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Que Ninguno Perezca
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Libro electrónico386 páginas10 horas

Que Ninguno Perezca

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Información de este libro electrónico

Que ninguno perezca es el libro más alentador que he leído desde hace mucho tiempo. Lleno de sabiduría y anécdotas increíbles, este libro ayudará a romper las barreras de la incredulidad y producir la gran cosecha urbana.

John Dawson Autor de Healing America's Wounds y Taking Our Cities for God

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento14 mar 2022
ISBN9781792369636
Que Ninguno Perezca

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    Si tenes el llamado de Dios a la evangelización o la intersecion,es imperante leer este libro.Excelente estudio.

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Que Ninguno Perezca - Edgardo Silvoso

QUE NINGUNO PEREZCA

Como alcanzar ciudades para Cristo por medio del evangelismo de oración Derechos del autor: Edgardo Silvoso

Publicado originalmente en inglés bajo el título:

That None Should Perish

How to Reach Entire Cities for Christ Through Prayer Evangelism por Regal Books, una División de Gospel Light Publications, Inc.

Ventura, CA 93003, EE.UU.

Este libro se publicó además en:

alemán, chino, coreano, francés, indonesio, japonés, portugués y ruso.

Corrección: Luis Manoukian

Diseño de tapa: Martín Vega

Diseño interior: Martín Vega

Ilustraciones: Julieta Valle de Vega

Las citas bíblicas se tomaron de la versión

Reina Valera © 1960. Sociedad Bíblica en América Latina.

Todos los derechos reservados.

Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra sin el permiso por escrito del autor.

Para contactos: edsilvoso@transformourworld.org

Sitios web:

www.transformourworld.org

ISBN 978-1-4951-2714-4

ISBN 978-1-7923-6963-6 (e-book)

DEDICATORIA

A mi equipo favorito:

Ruth, esposa amante y cariñosa

y a nuestras hijas,

Karina, fiel ayudante y confidente

Marilyn, sabia consejera y colaboradora

Evelyn, poderosa intercesora y consoladora

Jesica, amiga dilecta y compañera en la obra

CONTENIDO

Prefacio a la edición en español

Prólogo del Dr. Peter Wagner

Prefacio

Sección I - Los Principios

CAPÍTULO 1

¿ES POSIBLE ALCANZAR CIUDADES ENTERAS PARA CRISTO?

Las ciudades juegan un rol central en la estrategia redentora de Dios. La Gran Comisión comenzó en una ciudad, Jerusalén, y culminará cuando otra ciudad, la nueva Jerusalén, se convierta en la morada eterna de Dios con su pueblo. Para poder cumplir la Gran Comisión debemos alcanzar todas las ciudades del mundo con el evangelio.

CAPÍTULO 2

EVANGELISMO POR MEDIO DE LA ORACIÓN

La oración constituye el trazo de eternidad más tangible y fácil de discernir en el corazón humano. Por lo tanto, la mejor manera de abrirle los ojos a los perdidos para que puedan ver la luz del evangelio es por medio de la oración por sus necesidades inmediatas.

CAPÍTULO 3

EL CAMPO DE BATALLA SE ENCUENTRA EN LAS REGIONES CELESTIALES

A fin de poder alcanzar a toda criatura con el evangelio, la Iglesia debe guerrear contra las fuerzas de maldad que mantienen cautivos a los perdidos. El campo de batalla de esa guerra se encuentra en las regiones celestes. Es allí donde se gana o se pierde la guerra para tomar nuestras ciudades.

CAPÍTULO 4

FORTALEZAS ESPIRITUALES: CÓMO RECONOCERLAS Y CÓMO DESTRUIRLAS

Las fortalezas espirituales constituyen el arma secreta del diablo. Con esta arma, el diablo logra controlar el comportamiento de la Iglesia. Esas fortalezas espirituales deben ser identificadas y destruidas a fin de que la Iglesia logre poseer el control de los lugares celestiales.

CAPÍTULO 5

CÓMO EJERCER AUTORIDAD POR MEDIO DE LA ORACIÓN

Todo creyente es un alguacil de la corte del Calvario. A esta corte se le ha otorgado autoridad espiritual para que haga cumplir el fallo divino por medio del cual le fue concedida por Jesús la salvación a los perdidos. El diablo se rehúsa a aceptar este veredicto y el creyente debe obligarlo a obedecer por medio de la autoridad que le ha sido delegada por el Señor. Esta autoridad se debe ejercer por medio de la oración.

Sección II - La Estrategia

CAPÍTULO 6

CÓMO ESTABLECER EL PERÍMETRO DE DIOS EN UNA CIUDAD

El primer paso es establecer una «cabecera de playa» espiritual o perímetro en medio de las densas tinieblas que cubren nuestras ciudades. Esto se logra por medio de la identificación y movilización del remanente fiel. Una vez establecido, este perímetro espiritual proveerá el contexto para que se manifieste el reino de Dios en la ciudad.

CAPÍTULO 7

CÓMO CONSOLIDAR EL PERÍMETRO

Establecer el perímetro de Dios en medio de un terreno dominado ampliamente por Satanás es una operación en extremo delicada. De modo que no alcanza con solo establecer ese perímetro. Es absolutamente necesario asegurarlo por medio de la eliminación de toda actividad del enemigo dentro de esa «cabecera de playa» espiritual.

CAPÍTULO 8

CÓMO EXPANDIR EL PERÍMETRO

Dios usa al remanente fiel para establecer un modelo o prototipo de lo que él eventualmente hará en toda la ciudad. Una vez que ese prototipo se pone en funcionamiento, se lo debe expandir en forma gradual y segura por medio de la incorporación de personas cuyos corazones también hayan sido preparados por Dios. Eso finalmente resultará en la formación de un ejército espiritual capaz de derrotar a las fuerzas de maldad que mantienen a la ciudad en cautiverio espiritual.

CAPÍTULO 9

CÓMO INFILTRAR EL PERÍMETRO DE SATANÁS

La mejor manera de infiltrar subrepticiamente el campo o perímetro de Satanás es mandando «paracaidistas espirituales» por encima de sus líneas de combate a los efectos de establecer miles de casas de oración hasta que toda la ciudad, cuadra por cuadra y barrio por barrio, haya sido saturada.

CAPÍTULO 10

CÓMO DESTRUIR EL PERÍMETRO DE SATANÁS

Una vez que la Iglesia se ha desplazado masivamente dentro del territorio controlado por Satanás, se debe hacer sonar la trompeta para iniciar un ataque a fondo a los efectos de derribar los muros que han mantenido a los prisioneros espirituales cautivos y así poder guiarlos al Señor.

CAPÍTULO 11

CÓMO REEMPLAZAR EL PERÍMETRO DE SATANÁS POR EL PERÍMETRO DE DIOS

Una vez que se ha liberado a los cautivos en masa y existen casas de oración por toda la ciudad, llega el momento de desmantelar totalmente la estructura del reino de las tinieblas y reemplazarla por el reino de Dios en todos los niveles y en todas las esferas de la vida citadina. La parte más vital de este ejercicio es la incorporación a la Iglesia de los que han hecho profesión de fe y proveerles entrenamiento para seguir extendiendo el reino de Dios por toda la ciudad. A menos que se llegue a este nivel, lo único que se habrá logrado es un «desfile» en lugar de un desembarco anfibio.

CAPÍTULO 12

¿HASTA DÓNDE PUEDES VER?

La Gran Comisión comenzó con la toma de una ciudad: Jerusalén. Ésta era la ciudad en la que residían los discípulos. El primer paso fue el aglutinamiento de aquellos a los que Dios había convocado en el aposento alto. El plan de Dios para tu ciudad comienza contigo y con otros como tú, reunidos «unánimes juntos» para dar el primer paso. ¿Cuál es ese primer paso? Todo depende de cuánto alcances a ver para llegar a ese lugar. Esa debe ser tu meta inmediata. Una vez que la logres, Dios te mostrará el segundo paso y así sucesivamente hasta que finalmente llegue el día en que veas que toda tu ciudad ha oído la voz de Dios.

APÉNDICES:

Apéndice 1

Seis pasos para alcanzar tu ciudad para Cristo.

Apéndice 2

Cómo preparar una atmósfera espiritual que resulte en un evangelismo eficaz.

Apéndice 3

Gráfico «Es el tiempo de Dios para tu ciudad».

PREFACIO A LA EDICIÓN EN ESPAÑOL

Nuestra generación es la primera desde el día de Pentecostés que de un modo realista podría llegar a cumplir la Gran Comisión y ver retornar al Señor en las nubes. El Espíritu está hablando a las iglesias e introduciendo, o reintroduciendo en algunos casos, poderosísimas armas tales como la oración intercesora, la guerra espiritual, la restauración de la unidad de la Iglesia, y otras. Las fuerzas del reino de la luz, dirigidas por el Espíritu Santo y apoyadas por legiones de ángeles ministradores luchan «contra fuerzas de maldad en las regiones celestes» para poder llevar la luz del evangelio a aquellos a los que «el dios de este mundo ha cegado». Multitudes reciben al Señor todos los días. Tanto es así que hoy la membresía de la Iglesia del Señor es mayor que la membresía combinada de los últimos dos mil años. ¡Qué tiempo extraordinario es el que nos toca vivir hoy!

Esta batalla por las almas de los perdidos y el cumplimiento de la Gran Comisión en nuestra generación se libra con mayor intensidad en las ciudades del mundo. Es allí donde se concentran las multitudes a ser ganadas y es allí donde el diablo ha establecido sus fortalezas espirituales, generando todo tipo de maldad. Y por eso es que las ciudades representan el mayor desafío que la Iglesia enfrenta hoy. De allí que se impone la pregunta: «¿Podemos realmente alcanzar a nuestras ciudades para Cristo?»

Esta fue la pregunta que como equipo se nos presentó cuando nos reunimos con un grupo precioso de pastores en la ciudad de Resistencia, Argentina. Todos ardíamos con el deseo de ver una ciudad ganada para Cristo. Una ciudad en la que todos los habitantes hubiesen oído «la palabra fiel y digna... que Jesús vino al mundo a salvar los pecadores». Los pastores de Resistencia se prestaron generosamente a convertir sus congregaciones y su ciudad en un laboratorio espiritual para tratar de encontrar una respuesta afirmativa a esta pregunta. Y, gloria a Dios... ¡el resultado fue tremendamente positivo! Tal como lo presento con abundancia de detalles en el capítulo uno de este libro, la ciudad de Resistencia pasó a ser la primera ciudad contemporánea en oír la voz de Dios en cada barrio y en cada una de sus cuadras. La Iglesia en Resistencia creció en forma extraordinaria, pero la mayor contribución del «Plan Resistencia» fue el redescubrimiento de ciertos conceptos bíblicos que habían caído en desuso tales como el arrepentimiento, la restauración de la unidad tangible de la Iglesia, el ejercicio de la autoridad apostólica por parte de los pastores «sentados a las puertas de la ciudad», una cartografía espiritual, el poder de la intercesión militante, la guerra espiritual estratégica, y sobre todo, el evangelismo por medio de la oración, sin duda el más dinámico y más eficaz de todos.

Este último constituye el tema central del libro. El «Plan Resistencia» no fue un plan perfecto y no todos coinciden en leerlo de la misma manera y llegar a las mismas conclusiones. Sin embargo, el plan constituyó un laboratorio donde se redescubrieron muchas armas bíblicas, poderosas en Dios, que habían caído en desuso y entre las cuales «el evangelismo por medio de la oración» es la más poderosa. Hoy, en más de 300 ciudades esparcidas en seis continentes se están alcanzando ciudades para Cristo al estilo de Resistencia debido al dinamismo y al poder de este tipo de evangelismo.

¿Qué es «el evangelismo por medio de la oración»? Básicamente es descubrir cómo hacer mayores obras que el Señor Jesús. La iglesia contemporánea tiene mucho más dinero, poder, miembros, influencia, entrenamiento y medios a su disposición que lo que tuvo la iglesia primitiva. Sin embargo, esta última llegó a evangelizar todas las ciudades en la región que va desde Jerusalén hasta el límite con Italia (Romanos 15:19-23) en un corto período. ¡Y eso no fue todo! En la provincia romana de Asia (cuya población excedía fácilmente los cinco millones) «todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús» de acuerdo con Hechos 19:10. Asimismo, la historia secular ha documentado que lo que comenzó con un grupo de tímidos y asustadizos galileos en el aposento alto, llegó a conquistar todo el Imperio Romano en menos de tres siglos. Dada la escasez de recursos de la iglesia primitiva, no cabe duda de que sus miembros conocían «algo» que nosotros no hemos descubierto todavía. Eso es lo que en este libro denomino como «hacer mayores obras que las que hizo el Señor Jesús».

Imagínate que sobre tu ciudad vuelen dos aviones y que cada uno de ellos lleve un millón de dólares en su bodega. Uno de los aviones lleva exclusivamente «pennies» (moneda norteamericana de un centavo) y el otro billetes de $1.000 dólares. En un momento dado, los dos aviones abren sus compuertas y descargan ese dinero sobre la ciudad, el que se desparrama por doquier. Acto seguido, en tu iglesia se forman dos equipos, el equipo A y el equipo B, para ver cuál de los dos puede juntar un millón de dólares con mayor rapidez. Se da la señal y los dos equipos parten... pero hay un pequeño detalle: el equipo A sólo puede juntar «pennies» y el equipo B está limitado a juntar billetes de $1.000 dólares. Yo te pregunto: con esas limitaciones, ¿cuál de los dos equipos va a hacer más ruido, va a necesitar más espacio de almacenaje, va a sentirse más frustrado, se va a cansar más y finalmente va a fracasar en su intento? Sin duda que el equipo A. ¿Por qué? Porque se necesitan cien millones de «pennies» para juntar un millón de dólares, mientras que el otro equipo sólo precisa encontrar mil billetes de mil dólares para lograr su objetivo.

La Iglesia de hoy en día es como el equipo A. Está más ocupada, hace más ruido y a pesar de tener a su disposición recursos extraordinarios no ha podido emular a la iglesia primitiva. ¿Por qué? Porque debido a su ignorancia espiritual se ha visto limitada a hacer «obras menores que el Señor Jesús», y a pesar de todo lo que hace, eso no suma mucho al final del día.

Cuando se analiza la ciudad de Resistencia, se observa que es una ciudad hermosa pero no muy rica. Tiene una clase media pero también una gran clase de bajos recursos. Con una población de casi 400.000 habitantes, en 1988 había sólo 5.300 creyentes diseminados en setenta iglesias, de las cuales —según se nos dijo— sesenta y ocho habían surgido como resultado de divisiones. Al comienzo del plan no contaban con ningún creyente en posición de gran influencia en el gobierno, la economía, los medios, la educación o la justicia. Para colmo de males, toda la ciudad estaba bajo la influencia y el poder de «San La Muerte», un espíritu territorial con el que la población en general hacía pactos espirituales, lo que resultaba en que los habitantes de la ciudad estuviesen endemoniados.

A pesar de todas esas desventajas, Resistencia es la primera ciudad contemporánea que ha sido totalmente alcanzada por el evangelio, casa por casa, cuadra por cuadra y barrio por bario en forma sistemática y verificable; «de modo tal que muchos de los que creyeron continúan viniendo, confesando y renunciando a las cosas que practicaban; muchos de los que practicaban la magia quemaron sus libros y sus fetiches; y la palabra del Señor creció y prevaleció» y sigue creciendo y prevaleciendo al estilo de lo descrito en Hechos 19:10-20. La forma de vida eclesiástica que se caracterizaba por divisiones y sospechas internas ha disminuido considerablemente; la gente en el gobierno ha llegado a reconocer la autoridad espiritual de los pastores y permanentemente busca su consejo y su intercesión; los medios masivos se han abierto al evangelio; y los pastores ejercitan autoridad espiritual como cuando ataron al espíritu de suicidio que había invadido el puente entre Resistencia y Corrientes.

¿Cómo se logró tanto en vista de la escasez de recursos y la condición previa de la Iglesia? Porque los amados pastores de Resistencia redescubrieron el poder de la oración como elemento evangelizador, es decir el «evangelismo por medio de la oración».

Cuando el Señor Jesús envió el primer grupo de «ganadores de ciudades», los setenta de Lucas 10:1-20, él les dijo que usaran la siguiente metodología: primero, que impartieran paz a la casa del inconverso (v. 5); segundo, que tuvieran comunión con la gente que viviera en esa casa (v. 7,8); tercero, que oraran para que ocurriese un milagro que beneficiara directamente al inconverso (v. 9a); y cuarto, que predicaran el evangelio. Nótese bien la secuencia de las actividades que conformaban la estrategia que finalmente le permitió a Jesús ver «a Satanás caer del cielo como un rayo» (Lucas 10:18) y a todo demonio sujetarse a los setenta (Lucas 10:17). Antes de entrar a la casa debían impartir paz, luego tener abundante comunión con la gente, al llegar a conocer sus necesidades, orar por un milagro y recién al final de ese proceso enfocado en el bienestar de los perdidos, predicarles el evangelio.

Hoy en día hemos invertido el orden y generalmente, impulsados por una conciencia culposa, tocamos el timbre de una casa de gente que no conocemos y procuramos en unos pocos minutos convencerlos de que la Biblia es la palabra de Dios, que Jesús es su Hijo, que murió y resucitó, que ellos son pecadores y como tales se van al infierno y que nosotros somos santos y vamos al cielo... Bueno, con este método nunca llegamos muy lejos ya que generalmente nos cierran la puerta en la cara por carecer de credibilidad. Si primero los bendecimos desde afuera («antes de entrar a la casa», v. 5), y pasamos tiempo con ellos (vv. 7,8) para llegar a conocerlos mejor y en el momento que nos cuentan sus problemas oramos por ellos y Dios hace un milagro (v. 9), ya no habrá necesidad de forzarlos a escuchar el evangelio porque para entonces ellos van a querer saber «quién es este Jesús que me dio paz, que te envió a mi casa y que obró un milagro a mi favor».

En Resistencia los pastores y su gente redescubrieron la dinámica descrita en Lucas 10 al abrir «Casas luz» en 635 barrios y empezar a bendecir a los vecinos. Eso permitió que se tendiesen puentes sociales que en su momento posibilitaron que muchos vecinos inconver-sos compartieran sus necesidades con los líderes de la «Casa luz». Al orar por esas necesidades, se produjeron milagros que abrieron los ojos de los inconversos y que en el momento de presentar el evangelio hizo que la gente lo recibiese con gozo. De esa manera sencilla pero altamente eficaz, los pastores de Resistencia comenzaron a redescubrir el «evangelismo por medio de la oración».

Lo que se logró en Resistencia fue muy frágil, sencillo e incompleto, pero fue lo suficientemente eficaz como para alcanzar a toda una ciudad con el evangelio, y hoy el nombre «Resistencia» es sinónimo de toma de ciudades en todo el mundo, ya sea en Pretoria, África del Sur, en Singapur, en Londres, Inglaterra, en Ginebra, Suiza, en San Francisco, California, en San Nicolás, Mar del Plata, La Plata o Azul en Argentina. Y en todas esas ciudades los pastores locales están logrando mejores resultados que en Resistencia. Esto se debe a lo que yo llamo «el fenómeno Antioquía». Antioquía experimentó el mismo poder y el mismo mensaje que Jerusalén, pero en Jerusalén todo ocurrió en medio del desorden, burlas, cárcel, persecución, descrédito y críticas severas, mientras que en Antioquía no fue así. La Biblia nos dice que en Antioquía «gran número creyó y se convirtió al Señor... y una gran multitud fue agregada al Señor...» (Hechos 11:21,24) sin hacer ninguna mención las cosas negativas que ocurrieron en Jerusalén. La gente de Antioquía oyó lo que Dios había hecho en Jerusalén sin oír acerca de los problemas y creyó esa palabra, la que dio fruto inmediato. En Resistencia cometimos errores, y quizás otros han cometido errores también, que dieron lugar a la crítica y a cierto nivel de descrédito. Pero los que en otras ciudades oyen los principios del «Plan Resistencia» sin todo el bagaje negativo, lo reciben, lo implementan y ven resultados positivísimos.

Si yo tuviese que resumir en un párrafo el «evangelismo por medio de la oración» tal como surgió del laboratorio en Resistencia, diría esto: antes de Resistencia se procuraba alcanzar a los perdidos por medio de un mensaje. Se tomaba como la totalidad de la Gran Comisión sólo el texto de Mateo 28:19, «Por tanto, íd, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo» y eso producía una seria aberración evangelística. Cuando uno estudia este versículo aisladamente termina convenciéndose de que un predicador famoso es el protagonista principal obligado de la Gran Comisión ya que él es el que tiene que ir, hacer los discípulos y luego bautizarlos. Pero cuando uno incorpora este versículo el anterior y el posterior, es decir se lo pone en contexto, encuentra algo totalmente diferente: « Y Jesús se acercó y les habló diciendo: TODA POTESTAD ME ES DADA EN EL CIELO Y EN LA TIERRA (v. 18)... y he aquí YO ESTOY CON VOSOTROS TODOS LOS DÍAS, HASTA EL FIN DEL MUNDO» (v. 20). Y además, si se traduce la palabra «id» como en realidad aparece en el griego, donde no es un mandato a ir sino que tiene el sentido de «yendo», el significado de la Gran Comisión cambia completamente. Ahora el protagonista principal es el Señor con su presencia y su autoridad y nuestro rol es de simple apoyo. A medida que vamos «yendo» y encontramos gente con problemas, les decimos que nosotros conocemos a alguien con autoridad para solucionar esos problemas, Y cuando muestran interés, les decimos que él está allí con nosotros. Acto seguido les presentamos a un Cristo vivo, poderoso y sobre todo inminente; uno que está allí mismo. Ahora la Gran Comisión deja de ser un mensaje y pasa a ser una persona —Jesús, que tiene toda autoridad y está siempre con nosotros— y nuestro rol se limita al del maestro de ceremonias que presenta al Señor.

Te invito a leer este libro y oro que al hacerlo el Señor reavive su fuego en ti y redescubras lo que le permitió a la iglesia primitiva alcanzar ciudad tras ciudad. Nuestra generación bien puede ser la que reciba al Señor en el aire ya que cuando este evangelio del reino sea predicado en toda la tierra... entonces vendrá el fin. «¡Sí, Señor Jesús, ven!»

Edgardo Silvoso

PRÓLOGO

El mensaje se escucha cada vez con mayor claridad. El Espíritu Santo le está diciendo a las iglesias: «Alcancen las ciudades para Dios y háganlas parte de su reino».

Creo que el objetivo principal de los ejércitos del Señor en la década de los noventa son las ciudades del mundo. Eso no significa que otras actividades no sean importantes. Yo creo que debemos continuar los esfuerzos históricos agresivos destinados a evangelizar a las naciones y grupos sociales específicos, como así también a los individuos y poblaciones rurales, a los efectos de alcanzar a los perdidos dondequiera que se encuentren. Sin embargo permítanme ser bien claro en este punto: no existe nada más importante en la actualidad que alcanzar las ciudades.

Yo no soy el único que tiene esta convicción. Hay muchos líderes cristianos en todo el mundo que también han escuchado el sonido de la trompeta divina llamándolos a alcanzar ciudades enteras. Tanto la investigación misionológica como las publicaciones y el énfasis contemporáneo en el entrenamiento de obreros se enfocan en las poblaciones urbanas que se están multiplicando explosivamente. Los pastores, misioneros, maestros y todo tipo de obreros cristianos están respondiendo en gran número al llamado de Dios a favor de las ciudades.

Sin embargo, la pregunta que se impone es: ¿cuál es la mejor manera de evangelizar nuestras ciudades? Edgardo Silvoso, en mi opinión, tiene la respuesta más estratégica y más factible a esta pregunta. Él es una persona que conoce y entiende bien a fondo los métodos tradicionales de la evangelización urbana que se han estado usando y refinando por años. Tanto es así, que la estrategia propuesta por Edgardo Silvoso utiliza intensamente las campañas citadinas, el evangelismo por medio de la amistad, la visitación casa por casa, la predicación al aire libre, las películas cristianas, la saturación de literatura, la ayuda humanitaria, los proyectos de apoyo comunitario y muchos otros enfoques que se han concebido para comunicar el evangelio, sobre todo en el contexto de las ciudades.

Edgardo Silvoso y también muchos otros líderes con un llamado similar a alcanzar ciudades, están de acuerdo en que los métodos que se han desarrollado son buenos y que existe una teología sólida de evangelización urbana. Sin embargo, la pregunta que se impone es: ¿por qué no se ve más fruto y fruto que permanezca?

Esta pregunta ha estado ardiendo en el corazón de Edgardo Silvoso por muchos años. Su pasión ha sido proveer una respuesta que consista no tan sólo en una teoría interesante o en una exhortación apasionada sino más bien en un enfoque práctico y dinámico que lleve nuestros esfuerzos evangelísticos urbanos al nivel que hemos soñado por tanto tiempo y que sabemos que representa fehacientemente la voluntad de Dios. Su voluntad es que ninguno perezca, tal cual está expresado en 2 Pedro 3:9. Edgardo Silvoso ha tomado de este versículo el título para su libro.

Que ninguno perezca es el primer libro que incorpora en el corazón mismo de un plan de evangelización urbana dos elementos básicos que han estado conspicuamente ausentes en planes similares. El primero es un componente metodológico y el segundo es un componente espiritual.

El componente metodológico es el establecimiento de nuevas iglesias hasta llegar al punto de la saturación. A menudo he dicho que la manera más eficiente de evangelizar es plantando nuevas iglesias. Y ésta no es sólo mi opinión personal o el reflejo de lo que he visto en el libro de los Hechos de los apóstoles sino que es también un hecho científicamente comprobado. Muchos estudios profundos en cuanto a evangelización han confirmado la validez de este enfoque más allá de toda duda. Como verás en este libro, el plantar nuevas iglesias es un elemento de capital importancia en la estrategia de Edgardo Silvoso.

El segundo componente, el de orden espiritual, es lo que muchos de nosotros hemos denominado guerra espiritual estratégica. Edgardo Silvoso reconoce que debido a que el dios de este mundo ha cegado los ojos de los perdidos para que no les resplandezca la luz del evangelio (2 Co. 4:3,4), la verdadera batalla para alcanzar nuestras ciudades es una batalla de orden estrictamente espiritual y debe ser ganada en las regiones celestes. A medida que se gana la guerra en los lugares celestiales a través de encuentros de verdad y encuentros de poder orquestados por el Espíritu Santo en base a la muerte expiatoria de Cristo en la cruz, se quitará mucho de lo que históricamente ha obstruido la comunicación del evangelio a los perdidos.

Es por eso que la guerra espiritual es esencial para poder ver mucho fruto, y el plantar nuevas iglesias es esencial para que ese fruto permanezca. Al leer y estudiar Que ninguno perezca, podrás ver clara y precisamente como estos dos elementos pueden combinarse en tu ciudad para la gloria de Dios y la salvación de los perdidos.

Dr. Peter Wagner

Seminario Teológico Fuller

Pasadena, California - USA

PREFACIO

Cuando el Señor, por medio del apóstol Juan, envió su mensaje epistolar a siete iglesias esparcidas en Asia Menor, concluyó cada uno de esos mensajes con una clara exhortación a que se escuchara lo que el Espíritu estaba diciendo a las iglesias. Esa exhortación tiene vigencia hoy en día. Cada generación de creyentes debe sintonizar y escuchar el mensaje específico que el Espíritu tiene para ellos.

Hoy, en el siglo XXI, la pregunta que se impone es: «¿Qué le dice el Espíritu a la Iglesia?» Mi observación personal es que el mensaje que está dando el Espíritu tiene un énfasis doble: oración y evangelización. El Espíritu lo está haciendo de tal manera que esos dos componentes suenan como las dos pistas de una grabación en estéreo. Esas pistas, aunque diferentes una de la otra, en su momento se conectan para producir algo superior y magnífico.

En los últimos veinticinco años, la oración ha surgido paulatinamente hasta llegar a convertirse en el componente central de la vida de la Iglesia en todo el mundo. En los Estados Unidos, Dios ha ungido a David Bryant para lanzar «Conciertos de Oración», una organización que ha logrado convocar en reuniones de oración a miles de cristianos de las más diversas denominaciones a lo largo y a lo ancho de los Estados Unidos y aun más allá de sus fronteras. Tanto es así, que parecería que no hay en todo el mundo de habla inglesa una sola ciudad importante que no haya tenido al menos uno de esos conciertos de oración.

El Dr. Pablo Cedar, presidente de Mission America y de la Iglesia Evangélica Libre de América y también decano de las Escuelas de Evangelismo de la «Organización evangelística Billy Graham» ha impartido a decenas de millares un sentido profundo de reverencia en la presencia de Dios en sus legendarias «asambleas solemnes» de oración. Es así como el Dr. Cedar ha tocado la vida de innumerables líderes cristianos, al desafiarlos de palabra y de obra a adoptar un estilo de vida de oración.

El Dr. Neil Anderson, presidente y fundador del ministerio «Libertad En Cristo», le ha mostrado a miles de personas cómo obtener una liberación espiritual duradera a través de la oración eficaz. Al decir oración eficaz me refiero específicamente a la oración en la que se percibe la santa insistencia que caracterizó a la oración de la viuda en la parábola del juez injusto (Lc. 18:1-8) y la eficiencia mencionada en Santiago 5:16. El Dr. Anderson ha podido así impartir, por medio de este tipo de oración de proclama, una dimensión práctica y liberadora a la verdad inefable de la palabra de Dios, algo muy necesario en vista del incremento de maldad sobrenatural que ha estado acosando a la Iglesia en los últimos tiempos.

Dios guió al Dr. José Aldrich, presidente de la Escuela bíblica Multnomah a lanzar «Encuentros cumbre de oración para pastores». Este es un concepto tan nuevo que muchos pastores han tenido que presenciar uno de esos encuentros para poder creer que tal cosa es realmente posible. Lo que el Dr. Aldrich y su equipo de ayudantes hacen es convocar a pastores de cientos de ciudades y regiones a pasar cuatro días en la presencia del Señor sin un predicador especial, sin un músico que ministre, sin agenda ni programa de ningún tipo. Simple y majestuosamente cuatro días de oración en la presencia del Señor. Miles de pastores han sido cabal y totalmente transformados en esos encuentros de oración con el Señor Jesús y esto ha hecho que esos pastores se conviertan en canales de bendición y de cambios positivos en sus propias congregaciones. Muchas de esas congregaciones están hoy transformando sus ciudades por medio del poder silencioso pero eficaz de la oración.

Lo mismo se puede ver en otros países. En Corea, el Dr. David Yonggi Cho, pastor de la Iglesia Yoido del Evangelio Completo en la ciudad de Seúl, ha desafiado a toda una generación de líderes de todo el mundo a pasar por lo menos tres horas diarias en oración. Asimismo el Dr. Omar Cabrera, líder de un grupo de congregaciones diseminadas por toda la Argentina, ha sido el pionero de vigilias masivas de oración llevadas a cabo en un contexto de guerra espiritual. Recuerdo que en una de esas vigilias había más de doce mil personas reunidas en un campo abierto en una fría noche de invierno para orar y resistir al diablo. Nada más que eso: orar. ¡Y cómo oraron! Este énfasis de oración en un contexto de guerra espiritual se ha extendido a muchas iglesias en la Argentina creando así el ambiente espiritual que ha posibilitado el extraordinario mover de Dios que ha estado bendiciendo a esa nación en los últimos veinticinco años. Últimamente ese derramamiento se ha extendido a otros países y el componente clave sigue siendo la oración.

Todo esto ha sido elevado a un nivel más intenso

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