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El otro, el extranjero
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El otro, el extranjero
Libro electrónico175 páginas2 horas

El otro, el extranjero

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La intolerancia, asiento de fundamentalismos, recorre nuestro mundo, donde la marginación y el racismo potencian una cultura del miedo a la diferencia, de pavor por aquello que se percibe como distinto. Distinto es el otro, y el otro es un enemigo. Al pensar la democracia, la cultura occidental generó una ética y un conjunto de "reglas del tener razón": opinar, argumentar, disentir, apoyar, refutar, convencer, disuadir. Dicha cultura produjo también una ciencia que cuestionó las bases de un pensamiento mágico religioso sobre el cual se fundaron concepciones de superioridad de unos pueblos respecto a otros.

Los ensayos reunidos en el presente libro responden a estas preocupaciones y parten de la premisa de que el concepto de extranjero condensa un proyecto que desde antiguo viene elaborando la cultura de Occidente. El punto de partida es la figura del otro, a través del cual se recorta nuestra propia identidad. Un otro, un extranjero que no es más que un espejo deformante de nuestro sentido de lo individual.
Desde disciplinas como el psicoanálisis, la literatura, la antropología, la historia y la biología, los autores dan cuenta de ese juego de refracciones entre un nosotros y los otros, tratando de explicar o cuestionar aquello que por su naturaleza diverge de los usos de una comunidad.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento29 sept 2021
ISBN9789875993822
El otro, el extranjero

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    El otro, el extranjero - Roger Bartra

    Fanny Blanck-Cereijido · Pablo Yankelevich (Compiladores)

    Roger Bartra · Fanny Blanck-Cereijido · Marcelino Cereijido

    Mónica Szurmuk · Marcelo N. Viñar

    Juan Vives Rocabert · Pablo Yankelevich

    El Otro, El Extranjero

    Prólogo

    R. Horacio Etchegoyen

    Diseño: Ixgal

    © Libros del Zorzal, 2003

    Buenos Aires, Argentina

    Libros del Zorzal

    Printed in Argentina

    Hecho el depósito que previene la ley 11.723

    Para sugerencias o comentarios acerca del contenido de El otro, el extranjero, escríbanos a:

    info@delzorzal.com.ar

    www.delzorzal.com.ar

    Índice

    Prólogo | 6

    A manera de presentación | 9

    La mirada sobre el extranjero

    Fanny Blanck-Cereijido | 16

    El reconocimiento del prójimo.

    Notas para pensar el odio al extranjero

    Marcelo N. Viñar | 30

    El extranjero y sus hijos

    Juan Vives Rocabert | 45

    El extranjero como simulacro.

    Las redes imaginarias del terror político

    Roger Bartra | 64

    Extranjería y exilio en La nave de los locos de Cristina Peri Rossi

    Mónica Szurmuk | 87

    Ser otro en ambas patrias.

    Exiliados latinoamericanos en México

    Pablo Yankelevich | 107

    La ciencia del Otro

    Marcelino Cereijido | 129

    Prólogo

    A principios de este año, la Dra. Fanny Blanck-Cereijido y el Dr. Pablo Yankelevich, argentinos que emigraron a México hace ya muchos años, tuvieron una idea afortunada: organizar dos mesas redondas sobre un tema por demás interesante, El Otro/El Extranjero, alrededor de las cuales se reunió un grupo de pensadores para discutir en profundidad. Fanny ideó el encuentro al constatar que algunas opiniones suyas eran desconocidas por ciertos colegas, hecho que atribuían a su condición de extranjera. Ella se quedó pensando y decidió reflexionar sobre el asunto con amigos que compartían su preocupación, sobre todo con el otro compilador de este volumen, el historiador Pablo Yankelevich. El coloquio se realizó en la ciudad de México en febrero de 2003 y contó con el auspicio de la Asociación Psicoanalítica Mexicana y el Instituto de Investigaciones Dr. José María Luis Mora.

    De la discusión de aquellos textos y de su posterior elaboración, donde participaron activa e inteligentemente Teresa Lartigue Becerra y Santiago Portilla de Partearroyo, surgió este libro, que publica ahora la joven y vigorosa editorial Libros del Zorzal, que tiene en su catálogo, entre otros, el libro de Silvia Bleichmar, Dolor país, panorama certero de los últimos años argentinos, Ser humano, de Julio Moreno, que se interna profundamente en la condición humana, y el más reciente de Marcelino Cereijido y Laura Reiking, La ignorancia debida, que nos alerta severamente sobre nuestro atraso frente a la ciencia moderna. Se trata de textos que realmente enriquecen la cultura argentina, no menos que los de Noam Chomsky, Françoise Dolto y Beppo Levi, también de dicha editorial.

    En la Presentación, los autores pasan revista de las valiosas y penetrantes contribuciones que conforman el volumen, lo que me exime de un estudio detallado; pero, al prologarlo, quiero expresar mi entusiasmo por la forma en que se aborda un tema de importancia capital para nuestra cultura.

    En este mundo singular y complejo que nos toca vivir, donde el progreso de la ciencia nos ha abierto perspectivas no hace mucho inimaginables, donde la comunicación acerca los puntos más dispares y remotos del planeta, el problema del otro como lo ajeno y a la vez lo próximo se impone a nuestra diaria reflexión.

    Como bien dice el libro, nuestra identidad viene del otro, la madre en primer lugar; y si la semejanza marca noblemente la unidad de nuestra especie, la diferencia se impone como necesaria, si queremos evitar la confusión a que nos lleva el narcisismo cuando nos hace creer que los demás son sólo un reflejo de nosotros mismos. La necesidad de conocer la autonomía al par que la dependencia de los otros, que son también autónomos en las coordenadas de la dependencia y la libertad, es tal vez la tarea más ardua y primordial de nuestra vida.

    Un valor singular de este libro reside en el sutil entrecruzamiento de varias disciplinas, para dar cuenta del permanente y enigmático problema de ser nosotros mismos en el seno de la sociedad que nos pertenece y nos comprende. Hablan aquí lúcidamente la literatura y la ciencia, la sociología y la biología, la historia, la antropología y el psicoanálisis.

    Sabemos ahora con razonable seguridad que el homo sapiens nació hace unos doscientos mil años en las márgenes del Lago Turkana y se dispersó por el mundo entero, erecto en sus dos piernas gracias al prodigio de la bipedestación, que ya había alcanzado el Homo erectus hacía un millón de años. Somos, pues, todos uno solo y, al mismo tiempo, todos extranjeros, todos forasteros, todos emigrantes.

    Este libro denuncia claramente la extranjería como una doble falla del individuo para asimilarse a la vida cultural que lo acoge y de esta última para cobijarlo, en el eterno conflicto de afirmar nuestra identidad sin desconocer la de los otros. La lucha para reconocernos como alguien distinto y singular, respetando las diferencias sin ver la alteridad como extrañamiento, constituye el corolario de nuestra propia identidad, el complemento que nos permite reconocer y asimilar al otro.

    Otro de los grandes méritos de esta compilación es mostrar lo difícil que resulta aceptar al otro con sus diferencias y similitudes; y, en este sentido, es un canto a la esperanza de lograr el milagro de la integración. El respeto y la empatía por las diferencias y la variedad nos une a todos y, al tiempo que nos destaca, nos enriquece. El dolor inevitable de la migración puede llegar a ser un estímulo para buscar una nueva identidad, una vida nueva más allá de la nostalgia de lo que se ha perdido, para alcanzar lo nuevo, comprenderlo y amarlo. Como dice el libro, captar la armonía de la cooperación y del altruísmo, siendo uno y otro en ambas patrias. Ser, como Sarmiento, porteño en las provincias y provinciano en Buenos Aires.

    Ameno, profundo y estimulante, este libro se lee con placer y con provecho.

    R. Horacio Etchegoyen

    Buenos Aires, 18 de septiembre de 2003

    A manera de presentación

    El término extranjero condensa el concepto de un proyecto que desde antiguo viene elaborando la cultura de Occidente. En el fondo, responde a una necesidad de identificación, una catalogación que trata de explicar o cuestionar aquello que por su naturaleza diverge de los usos de una comunidad. Con ello surge la figura del otro, a través del cual se filtra nuestra propia identidad. El extranjero no es más que un espejo deformante de nuestro sentido de lo individual. El ahora denominado mundo del progreso, en su afán de trazar las líneas de una identidad personal, ha buscado obstinadamente la ocultación de una certeza: el sabernos extranjeros en los dominios de ese mismo mundo del progreso. Se trata en realidad de un juego de refracciones entre un nosotros y los otros, donde la mirada del sujeto que rechaza al otro no hace más que recusar la visión de sí mismo. Lo que en definitiva caracteriza al extranjero, figura lejana y próxima a la vez, que viene de lugares ignotos para instalarse en un territorio que creemos propio, es la conciencia de que la diferencia es su estado natural. La condición de otro dibuja entonces la conducta de esa gente, procedente de otros lugares y culturas, y que han asumido como algo cotidiano su presunta peligrosidad, ser la sospecha del semejante y la transgresión de lo común.

    La intolerancia recorre nuestro mundo como asiento de fundamentalismos, y la marginación, el racismo y la pobreza potencian una cultura del miedo a la diferencia, de pavor por aquello que al percibirse como distinto enciende las alarmas de un peligro real o potencial. Esa cultura del miedo gobierna nuestro planeta, y ha encontrado las más irracionales de sus manifestaciones en las recientes guerras convencionales y en la secuela y magnitud de los atentados terroristas que hilvanan el diario acontecer. No sorprende entonces que, como nunca antes en la historia del pensamiento, estén cobrando notoria significación los debates y reflexiones en torno a la otredad y a la extranjería en sus más diferentes acepciones y significaciones.

    El concepto de extranjería, de otredad, sólo se explica a partir de la existencia de una figura opuesta: la de identidad. Pensar una identidad absolutamente igual a sí misma excluye el hecho de que incluso el cuerpo biológico no sea el resultado puro de una determinación genética previa, sino también el resultado de inscripciones familiares, sociales e históricas. Identidad/ otredad son conceptos que se oponen si se parte de un criterio binario absoluto, de carácter esencialista, que Derrida denomina logocentrismo. Este sistema de pensamiento busca establecer lo real, la presencia del ser, a través de un saber que debe acceder a la mente de forma inmediata e inequívoca, según una concepción de raíz aristotélica que se apoya en una lógica fundada en la exclusión y polarización de las diferencias. Nietzsche fue el primero en cuestionar esta forma de aproximarse a la diferencia, inaugurando así la crítica en la teoría contemporánea; por su parte, Freud profundizó este cuestionamiento al sistematizar ideas que descubrían a un hombre que no es dueño de sus pensamientos y que no es igual a lo que sabe de sí mismo.

    En años recientes, el pensamiento desconstructivo ha propuesto otra manera de entender la oposición identidad/ diferencia. Si identidad es lo positivo y la diferencia es la ausencia de identidad, Derrida afirma que el primer término deriva de la supresión del segundo. Identidad y diferencia dependen de la diferencia pero también de la oposición radical entre sus términos. Para indicar una diferencia distinta es creado un neologismo: la différance. Este concepto refiere a la simultánea condición de diferencia y de identidad; la différance es la condición del logocentrismo y, al mismo tiempo, su negación. La propuesta derridiana recupera la génesis de la oposición binaria, para resaltar aquello que amenaza la dicotomía de los términos. Esta nueva noción implica que la oposición identidad/diferencia puede no ser absoluta, es decir que el extranjero y el autóctono comparten similitudes y diferencias comunes al género humano.

    A estos debates pretende sumarse este libro al reunir una serie de trabajos que, desde perspectivas distintas, se acercan al tema de los otros que delimitan un nosotros cada vez más difícil de aprehender. Hemos seguido la propuesta de Marcelo Viñar, quien subraya en este mismo volumen que en el arduo trámite de reconocer y calificar al prójimo no tenemos otro remedio que recurrir a una pluralidad de disciplinas, a una ensalada mixta de observaciones y códigos teóricos, para poder apenas balbucear su planteo, no ya pretender soluciones a sus tensiones. Así, desde el psicoanálisis, la historia, la antropología, la literatura y la heterodoxa mirada de un científico en el campo de la biología celular, se ha querido escudriñar en los orígenes de los prejuicios contra los extranjeros, la xenofobia, el racismo, las nuevas formas que asume el poder político, así como los procesos de gestación de nuevas identidades en condiciones de destierro y exilio.

    Se trata de un ejercicio de reflexión, en el que un grupo de profesionales insertos en diversos campos del conocimiento conjuntan sus saberes para dar cuenta de facetas o parcelas del gran tema de nuestro tiempo: el otro, el extranjero. Y las entradas son múltiples, tanto en las perspectivas de abordaje como en los asuntos de que se ocupan los autores. Fanny Blanck-Cereijido, Juan Vives Rocabert y Marcelo Viñar armados, aunque no exclusivamente con las herramientas del psicoanálisis, se internan en el territorio del psiquismo y la extranjería. Blanck-Cereijido estudia el prejuicio, la xenofobia, el ataque a la cultura del otro, sosteniendo que el libro de cada comunidad (la Torá, la Biblia, el Corán) representa al Padre Simbólico y a la línea genealógica de un pueblo dado, y por servir de articulación entre el individuo y su grupo, termina por convertirse en el objeto privilegiado de la agresión racista.

    Rescatando textos clásicos de Freud, se interna en la lógica del psiquismo individual para aproximarse a los mecanismos de construcción del otro, entendidos desde una necesidad de proteger la coherencia de la propia imagen. Por otra parte, Vives Rocabert enfatiza la ambivalencia frente al extranjero y la polaridad exogamia/endogamia, para luego estudiar la paradoja de que establezcamos relaciones amorosas con personas extrafamiliares y desconocidas. El otro es lo incógnito, aunque somos desde el otro y fincamos nuestra identidad desde la manera en que el otro materno nos ha mirado. El cuadro se completa con el trabajo de Viñar, quien hace hincapié en la necesidad de articular los fenómenos del psiquismo individual en una matriz etnocultural: interrogar una identidad no es sólo definir lo que contiene y alberga al interior sino lo que hace frontera y límite diferencial y el trato que damos a ese afuera, esto es la creación de lo extraño y el extranjero. Entender a los otros obliga a una indagatoria en torno a las formas con que nosotros pensamos y nos ubicamos frente al amor, la

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