Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Doce Lunas
Doce Lunas
Doce Lunas
Libro electrónico90 páginas1 hora

Doce Lunas

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

El moro Nez, de la regin de Tlayacapn, es lo que se llama en Mxico un granicero, una persona que por una especial cercana con el rayo, ya sea por accidente o por predisposicin de su naturaleza, adquiere poderes curativos para con los humanos o los animales, y que cuando se acerca la tormenta recibe a los tlaloques que traen la lluvia para los campesinos. Y los recibe con aroma (copal o incienso), luz de velas, jcara (para dar salida al exceso de agua) y palma bendita (para espantar los rayos), pero sobre todo con un relato que distraiga a los tlaloques de hacer dao en las cosechas. De la calidad del relato depende la eficacia de la labor del granicero.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento28 mar 2014
ISBN9781463381011
Doce Lunas
Autor

Salvador Núñez Traslosheros

Biografía: Salvador Núñez Traslosheros. Nacido en México DF, 1936 Estudios: Licenciado en Filosofía y Letras, por el Instituto Libre de Filosofía y Letras, San Cayetano, Estado de México. Profesión: Maestro Rural en Pilcaya, Guerrero y en Tlayacapan, Morelos Obras:" Taller de Oratoria Popular" y varios Poemas. "Rubén Jaramillo", Vida de un luchador social Actualmente reside en Tlayacapan, Mor Fue Regidor de Educación en el Ayuntamiento de Pilcaya 1966-68 Estos cuentos fueron escritos desde 1963 hasta 1986.

Relacionado con Doce Lunas

Libros electrónicos relacionados

Crítica literaria para usted

Ver más

Artículos relacionados

Comentarios para Doce Lunas

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Doce Lunas - Salvador Núñez Traslosheros

    Copyright © 2014 por Salvador Núñez Traslosheros.

    Artista autor de la ilustraciones: Carlos Ramos.

    ISBN:   Tapa Blanda           978-1-4633-8100-4

                 Libro Electrónico   978-1-4633-8101-1

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

    Fecha de revisión: 25/03/2014

    Para realizar pedidos de este libro, contacte con:

    Palibrio LLC

    1663 Liberty Drive

    Suite 200

    Bloomington, IN 47403

    Gratis desde EE. UU. al 877.407.5847

    Gratis desde México al 01.800.288.2243

    Gratis desde España al 900.866.949

    Desde otro país al +1.812.671.9757

    Fax: 01.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    611114

    ÌNDICE

    RELATO DE

    LA PRIMERA LUNA

    RELATO DE

    LA SEGUNDA LUNA

    RELATO DE

    LA TERCERA LUNA

    RELATO DE

    LA CUARTA LUNA

    RELATO DE

    LA QUINTA LUNA

    RELATO DE

    LA SEXTA LUNA

    RELATO DE

    LA SÉPTIMA LUNA

    RELATO DE

    LA OCTAVA LUNA

    RELATO DE

    LA NOVENA LUNA

    RELATO DE

    LA DÉCIMA LUNA

    RELATO DE LA

    DECIMO PRIMERA LUNA

    RELATO DE LA

    DECIMO SEGUNDA LUNA

    DOCE LUNAS

    [Relatos para recibir a los tlaloques de Tlayacapán]

    Contados por el moro Núñez

    6158.png

    Dedicatoria: a mi sobrina Mayte y al gemelo Abdelmumín

    6180.pngla%20foto%20(38)%20primer%20luna.tif

    RELATO DE

    LA PRIMERA LUNA

    Cuando Nuestro Señor el Huichilobos cuajó dentro del vientre, se desperezó, bostezó, abrió los legañosos ojos, y con la mano izquierda palpó la pared caliente, mielosa y esponjosa, y con la derecha, asiendo fuertemente la macana de obsidiana, asestó un terrible y espantoso tajo, el primer tajo.

    No quiso nacer como todos. Quiso nacer a la mitad del sueño de la vieja Calaca, su madre. Alueguito se le murió la madre. No pudo amamantarlo. No pudo pegarle cachete a sus pechos, largos y flacos de perra. Se quedó bien muerta como para darle toda la libertad a su hijo el Huichilobos. Antes de nacer éste, fue a visitarla la Virgen de Guadalupe. Le dice:

    – ¿Cómo se siente, comadrita?

    Le responde la vieja Calaca:

    – Traigo una navaja en el vientre, Lupita. Le voy a dar la vida, me va a dar la muerte. Pero para lo que me importa… Este hijo será el sol. Será el gran desjarretador, el gran degollador de los cielos.

    Así fue lo que hablaron. Era una gran madre.

    Nacido que hubo el niño, al momento camina de un lado para otro blandiendo la filosa macana de obsidiana. Alueguito caminó por los senderos secos de la alta meseta, por los bordes de la meseta, dando tajos a diestro y siniestro.

    Se le acercaron los de Taxco, gente bien comida y bien dormida. Lo llevan en andas hasta el Ku de Taxco. En Taxco, cada cosa tiene su voz, cada voz su dibujo y cada dibujo su lugar, un lugar aereado y aseado. En Taxco las escaleras llevan a las casas y las casas tienen puertas medianas, humanas. ¡Gran cultura y civilización de los de Taxco!

    Adelantados, satisfechos, perfectos , arrogantes, pundonorosos y bellos escarabajos estercoleros. Sólo un dios nuevo les hacía falta y por eso fueron a venerar al Huichilobos.

    Desde un principio cayeron en la cuenta los ladinos que, trepado en un altar, ahuyentarían su amenaza. Todo en vano. Los colores se revolcaron.

    Pasó así. El Huichilobos creció. Su mano izquierda, bronce fundido, palpó el techo de plata ahumado del Ku, bostezó, abrió los brazos en cruz y dando un alarido de mil cuchillos asestó un terrible y espantoso tajo sobre el Ku de los de Taxco. El segundo tajo.

    Partió en dos el Ku. Agarró el terremoto y se los aventó a los bien comidos y a los bien dormidos. Se quebraron las sonajas, las canteras y las minas. Se desgarró el jugador de pelota.

    – ¡Esto veníame chico! Me estaba apretando y ahogando.

    Así fue la rotura del segundo blanquecino, seno cueva, matriz casa cultura, placenta caliente. Los santos se asustaron cuando vieron la quebradura en la cultura de Taxco porque no la dejó crecer sino que a la mitad de su siesta la había asaltado.

    Fueron por el Huichilobos. Ya en el dedo del niño chiquito de la que echaba las tortillas en Taxco había brotado una gota de pus. Pero la libertad de la obsidiana corta de tajo la más tierna lágrima de una madre. Lo intronizaron y lo canonizaron: San Huichilobos. Le reconvienen en el cielo, unos con cardo, otros con mastranzo.

    En el corazón de madera de los santos gira el comején del pavor. Al mediodía todas las cosas del universo están a la mitad, tibias tranquilas, con las manos sobre las rodillas.

    Santa Catalina teje una chambrita para el niño Simón y a veces descansa su mirada contemplando las grandes estrellas amarillas. San Felipe de Jesús escribe una poesía al gran océano que está más allá de las Californias. Y de pronto:

    ¡Zas! ¡Zas! y ¡Zas! ¡Zas! ¡Zas! y ¡Zas!

    – ¡Quiero más luz!

    Su mano izquierda palpando la seda, la frialdad, el silencio de

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1