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Estío: Las mariposas nocturnas
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Libro electrónico53 páginas1 hora

Estío: Las mariposas nocturnas

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La crítica señala a Inés Arredondo como una escritora excepcional por su abordaje de lo perverso, lo siniestro, lo grotesco y lo monstruoso de la mano de una escritura sugerente y certera, urdida con perfección. Detrás de todos estos calificativos pulsa algo que sus lectores no alcanzan a nombrar. Acaso tampoco la propia autora, pero sí a sugerir, a señalar lo innominado, lo innombrable. El deseo detrás de la prohibición del tabú. El horror por la fascinación que sus límites borrosos nos provocan. Esa conciencia liminal y transgresora de la escritura se halla presente de manera cardinal en los cuentos "Estío" y "Las mariposas nocturnas", que aquí se recogen. Estamos ante cuentos magistralmente urdidos, donde nada sobra ni falta, donde se dice tanto por lo que se calla, donde lo que se vela por innombrable es al mismo tiempo revelación inefable.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento17 nov 2021
ISBN9786073045674
Estío: Las mariposas nocturnas

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    Estío - Inés Arredondo

    ESTÍO

    LAS MARIPOSAS NOCTURNAS

    COLECCIÓN

    RELATO LICENCIADO VIDRIERA

    COORDINACIÓN DE DIFUSIÓN CULTURAL

    Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial

    INTRODUCCIÓN

    En el río subterráneo de la tradición literaria en México, ese que está lejos de reflectores y modas, la obra de Inés Arredondo (Culiacán 1928-cdmx 1989) refulge con la belleza oscura y atrayente de una zona abisal. Perteneciente a la llamada generación de Medio Siglo que congregó a un grupo de jóvenes cultos e iconoclastas, como Juan García Ponce, Salvador Elizondo, Juan Vicente Melo, Huberto Batiz y Tomás Segovia, en torno al proyecto cultural de la Casa del Lago de la unam y la Revista Mexicana de Literatura, nuestra autora es en sí misma un universo de secreta perturbación e íntimos cataclismos. Así lo demuestran sus tres —y únicos— libros de cuentos: La señal (1965), Río subterráneo (1979) y Los espejos (1988).

    A menudo la crítica la señala como una escritora excepcional por su abordaje de lo perverso, lo siniestro, lo grotesco, lo monstruoso de la mano de una escritura sugerente y certera, urdida con perfección. Detrás de todos estos calificativos pulsa sin duda algo que sus lectores no alcanzan a nombrar. Acaso tampoco la propia autora, pero sí a sugerir, a señalar. Lo innominado, lo innombrable. El deseo detrás de la prohibición del tabú. El horror por la fascinación que sus límites borrosos nos provocan. La pulsión no sólo de vida y muerte, sino de transgresión que los relatos insondables de Inés Arredondo nos hacen vislumbrar cercana, tentadoramente posibles. Un universo gravitacional que gira alrededor del instinto y su herida, su permanente halo de oscuridad ominosa. Suponerla posible, llevarla al acto más allá de los rituales y exorcismos, a contrapelo de la moral y sus disfraces de buena conducta, conlleva el vacío, la interdicción, la fractura, la locura, la caída, la muerte… pero también la salvación. No por nada la estética de nuestra autora se encuentra cercana a Bataille y a Cocteau.

    No es fortuito que en el relato Río subterráneo, la narradora exprese lo que podría definirse como la poética de la propia Inés Arredondo:

    Voy a hablar de lo otro, de lo que generalmente se calla, de lo que se piensa y lo que se siente cuando no se piensa. Quiero decir todo lo que se ha ido acumulando en un alma provinciana que lo pule, lo acaricia y perfecciona sin que lo sospechen los demás. Tú podrás pensar que soy muy ignorante para tratar de explicar esta historia que ya sabes pero que, estoy segura, sabes mal. Tú no tomas en cuenta el río y sus avenidas, el sonar de las campanas, ni los gritos. No has estado tratando, siempre, de saber qué significan, juntas en el mundo, las cosas inexplicables, las cosas terribles, las cosas dulces. No has tenido que renunciar a lo que se llama una vida normal para seguir el camino de lo que no comprendes, para serle fiel. No luchaste de día y de noche, para aclararte unas palabras: tener destino. Yo tengo destino, pero no es el mío. Tengo que vivir la vida conforme a los destinos de los demás. Soy la guardiana de

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