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¿Y quién dijo que hasta que la muerte los separe?: La trascendencia del vínculo conyugal
¿Y quién dijo que hasta que la muerte los separe?: La trascendencia del vínculo conyugal
¿Y quién dijo que hasta que la muerte los separe?: La trascendencia del vínculo conyugal
Libro electrónico89 páginas1 hora

¿Y quién dijo que hasta que la muerte los separe?: La trascendencia del vínculo conyugal

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Información de este libro electrónico

En la Biblia, Dios establece con Adán y Eva una alianza nupcial, que se proyecta a lo largo de todo el texto bíblico. Las enseñanzas de la Iglesia mantienen ese vínculo entre Dios y el hombre en todo su cuerpo doctrinal, y así se expresa también en su liturgia.

San Pablo compara la unión matrimonial con la unión de Cristo con su Iglesia, una unión permanente y eterna. Y el Catecismo de la Iglesia Católica recuerda que esa unión, celebrada y consumada entre bautizados, no puede disolverse jamás, pues está integrada en la unión entre Dios y el hombre.

¿Cómo debe repercutir esa solidez del vínculo en nuestra vida matrimonial cotidiana? ¿Cómo entender entonces que ese vínculo entre esposos, perpetuo y exclusivo, trascienda con la muerte?
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento27 feb 2023
ISBN9788432163234
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    ¿Y quién dijo que hasta que la muerte los separe? - Paz Fernández Cueto

    PAZ FERNÁNDEZ CUETO

    ¿Y QUIÉN DIJO QUE HASTA QUE LA MUERTE LOS SEPARE?

    Trascendencia del vínculo conyugal

    EDICIONES RIALP

    MADRID

    © 2023 by PAZ FERNÁNDEZ CUETO

    © 2023 by EDICIONES RILAP, S. A.,

    Manuel Uribe 13-15 - 28033 Madrid

    (www.rialp.com)

    Preimpresión / eBook: produccioneditorial.com

    ISBN (versión impresa): 978-84-321-6322-7

    ISBN (versión digital): 978-84-321-6323-4

    No está permitida la reproducción total o parcial de este libro, ni su tratamiento informático, ni la transmisión de ninguna forma o por cualquier medio, ya sea electrónico, mecánico, por fotocopia, por registro u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito de los titulares del copyright. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita reproducir, fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

    A Alejandro, mi esposo, fuente de inspiración.

    Al Espíritu Santo, que me mostró el camino.

    ÍNDICE

    PORTADA

    PORTADA INTERIOR

    CRÉDITOS

    DEDICATORIA

    PRÓLOGO

    INTRODUCCIÓN

    I. ¿QUIÉN DIJO HASTA QUE LA MUERTE LOS SEPARE?

    II. ALIANZA PRIMERA: VÍNCULO GOZOSO

    III. PECADO EN COMPLICIDAD

    IV. UN AMOR MÁS FUERTE QUE LA MUERTE

    V. AL PRINCIPIO NO FUE ASÍ

    VI. ¿CUÁL DE LOS SIETE SERÁ SU ESPOSO?

    VII. LA FUERZA DEL VÍNCULO

    VIII. GRAN SACRAMENTO

    IX. CON JOSÉ SU ESPOSO

    X. JESÚS, EL HIJO DE JOSÉ

    XI. SANTO Y LEGÍTIMO MATRIMONIO

    XII. LA EUCARISTÍA, SACRAMENTO NUPCIAL POR EXCELENCIA

    EPÍLOGO

    BIBLIOGRAFÍA

    AUTOR

    PRÓLOGO

    EL MATRIMONIO ES UNA institución natural, y por ello —con palabras de la autora— «la verdad del matrimonio no es una ley impuesta desde fuera, sino una verdad inscrita en el corazón». Este libro tiene su origen precisamente en el corazón de Paz que, tras la muerte de su esposo Alejandro, le muestra la permanencia del íntimo ligamen establecido con él ante Dios el día en que se donaron mutuamente durante la celebración del matrimonio. A esta intuición se opone la razón, mostrando que el matrimonio pertenece al orden presente y que termina con la muerte de uno de los cónyuges. Pero si el corazón muestra la verdad, la contradicción con la verdad de la razón debe ser tan solo aparente. ¿Cómo solucionarla? La tarea no es fácil. El lector se encuentra con el resultado final de una larga y profunda reflexión a través de la Teología bíblica y dogmática, estimulada por la luz que procede de la liturgia como lugar teológico que afirma sin ambages que san José es esposo de María.

    He tenido la suerte de dialogar con la autora durante seis meses. Conozco bien las razones teológicas para sostener que el vínculo conyugal desaparece tras la muerte del marido o de la esposa, puesto que enseño teología sacramental del matrimonio en la Pontificia Universidad de la Santa Cruz en Roma. El diálogo sincero nos ha enriquecido mutuamente, y me siento orgulloso de aportar una pequeña contribución a la redacción final. Me parece que la llave maestra encontrada por la autora para abrir la razón a acoger la verdad del corazón es la íntima relación entre el amor conyugal y el vínculo. En estas líneas quiero evidenciar la profundidad teológica de algunas de las afirmaciones de la autora sobre esta relación, que traeré entrecomilladas.

    «La Alianza establecida por Dios en el matrimonio nos adentra e introduce en el misterio del Amor Trinitario». El papa Francisco afirma que la imagen más perfecta del amor divino se encuentra en el amor conyugal (cfr. Ex. ap. Amoris laetitia, 11). Para corroborar esta afirmación basta con advertir una de las semejanzas específicas entre ambos amores, considerando el amor como donación. El don del amor entre el Padre y el Hijo es el Espíritu Santo, que procede de ambos y es principio de la unidad intratrinitaria. La autora sostiene que el vínculo conyugal es «esa verdad intangible de quienes al unirse en matrimonio se constituyen en don y aceptación de sí mismos». Por tanto, el vínculo es el don que nace en el momento en que libremente un hombre y una mujer se donan mutuamente como esposos. Este don procede de ambos esposos, porque «no es distinto el consentimiento del hombre que el de la mujer», y es el principio de unidad entre ellos, por el que «ya no son dos, sino una sola carne» (Mt 19,6).

    La autora subraya que el vínculo conyugal, además de ser el don mutuo entre los esposos, es un don divino. Como dice Jesús, «Dios ha unido» (Mt 19,6): es Dios quien une a los esposos al mismo tiempo que el vínculo es establecido por los esposos. Por ello, el matrimonio «es una alianza ante Dios que reclama fidelidad» (Francisco, Ex. ap. Amoris laetitia, 123).

    Dado que el amor conyugal exige la plena fidelidad de los cónyuges, el vínculo también pertenece por naturaleza al ámbito de la justicia en las relaciones interpersonales. «Por esta dimensión de justicia del vínculo, el matrimonio es una institución». Se entiende así la siguiente enseñanza de san Juan Pablo II: «El único lugar que hace posible esta donación total es el matrimonio, es decir, el pacto de amor conyugal o elección consciente y libre, con la que el hombre y la mujer aceptan la comunidad íntima de vida y amor, querida por Dios mismo, que solo bajo esta luz manifiesta su verdadero significado. La institución matrimonial no es una injerencia indebida de la sociedad o de la autoridad ni la imposición extrínseca de una forma, sino exigencia interior del pacto de amor conyugal que se confirma públicamente como único y exclusivo, para que sea vivida así la plena fidelidad al designio de Dios Creador. Esta fidelidad, lejos de rebajar la libertad de la persona, la defiende contra el subjetivismo y relativismo, y la hace partícipe de la Sabiduría creadora» (Ex. ap. Familiaris consortio, 11).

    El vínculo pertenece al ámbito de la justicia, y de aquí que el matrimonio sea una institución, pero en cuanto don no se reduce a su dimensión de justicia. El vínculo no solo constituye a los esposos en una comunidad, sino que nace y está al servicio de la comunión entre ellos y con Dios en el amor. ¿Esta trascendencia del vínculo sobre

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