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Espacios públicos polivalentes para el mejoramiento urbano
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Libro electrónico299 páginas2 horas

Espacios públicos polivalentes para el mejoramiento urbano

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Por su carácter masivo y ciertas morfologías indefinidas o sin clara personalidad, nuestras ciudades de hoy se convierten, en algunos casos, en magmas urbanos cuyas semejanzas o en sus diversidades necesitan ser e
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento31 mar 2022
ISBN9786078789344
Espacios públicos polivalentes para el mejoramiento urbano

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    Espacios públicos polivalentes para el mejoramiento urbano - Salvador Urrieta García

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    Este libro es producto de una investigación en el ámbito del urbanismo y fue auspiciada por el Instituto Politécnico Nacional en 2019. Siguiendo una línea de investigación centrada en el espacio público, se desarrolló en el marco del programa institucional de investigación, que abarca y conjuga diversas ciencias.

    Primera edición: 2021

    Espacios públicos polivalentes para el mejoramiento urbano

    Coordinador: Salvador Urrieta García

    Prólogo: Armando Ramírez Palomo

    Autores: Salvador Urrieta García, Mildred Moreno Villanueva, Veronica Zalapa Castañeda, Orlando Ipiña García, Francisco Acatzin Espinosa Müller, Ricardo Medina Audelo

    Cuidado de la edición y portada: Bernardo Navarro

    Diagramación: Rafael Franco Calderón

    ISBN: 978-607-8789-34-4

    D.R. © Instituto Politécnico Nacional

    Av. Luis Enrique Erro S/N, Zacatenco

    07738, México, Ciudad de México

    D.R. © Ediciones Navarra

    Van Ostade núm. 7, Alfonso XIII,

    01460, México, Ciudad de México

    www.edicionesnavarra.com

    www.facebook.com/edicionesnavarra

    www.edicionesnavarra.tumblr.com

    @Ed_Navarra

    Queda prohibida, sin la autorización escrita del titular de los derechos, la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento.

    Impreso y hecho en México.

    Conversión gestionada por:

    Sextil Online, S.A. de C.V./ Ink it® 2022.

    +52 (55) 52 54 38 52

    contacto@ink-it.ink

    www.ink-it.ink

    Índice

    Prólogo

    Armando Ramírez Palomo

    Introducción

    Salvador Urrieta García

    Capítulo 1. Espacios públicos polivalentes para el mejoramiento urbano

    Salvador Urrieta García

    Capítulo 2. La caminabilidad en el espacio público.Aprendizajes y tendencias

    Mildred Moreno Villanueva

    Capítulo 3. Ambiente urbano socio-simbólico: cualidad de la ciudad contemporánea

    Veronica Zalapa Castañeda

    Capítulo 4. La polivalencia como cualidad del espacio público.Caso de estudio: la Plaza de Bellas Artes y la calle Ángela Peralta

    Orlando Ipiña García

    Capítulo 5. La polivalencia y la multiactoralidad en los sistemas espaciales.Elementos para el análisis de procesos de apropiación y significación espacial

    Francisco Acatzin Espinosa Müller

    Capítulo 6. La metaforización en torno al espacio público de usuarios de las plazas de Bellas Artes y de la República en la Ciudad de México

    Ricardo Medina Audelo

    Semblanzas

    Prólogo

    Armando R. Palomo

    *

    Espacio público polivalente ( epp) es el concepto que proponen los integrantes del Taller de Espacio Público (tep) de la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura Unidad Tecamachalco (esiatec) del ipn para abordar el estudio de las ciudades y su complejidad. El libro que presentan es resultado del trabajo de investigación y docencia que se desarrolla en el tep y ofrece una reflexión respecto del espacio público (ep), su desarrollo, sus condiciones, sus características y el estado que guarda en unos ámbitos específicos de la Ciudad de México, como son la Calle Ángela Peralta, en la Alameda Central, la plaza del Palacio de Bellas Artes (Adamo Boari), la Plaza de la Constitución (el Zócalo), la Plaza de la República (donde se encuentra el Monumento a la Revolución), la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, la Glorieta de las Cibeles en la Colonia Roma, el Centro de Artes y Oficios Emiliano Zapata en Santo Domingo, Coyoacán (conocida como Escuelita Zapatista), el Parque San Álvaro y la calle Franklin en Azcapotzalco.

    El resultado es un documento que busca, en el concepto de polivalencia aplicado al ep, una explicación que ayude al reencuentro y reconocimiento de las ciudades y, en particular, la Ciudad de México. Los abordajes teóricos abarcan enfoques desde la historia, la antropología, el urbanismo, la sociología, la geografía, la comunicación y la filosofía. El concepto de epp que ponen en consideración lleva inmediatamente a la evocación del texto de Jordi Borja, La ciudad conquistada, donde propone el concepto de espacio (público) funcional polivalente que relacione todo con todo, ordene las relaciones entre los elementos construidos y las múltiples formas de movilidad y de permanencia de las personas (2011: 9), y contiene una buena parte de las características del ep que se detallan en este libro.

    Sin embargo, no es la única evocación que nos llega al revisarlo y adentrarnos en el libro. De pronto está presente Lefebvre con su ya clásica (y tan vigente) producción del espacio y su tríada conceptual de la práctica espacial, la representación del espacio y los espacios de representación que expresan las relaciones de producción. Nora Rabotnikof se revela con su texto respecto a lo público hoy donde recuerda al ep pensado como bisagra entre la sociedad (con sus componentes civiles, no cívicos y también inciviles) y el Estado, y fundamentalmente como lugar de creación de comunidad…, lugar de expresión de la sociedad plural. Aparece, también, las figuras de Delgado y Malet, con la sugerencia de espacio urbano preferible al de ep que, incluso, dicen, desplazó al concepto de calle que ha sido desde siempre una (casi) institución social. Y Julio Alguacil llega con las evocaciones que nos trae el libro para recordarnos que una mirada posible para el ep es la de las necesidades humanas y en su reconstrucción de la matriz de Max Neff, Elizalde y Hopenhayn, lo relaciona con la necesidad de participación porque sucede en el ep. Por supuesto, no puede quedar fuera de la evocación Habermas y su esfera pública (nos recuerda Salcedo Hansen), si bien nunca escribió algo acerca del EP, el concepto de esfera pública ha sido adecuado para los estudios de construcción de ciudadanía, y donde si no es el ep uno de los lugares fundamentales para ello. Y hay cualquier cantidad más de evocaciones que hace del texto una pieza apetecible para continuar la reflexión respecto del ep, sus dimensiones, características y posibilidades.

    En el capítulo 1, Espacios públicos polivalentes para el mejoramiento urbano, Salvador Urrieta García examina las oportunidades del espacio público diverso, con el fin de visualizar la posibilidad de brindarle un mayor grado de habitabilidad a los espacios de la ciudad, y explica el concepto de epp. Para ello, hace un recorrido por los orígenes y desarrollo de las ciudades desde una lectura ontológica y axiológica que le permita, por un lado, ponderar el carácter humano de la ciudad, basado en una serie de valores socioculturales más que estrictamente formales o funcionales, y, por el otro, estimar los que han llegado a ser, con el transcurso del tiempo, valores constitutivos de las ciudades, en el desarrollo de su trabajo sugiere que el objetivo del ep es permitir la comunicación, más allá del fluido de las personas en el espacio urbano arquitectónico y las movilidades apegadas a los derechos humanos; es decir, sujetas a la libertad, al respeto y al derecho de unos y otros. Se apoya en Enrique Dussel (el filósofo), de quien retoma el objetivo fundamental de la ética humana, que es la afirmación de la vida, para fortalecer su propuesta. Y desde ahí encuentra una relación con la polivalencia del ep y la describe como un conjunto de agregados y/o de cualidades o de valores que soportan ontológicamente la misión del ep, y tales valores están relacionados con mejorar la calidad de vida y ésta a su vez se relaciona con ser feliz, tener libertad, y vivir en seguridad. Tal polivalencia la va encontrando con la revisión de distintas fuentes, desde el campo de la historia urbana, y destaca las imágenes de la ciudad a través del tiempo. Con Kevin Lynch destaca que ese tiempo cambia la forma de la ciudad y, por ello, su ep cita algunas características generales (tanto como sea posible) del espacio y apunta a la durabilidad, la vitalidad, el uso, la creación y la modificación, el sentido, la adecuación y el acceso. Con Debarbieux comparte la complejidad como categoría transversal para leer el ep y con Hénaff lo comparte como espacio cívico y del bien común, accesible para todo el mundo. Urrieta recuerda que, para acercarse a conocer las variables explicativas del ep, habrá de atenderse a cada disciplina que lo estudia con su marco teórico de referencia como lo sugiere Thierry Paquot.

    Se sugiere, así, ir más allá de lo comunitario, es decir, que sea accesible a todo el mundo, por lo que entonces lo colectivo puede referirse a procesos sociales organizados para la apropiación del ep. Propone valorarlo para mejorar el ámbito urbano y sugiere que esto se relaciona con mejorar la calidad de vida y ésta a su vez se relaciona con ser feliz, ser libre y vivir en seguridad. Identifica las cualidades a tomar en cuenta para el epp, a partir de la comunicación, y hace un paréntesis con Flichy para describir la importancia de la comunicación en la historia de las ciudades y concluye con Choay en que la técnica deconstruye el ep y la escala humana, a partir de lo cual describe algunas particularidades a tomar en cuenta: el clima local para considerar los aspectos geográficos y ambientales, la accesibilidad, la legibilidad, lo interior (individual) y lo colectivo (exterior) de las personas, la lectura temporal y cotidiana, las formas de organización social, la alteridad, su pedagogía y la caminabilidad.

    De ahí se desprende que en el capítulo 2, La caminabilidad en el espacio público. Aprendizajes y tendencias de Mildred Moreno Villanueva, acudimos a un trabajo de investigación que pone el acento en un tema no tan frecuente en la literatura nacional, el ep como un ámbito para el desarrollo de una movilidad particular: caminar, y que con su ejercicio se le otorga la calidad de caminable.

    Así también aborda el concepto con un enfoque de salud pública. Nos lleva a conocer el desarrollo del concepto y los instrumentos que se han producido en el ámbito internacional para hacerlo realidad y, en particular, en México tenemos la Carta de los Derechos del Peatón, que contiene los principios fundamentales para el bienestar del peatón. Para abordar el ep propone mirarlo como el que refuerza el tejido urbano y social y donde se reflejan las relaciones sociales, económicas, políticas o culturales, pues, sobre todo, no hay ciudad sin ser humano y su construcción es para el ser humano, en la relación con la caminabilidad pone atención en la accesibilidad al caminar y en los elementos para disfrutar los contenidos del ep. Propone también mirar al ep como un sistema de movilidad a escala humana; si bien este concepto llama la atención por la referencia de dicho espacio como uno de los elementos del sistema de la estructura urbana, es una mirada interesante a seguir y aprender en este capítulo. Para trabajar el tema de la polivalencia, se apoya en los principios de la ciudad caminable de Southworth: la red de caminos debe estar bien conectada, sin grandes barreras a nivel local y a nivel ciudad, así como la conexión con el trabajo y otras actividades, con caminos conectados con otros sin interrupciones y con conectividad de movilidad con el transporte urbano, minimizando el uso del automóvil, los usos de suelo variados para destinos útiles, seguros y accesibles para todas las edades, el diseño urbano, los materiales empleados, la iluminación y las señalizaciones, en el contexto y el diseño de la zona caminable debe contener interés visual y de exploración. Sigue su reflexión con Jan Gehl en torno a la humanización del espacio público que permite a las personas gozarlo y disfrutarlo, destaca la calidad del epp como un lugar de permanencia o movilidad, de esparcimiento o de estancias agradables, de intercambio social y expresión que debe ser diseñado para el ser humano y no para los automóviles. Nos recuerda que Gehl sugiere mirar tres tipos de actividades que la gente lleva a cabo en la calle: las necesarias, las opcionales, y las resultantes. Otro elemento a tomar en cuenta es el de modelos de ciudad caminable con los que se diseña el espacio incluyendo elementos de seguridad y percepción hasta los recursos legales y normativos para la construcción de la ciudad. Se apoya en la Organización Mundial de la Salud para el conocimiento de las distancias caminables donde se evalúan modelos de ciudad con distancias cómodas para caminar (de 400 a 800 metros aproximadamente). Para trabajar sus casos de estudio se apoya en los principios del Space Syntax (Teoría de la Sintaxis Espacial), que establece que un espacio público es potencialmente más accesible si se cruza con el número máximo de calles radiales que deben estar conectadas con el resto del área.

    El capítulo 3, de Veronica Zalapa Castañeda, es un trabajo titulado Ambiente urbano socio-simbólico: cualidad de la ciudad contemporánea, que llama la atención a este concepto. La autora se apoya en el interaccionismo simbólico para tratar de explicar que el ambiente tiene, entre sus cualidades, lo simbólico y acude a ello para exponer cómo podría observarse en una zona de la Ciudad de México (Azcapotzalco), en su reflexión, el ambiente urbano forma parte de los elementos del espacio público polivalente. Al referirse al ep, le atribuye relaciones de valores, simbolismos, disputas y pluralidad que lo hacen atractivo para quienes lo observan. Para prevenirnos de una digresión medio-ambiental, hace hincapié en que el ambiente lo entiende como un conjunto de elementos: el sistema ecológico y el ambiente social (que implica lo simbólico) que se construyen por las interacciones entre individuos de la sociedad y que sucede porque en los lugares (podría ser el ep) tales interacciones están mediadas por la territorialidad, las dimensiones psicológica, social y cultural que explican los usos del espacio a partir de los valores y prácticas de un grupo social. Dado lo complejo que puede resultar representar tales dimensiones, acude a Janowitz para objetivar el significado del ambiente simbólico y hacer visible la relación entre lo simbólico y lo social, lo que permite explicar el uso del interaccionismo simbólico en tales procesos y su construcción por parte de la sociedad.

    El capítulo 4, La polivalencia como cualidad del espacio público. Caso de estudio: la Plaza de Bellas Artes y la calle Ángela Peralta, de Orlando Ipiña García, aborda el epp desde el enfoque del oasis urbano que centra su análisis en el estudio y reconocimiento de las prácticas sociales y culturales que se desarrollan en los espacios públicos con un sistema de cinco categorías: proyecto, accesibilidad, seguridad, experiencia y oferta. Se apoya en Lefebvre, Sennet y Kuri para afirmar que La ciudad es un espacio social y simbólico donde diferentes grupos de individuos tienen un papel activo en su producción, estructura y actividades. Y cuestiona los resultados de la ciudad posmoderna y la confusión entre ep y espacio de consumo apoyado en Sennet, Caldeira y Lipovetsky, para mostrar, también, la crisis de las ciudades y del ep a que los lleva la pérdida de las cualidades que fomenta el espacio público como: la polivalencia en el uso y apropiación del espacio; la significancia, que dan los habitantes que conviven e interactúan en el lugar; la permeabilidad social que se construye con la heterogeneidad cultural, la empatía y la inclusión social; la expresividad que se crea con las actividades sociales, culturales, lúdicas y deportivas, que permite la apropiación e identificación de los habitantes que lo hacen suyo, lo que promueve la identidad y la convivencia ciudadana. Se apoya en Henri Lefebvre para argumentar que el ciudadano (obrero) puede crear y reproducir la ciudad desde una utopía que amalgame las necesidades y alternativas del cambio, que beneficie al pueblo y no al Estado o al capital. Afirma, además, de que la polivalencia está relacionada con su uso y apropiación. Sigue a Jordi Borja y Zaida Muxí en que el ep debe favorecer la diversidad, la multifuncionalidad y ser lo más polivalente posible. Con Tomadoni y Romero, comparte la propuesta para resignificar el ep y con su permeabilidad en el sentido de acceder, atravesar, filtrar por medio de las distintas formas de movilidad, en su desarrollo argumental hace énfasis en la convivencia ciudadana, los procesos de apropiación social, la revitalización de la vida barrial, el derecho al ocio y la recreación. Igualmente hace un ejercicio para puntualizar algunos elementos del epp y se refiere a cinco usos básicos: desplazarse, recrearse, relacionarse, manifestarse y trabajar. A partir de ello, nos lleva a que la polivalencia en el ep permite una visión multifactorial y aporta una comprensión más estructurada de la ciudad. Al reconocer el espacio público como un espacio social vivo y cambiante, aporta un entendimiento más valioso a los procesos y dinámicas sociales, económicas y culturales que ocurren en ella. Nos previene finalmente de que todas las formas de privatización (o sea, tendencia a excluir, privatizar y crear ciudades fragmentadas, desiguales y segregadas, así como privatización de calles y cierres parciales de equipamientos) redundan en la pérdida de polivalencia y el deterioro del ep.

    En el capítulo 5, Francisco Acatzin Espinosa Müller, en La polivalencia y la multifactorialidad en los sistemas espaciales, suma un enfoque para la polivalencia desde la perspectiva antropológica y de la semiología sin dejar de lado la arquitectura que parte de explicar el concepto de polivalente —y siempre se agradecen los envíos explicativos para facilitar la compleja interpretación de conceptos polisémicos— como un conjunto de valores que se aplican a lo que es valioso en distintos contextos. Para acompañar su explicación, propone analizar las dimensiones de valoración sígnica y simbólica que nos evocan a Ernst Cassirer y Jean Baudrillard, junto al valor de uso y de cambio que recuerdan a Karl Marx. Así, tiene sentido la relación en el sistema espacial con los ámbitos de la polivalencia y relaciona los valores: sígnico, con el habitante-transeúnte; simbólico, con el usuario-propietario; de uso, con el usuario-residente; de cambio, con el propietario-comprador. Hace una especie de prevención en el sentido de la predominancia del valor de cambio por la hegemonía del sistema capitalista. Sin embargo, los otros elementos de valoración se mantienen y se desarrollan de manera desigual y producen procesos identitarios y de identidad territorial (aquí sigue a Quezada Ortega), es decir, echan raíces por medio de un proceso social y colectivo desde la vida cotidiana en la cual se establecen lazos familiares, económicos, culturales, territoriales, históricos y políticos. Desde el campo antropológico, se apoya en Ulf Hannerz para acercarse a la polivalencia y destacar los repertorios de papeles (o roles) y las formas de habitar o existir en la ciudad que las personas asumen tanto en las ciudades como en el sistema espacial. Desde los lugares de residencia éstos forman redes con otros espacios. Tales roles son: parentesco y doméstico, aprovisionamiento, recreación, vecindad, tránsito. Con el enfoque de la polivalencia, es preciso asistir a procesos de inclusión hacia una ciudad blanda que potencie las formas de significación espacial de sus habitantes en su plena diversidad. La ciudad blanda y su opuesto (la dura) le permiten explicar los modos de existencia urbana y su relación con el encapsulamiento (pequeños grupos en pequeños territorios, así como los lugares de las élites), la segregatividad (ámbitos desconectados que

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