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El asombroso proyecto de la Feria de Ciencias: Aventuras de los Chicos de Proyectos #3 (Edición España)
El asombroso proyecto de la Feria de Ciencias: Aventuras de los Chicos de Proyectos #3 (Edición España)
El asombroso proyecto de la Feria de Ciencias: Aventuras de los Chicos de Proyectos #3 (Edición España)
Libro electrónico243 páginas2 horas

El asombroso proyecto de la Feria de Ciencias: Aventuras de los Chicos de Proyectos #3 (Edición España)

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Amanda está aterrorizada. Claro que ella y sus amigos habían construido juntos una casa en el árbol enorme y una casa embrujada asombrosa, pero este de ahora le supera. Esos proyectos los habían hecho por diversión, ¡pero este iba a ser evaluado y con calificación para la escuela! Junto con sus compañeras de laboratorio, tienen que hacer un proyecto para la Feria de Ciencias de la escuela y no tienen idea alguna sobre por dónde empezar o qué hacer. ¿Será que por fin encontraron un verdadero reto?

Entretanto, los chicos tienen sus propios problemas. ¡El resultado de su proyecto puede representar la diferencia entre la vida y la muerte! Bueno, tal vez no la muerte como tal, pero podrían terminar helados, mojados y hambrientos, y sin videojuegos... ¡durante todo un fin de semana!

Únase a los chicos de los proyectos en su tercera gran aventura y acompáñalos a desentrañar los misterios que esconden los ratones, los humanos... y las nubes.

IdiomaEspañol
EditorialGary M Nelson
Fecha de lanzamiento13 ago 2022
ISBN9781991163240
El asombroso proyecto de la Feria de Ciencias: Aventuras de los Chicos de Proyectos #3 (Edición España)
Autor

Gary M Nelson

Gary M. Nelson, BSC, PMP (Gazza) is passionate about sharing knowledge and making Project Management concepts more accessible, particularly to new and aspiring Project Managers (of all ages). Said another way, he likes to tell stories to help convey complex concepts in a way that helps the concepts 'stick'. Who says learning shouldn't be fun?Born in Calgary, Alberta (Canada), Gary moved west to B.C. at the very early age of 2, where he spent most of his formative years - aside from a 6 year stint where he learned to appreciate living in a very small town of 800 people. He then attended high school in Surrey, B.C. and went on to graduate from Simon Fraser University (BC, Canada) in 1989 with a major in Computing science and a minor in English - an odd but useful mix (a techie who can write clearly)!Gary was tricked into becoming a Project Manager by his first manager, and has never looked back. His international experience includes projects in New Zealand, Taiwan, Hong Kong, the US and Canada, working on projects in the Telecom, Student Information Systems, Local Government and Healthcare sectors.Having wanted to write books since high school, it took many long years of successful procrastination until he finally felt he had something useful to write about, and wrote his first book of stories in 2012...on Project Management, of all things. Next, presented with the terrifying challenge of writing for children, he enlisted his youngest sons to be the first victims (reviewers and editors) and the Project Kids series of books were born. Several years on, he is amazed to see the books being translated into multiple languages, and reaching into schools and homes around the world.He enjoys speaking and training, has presented at numerous events and conferences and is also the author and host of Gazza’s Corner Project Management Blog and Podcast.Gary currently lives in New Zealand with his wife, three sons and two cats, and is loving every bit of it.

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    El asombroso proyecto de la Feria de Ciencias - Gary M Nelson

    Ponlo otra vez en el cuenco, ¡ya has comido suficientes chuches hoy!

    ¡Vaya, Mamá!, protestó Ben. Pero si solo quedan 2 chocolatinas de Hallowen. Porfaaaaa.

    La señora Jones dejó la patata que estaba pelando y se volvió hacia su hijo. No es no. Además, estoy cocinando una cena especial para esta noche. No quiero que se te quite el hambre por comer demasiados caramelos.

    Ben se cruzó de brazos y frunció el ceño. No es justo. Amanda y los otros ganaron entradas para el parque de atracciones, y ahora, además, ¡una cena especial! Olly y yo ganamos el primer premio en el concurso de Halloween, y a mí, ¿qué me dan? ¡nada!

    Esta cena es para los dos. Ambos ganasteis algo especial, así que deja de protestar.

    No estoy protestando, gruñó Ben mientras apretaba los puños dentro de los bolsillos de la sudadera.

    ¿En serio?, sonrió su madre.

    Ben gruñó y entró en la sala de estar. Cogió el mando de la tele e hizo un poco de zaping. Los domingos por la tarde no había nada en la tele, al menos nada que él quisiera ver. Apagó el televisor y tiró el mando sobre el sofá.

    De repente la casa estaba muy tranquila, solo se oía el ruido de su madre cortando verduras en la cocina. Ben deambulaba lentamente por el pasillo, gritando: ¡Me aburrooooo!

    ¿Por qué no sales a la calle y te das una vuelta en bici?, preguntó su madre.

    No hay nadie con quien dar una vuelta, se quejó Ben. Están todos en parque de atracciones con Amanda.

    Ve fuera a jugar.

    Pero…, empezó a decir Ben.

    Por favor, vete fuera y dame algo de paz y tranquilidad mientras preparo la cena, insistió su madre, ¡o te quedarás sin postre!

    Vale mamá, suspiró Ben. Le volvían loco los postres de su madre, desde luego mucho mejores que unas barritas de chocolate.

    Ben se puso las zapatillas, cogió su bici y el casco del garaje. Anduvo con la bicicleta por el caminito de su casa hasta la calle antes de detenerse y ponerse el casco. Su cabello castaño oscuro caía tapando sus profundos ojos marrones mientras trataba de sujetar la correa del casco. Ni su pelo ni el broche estaban cooperando con él hoy.

    ¡Ayyyy!, gritó, y se quitó el casco de la cabeza. Estaba a punto de arrojarlo sobre el jardín, pero la visión del postre de su madre lo detuvo. Respiró hondo, se echó el pelo hacia atrás y volvió a ponerse el casco. Esta vez, su pelo se mantuvo y la correa se ajustó fácilmente.

    Puede que mi madre tenga razón. Tal vez necesite un corte de pelo, pensó Ben, aunque nunca lo reconocería delante de ella.

    Pasó la pierna derecha por encima de la bicicleta y saltó sobre el asiento. Empujando con firmeza para empezar, pedaleó hacia la carretera y se dirigió automáticamente hacia la casa de Tim y Tom.

    Frunció el ceño y giró la bicicleta para ir hacia el otro lado de la manzana. Tim y Tom, los gemelos pelirrojos, estaban en el parque de atracciones con Amanda, junto con Alice, Susan y Becky. Incluso, su otro mejor amigo, James, estaba con ellos. Todos habían trabajado juntos en la casa embrujada que ganó las entradas para el parque de atracciones. Todos excepto Ben, que ganó el concurso junto con Oliver Winston.

    Ganamos - pero no lo parece, pensó Ben. No había visto a Oliver desde el concurso, él estaba en secundaria, como Amanda, y casi seguro que no querría jugar con niños pequeños, como Ben, si no era estrictamente necesario.

    ¡Grrrrrrr!, gruñó Ben mientras pedaleaba con más fuerza. Pasó junto a la casa de James y dio otra vuelta a la manzana. Echaba de menos a sus amigos, pero también se sentía un poco traicionado. Francamente, Ben no sabía cómo sentirse, pero sabía que odiaba sentirse solo.

    Si al menos…

    ¡Hola Ben!, gritó James. Le saludaba con algo en la mano. Acabamos de volver y te he traído algo!

    Ben empujó la bicicleta hasta la puerta del garaje de James y se detuvo al lado del coche. Susan y su padre ya habían entrado en casa. James tenía una sonrisa de oreja a oreja, escondiendo una mano detrás de la espalda. Su pelo rubio oscuro estaba un poco más revuelto y desordenado que de costumbre, probablemente por culpa de las atracciones. Tenía una mancha marrón oscura en la camisa que coincidía con el color de sus ojos. Ben esperaba que esa mancha fuera de chocolate caliente.

    Ha sido totalmente alucinante, te habría encantado, comenzó James, pero se detuvo cuando notó el ceño fruncido en la cara de Ben. Umm, bueno, no estuvo mal, supongo. Pero tendremos que ir de nuevo, contigo, la próxima vez. Pero mira, te he traído algo, así que no te lo has perdido del todo.

    James sacó la mano de detrás de la espalda y le dio a Ben una bolsa grande de algodón de azúcar.

    El gesto de Ben se convirtió en una sonrisa mientras cogía la bolsa de pelusa rosada. ¡Gracias James!

    De nada. Pero ahora tengo que entrar en casa, mi madre nos ha llamado para cenar cuando hemos aparcado, James se encogió de hombros. ¡Así que, nos vemos mañana!

    Gracias, James, ¡nos vemos en el cole! se despidió Ben cuando saltaba de nuevo en su bicicleta y salía hacia su casa.

    Cuando entraba en el caminito de su casa vio el coche de su padre aparcado junto a la casa. Ben fue montado en su bicicleta hasta la entrada del garaje, donde se bajó de un salto y la empujó para adentro hasta pasar el coche de su madre.

    Aparcó la bicicleta con las demás y miró con ansia la bolsa de algodón de azúcar.

    Estaba a punto de abrirla cuando su madre llamó a todos a cenar. Ben corrió arriba y tiró la bolsa de algodón de azúcar sobre su cama antes de ir al baño a lavarse las manos.

    Ben fue el último en sentarse a la mesa. Su padre lo miró mientras pasaba la salsa. ¿Cómo lo has pasado hoy, Ben?

    Bien, supongo, dijo Ben suspirando.

    Creo que ha echado de menos a su hermana, dijo su madre. Dos días enteros con la casa para él solo, y no sabía qué hacer.

    Ben refunfuñó y apuñaló una patata hervida con su tenedor. No era Amanda a quien había echado de menos, pensó Ben.

    En fin, comenzó su padre, es un parque de atracciones muy grande, menos mal que hemos tenido dos días para montarnos en todo.

    La próxima vez, iremos toda la familia, no sé exactamente cuándo, ya que ¡he tenido suficientes atracciones por una temporada!

    Ben miró a Amanda, que estaba con la mirada en su plato, cortando un trozo de carne asada. No le podía ver bien la cara detrás de su melena castaña, pero creyó verla sonreír con sorna.

    Bueno, al menos toda la emoción ha terminado y cuando vuelvas al colegio mañana, todo volverá a la normalidad, dijo su madre sonriendo.

    Ahora, acabaos todas las verduras, porque ¡hice un postre especial!

    Sí, mamá, dijo Amanda.

    Ben se metió un trozo de patata en la boca y comenzó a masticar rápidamente.

    2.Comentando el fin de semana

    El lunes por la mañana, Ben se fue a la escuela un poco antes. No es que le gustara mucho el colegio, pero pensó que podría tener un rato más para jugar con sus amigos antes que sonara la campana.

    Estaba cruzando la calle hacia el parque cuando Tim llamó. ¡Espéranos!

    ¡Sí, espera!, gritó Tom.

    Ben esperó sobre el césped, de pie junto a los pequeños postes de madera que recorrían el borde del parque.

    Tim y Tom corrieron hacia él y luego caminaron juntos hacia el parque, dirigiéndose hacia los columpios, con la escuela al fondo. Entonces ¿os lo habéis pasado bien este fin de semana?, preguntó Ben con los dientes apretados.

    Sí, fue alucinante, de verdad, deberías haber estado allí, dijo Tom. La montaña rusa fue increíble y había tantas atracciones...

    Pero no fue lo mismo sin ti, por lo que no ha sido muy divertido, dijo Tim, dando un codazo a Tom en las costillas. Tienes que preguntarle a James qué pasó en la montaña rusa, ¡gritó como un cochino!

    Ben hizo una pausa y se volvió para mirar a Tim, con las cejas levantadas. Pero James no tiene miedo a las alturas, ¿no?

    Tom le guiñó un ojo. No lo creo. Pero ahora podría tener miedo a las chicas...

    Venga Tom, James dijo que solo fue porque Becky le apretó la mano con mucha fuerza, la tenía totalmente blanca al bajarse de la atracción, dijo Tim.

    ¿Estaba dándole la mano?, preguntó Ben, con las cejas aún más altas. Quiero decir, Becky no está mal, pero, por qué...

    Tim se encogió de hombros. Puede que nunca lo sepamos. Después de eso, James no sacó las manos de los bolsillos en todo el fin de semana.

    A estas alturas habían cruzado a la otra calle y entrado en los terrenos de la escuela primaria J.P. Watson.

    Sus zapatos crujían estrepitosamente sobre la gravilla.

    ¡Os echo una carrera a los columpios!, gritó Ben, mientras empezaba a correr hacia allí. Tim y Tom corrieron tan rápido como pudieron, pero Ben ya estaba sentado en uno de los columpios cuando llegaron a la zona del recreo.

    ¡No es justo!, dijo Tom jadeando.

    No esperaste…, dijo Tim con dificultad.

    ... a decir ¡ya!, se quejó Tom.

    Ben se encogió de hombros y empezó a impulsarse arriba y abajo con todas sus fuerzas. Enseguida sus pies llegaron justo por encima de la barra superior del columpio. ¡Soy el rey del mundooooo!, gritó Ben.

    Tim y Tom intercambiaron miradas y negaron con la cabeza. ¡Ben! protestaron ambos.

    Cuando sonó el timbre, los chicos, de mala gana, empezaron a parar los columpios y se bajaron. Caminaban hacia su clase cuando, al oír las pisadas de alguien en la grava detrás de ellos, se pararon y se volvieron.

    James derrapó junto a Tom, y luego se inclinó, estaba rojo y jadeante. Estaba más despeinado de lo normal, si es que eso era posible... Lo siento, me he dormido, dijo jadeando.

    Demasiadas atracciones, supongo, protestó Ben.

    No, a mi madre se le olvidó poner el despertador. Todos corríamos esta mañana, pero al menos no he llegado tarde. Mi padre ha salido tarde al trabajo. Susan tiene más distancia que caminar, dijo James levantándose. Puede que llegue tarde, le guiñó un ojo. Igual le castigan.

    Sería tu sueño, dijo Tom.

    Eso no está bien, dijo Tim, frunciendo el ceño.

    Tom se encogió

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