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Oscuro Vaticinio (Un thriller de suspense del FBI de Laura Frost — Libro 1)
Oscuro Vaticinio (Un thriller de suspense del FBI de Laura Frost — Libro 1)
Oscuro Vaticinio (Un thriller de suspense del FBI de Laura Frost — Libro 1)
Libro electrónico293 páginas6 horas

Oscuro Vaticinio (Un thriller de suspense del FBI de Laura Frost — Libro 1)

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Acosada por visiones del futuro, la agente especial del FBI, Laura Frost, debe aprovechar su talento psíquico para cazar asesinos en serie, mientras mantiene su don en secreto para todos los que la rodean. Pero con el reloj en su contra y vidas en peligro, ¿podrían sus visiones llevarla por mal camino?

«UNA OBRA MAESTRA DE EMOCIÓN Y MISTERIO. Blake Pierce ha hecho un trabajo magnífico, desarrollando personajes con un lado psicológico tan bien descrito que sentimos lo que hay dentro de sus mentes, entendemos sus miedos y celebramos sus éxitos. Lleno de giros, este libro le mantendrá despierto hasta el final de la última página.»
--Libros y reseñas de películas, Roberto Mattos (referente a Casi Ausente)

La agente especial del FBI y madre separada Laura Frost, de 35 años, está obsesionada por su talento: una habilidad psíquica que se niega a afrontar y que mantiene en secreto para sus colegas.

Sin embargo, por mucho que Laura quiera ser normal, no puede apagar la avalancha de imágenes que la atormentan a cada paso: visiones vívidas de futuros asesinos y sus víctimas.

Y destellos del siguiente movimiento del asesino.

El don de Laura la sumerge hasta lo más profundo, a veces demasiado, de las mentes retorcidas de los asesinos en serie, mientras mantiene los detalles cruciales agónicamente fuera de la vista.

¿Le ayudará a salvar a tiempo a la próxima víctima?

¿O la conducirá por un camino de confusión, desprecio, callejones sin salida y, en última instancia, a su propia destrucción?

Un thriller de misterio desgarrador, que presenta a una protagonista femenina brillante y torturada, la serie LAURA FROST está plagada de asesinatos, misterio y suspense, giros y vuelcos, revelaciones impactantes y un ritmo vertiginoso. Los entusiastas de Robert Dugoni, Melinda Leigh y Lisa Regan seguramente la adorarán. Elija esta nueva serie de misterio y estará leyendo hasta altas horas de la noche.

¡Los libros nº 2 (PREMONICIÓN), nº 3 (ATRAPADA), nº 4 (PERDIDA) y nº 5 (DESOLACIÓN) ya están disponibles!
IdiomaEspañol
EditorialBlake Pierce
Fecha de lanzamiento5 nov 2021
ISBN9781094354965
Oscuro Vaticinio (Un thriller de suspense del FBI de Laura Frost — Libro 1)
Autor

Blake Pierce

Blake Pierce is author of the #1 bestselling RILEY PAGE mystery series, which include the mystery suspense thrillers ONCE GONE (book #1), ONCE TAKEN (book #2) and ONCE CRAVED (#3). An avid reader and lifelong fan of the mystery and thriller genres, Blake loves to hear from you, so please feel free to visit www.blakepierceauthor.com to learn more and stay in touch.

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    Oscuro Vaticinio (Un thriller de suspense del FBI de Laura Frost — Libro 1) - Blake Pierce

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    OSCURO VATICINIO

    (Un thriller de suspense del FBI de Laura Frost — Libro 1)

    B L A K E    P I E R C E

    Blake Pierce

    Blake Pierce es el autor número uno en ventas de USA Today, con su serie de misterio RILEY PAGE, que incluye diecisiete libros hasta el momento. Blake Pierce es también el autor de la serie de misterio MACKENZIE WHITE, que comprende catorce libros hasta el momento; de la serie de misterio AVERY BLACK, que comprende seis libros; de la serie de misterio KERI LOCKE, compuesta por cinco libros; de la serie de misterio MAKING OF RILEY PAIGE, que consta de cinco libros hasta el momento; de la serie de misterio KATE WISE, que comprende siete libros hasta el momento; de la serie de suspense psicológico CHLOE FINE, que consta de seis libros hasta el momento; de la serie de suspense psicológico JESSIE HUNT, que consta de trece libros hasta el momento; de la serie de suspense psicológico AU PAIR, que consta de tres libros hasta el momento; de la serie de misterio ZOE PRIME, que consta de seis libros hasta el momento; de la serie de misterio ADELE SHARP, que consta de siete libros hasta el momento; y de la nueva serie de misterio ELLA DARK.

    Lector ávido y fanático de los géneros de misterio y suspense, a Blake le encantará saber de ti, así que no dudes en visitar www.blakepierceauthor.com para obtener más información y mantener el contacto.

    img1.png

    Copyright © 2021 por Blake Pierce. . Todos los derechos reservados. A excepción de lo permitido por la Ley de Derechos de Autor de Estados Unidos de 1976 y las leyes de propiedad intelectual, ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida o distribuida en cualquier forma o por cualquier medio, o almacenada en un sistema de bases de datos o de recuperación sin el previo permiso del autor. Este libro electrónico está licenciado para tu disfrute personal solamente. Este libro electrónico no puede ser revendido o dado a otras personas. Si te gustaría compartir este libro con otras personas, por favor compra una copia adicional para cada destinatario. Si estás leyendo este libro y no lo compraste, o no fue comprado solo para tu uso, por favor regrésalo y compra tu propia copia. Gracias por respetar el trabajo arduo de este autor.  Esta es una obra de ficción. Los nombres, personajes, empresas, organizaciones, lugares, eventos e incidentes son productos de la imaginación del autor o se emplean como ficción. Cualquier parecido con personas reales, vivas o muertas, es totalmente coincidente. Derechos de autor de la imagen de la cubierta son de lassedesignen, utilizada bajo licencia de Shutterstock.com.

    LIBROS ESCRITOS POR BLAKE PIERCE

    UN THRILLER DE SUSPENSE DEL FBI DE LAURA FROST

    OSCURO VATICINIO (Libro #1)

    UN THRILLER DE SUSPENSE FBI DE ELLA DARK

    LA CHICA SOLA (Libro #1)

    LA CHICA ATRAPADA (Libro #2)

    LA CHICA CAZADA (Libro #3)

    UN MISTERIO DE ADELE SHARP

    LA VIDA EN SUS MANOS (Libro #1)

    CONTRA RELOJ (Libro #2)

    LA NIÑERA

    CASI AUSENTE (Libro #1)

    CASI PERDIDA (Libro #2)

    CASI MUERTA (Libro #3)

    SERIE DE MISTERIO DE ZOE PRIME

    LA CARA DE LA MUERTE (Libro #1)

    LA CARA DEL ASESINATO (Libro #2)

    LA CARA DEL MIEDO (Libro #3)

    SERIE DE THRILLER DE SUSPENSE PSICOLÓGICO CON JESSIE HUNT

    EL ESPOSA PERFECTA (Libro #1)

    EL TIPO PERFECTO (Libro #2)

    LA CASA PERFECTA (Libro #3)

    LA SONRISA PERFECTA (Libro #4)

    LA MENTIRA PERFECTA (Libro #5)

    SERIE DE MISTERIO PSICOLÓGICO DE SUSPENSO DE CHLOE FINE

    AL LADO (Libro #1)

    LA MENTIRA DEL VECINO (Libro #2)

    CALLEJÓN SIN SALIDA (Libro #3)

    VECINO SILENCIOSO (Libro #4)

    SERIE DE MISTERIO DE KATE WISE

    SI ELLA SUPIERA (Libro #1)

    SI ELLA VIERA (Libro #2)

    SI ELLA CORRIERA (Libro #3)

    SI ELLA SE OCULTARA (Libro #4)

    SI ELLA HUYERA (Libro #5)

    SERIE LAS VIVENCIAS DE RILEY PAIGE

    VIGILANDO (Libro #1)

    ESPERANDO (Libro #2)

    ATRAYENDO (Libro #3)

    TOMANDO (Libro #4)

    SERIE DE MISTERIO DE RILEY PAIGE

    UNA VEZ DESAPARECIDO (Libro #1)

    UNA VEZ TOMADO (Libro #2)

    UNA VEZ ANHELADO (Libro #3)

    UNA VEZ ATRAÍDO (Libro #4)

    UNA VEZ CAZADO (Libro #5)

    UNA VEZ AÑORADO (Libro #6)

    UNA VEZ ABANDONADO (Libro #7)

    UNA VEZ ENFRIADO (Libro #8)

    UNA VEZ ACECHADO (Libro #9)

    UNA VEZ PERDIDO (Libro #10)

    UNA VEZ ENTERRADO (Libro #11)

    UNA VEZ ATADO (Libro #12)

    UNA VEZ ATRAPADO (Libro #13)

    UNA VEZ INACTIVO (Libro #14)

    SERIE DE MISTERIO DE MACKENZIE WHITE

    ANTES DE QUE MATE (Libro #1)

    ANTES DE QUE VEA (Libro #2)

    ANTES DE QUE CODICIE (Libro #3)

    ANTES DE QUE SE LLEVE (Libro #4)

    ANTES DE QUE NECESITE (Libro #5)

    ANTES DE QUE SIENTA (Libro #6)

    ANTES DE QUE PEQUE (Libro #7)

    ANTES DE QUE CACE (Libro #8)

    ANTES DE QUE ATRAPE (Libro #9)

    ANTES DE QUE ANHELE (Libro #10)

    ANTES DE QUE DECAIGA (Libro #11)

    ANTES DE QUE ENVIDIE (Libro #12)

    SERIE DE MISTERIO DE AVERY BLACK

    CAUSA PARA MATAR (Libro #1)

    UNA RAZÓN PARA HUIR (Libro #2)

    UNA RAZÓN PARA ESCONDERSE (Libro #3)

    UNA RAZÓN PARA TEMER (Libro #4)

    UNA RAZÓN PARA RESCATAR (Libro #5)

    UNA RAZÓN PARA ATERRARSE (Libro #6)

    SERIE DE MISTERIO DE KERI LOCKE

    UN RASTRO DE MUERTE (Libro #1)

    UN RASTRO DE ASESINATO (Libro #2)

    UN RASTRO DE VICIO (Libro #3)

    UN RASTRO DE CRIMEN (Libro #4)

    UN RASTRO DE ESPERANZA (Libro #5)

    CONTENIDO

    CAPÍTULO UNO

    CAPÍTULO DOS

    CAPÍTULO TRES

    CAPÍTULO CUATRO

    CAPÍTULO CINCO

    CAPÍTULO SEIS

    CAPÍTULO SIETE

    CAPÍTULO OCHO

    CAPÍTULO NUEVE

    CAPÍTULO DIEZ

    CAPÍTULO ONCE

    CAPÍTULO DOCE

    CAPÍTULO TRECE

    CAPÍTULO CATORCE

    CAPÍTULO QUINCE

    CAPÍTULO DIECISÉIS

    CAPÍTULO DIECISIETE

    CAPÍTULO DIECIOCHO

    CAPÍTULO DIECINUEVE

    CAPÍTULO VEINTE

    CAPÍTULO VEINTIUNO

    CAPÍTULO VEINTIDÓS

    CAPÍTULO VEINTITRÉS

    CAPÍTULO VEINTICUATRO

    CAPÍTULO VEINTICINCO

    CAPÍTULO VEINTISÉIS

    CAPÍTULO VEINTISIETE

    CAPÍTULO VEINTIOCHO

    CAPÍTULO VEINTINUEVE

    CAPÍTULO TREINTA

    CAPÍTULO TREINTA Y UNO

    CAPÍTULO TREINTA Y DOS

    CAPÍTULO TREINTA Y TRES

    CAPÍTULO TREINTA Y CUATRO

    CAPÍTULO UNO

    Laura tensó los dedos alrededor de la empuñadura de su arma, tratando de asegurarse de que no se le escaparía de las manos sudorosas. Ella era solo uno de los muchos agentes y policías que rodeaban la granja, pero eso no significaba que pudiera bajar la guardia. Tenía que estar lista.

    A su alrededor, un campo de trigo cubierto de maleza susurraba suavemente al viento, el único sonido que rompía el silencio del amplio círculo de hombres y mujeres. Cada uno de ellos tenía la mirada fija en la granja, en la pintura descascarillada de las puertas, en las ventanas rotas y tapiadas, en el agujero del tejado. Un par de cuervos volaban perezosamente sobre sus cabezas. Laura tensó la mano de nuevo, aflojando y luego apretando los dedos para asegurar el agarre.

    Miró hacia un lado, donde su compañero, con un silencio sombrío, no perdía de vista al agente especial a cargo. La mayoría de los agentes también tenían los ojos vueltos hacia esa dirección, esperando el visto bueno. El silencio desde el interior de la casa era inquietante.

    Laura se mordió el labio y se colocó un mechón suelto de cabello rubio detrás de la oreja, sujetándolo para que no se agitara con la brisa. Sintió como si tuviera hormigas arrastrándose bajo la piel, la anticipación era casi excesiva. Había mucho en juego. Si no lo hacían bien, el hombre que había secuestrado a la hija del gobernador tendría tiempo de causar daños graves.

    Se alegraba de no tener la responsabilidad de decidir cuándo y cómo asaltar el edificio, pero, al mismo tiempo, le picaba la falta de control. Había estado en decenas de redadas a lo largo de su carrera, pero nunca donde la vida de una niña estuviera en juego de esta manera.

    —Cuanto más esperemos, mayor será el riesgo de que nos vea —siseó Nate en voz baja, solo audible para ella. Laura asintió casi imperceptiblemente. Era casi seguro que el secuestrador iba armado. ¿Cuánto tiempo le iban a dar antes de entrar?

    Nate se movió inquieto a su lado y ella lo miró instintivamente. Nathaniel Lavoie, su compañero durante varios años en el FBI, no era bueno en operaciones que requerían discreción. Su metro ochenta y ocho de estatura se destacaba entre la multitud, elevándose sobre ella. La altura de ella no rebasaba los hombros de él, que en ese momento estaban tensos y rígidos, con todos los músculos flexionados en disposición. Una gota de sudor se destacaba aquí y allá sobre su piel negra, pero estaba todo concentrado, sus afilados ojos marrones fijos en la casa. Eso la tranquilizó, sabiendo que él estaba tan alerta como ella. Laura respiró hondo para tratar de estabilizarse, concentrándose en esperar una señal.

    Cuando volvió a mirar al agente especial a cargo, una descarga de alarma la atravesó. Sostenía un megáfono. No, eso no estaba bien. Todavía no había suficientes agentes sobre el terreno. Todavía estaban esperando refuerzos. Si tenían que entrar, Laura pensaba que la mejor opción sería asaltar el lugar, sin darle tiempo para reaccionar. Si perdían el elemento sorpresa, el secuestrador podría terminar hiriendo gravemente a la niña...

    O, simplemente, saliendo con las manos en alto, se recordó Laura. El corazón le latía fuerte y dolorosamente en el pecho. Seguía imaginando a su propia hija, Lacey, con una pistola en la cabeza, a pesar de su determinación de no hacerlo. Lacey tenía aproximadamente la misma edad que la hija del gobernador, alrededor de cinco años. No es que Laura estuviera completamente segura de que la imagen que tenía en la cabeza fuera precisa. Crecían muy rápido a esta edad. ¿Sería Lacey muy diferente desde la última vez que Laura pudo verla? La punzada de dolor que golpeó directamente en el centro de su pecho fue tan aguda que Laura tuvo que tragar saliva. Respiró profundamente el aire fresco del campo, tratando de estabilizarse de nuevo. Ahora no era el momento de liberar la angustia que venía con los pensamientos de perder la vida de su hija.

    —¡Le habla el FBI! —La voz a todo volumen a través del megáfono hizo que Laura se sobresaltara, e inmediatamente volvió a enfocar una intensa mirada en la casa, hacia la puerta lateral que ella y Nathaniel tenían asignado cubrir—. Salga ahora con las manos en alto. ¡Está rodeado!

    Había un silencio absoluto, ni un solo movimiento. Laura resistió el impulso de moverse, de cambiar el peso al otro pie. Miró brevemente por el rabillo del ojo y vio a su superior levantando el megáfono de nuevo. Algo palpitó entre sus ojos. Un dolor lejano.

    No, ahora no. Laura tensó la mandíbula, tratando de contener la visión. Ahora no, cuando todos confiaban en ella para cubrir la puerta lateral. Si el secuestrador salía por allí y ella no estaba atenta, los pasaba y Nathaniel no podía atajarlo solo, si la niña moría porque ella estaba fuera de onda, Laura nunca podría perdonárselo.

    El dolor se intensificó rápidamente, como si algo explotara dentro de su frente. No. Laura trató de aguantar un poco más.

    —Le habla…

    El dolor desapareció de repente, junto con su visión y audición.

    Laura vio al asesino conduciendo su coche por un estrecho camino rural, entre campos cubiertos de maleza a ambos lados del asfalto agrietado. Su vista era granulada, distorsionada, como si estuviera mirando a través de una ventana sucia de polvo y salpicada de gotas de lluvia. Ella flotaba sobre él. Tenía una expresión demacrada en el rostro, agarrando el volante con tanta fuerza que tenía los nudillos blancos. Miraba hacia delante y Laura veía lo que él miraba: la granja surgiendo entre los campos frente a él, el tejado y luego las ventanas del piso de arriba, las paredes...

    Y los agentes, dando vueltas con sus cazadoras azul oscuro. Entrando y saliendo de la casa. Sacudiendo la cabeza y gesticulando. El sol brillando en una radio.

    El asesino frenó bruscamente, luego se giró y pasó el brazo por el respaldo del asiento del pasajero. Pisó el acelerador marcha atrás, el motor aceleró ruidosamente mientras lanzaba el coche hacia atrás lo más rápido que pudo. Laura escuchó el jadeo y el gemido de su aliento de pánico, como si estuviera justo en su oído, mientras él retrocedía hasta el último giro, con gotas de sudor corriendo por su frente. Volvió a mirar hacia delante para echar un vistazo y vio que nada había cambiado. Nadie corría por el carril detrás de él. No había ruido, ningún destello de luz.

    Hizo girar el coche en la curva, completando un círculo irregular y luego aceleró el coche en la dirección de donde había venido, levantando solo una pequeña nube de polvo de los neumáticos traseros antes de irse. Laura sintió que le golpeaba la cara, olió la goma quemada.

    Parpadeó y se encontró dentro del coche. Solo en el asiento delantero, el hombre se rio incrédulo y luego se concentró en conducir de nuevo. Se había escapado. Un momento más de desatención y hubieran podido cogerlo. Pero estaba libre.

    Y Laura sabía que nunca tendrían una segunda oportunidad para detenerlo.

    Laura jadeó, parpadeando con fuerza contra el brillo intenso del sol, mientras su cabeza palpitaba. El interior de la boca le sabía a arena, como siempre después de tener una de sus visiones.

    —¿Estás bien? —susurró Nate, con los ojos todavía fijos en la casa, inclinándose un poco más cerca de ella.

    —Dolor de cabeza —respondió Laura. Sus ojos se movían desesperadamente, siguiendo el paisaje a su alrededor. El secuestrador había podido ver el frente de la casa. Eso debía significar que venía por la derecha de ella. Debía haber una colina, allí, detrás del grupo de agentes que había frente a la puerta principal.

    ¿Y si la visión era incorrecta? Laura sabía que no siempre eran precisas. Veía lo que podría ser, no necesariamente lo que sería. Y si no era correcta y la chica estaba dentro de la casa...

    Si se equivocaba ahora, la niña podría morir. No había suficientes agentes sobre el terreno para cubrir todas las salidas.

    Tenía que moverse y rápido. Metió la pistola de nuevo en su funda, sabiendo que solo la ralentizaría mientras corría y rompió la formación, corriendo en diagonal desde la granja. Más que verlo, sintió que Nate se movía instintivamente para alcanzarla, impidiéndole romper la formación, cerrando los dedos en el aire. Sabía que los demás a su alrededor la estaban mirando mientras se alejaba. Escuchó al agente a cargo gritar su nombre. No importaba.

    Laura se sumergió en el alto trigo ondulante, tomando una ruta directa corriendo tan rápido como pudo. Las delgadas espigas le azotaron los codos y todo su cuerpo y supo que, si tropezaba y caía, todo habría terminado. Detrás de ella, escuchó la orden de entrar del agente especial a cargo. Ella lo ignoró. Todos iban por el camino equivocado y ella no tenía tiempo de convencerlos de ese hecho.

    Laura estaba casi en el camino, su avance obstaculizado por la pendiente de la colina. Estaba casi en lo alto. ¿Dónde estaba el hombre? Los agentes salían de la casa cuando ella echó un vistazo por encima del hombro. No había nadie aquí. ¿Tuvo la visión demasiado tarde?

    ¿O demasiado pronto?

    Laura giró en medio de la carretera, su respiración entrecortada le quemaba los pulmones. No había ni rastro del coche. Debajo de ella, vio a dos agentes saliendo de la casa, moviendo la cabeza. Se había equivocado. La visión había sido falsa.

    No solo había puesto en peligro la misión, sino que se había equivocado. Iba a entregar el cuello y sintió el sabor de la bilis en la boca mientras se preguntaba si tal vez le había dado la oportunidad de escabullirse... No había ni rastro de Nathaniel junto a la puerta lateral. ¿La había seguido? ¿Había dejado la puerta lateral sin vigilancia?

    Ella lo oyó primero. Un tipo de ruido fino y aflautado. La forma del terreno circundante no era adecuada para la acústica; la colina le ofrecía una pequeña vista de la tierra del otro lado, donde el camino desaparecía entre los árboles y todo parecía absorber el sonido y hacerlo rebotar a su alrededor. Su cabeza palpitante no ayudaba. Pero el sonido la hizo volverse y casi no fue suficiente aviso.

    Apenas había comenzado a moverse cuando lo vio. El coche, en la cima de la cresta, apareció directamente a la vista y condujo directamente hacia ella. Estaba lo suficientemente cerca para ver su rostro a través del parabrisas, para percatarse del momento en que el hombre vio el logo del FBI en su pecho.

    Todavía tenía una oportunidad. Lanzó su cuerpo hacia delante, ignorando la queja de sus pulmones y el escozor de sus pantorrillas, los ojos enfocados únicamente en el coche. Pudo verlo moverse, meter la marcha atrás, pasar el brazo por el respaldo del asiento. Era casi demasiado tarde.

    Laura saltó en el borde del campo de trigo y se lanzó por los aires en un último esfuerzo por evitar que él se escapara. Aterrizó sólidamente en el parabrisas, extendió los brazos y las piernas en busca de un punto de apoyo y logró aferrarse desesperadamente a la carrocería, mientras el impacto dejaba su cuerpo sin aliento. El coche ya se estaba moviendo, el viento azotaba en sus oídos y hacía que el cabello volara hacia sus ojos mientras se aferraba a la vida, sin haber pensado en el segundo paso de este desesperado salto.

    El coche aceleraba, tal como ella había visto en su visión. Laura apretó los dientes y se aferró, sintiendo la tensión en las yemas de los dedos acalambrados, de cómo tenía que usar toda la fuerza de su cuerpo para sostenerse y no volar como una bolsa de papel atrapada en el viento. Podía oírlo gritar algo a través del parabrisas, pero la ráfaga de viento en los oídos y el rugido del motor justo debajo de ella eran demasiado fuertes para distinguir las palabras.

    Percibió un movimiento cerca de su cabeza, la ventanilla del lado del conductor bajando y un brazo saliendo de ella y se preparó para que él la golpeara. Pero, antes de que pudiera alcanzarla, una sacudida la lanzó lejos del parabrisas y fuera del coche por completo.

    Laura bajó los brazos de golpe para absorber el impacto y rodó por la dura superficie de la vieja carretera, conteniendo la respiración hasta que logró quedarse quieta. Ni siquiera entonces pudo relajarse: escuchó las revoluciones del motor y el instinto la arrojó a un lado, fuera del camino, al trigo. Si se acercara a ella y la atropellara...

    Pero la aceleración se detuvo y Laura miró hacia arriba, logrando distinguir a través de su visión turbia y mareada que el coche no se movía. Estaba atascado, se dio cuenta desde este ángulo, una de las ruedas traseras giraba inútilmente en el aire mientras que la delantera estaba alojada en una zanja al costado de la carretera. Ella había logrado desviarlo lo suficiente como para detenerlo. Lo cual era bueno, porque por todos los giros y el movimiento además del dolor de cabeza, estaba bastante segura de que iba a vomitar.

    Laura extendió la mano para estabilizarse y cogió un puñado de tierra, hundiendo los dedos en la tierra seca. El sonido de una puerta al abrirse la hizo mirar hacia arriba y ver al secuestrador saltando fuera del coche, con el rostro contraído de rabia. Era larguirucho, todo hueso, lo suficientemente alto como para devorar la distancia entre ellos con grandes zancadas. Ella solo tuvo tiempo de registrar el hecho de que él sostenía algo denso y oscuro en la mano antes de apartarse del camino.

    Él le gruñó, un gruñido inhumano sin palabras y volvió a girar, rápido y pesado, apuntando directamente a su cabeza. Laura sabía que no podía seguir evadiéndolo. Estaba atrapada a menos que se pusiera de pie. Lo único que pudo hacer fue rodar hacia delante en lugar de alejarse, lanzándose hacia él, un facsímil de su anterior salto hacia el coche.

    El secuestrador cayó a la carretera con un grito, sus piernas se enredaron alrededor del cuerpo de Laura mientras se desplomaba hacia atrás, lo que le permitió a ella atraparle los pies. Ella luchó por salir y se levantó, lista para esposarlo, pero antes de que pudiera orientarse, un fuerte golpe en el muslo la hizo gritar y caer, al ceder su rodilla.

    —Jodida perra —escupió el secuestrador, trepando por encima de ella. Con una mano le inmovilizó el hombro, echando el peso sobre ella para evitar que se moviera. Levantó el garrote en el aire y Laura se tensó.

    No había forma de poder evitar el golpe.

    CAPÍTULO DOS

    Laura sabía que su única esperanza era usar el impulso del hombre en su contra. Agarró las esposas de su cinturón y, en un solo movimiento, deslizó uno de los grilletes alrededor de la muñeca que sostenía el garrote y tiró con fuerza del brazo del hombre mientras lo hacía.

    Se las arregló para evitar que el garrote se estrellara contra su nariz, pero faltó poco. Sintió el aire moverse a su alrededor y una pequeña nube de tierra volar sobre su rostro cuando golpeó el suelo.

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