La Tierra tiene fiebre
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La Tierra tiene fiebre - Isaac Schifter
Isaac Schifter • Carmen González-Macías
La Tierra tiene fiebre
La Ciencia para Todos / 211
Primera edición, 2005
Primera reimpresión, 2011
Primera edición electrónica, 2013
La Ciencia para Todos es proyecto y propiedad del Fondo de Cultura Económica, al que pertenecen también sus derechos. Se publica con los auspicios de la Secretaría de Educación Pública y del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología.
D. R. © 2005, Fondo de Cultura Económica
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ISBN 978-607-16-0387-6
Hecho en México - Made in Mexico
La Ciencia para Todos
Desde el nacimiento de la colección de divulgación científica del Fondo de Cultura Económica en 1986, ésta ha mantenido un ritmo siempre ascendente que ha superado las aspiraciones de las personas e instituciones que la hicieron posible. Los científicos siempre han aportado material, con lo que han sumado a su trabajo la incursión en un campo nuevo: escribir de modo que los temas más complejos y casi inaccesibles puedan ser entendidos por los estudiantes y los lectores sin formación científica.
A los diez años de este fructífero trabajo se dio un paso adelante, que consistió en abrir la colección a los creadores de la ciencia que se piensa y crea en todos los ámbitos de la lengua española —y ahora también del portugués—, razón por la cual tomó el nombre de La Ciencia para Todos.
Del Río Bravo al Cabo de Hornos y, a través de la mar Océano, a la Península Ibérica, está en marcha un ejército integrado por un vasto número de investigadores, científicos y técnicos, que extienden sus actividades por todos los campos de la ciencia moderna, la cual se encuentra en plena revolución y continuamente va cambiando nuestra forma de pensar y observar cuanto nos rodea.
La internacionalización de La Ciencia para Todos no es sólo en extensión sino en profundidad. Es necesario pensar una ciencia en nuestros idiomas que, de acuerdo con nuestra tradición humanista, crezca sin olvidar al hombre, que es, en última instancia, su fin. Y, en consecuencia, su propósito principal es poner el pensamiento científico en manos de nuestros jóvenes, quienes, al llegar su turno, crearán una ciencia que, sin desdeñar a ninguna otra, lleve la impronta de nuestros pueblos.
Comité de Selección
Dr. Antonio Alonso
Dr. Francisco Bolívar Zapata
Dr. Javier Bracho
Dr. Juan Luis Cifuentes
Dra. Rosalinda Contreras
Dr. Jorge Flores Valdés
Dr. Juan Ramón de la Fuente
Dr. Leopoldo García-Colín Scherer
Dr. Adolfo Guzmán Arenas
Dr. Gonzalo Halffter
Dr. Jaime Martuscelli
Dra. Isaura Meza
Dr. José Luis Morán López
Dr. Héctor Nava Jaimes
Dr. Manuel Peimbert
Dr. José Antonio de la Peña
Dr. Ruy Pérez Tamayo
Dr. Julio Rubio Oca
Dr. José Sarukhán
Dr. Guillermo Soberón
Dr. Elías Trabulse
Coordinadora
María del Carmen Farías R.
ÍNDICE GENERAL
Prefacio
I. Aires calientes
I.1 Introducción
I.2 Antiguas historias de la protección ambiental
I.3 Los trópicos
I.4 Historias más recientes
I.5 La Revolución industrial
I.6 La población
I.7 Descubrimiento de los gases atmosféricos
I.8 La evolución de la atmósfera inicial
I.8.1 Era química prebiótica
I.8.2 Era microbiana
I.8.3 Era biológica
I.9 El clima y sus efectos
I.10 Variación del clima: factores naturales
I.11 La atmósfera y sus capas
I.12 Radiaciones
I.13 Fuerza radiativa
I.14 El ultravioleta
I.15 El efecto invernadero natural
II. Calurosas evidencias
II.1 La historia del efecto invernadero
II.2 El PICC
II.3 Arqueología del clima
II.4 Datos del carbono-14
II.5 Análisis de los sedimentos marinos
II.6 La evolución de la temperatura terrestre
II.6.1 Los últimos 1000 años
II.6.2 Los últimos 18 000 años
II.6.3 Los últimos 150 000 años
II.6.4 Los últimos 800 000 años
II.6.5 Los últimos cien millones de años
II.7 Causas y efectos
II.8 Datos recientes sobre los cambios climáticos
II.9 Islas de calor urbanas
II.10 ¿Existen cambios climáticos rápidos?
III. Ciclos perturbados
III.1 Ciclos biogeoquímicos y algo más
III.2 El ciclo hidrológico
III.3 El papel del agua
III.4 El papel de los océanos
III.5 Ciclo del carbono
III.6 La perturbación del ciclo del carbono
III.7 Los gases invernadero
III.7.1 Vapor de agua
III.7.2 El metano
Metano y animales
Arroz y metano
III.7.3 El óxido nitroso
III.8 Más gases invernadero
III.8.1 El ozono
III.8.2 Los halocarburos
III.9 El azufre y los aerosoles
III.10 La probabilidad de calentamiento global o PCG
III.11 Evolución de las emisiones de bióxido de carbono (CO2)
III.12 Evolución de las emisiones de metano (CH4)
III.13 Relación de las emisiones de CO2 y CH4 con el calentamiento atmosférico
III.14 Evolución de las emisiones de óxido nitroso (N2O)
III.15 Evolución de las emisiones de ozono (O3)
III.16 Cambios causados por otras actividades antropogénicas
IV. Impactos no tan cálidos
IV.1 Visión de un mundo que se calienta y enfría
IV.2 La simulación del sistema climático y sus cambios
IV.3 Concentraciones futuras de gases invernadero
IV.4 ¿Cuál será la temperatura en el futuro?
IV.5 Los ecosistemas y su importancia
IV.6 La biodiversidad
IV.7 Biodiversidad, deforestación e incendios en México
IV.8 Los impactos del calentamiento global
IV.8.1 Recursos hidrológicos
IV.8.2 Agricultura
IV.8.3 Ecosistemas terrestres y de agua dulce
IV.8.4 Ecosistemas de zonas costeras y marinos
IV.8.5 Salud humana
IV.9 ¿En cuánto debemos reducir las emisiones?
IV.10 ¿Qué nos depara el futuro en América Latina?
IV.11 ¿Qué hacer?
IV.11.1 Adaptarse
IV.11.2 Mitigar
Vivienda
Transporte
Industria
Sector agrícola
Vertederos
Sector energético
IV.11.3 El secuestro y almacenamiento físico del CO2
IV.12 La energía nuclear y otras alternativas
IV.13 Fertilización de los océanos
IV.14 Aclimatando planetas
IV.15 ¿Vende gases invernadero? ¡Llame ya, nosotros compramos!
IV.16 Y usted, ¿cuánto bióxido envía a la atmósfera?
IV.17 Epílogo
IV.18 Huellas ecológicas
IV.19 Tome usted decisiones
IV.20 Dos visiones
Glosario
Bibliografía
Índice de figuras
Índice de cuadros
Índice analítico y onomástico
Posteriormente, tras un violento terremoto y un diluvio extraordinario, en un día y una noche terribles, la clase guerrera vuestra se hundió toda a la vez bajo la tierra y la isla de la Atlántida desapareció de la misma manera, hundiéndose en el mar. Por ello, aún ahora el océano es allí intransitable e inescrutable, porque lo impide la arcilla que produjo la isla asentada en ese lugar y que se encuentra a muy poca profundidad.
PLATÓN, Timeo
PREFACIO
CUANDO LOS CIENTÍFICOS publican trabajos en donde dan señales de alarma sobre sucesos que pueden afectar nuestro bienestar, la respuesta natural del público es la de pedirles que aconsejen qué hacer.
Si los científicos no pueden predecir con exactitud lo que sucederá, los políticos les aconsejan volver a sus laboratorios y hacer más investigación. El consejo puede ser válido para muchos casos, pero cuando se trata del clima, la humanidad no puede esperar a tener todas las respuestas.
La razón es simple: son muchos los factores que intervienen en la composición del clima y que lo afectan; por ejemplo, la variación de la radiación solar, la erupción de un volcán y hasta la manera en que empleamos los combustibles.
El descubrimiento de que la temperatura global del planeta ha aumentado constantemente por nuestra causa no fue hecho por una sola persona, sino por comunidades científicas de todo el mundo gracias a la paciente acumulación de datos con los cuales fue posible simular escenarios de causas y efectos de lo que sucederá en el futuro si no cambiamos nuestra forma de vida y nuestra forma de tratar
al planeta. Este proceso social es de tal complejidad e importancia que en las décadas más recientes se han creado organismos multinacionales que actúan de manera coordinada para enfrentar los problemas que el calentamiento genera.
Sin embargo, no todo es acuerdo, pues existen también comunidades científicas escépticas, para las cuales el fenómeno no está sucediendo y que, además, argumentan la falta de datos que pongan en evidencia sin discusión alguna que el cambio climático es un hecho. Para dichas comunidades los focos rojos encendidos por sus colegas obedecen al deseo de llamar la atención y al placer de inventar historias escalofriantes que luego son explotadas por la cinematografía en exitosas películas de terror.
A pesar de todo y gracias al trabajo de miles de científicos, las conclusiones alcanzadas hoy en día son lapidarias: el calentamiento de la Tierra es un asunto que ha llegado a nuestra vida; se advierte que se deben tomar las precauciones necesarias para no agravarlo, por el bien de la humanidad y de los ecosistemas. Cada vez más, la discusión sobre el tema ha sobrepasado la ignorancia que prevalecía hace unos años y se centra en los problemas a los que nos enfrentaremos en el futuro, para lo cual será necesario tomar medidas en todo el mundo que harán cambiar nuestra forma de vida.
Como trataremos de mostrar en este libro, se pueden establecer estrategias para mitigar los efectos, como la de revisar el uso que hacemos de los combustibles fósiles, mejorar la eficiencia energética en muchas áreas, cuidar los bosques, disminuir las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera en todos los sectores productivos, por mencionar algunas. También cada uno de nosotros debe revisar sus prácticas cotidianas y ejercer presión sobre los tomadores de decisiones a fin de que se establezcan normas y procedimientos uniformes a escala internacional para impedir el deterioro del medio ambiente.
Es indudable que el cambio climático es un tema social, económico y político al cual el mundo debe ajustarse y del que nadie en el planeta queda exento.
I. Aires calientes
I.1 INTRODUCCIÓN
EN SU PERMANENTE AVANCE la tecnología genera profundos cambios en la forma de vida; de manera muy particular, en la actitud con la que enfrentamos el futuro. Hay hechos que son posibles que acontezcan, otros probables y más allá aquellos a los que hay que temer. Se afirma que los avances en la tecnología vienen aparejados con soluciones específicas a necesidades apremiantes y, en ocasiones, pavimentan el camino para que aparezcan innovaciones que antes no habían sido contempladas. Sin embargo, a pesar de esta visión optimista de las cosas, suele suceder, dada la absoluta incapacidad de predecir las consecuencias que traen los desarrollos científicos, que en algunos casos se causen desafortunadas calamidades de efectos devastadores para el entorno.
Es semejante a lo que se narra en la mitología judía con el rabino de Praga que creó el Golem a partir de agua y arcilla, y lo fue haciendo día a día cada vez más poderoso con la ayuda de encantamientos y conjuros. Aparentemente, el Golem obedecía las órdenes y hacía el trabajo de su creador, además de protegerlo de sus peores enemigos, pero también llegó a ser muy peligroso y capaz de destruir todo lo que encontraba a su paso, incluyendo a su creador. Un ejemplo real lo tenemos en la famosa revolución verde llevada a cabo en la agricultura, con la que ha sido posible generar mayor producción de alimentos. Países que durante décadas fueron incapaces de alimentarse a sí mismos ahora son exportadores de alimentos. Todo bien hasta aquí, pero para lograr esa abundancia fue necesario emplear más insecticidas y fertilizantes con la consecuente contaminación de lagos, ríos y terrenos de cultivo, al punto de poner en peligro la propia cadena alimenticia. En los últimos doscientos años, la humanidad ha operado bajo la creencia de que todo desarrollo en la ciencia y la tecnología constituye un progreso. De acuerdo con esta visión, si una nueva aleación de metales incrementa la transmisión de datos de 10 millones de bits por segundo al doble, debemos usarla. Si un plástico resulta tener ahora el doble de resistencia por unidad de peso respecto al empleado la semana anterior, pues hay que producirlo inmediatamente. No se diga de un automóvil que duplica la velocidad de desplazamiento que el actual, ¡a fabricarlo sin rechistar!
Como todo mundo sabe, la tecnología del siglo XVIII, ejemplificada por las máquinas de vapor, hizo más eficiente la producción, con los beneficios económicos correspondientes. Los telares propulsados por mejores aparatos permitían a los trabajadores textileros realizar diez