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Los matarifes: Teatro en tres actos y un epílogo
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Los matarifes: Teatro en tres actos y un epílogo
Libro electrónico102 páginas1 hora

Los matarifes: Teatro en tres actos y un epílogo

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La dramaturgia de Luis Rivano se caracteriza por poner en el centro personajes y ambientes de un Chile, y especialmente un Santiago, que de alguna forma todos tenemos en la memoria. En cada una de sus obras, suben a escena los personajes que forjaron el ambiente más representativo del centro urbano del país, aquellos que llevan en sus venas el esfuerzo del trabajo en el que se pone el cuerpo: los hombres a veces en el matadero y simplemente en las calles, por la noche, muchas de las mujeres. Los matarifes es una obra dura, que desafía al lector con grandes preguntas: ¿el origen social define para siempre la vida de alguien?, ¿es posible cambiar el destino?
IdiomaEspañol
EditorialRIL editores
Fecha de lanzamiento26 jul 2023
ISBN9789560114464
Los matarifes: Teatro en tres actos y un epílogo

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    Los matarifes - Luis Rivano

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    Luis Rivano

    Los matarifes

    (Teatro en tres actos y un epílogo)

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    Los matarifes

    Primera edición: marzo de 2013

    © Luis Rivano, 2012

    Registro de Propiedad Intelectual

    Nº 140.662

    © RIL® editores, 2013

    Los Leones

    2258

    cp 7511055 Providencia

    Santiago de Chile

    Tel. Fax. (56-2) 22238100

    ril@rileditores.com • www.rileditores.com

    Composición, diseño de portada e impresión: RIL® editores

    Imagen de portada: tomada del programa de la puesta en escena

    realizada por la Productora de Espectáculos Teatrales en 1986,

    con la dirección de Fernando González.

    Epub hecho en Chile • Epub made in Chile

    ISBN 978-956-284-972-2

    Derechos reservados.

    PRIMER ACTO

    La escena se desarrolla en la casa de los Iturra. Es una casita de pasaje que está detrás de la calle Franklin. Al levantarse el telón, se escucha el disco de Neil Sedaka «Pequeño demonio». Teresita está sacudiendo los muebles al mismo tiempo que baila al compás de la música. La música que se escuchará será toda de finales de los años cincuenta, Lucho Gatica preferentemente.

    Roberto

    : (Entrando.) ¡Pucha que le gusta la bulla, hermanita! (Señala la radio.) Apague esa huevá, ¿quiere? (Se sienta)

    Teresita

    : Ya venís con el genio atravesado. (Empieza a arreglar el puesto de su hermano)

    Roberto

    : Yo no la entiendo, Teresita… Usted baila y canta como si la vida fuera muy entretenida.

    Teresita

    : Mayor razón para bailar y cantar y hacerla más llevadera entonces.

    Roberto

    : (Moviendo la cabeza.) Sírvame una tacita de té, será mejor. (Teresita le sirve una taza y se queda observándolo)

    Teresita

    : ¿Qué es lo que te tiene molesto, Roberto?

    Roberto

    : Nada, que el viejo quiere que vaya a la pega con él, claro, como perdí el año en la universidad también…

    Teresita

    : Pero el David no lo tomó tan a pecho. Dijo que igual te iba a dar plata para que pagaras la matrícula este año.

    Roberto

    : A mi hermano le encanta dirigirme la vida. Me carga que me chofereen la existencia.

    Teresita

    : Él lo hace por tu bien. Él cree que sólo por el estudio se puede llegar a ser alguien.

    Roberto

    : No quiero estudiar como quiere el David, ni quiero ser matarife como desea mi padre.

    Teresita

    : ¿Y qué quieres entonces?

    Roberto

    : Vivir un resto antes de empezar a trabajar como esclavo. En la universidad, algunos llegan en su propio auto. ¡Así da gusto! Estudian tranquilos y después salen a bailar con las pericas. Con auto sobran las minas.

    Teresita

    : Uno no debe amargarse porque los otros tienen más. Collerear no más como se dice, ya saldremos adelante.

    Roberto

    : (Mira a su alrededor desesperanzado.) Difícil, muy difícil.

    Teresita

    : ¿Y cómo los Serey? Son matarifes como nosotros y lo más bien que le compraron una tele a la señora María.

    Roberto

    : La cajita mágica para entretener huevones.

    Teresita

    : Además, le sirve a la señora María para hacerse un sueldo extra. Instala la tele en el living, deja entrar a los chiquillos y les cobra un par de monedas.

    Roberto

    : Nada de huevona la señora María. Así, la tele se pagó sola.

    Teresita

    : Igual los cabros están recontra agradecidos, porque es la única tele de la cuadra. La otra es la del taxista, pero es más… A la hora que empiezan las seriales, la mujer del taxista cierra las ventanas para que nadie pueda ver desde la calle.

    Roberto

    : Si el taxista compró la tele, lo hizo para su propio beneficio…

    Teresita

    : ¿Y qué tanto que la gente mire?

    Roberto

    : Nadie anda haciendo obras sociales con su plata. Sólo los ricos lo hacen de puro aburridos que están.

    Teresita

    : Si yo fuera rica, ayudaría a la gente. Y no porque estuviera aburrida, ni tampoco para sentirme más buena. (De pronto como si recordara.) Como era mi mamá, Roberto… ¿Te acuerdas que repartía la teja que mi papá traía del matadero?

    Roberto

    : También me acuerdo que mi papá se ponía recontra furioso…

    Teresita

    : (Imitándolo.) «Te he dicho mil veces que no dispongas de mis cosas como si fueran del fisco». Pero mi mamá le replicaba: «Pero Belisario, no ve que el marido de doña Catita está cesante, porque la pega en la construcción está muy mala. Y que a don Olavarría también lo echaron del trabajo, porque la estaba peleando para formar un sindicato en la fábrica, mientras que a nosotros nunca nos falta que comer». (Pausa larga.) Y mi papá se amurraba como si estuviera celoso de don Olavarría…

    Roberto

    : Tenía razón el viejo. Para qué preocuparse tanto por los demás.

    Teresita

    : Porque ella era así. (Recordando.) Y cuando a don Olavarría lo mataron a palos para las elecciones de Lisandri, mi mamá con el David organizaron los funerales…

    Roberto

    : ¿Y por qué?

    Teresita

    : Porque los matarifes no querían ir al entierro, aunque don Olavarría era del mismo barrio que nosotros.

    Roberto

    : Es raro que el David se haya metido en esa movida cuando nuestro hermano la caga para ser individualista.

    Teresita

    : Con mi mamá era tierno como un cordero. (Pausa.) Cuando me acuerdo de ella, más lástima me da mi papá. Y ustedes que lo dejan tan solo.

    Roberto

    : Tan solo no está el viejo pillo. Lo más bien

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