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El Yoga Supremo N.º 2: La mente es todo
El Yoga Supremo N.º 2: La mente es todo
El Yoga Supremo N.º 2: La mente es todo
Libro electrónico202 páginas2 horas

El Yoga Supremo N.º 2: La mente es todo

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“No hay mente sin desasosiego; el desasosiego es la misma naturaleza de la mente. ¿Qué idiota se esforzaría en mostrar un bosque lleno de colores a alguien que no quiere ver? ¿Quién lucharía por enseñar el delicado arte de diferenciar los perfumes al hombre cuya nariz ha sido arrancada por la lepra? ¿Quién instruiría al borracho sobre las sutilezas de la metafísica? ¿Quién le pediría información sobre los asuntos de la aldea a un cadáver que reposa en el crematorio? Si un tonto hace solo eso, ¿quién le disuadiría de otros intentos igualmente tontos? Así mismo, ¿quién puede instruir a una persona ignorante que encuentre difícil gobernar la mente, que a su vez es torpe y ciega?”. Un texto como el de las Mil y una noches, lleno de historias asombrosas que nos retan la mente, retan nuestros esquemas mentales y los deshacen poco a poco, de tal forma que nos conceden un vistazo del conocimiento. [...] Este es un libro en el que un humano, Vasistha, le enseña la sabiduría del yoga a Dios, encarnado como Rama. Aquí vemos cómo un humano le puede enseñar cosas a Dios, y que Dios mismo necesita pasar por un período de aprendizaje y de instrucción. Prólogo y traducción de Miguel Córdoba. Coedición digital El Peregrino Ediciones, eLibros Editorial.
IdiomaEspañol
EditorialeLibros
Fecha de lanzamiento1 jul 2022
ISBN9789585363335
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    El Yoga Supremo N.º 2 - Anónimo

    III – 1.º de abril – 109

    Manovilāsah samsāra iti yasyām pratīyate

    Sarvasaktter anantasya vilāso hi mano jagat (25)

    El rey continuó:

    Así afligidos por la hambruna, muchos dejaron la región y migraron a otra parte. Otros, muy apegados a su esposa e hijos, perecieron en esa tierra. Muchos otros murieron en garras de animales salvajes.

    Yo también dejé la región junto con mi esposa e hijos. En la frontera encontré la muy tentadora sombra de un árbol, y después de bajar a los niños que estaban sobre mis hombros, descansé ahí durante mucho tiempo.

    El más joven de mis hijos era muy pequeño e inocente, y por lo tanto era el que más quería. Con lágrimas en los ojos me pidió comida. Aunque le dije que no había carne para comer, persistió en su petición con inocencia infantil, incapaz de soportar el hambre. Yo le dije desesperado: Está bien, ¡come de mi carne!. El niño dijo inocentemente, sin pensar: Dame.

    Me emocioné a causa del apego y de la compasión. Me di cuenta de que el niño era incapaz de soportar más los rigores del hambre. Decidí que la mejor manera de terminar con todas esas desgracias era acabar con mi vida. Con ayuda de la madera que encontré ahí mismo, armé una pira. Mientras entraba en la pira, comencé a temblar, y me encontré en esta corte, vitoreado y bienvenido por todos ustedes.

    Mientras el rey decía esto el bufón se desvaneció. Los ministros dijeron:

    Señor, ese no podía ser un bufón, pues no le interesaban ni el dinero, ni una recompensa. Con seguridad una entidad divina os quería y nos quería demostrar el poder de la ilusión cósmica. De todo esto queda claro que esta apariencia del mundo no es nada sino el juego de la mente; y la mente misma no es sino el juego del Ser omnipotente. La mente es capaz de engañar hasta a los hombres de gran sabiduría. De lo contrario, ¿en dónde está el rey que está bien versado en todas las ramas del conocimiento, y en dónde está esa ilusión desconcertante?

    Con seguridad, no es el truco de un bufón: pues el bufón obra buscando ganancias materiales. En realidad es el poder de la ilusión. Por eso el bufón se desvaneció sin pedir recompensa.

    VASISTHA dijo:

    Rama, yo estaba en esa corte en ese momento y por lo tanto sé todo de primera mano. De esa manera la mente vela la verdadera naturaleza del Ser y crea apariencias ilusorias con muchas ramas, flores y frutas. Tú, destruye esa ilusión con la sabiduría, y descansa en paz.

    III – 2 de abril – 110

    Manomātram jagat krtsnam manah paryantamandalam

    Mano vyoma mano bhūmir mano vāyur mano mahān (15)

    VASISTHA continuó:

    La mente impura ve un fantasma en donde solamente hay un poste y mancha toda relación, creando sospechas entre amigos y haciendo de ellos enemigos, así como un borracho ve que el mundo gira a su alrededor. Una mente desesperada convierte la comida en veneno, y genera enfermedad y muerte. La mente impura, cargada de tendencias, es la causa de engaños (manías y fobias). Uno debe luchar por arrancarlas y descartarlas. ¿Qué es el hombre sino la mente? La mente es todo el mundo, la mente es la atmósfera, la mente es el cielo, la mente es la tierra, la mente es el viento; y la mente es grande. Solamente aquel cuya mente es tonta recibe el nombre de tonto: cuando el cuerpo pierde su inteligencia, por ejemplo en la muerte, ¡no se dice que el cadáver sea tonto! La mente decide el lapso de tiempo: el rey Lavana percibió un período de menos de una hora como si fuese toda una vida.

    ¿Qué es más misterioso, Rama, que la mente que puede velar la conciencia, omnipresente, pura, eterna e infinita, haciéndonos confundirle con este inerte cuerpo físico? La mente misma parece viento en el elemento que se mueve, brilla en lo brillante, es sólida en la tierra, vacía en el espacio.

    Si la mente está en otra parte el sabor de la comida que se está comiendo no se saborea en verdad. Si la mente está en otra parte, uno no ve lo que tiene directamente enfrente. Los sentidos nacen de la mente, y no al revés.

    Es solamente a partir del punto de vista de los tontos que se dice que el cuerpo y la mente son bastante diferentes; de hecho, como son solo mente, son no-diferentes. Me inclino ante los sabios que han reconocido esta verdad en sí mismos.

    El sabio que ha tomado conciencia de esto no se perturba ni siquiera cuando su cuerpo es abrazado por una mujer: para él eso es como un pedazo de madera en contacto con el cuerpo. Aun si se le quitan los brazos, él no lo siente. Es capaz de transformar todo el sufrimiento en dicha.

    Así como un actor puede representar en sí mismo el carácter de diferentes personalidades, la mente puede crear diferentes estados de conciencia, como el de vigilia y el de sueño. ¡Qué misteriosa es la mente que puede hacer que el rey Lavana sintiese que era un ser de una tribu primitiva! La mente tiene la experiencia de lo que ella misma construye, la mente no es nada sino lo que los pensamientos han juntado: sabiendo esto, haz lo que te plazca.

    Aquel que no permite que su mente vague en los objetos de placer es capaz de dominarla. Así como aquel que está atado a una columna no se mueve, la mente de una persona noble no se separa de la realidad: solo él es un ser humano, los otros son gusanos. Él alcanza al ser supremo a través de la meditación constante.

    III – 3 de abril – 111, 112

    Yat tu cañcalatāhīnam tan mano mrtam ucyate

    Tad eva ca tapah sāstra siddhānto moksa ucyate (112/8)

    VASISTHA continuó:

    La victoria sobre este sátiro que llamamos mente se obtiene cuando, con la ayuda del esfuerzo personal, uno alcanza el conocimiento de sí mismo, y abandona el deseo ansioso de aquello que la mente desea por placer. Al cultivar la actitud apropiada, esto se puede lograr muy fácilmente, sin ningún esfuerzo (así como la atención de un niño se puede desviar fácilmente). Tristezas para aquel que es incapaz de abandonar sus deseos ansiosos, pues ese es el único medio para alcanzar el bien supremo. Con esfuerzo personal intenso es posible obtener la victoria sobre la mente; y después, sin el menor esfuerzo, la conciencia individual se absorbe dentro de la infinita conciencia, en el momento en el que la individualidad se rompe. Esto es fácil y fácil de lograr: aquellos que son incapaces de hacer esto, de hecho, son buitres en forma humana.

    Abandona tu dependencia al destino o a dioses creados por personas de mente tonta, y con el esfuerzo personal, y el conocimiento de ti mismo, haz de la mente la no-mente. Deja que la infinita conciencia se trague a la conciencia finita. Y después, viaja mas allá de todas las cosas. Con tu inteligencia unida a lo supremo, agárrate del Ser que es imperecedero.

    Cuando la mente se ha conquistado así, al permanecer completamente imperturbable, considerarás que ni la conquista de los tres mundos tiene valor. Esto no involucra el estudio de las escrituras, o levantarse o caer –solamente el conocimiento de sí mismo. ¿Por qué lo consideras difícil? Si alguien encuentra esto difícil, entonces, ¿cómo hace para vivir en este mundo sin el conocimiento de sí mismo?

    Aquel que conoce la naturaleza inmortal del Ser no le teme a la muerte. Ni le afecta la separación de amigos o de parientes. Las sensaciones de esto soy yo y esto es mío son de la mente; cuando se retiran, la mente deja de ser. Y entonces uno abandona el miedo. Armas como la espada generan miedo; el arma (la sabiduría) que destruye el egoísmo genera la ausencia de miedo.

    Hacia cualquier objeto que la mente fluya con intensidad, en eso percibe la satisfacción de su deseo ansioso. Por supuesto, no hay mente sin desasosiego; el desasosiego es la misma naturaleza de la mente. El trabajo del desasosiego de la mente es el que toma forma como este mundo: oh, Rama, de hecho, ese es el poder de la mente. Pero cuando la mente es despojada de su desasosiego, se la llama la mente muerta; y esa misma es la austeridad, al igual que la verificación de las escrituras y la liberación.

    Oh, Rama, la mente oscila constantemente, como un péndulo, entre la realidad y la apariencia, entre la conciencia y la inercia. Cuando la mente contempla los objetos inertes durante un tiempo considerable, toma las características de esa misma inercia. Cuando esa misma mente se dedica a la indagación y a la sabiduría, se sacude de todos los condicionamientos y, como pura conciencia, vuelve a su naturaleza original.

    III – 4 de abril – 113

    Mā vā ‘kartā bhava prājña kim akartrtayehite

    Sādhyam sādhyam upādeyam tasmāt svastho bhavā ‘nagha (7)

    VASISTHA continuó:

    La tendencia psicológica, o la disposición o condicionamiento mental, son irreales. Pero aun así surgen en la mente. El producto de la ignorancia es real solamente para la persona ignorante; para el sabio es solamente una expresión verbal, así como hablar del hijo de la mujer infértil. No permanezcas ignorante, oh, Rama, sino que lucha por ser sabio a través de la renuncia a tus condicionamientos mentales.

    Aquí no eres el hacedor de ninguna acción, oh, Rama: entonces, ¿por qué pretendes ser el hacedor? Cuando solamente existe el uno, ¿quién hace qué y cuándo? Tampoco te vuelvas inactivo; porque, ¿qué se gana al no hacer nada? Lo que se tiene que hacer, se tiene que hacer. Por lo tanto reposa en el Ser. Aun mientras hagas todas las acciones naturales para ti, si no estás apegado a esas acciones, verdaderamente eres el no-hacedor; si no estás haciendo nada y estás apegado a ese no-hacer-nada (entonces estás haciendo nada), ¡te vuelves ese hacedor! Cuando todo este mundo es como el truco de un bufón, ¿qué se debe abandonar y qué se debe buscar?

    La semilla de la apariencia del mundo es la ignorancia. Una persona adquiere sin esfuerzo esta ignorancia o condicionamiento mental. Esta parece promover el placer, pero en realidad entrega el sufrimiento. Crea la ilusión de placer solamente con el velo total del conocimiento de sí mismo. Por esto pudo hacer que el rey Lavana experimentara en menos de una hora lo que parecieron muchos años.

    Esta ignorancia o condicionamiento mental no tiene sino una existencia momentánea: y aun así, como fluye, parece permanente como un río. Porque puede velar la realidad parece real: pero cuando se la intenta agarrar, se descubre que no es nada. Sin embargo adquiere fuerza y firmeza por cuenta de estas cualidades en el mundo de las apariencias; igual que una fibra delgada adquiere una gran fuerza cuando se enrolla para formar una cuerda. Este condicionamiento parece crecer, pero de hecho no lo hace. Porque cuando se lo intenta agarrar se desvanece como la punta de una llama. Aun así, otra vez, aunque el cielo parece ser azul, ¡este condicionamiento también parece tener cierto tipo de apariencia real! Nace como la segunda luna en la diplopía, existe como los objetos de los sueños y genera confusión, así como las personas sentadas en un bote ven la costa moverse. Cuando está activa crea la ilusión del largo sueño del mundo de las apariencias. Pervierte todas las relaciones y experiencias. Esta ignorancia o condicionamiento mental es la responsable de la creación y de la percepción de la dualidad y de la división; en consecuencia, de la confusión entre percepción y experiencia.

    Cuando, al tomar conciencia de su irrealidad, se domina esta ignorancia o condicionamiento mental, la mente deja de ser; igual que cuando el agua deja de fluir, el río se seca.

    III – 5 de abril – 114

    Nā ham brahmeti sankalpāt sudrdhād badhyate manah

    Sarvam brahmeti sankalpāt sudrdhānmucyate manah (23)

    VASISTHA continuó:

    Oh, Rama, así como la oscuridad desaparece cuando uno gira hacia la luz, la ignorancia desaparece si se gira hacia la luz del Ser. Mientras que no surjan unas ansias naturales por el conocimiento de sí mismo, esta ignorancia o condicionamiento mental vomitará un flujo constante de apariencias del mundo. Así como una sombra se desvanece cuando gira para ver la luz, esta ignorancia perece cuando gira hacia el conocimiento de sí mismo.

    Oh, Rama, desde Brahma, el creador, hasta la brizna de césped, todo esto no es nada más que el Ser: la ignorancia es una realidad inexistente. Aquí no hay una segunda cosa llamada mente. En ese mismo Ser, el velo (que también es de sí mismo) flota, creando la polarización del objeto y del sujeto; y entonces, la infinita conciencia misma se conoce como mente. Este velo es una idea, una intención o un pensamiento en la infinita conciencia. La mente nace de esa idea o pensamiento, y la mente tiene que desvanecerse con la ayuda de una idea o de un pensamiento.

    El firme convencimiento de que yo no soy el Brahman absoluto ata a la mente; y la mente se libera con el firme convencimiento de que todo es el Brahman absoluto. Las ideas y los pensamientos son ataduras; y su terminación es la liberación. Por lo tanto, libérate de ellos y haz lo que debe hacerse espontáneamente. Así como un pensamiento o una idea perciben lo azul en el cielo, la mente percibe al mundo como real.

    Quien,

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