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Santas Promesas: Renovación de Interiores
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Santas Promesas: Renovación de Interiores
Libro electrónico221 páginas2 horas

Santas Promesas: Renovación de Interiores

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Una lectura transformadora, este libro es un recordatorio de que las sagradas promesas de Dios están siempre a nuestro alcance, listas para guiarnos hacia la renovación espiritual y el despertar a un propósito más significativo en nuestras vidas.

IdiomaEspañol
EditorialAry S. Jr
Fecha de lanzamiento22 jul 2023
ISBN9798223175599
Santas Promesas: Renovación de Interiores

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    Santas Promesas - Ary Junior

    Santas Promesas

    Renovación de Interiores

    Introducción

    Las promesas de Dios son una parte esencial del mensaje transmitido a través de la Santa Biblia. Desde el principio de los tiempos, el Creador ha revelado Su carácter amoroso y fiel a través de compromisos inquebrantables con Su pueblo. A lo largo de las Escrituras, encontramos una amplia gama de promesas que abarcan temas como la salvación, la protección, la provisión, la sanidad, la guía y el consuelo.

    Desde la caída del hombre en el Jardín del Edén, la Biblia relata la promesa de un Salvador que vendría a rescatar a la humanidad del pecado y la separación de Dios. Esa promesa, conocida como la promesa mesiánica, está en el corazón de las Escrituras y se cumple en la persona de Jesucristo, el Hijo de Dios, que vino al mundo para dar su vida en rescate por muchos.

    Las promesas de Dios también se reflejan a través de los pactos establecidos con su pueblo a lo largo de la historia. La alianza con Noé, por ejemplo, garantizó la preservación de la vida en la Tierra después del diluvio. El pacto con Abraham aseguró que su descendencia se convertiría en una gran nación y que todas las familias de la tierra serían bendecidas a través de él.

    El Pacto Mosaico, dado al pueblo de Israel a través de Moisés, incluía promesas de bendiciones por la obediencia y consecuencias por la desobediencia. A pesar de que el pueblo no cumplió con su parte, la fidelidad de Dios en el cumplimiento de sus promesas permaneció inquebrantable.

    Otro aspecto notable de las promesas de Dios es su constante presencia y cuidado por su pueblo. A lo largo de las Escrituras, encontramos palabras de aliento que nos recuerdan que Dios siempre está con nosotros y nunca nos abandonará. Él promete ser nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Incluso en medio de las adversidades e incertidumbres de la vida, podemos confiar en Su promesa de guiarnos y guiarnos en Su camino.

    Además, las promesas de Dios incluyen Su abundante gracia y perdón misericordioso. La Biblia nos asegura que si confesamos nuestros pecados, Él es fiel y justo para perdonarnos y limpiarnos de toda maldad. Su gracia es suficiente para suplir todas nuestras necesidades y darnos fortaleza en nuestra debilidad.

    Otra promesa notable de Dios es que nada puede separarnos de su amor. Su amor es incondicional y eterno, y promete amarnos para siempre. Aunque enfrentemos tribulaciones, persecuciones o cualquier otra circunstancia, podemos estar seguros de que nada podrá separarnos de su amor.

    Las promesas de Dios se basan en su carácter inmutable. Él es fiel y cumple sus palabras en todos los tiempos y generaciones. Incluso cuando la humanidad no cumple Sus promesas, Dios permanece fiel y cumple todas Sus promesas.

    Las promesas de Dios son una manifestación de Su amor y fidelidad hacia nosotros. Nos traen esperanza, consuelo y seguridad en todas las circunstancias de la vida. Podemos confiar plenamente en que Él cumplirá todas Sus promesas y nos guiará en Su amor y gracia.

    "Dios promete estar

    siempre con nosotros"

    (Mateo 28:20)

    Alo largo de las páginas sagradas de la Biblia, encontramos innumerables promesas de Dios a su pueblo. Entre ellos, uno de los más reconfortantes es la promesa de que Él estará siempre con nosotros. En el Evangelio de Mateo, capítulo 28, versículo 20, encontramos estas palabras de esperanza pronunciadas por el mismo Hijo de Dios, Jesucristo:

    Enséñales a obedecer todo lo que te he mandado. Y yo estaré contigo siempre, hasta el final de los tiempos.

    En estas pocas palabras encontramos una promesa que trasciende el tiempo y reconforta los corazones de todos los que buscan la presencia y protección divina en sus vidas.

    La promesa de Dios de estar con nosotros en todo momento es un recordatorio de su amor incondicional y fidelidad eterna a la humanidad. Independientemente de las dificultades, pruebas o alegrías que enfrentemos a lo largo de nuestro camino terrenal, podemos confiar en que Dios está a nuestro lado. Él es nuestro refugio, fortaleza y consuelo en medio de las tormentas de la vida.

    La historia bíblica está llena de ejemplos de cómo Dios ha cumplido esta promesa a lo largo de los siglos. Desde los patriarcas hasta los profetas, todos han experimentado la presencia de Dios en sus vidas. A través de las Escrituras, aprendemos que Su presencia es fuente de fortaleza para vencer obstáculos, sabiduría para tomar decisiones acertadas y consuelo para enfrentar momentos de dolor y tristeza.

    Además, la promesa de Dios de estar con nosotros no es solo una presencia pasajera, sino una promesa eterna. Él no nos abandona, incluso cuando fallamos o nos alejamos de Él. Su amor es inmutable y Su propósito es restaurarnos y guiarnos de regreso a Su camino.

    Es importante recordar que esta promesa no significa que estaremos exentos de desafíos o adversidades. La vida está llena de altibajos, pero la presencia de Dios nos permite afrontarlos con valentía y esperanza. Podemos echar nuestras preocupaciones sobre Él, sabiendo que Él se preocupa por nosotros.

    Al hacer esta promesa, Jesús nos recuerda nuestras obligaciones como discípulos suyos. Debemos seguir Sus enseñanzas y compartir Su amor con todos los que nos rodean. Estamos llamados a ser testigos de su gracia y misericordia, esparciendo la luz de su amor dondequiera que estemos.

    En la promesa de Dios de estar siempre con nosotros, podemos encontrar paz y seguridad en medio de las incertidumbres de la vida. Esta promesa sirve como un recordatorio constante de que nunca estamos solos porque tenemos un Padre que nos guía, protege y sostiene siempre.

    "Danos descanso cuando

    estemos cansados"

    (Mateo 11:28)

    La Santa Biblia es una fuente inagotable de esperanza y consuelo para todos aquellos que enfrentan desafíos y luchas a lo largo de la vida. En Mateo 11:28, encontramos una promesa reconfortante hecha por Jesucristo, el Hijo de Dios, que toca el centro de nuestras almas cansadas:

    Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar.

    En estas palabras, Jesús nos invita a acercarnos a Él con todas nuestras preocupaciones, agotamientos y pesos que llevamos. Él es el Príncipe de la Paz y nuestro refugio en medio de las tormentas de la vida. Cuando estamos cansados ​​física, emocional o espiritualmente, podemos encontrar descanso y alivio al confiarnos al cuidado amoroso de Jesús.

    La vida a menudo nos impone una pesada carga: responsabilidades, presiones, incertidumbres y desafíos que pueden llevar al agotamiento. Sin embargo, cuando nos volvemos a Jesús, encontramos un descanso que va más allá de lo físico, llegando a lo más profundo de nuestra alma. Él entiende nuestras luchas y es el único que verdaderamente puede renovar nuestras fuerzas.

    El descanso que ofrece Jesús no es solo un alivio temporal, sino una paz duradera que llena el vacío en nuestros corazones. En él encontramos refugio y esperanza, independientemente de las circunstancias externas. Su presencia nos sostiene y fortalece para enfrentar los desafíos diarios con valentía y fe.

    Además, esta promesa de descanso no se limita a unas pocas personas, sino que se extiende a todos los que deseen encontrar alivio en Cristo. No importa nuestra condición, historia o pecados pasados, Él nos recibe con los brazos abiertos, listo para darnos descanso y transformar nuestras vidas.

    Es fundamental recordar que el descanso que ofrece Jesús no es una exención de todas las dificultades, sino una paz que encontramos en medio de ellas. Él nos da fuerza para soportar y vencer las cargas de la vida. Al someternos a Su cuidado, aprendemos a confiar en que Su gracia es suficiente para sostenernos en todo momento.

    Podemos encontrar varios ejemplos de personajes bíblicos que experimentaron el descanso y el alivio de Dios en sus viajes. Desde el antiguo Israel hasta los discípulos de Jesús, todos han sido bendecidos por Su amor redentor y descanso restaurador.

    El Salmo 23 es un pasaje que ilustra esta divina promesa de descanso: El Señor es mi pastor; nada me faltará. En verdes pastos me hace descansar, junto a aguas de reposo me conduce. Él conforta mi alma; por sendas de justicia por amor de su nombre.

    Así, ganamos paz interior acercándonos a Jesús y aceptando su oferta de descanso. Nuestros problemas se alivian, nuestras preocupaciones se disipan y nuestros corazones se llenan de esperanza. Allí está nuestro refugio, y allí encontramos descanso para nuestras almas cansadas.

    El justo nunca será conmovido (Salmo 55:22)

    El libro de los Salmos es una colección poética e inspiradora de alabanzas, súplicas y reflexiones que expresan la relación del ser humano con Dios. En el Salmo 55, versículo 22, encontramos una promesa consoladora y poderosa para los justos:

    Encomienda a Jehová tu camino, confía en él, y él hará más. Él mostrará tu justicia como la luz, tu justicia como el sol al mediodía. Descansa en Jehová y espera en él con paciencia (Salmo 37:5) -7a).

    Estas palabras nos recuerdan que al confiar nuestra vida y nuestros caminos al Señor, Él nos guardará y nos sustentará. La promesa de que los justos nunca serán conmovidos revela la fidelidad y el cuidado de Dios por aquellos que buscan vivir en justicia e integridad ante Él.

    Los justos son aquellos que buscan vivir de acuerdo con la voluntad de Dios, que están comprometidos a obedecer Sus mandamientos y vivir una vida de fe y devoción. La promesa de que no serán sacudidos no significa que jamás enfrentarán desafíos o adversidades, sino que, aun en medio de las tribulaciones, Dios los sostendrá y les dará fuerzas para continuar.

    Encomendar el camino al Señor implica confiar plenamente en Su soberanía y sabiduría, reconociendo que Él tiene el mejor plan para cada uno de nosotros. Esta entrega requiere fe y humildad, porque significa renunciar a nuestro control y someternos a la voluntad de Dios.

    La promesa de que los justos no serán conmovidos también está relacionada con la seguridad y protección que encontramos en Dios. Cuando enfrentamos tiempos difíciles, podemos sentirnos como árboles sacudidos por los fuertes vientos de la adversidad. Sin embargo, cuando nuestras raíces están firmemente plantadas en Dios, Él nos sostiene y nos mantiene firmes, incluso en medio de las tormentas.

    Este concepto se asemeja a la justicia que se muestra como la luz y la derecha como el sol al mediodía. La justicia del justo, su integridad y rectitud, resplandecen como una luz, destacándose en medio de las tinieblas que tantas veces envuelven al mundo. La confianza en Dios es como el sol al mediodía, una luz que nos guía y nos da seguridad aún en las horas más oscuras de la vida.

    Sin embargo, la promesa de que los justos no serán conmovidos no debe confundirse con una vida libre de desafíos o dificultades. La Biblia es clara al afirmar que en este mundo tendremos aflicciones, pero nos anima a no perder la fe, porque Jesús ha vencido al mundo (Juan 16:33).

    Es necesario dejar la confianza en el Señor y esperar con paciencia. Esa confianza se manifiesta en nuestra búsqueda diaria de una vida que le guste a Él y nuestra dependencia de Él para que nos guíe en cada paso que damos.

    En las palabras del Salmo 121, Alzo mis ojos a los montes; ¿de dónde viene mi socorro? Mi socorro viene del Señor, que hizo los cielos y la tierra (Salmo 121:1-2).

    Una demostración del amor y cuidado de Dios por Sus hijos es la promesa de que los justos nunca serán conmovidos. Cuando confiamos en Su plan, buscamos una vida recta y descansamos en Su presencia, Él nos sostiene y fortalece en todas las circunstancias.

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