbacher

    2. Del discurso de agradecimiento de Hans Küng

    ACLARACIÓN Y PROFUNDIZACIÓN

    I. EXPERIENCIAS CRUCIALES

    1. Mi hermano Georg

    2. Experiencias cercanas a la muerte: Elisabeth Kübler-Ross

    3. El amigo perdido: Walter Jens

    II. NORMAS DE ÉTICA MÉDICA

    1. Por una ética humanitaria

    2. ¿Cuál debe ser la norma fundamental en la práctica médica?

    3. ¿Qué significa en la actualidad un carácter humanitario en la asistencia médica a personas?

    4. ¿Es que no puede practicarse también el humanitarismo sin religión?

    5. Precisamente la religión, ¿puede ser una base para una medicina del humanitarismo?

    6. Eutanasia y ética mundial

    III. EL ESFUERZO POR UN TRÁNSITO A LA MUERTE DIGNO DEL SER HUMANO

    1. Utilidad y límites de la medicina paliativa

    2. Un sí al Movimiento Hospicio

    3. ¿En manos de la enfermedad de Alzheimer?

    4. ¿Ayunar hasta morir?

    IV. ¿QUÉ EUTANASIA?

    1. La eutanasia forzosa es asesinato

    2. La eutanasia de aceptación general

    3. Reducción de la vida para aliviar el sufrimiento

    4. La eutanasia controvertida

    5. Limbo de legalidad e ilegalidad entre la eutanasia activa y la pasiva

    6. Acabar con la inseguridad jurídica

    V. RESPONSABILIDAD TAMBIÉN EN EL TRÁNSITO HACIA LA MUERTE

    1. Un regalo de Dios y al mismo tiempo una misión del ser humano

    2. Autodeterminación también al final de la vida

    3. Respetar la voluntad del paciente

    4. Hacer jurídicamente vinculantes los testamentos vitales

    5. Una acción médica en interés del enfermo

    6. ¿Una eutanasia organizada?

    7. El suicidio liberalizado en la vejez

    VI. UN CAMBIO DE PARADIGMA EN LA CONTEMPLACIÓN DE LA VIDA HUMANA

    1. Visión transformada del principio de la vida individual de los seres humanos

    2. Visión transformada del final de la vida individual de los seres humanos

    3. La prolongación de la vida plantea nuevas cuestiones

    4. Aumento drástico de las demencias: un desafío para la sociedad y para la política

    VII. LA DIMENSIÓN RELIGIOSA DEL TRÁNSITO HACIA LA MUERTE

    1. El posible no a una vida eterna

    2. Un sí fundamentado sobre una vida eterna

    3. ¿Creer en un infierno?

    4. ¿Soñar con el cielo?

    5. Una confianza responsable

    6. La persona finita se dirige a la infinitud: la felicidad eterna

    VIII. ¿ES POCO CRISTIANO UN TRÁNSITO AUTODETERMINADO HACIA LA MUERTE?

    1. En la muerte, mantenidos por Dios

    2. Seguimiento y no imitación de Cristo

    3. La doctrina eclesiástica y la práctica eclesiástica

    4. Oración

    Epílogo debido a circunstancias actuales

    Bibliografía del autor

    Traducciones españolas de las obras de Hans Küng citadas en este volumen

    Otras obras del autor

    UN PRÓLOGO PERSONAL

    «Está usted poniendo en peligro la obra de toda su vida con su decidida acción en defensa de la responsabilidad propia en el tránsito hacia la muerte». De esta o de similar manera se han expresado no pocos amigos y lectores, verbalmente o por escrito, desde la publicación del tercer volumen de mis memorias Humanidad vivida en octubre de 2013. Me tomo muy en serio esas objeciones porque no me gustaría permanecer en la memoria de la posteridad principalmente por el asunto de la eutanasia. Mi posicionamiento en relación con la muerte solo puede valorarse correctamente si se sabe algo de mis esfuerzos de toda la vida por otros asuntos fundamentales como la cuestión de Dios, el hecho de ser cristiano, la vida eterna, la Iglesia, el ecumenismo, las religiones mundiales, el proyecto Fundación Ética Mundial...

    Ahora, igual que antes, me declaro partidario del primero de los cuatro «preceptos incondicionales» para una ética mundial basada en el «compromiso de una cultura del respeto profundo frente a toda vida», tal como lo proclamó en Chicago en el año 1993 el Parlamento de las Religiones del Mundo: «Desde las grandes religiones antiguas y desde las tradiciones éticas de la humanidad llega a nuestros oídos el mandamiento de ‘¡no matarás!’. O expresado de una manera positiva: ¡Ten respeto ante la vida! Así pues, recordemos de nuevo las consecuencias de este precepto antiquísimo: toda persona tiene derecho a la vida, a la integridad física y al libre desarrollo de su personalidad, siempre que no vulnere los derechos de otras personas. Ninguna persona tiene derecho a torturar a otra ni física ni psíquicamente, ni a herirla, ni mucho menos a matarla». Sin embargo, precisamente porque «la persona humana es infinitamente valiosa y hay que protegerla sin falta» y hacerlo hasta el final de sus días, debemos reflexionar detalladamente acerca de lo que esto significa en la era de la medicina de alta tecnología que es capaz de provocar la muerte de una manera indolora la mayoría de las veces, pero que, en muchos casos, también puede aplazarla considerablemente.

    Quiero enfrentarme a esta problemática con toda franqueza y no quiero decepcionar a ninguna de las muchas personas a las que he podido ofrecer orientación en algún sentido, a menudo durante décadas. Sin embargo, por otra parte, estoy experimentando una gran aprobación y un apoyo tanto de personas religiosas como no religiosas que me agradecen el valor de abordar como teólogo cristiano y católico, y de una manera sincera y competente, esta cuestión de la eutanasia, muy sobrecargada desde un punto de vista tanto emocional como político, y muy controvertida también.

    Por tanto, tendremos que distinguir entre el amplio consenso en relación con el profundo respeto a la vida y el disenso relativo a los modos y maneras de la eutanasia. En los documentos de la Ética Mundial encontramos ciertamente una defensa expresa del respeto profundo a la vida, pero no hay ningún posicionamiento sobre la cuestión especial de la eutanasia, ya que, por el momento y en relación con este asunto, no puede constatarse ningún consenso entre las religiones mundiales, ni tampoco en el seno de cada una de las religiones por separado.

    Mi ensayo relativo a la eutanasia es un asunto sumamente personal, no de la Fundación Ética Mundial. Y así, con toda modestia, ruego que sigan apoyándome aquellas personas que comparten mi punto de vista, y a quienes lo rechazan les ruego el esfuerzo por entenderlo tal vez mejor. He escrito este libro con ese fin. No es ninguna obra completamente nueva —algo que me prohibí a mí mismo en el año 2013 en mis discursos de despedida—, sino un nuevo opúsculo que debería posibilitar a todo lector una aclaración y una profundización en este asunto.

    Me siento henchido de gratitud por que se me hayan concedido las fuerzas para acabar este libro. Sin embargo, en la fase final de la redacción he percibido como se debilitan mis fuerzas y también como algunas actividades intelectuales se convierten en grandes fatigas.

    Sin duda podrían aducirse aún más detalles y precisiones en algunos pasajes, pero mi libro no aspira a aclarar definitivamente la compleja cuestión de la eutanasia, sino que más bien pretende contribuir a un proceso de debate continuo y a aportar la voz de un teólogo cristiano afectado él mismo de una manera existencial por esta problemática.

    Agradezco de todo corazón a todos aquellos que me han ayudado en este difícil asunto con sus diversos consejos y sus importantes informaciones, y a todos los que se han implicado de una manera completamente práctica en el nacimiento de este libro.

    Tubinga, junio de 2014

    HANS KÜNG

    Introducción

    ¿PUEDE SER UNA FELICIDAD O UNA SUERTE MORIR?

    La muerte y la felicidad, ¿no son claros opuestos? «Esa persona ha tenido mucha suerte», decimos de alguien que ha estado muy cerca de la muerte en un accidente de coche. Y con ello nos referimos a la fortuna feliz del azar, concepto para el cual el inglés y el latín disponen de una palabra propia, luck y fortuna. Lo mismo ocurre con happiness y beatitudo para referirse al concepto de la felicidad afortunada de la consumación.

    Un ser humano puede experimentar en su vida cotidiana la pequeña felicidad del momento consumado mediante unas palabras bondadosas, por ejemplo, o por un gesto amable, o mediante el agradecimiento por una buena obra realizada. Sí, incluso puede experimentar en ocasiones la gran felicidad de una espectacular vivencia momentánea, como, por ejemplo, en la embriaguez de la música, en una vivencia sobrecogedora de la naturaleza o en el éxtasis del amor.

    Solo una cosa no puede hacer el ser humano: procurar duración a una sensación de euforia y de felicidad, y no puede hacerlo ni con dinero, ni a través del alcohol ni las drogas. Es cierto que hay informaciones sumamente diferentes en el cerebro humano que son capaces de producir endorfinas, las hormonas de la felicidad, y provocar así sensaciones de una felicidad eufórica. Sin embargo, el hábito conduce al embrutecimiento; nuestro sistema neurológico de la felicidad no está ajustado para un régimen de funcionamiento continuo. El ferviente ruego de Fausto al momento de máxima felicidad («¡demórate, vamos, eres tan bello!»), no surge de la casualidad y queda sin atender.

    Hay otra cosa que tal vez pueda ser posible al ser humano: un humor predominantemente feliz que no le haga desesperar ni siquiera en las situaciones desesperadas, sino que sostenga su confianza, en lugar de aspirar a una euforia y a una felicidad constantes. Dicho de una manera concreta: estar de acuerdo con la vida tal como es, por principio, pero sin conformarse con todo. Así pues, un humor predominantemente feliz significa una vida de claridad, en consonancia con uno mismo. Y entonces me pregunto yo: una actitud fundamental semejante, ¿no puede mantenerse hasta el tránsito hacia la muerte si tenemos en cuenta la fragilidad y la naturaleza efímera de los seres humanos?

    El ars moriendi, el «arte de morir», me tiene ocupado desde los años cincuenta, desde que mi hermano

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