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Citas mortales. Una vez psiquiatra 3: Una vez psiquiatra..., #3
Citas mortales. Una vez psiquiatra 3: Una vez psiquiatra..., #3
Citas mortales. Una vez psiquiatra 3: Una vez psiquiatra..., #3
Libro electrónico205 páginas3 horas

Citas mortales. Una vez psiquiatra 3: Una vez psiquiatra..., #3

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Información de este libro electrónico

Muerte por causas naturales. Esa era la explicación oficial. Hasta que encontraron la cita.

Matar no es tan difícil como la gente se cree. De hecho puede resultar hasta fácil.

¿Era parte de una novela que estaba escribiendo el difunto? ¿Era una nota de suicidio inquietante? ¿O era un asesinato?

Mary Miller y Leah Deakin, amigas y doctoras, no están seguras de haberse topado con un caso de verdad, pero están intrigadas. ¿Podría un asesino en serie encarcelado haber organizado otra masacre? ¿Hallarían las pistas que necesitaban en su autobiografía?

En el cuarto libro de la serie Una vez psiquiatra, Mary, psiquiatra y escritora, que consiguió sobrevivir a una violación y atento de asesinato, e investigadora accidental de crímenes, se une a Leah Deakin, una patóloga del FBI, en un caso que las enfrenta a un hombre al que le encantan los juegos mortíferos. ¿Serán capaces de detenerlo? Y, ¿a qué precio?

Si disfrutas los thrillers psicológicos que te mantienen en vilo, te gustan las mujeres fuertes de protagonistas, te atraen los malos superinteligentes y retorcidos, y te fascinan los misterios que te ponen a prueba, no te puedes perder esta novela.

Descubre la nueva aventura de Mary Miller, Citas Mortales. Una vez psiquiatra 3 y si no conoces la serie Una vez psiquiatra… , puedes leer la precuela Una vez psiquiatra… Los inicios, en formato electrónico, GRATIS.

IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento14 dic 2018
ISBN9781386613329
Citas mortales. Una vez psiquiatra 3: Una vez psiquiatra..., #3
Autor

Olga Núñez Miret

Me llamo Olga Núñez Miret y soy escritora. También traduzco las obras de otros autores. ¿Qué más? Nací en Barcelona, España, pero llevo viviendo en el Reino Unido hace muchos años. A lo largo de mi vida he hecho y estudiado muchas cosas y he tenido otras vidas pero no importa cuánto me aleje de esto, siempre acabo volviendo a los libros y las historias, mis dos amores primeros. Cuando leer ya no me bastó, empecé a escribir. Mi primer libro fue publicado en 2012 y mi obra cubre muchos géneros, desde la ficción literaria al romance, la novela juvenil y los thrillers psicológicos. Planeo escribir más novelas en los mismos géneros y si mi imaginación así lo decide, exploraré otros. Me encanta conectar con los lectores, así que no dudéis en poneros en contacto conmigo. Si queréis estar informados de mis novedades, ofertas, y promociones, podéis suscribiros a mi lista, aquí: http://eepurl.com/bAWjPj También me podéis encontrar en los lugares habituales y siempre incluyo enlaces al final de mis libros. No os olvidéis de echarle un vistazo a mi página web y a mi blog (http://www.authortranslator.com). Siempre descubriréis alguna sorpresa. ¡Y gracias por leer!

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    Citas mortales. Una vez psiquiatra 3 - Olga Núñez Miret

    Es una verdad universalmente conocida que un asesino volverá a la escena del crimen. Naturalmente, como cualquier verdad de conocimiento general, hay que tomársela con una buena dosis de suspicacia, aunque...

    KING, T.

    Vivir matando

    «La imitación es la forma más sincera de adulación». Una de esas frases que se han atribuido a mucha gente a través de la historia y de los años. Personalmente, yo prefiero la versión de Oscar Wilde: «La imitación es la forma más sincera de adulación que los mediocres pueden ofrecerles a los verdaderamente grandes». Siempre he sentido debilidad por Wilde. No os vayáis a creer que comparto sus gustos en cuanto al sexo opuesto, bueno, o el mismo sexo. Pero su estilo... no de vestuario sino de comportamiento, la forma en que se pavoneaba y trataba a los demás, su genio, su arte... Y sí, como él, yo también creo que le he dedicado mi genio a mi vida y a mi arte, solo mi talento.

    Soy consciente de que muchos no lo ven así y no creen que el asesinato sea un talento, algo que deba cultivarse y de lo que haya que enorgullecerse, pero yo sí. Para mí no fue un impulso, algo que hice en un momento de enajenación mental, bajo la influencia de drogas o alcohol, anegado por las emociones o provocado hasta el límite de mi aguante. No, no, para nada. Fue una decisión consciente y meditada.

    Sé que hay muchos que siguen la tradición familiar, empiezan a trabajar en el negocio de sus padres cuando son jóvenes, o a veces acaban allí, de mayores, aunque sea a disgusto. Los hay que prueban muchas cosas sin encontrar nada que sea lo suyo, para lo que hayan nacido, por más empeño que pongan. Otros consultan a consejeros, guías, gurús, o coaches, para que los ayuden a descubrir su talento. No creo que ninguno de ellos aconseje a sus clientes que se dediquen al crimen o a los asesinatos, aunque tengan habilidad y capacidad para ello. Sospecho que eso es algo que descubre uno mismo, ya sea con desesperación y desengaño, o con emoción.

    En mi caso, me di cuenta bastante joven de que me interesaba la muerte. Y que tenía cierto talento (con los años he aprendido a ser algo más modesto) para acelerar su llegada. Una vez superada la sorpresa inicial (al fin y al cabo yo vengo de una familia normal y corriente y no tenía, en aquella época, conexiones con criminales), me entregué a ello en cuerpo y alma. Es cierto que practicar es fundamental para perfeccionarse. Y aunque me esté mal decirlo, llegué a conseguir un cierto nivel de maestría. Por eso, ahora que por mis tristes circunstancias personales no puedo seguir practicando, se me ocurrió que un libro, una especie de memoria y manual, podría resultarles interesante, no solo a los estudiosos de gente como yo, sino también a quienes se interesen en los asesinatos en serie como posible carrera.

    Como todos los artistas, estoy contra el plagio y la piratería, pero, como comento al empezar, la imitación es otra cosa. Así que si hay algo en estas páginas que os sirva y podáis usar en vuestros futuros empeños, no dudéis en hacerlo. Por supuesto, una muestra de aprecio y devoción siempre será agradecida. (Taylor, K., Vivir matando)

    El caso

    Mary leyó el correo que le había enviado Leah a la cuenta encriptada segura que le proporcionara el FBI.

    Hola, Mary:

    Ya que tanto tú como Elliott, mi novio, me habéis estado animando a dedicarme a otros aspectos de la investigación, aparte de los informes médicos de las autopsias, cuando este caso cayó en mis manos y empecé a indagar, pensé en ti. Léete la información y mañana te llamo.

    Resumen del informe de autopsia:

    Steve Burton, varón de 45 años, de profesión agente de una inmobiliaria, divorciado con dos hijos, sin antecedentes criminales, lo encontraron desplomado delante de su ordenador en Sparta, Georgia. Creyeron que le había dado un infarto y había muerto por causas naturales.

    Uno de los policías se fijó en lo que ponía en la pantalla del ordenador. Por lo visto era un documento nuevo, no encontraron copia alguna en el equipo, y lo único que allí había escrito, en Times New Roman 36, era: «Matar no es tan difícil como la gente se cree. De hecho puede resultar hasta fácil».

    Primero creyeron que podría ser parte de una historia que estaba escribiendo, pero no encontraron evidencia alguna de que se dedicase a escribir ni en el ordenador, ni en sus búsquedas, ni en el tipo de cosas que leía, que no eran muchas. Por lo visto le interesaban el fútbol, las series policíacas y poco más. No había hecho ningún curso relacionado con el tema. Nada. Eso les hizo sospechar que quizás la muerte no fuera natural y que la frase podría haberla escrito el asesino.

    Ya sé que aparte de escritora eres lectora. No sé si a ti te dará la misma impresión, pero a mí la frasecita de marras me pareció una cita. Lo que es más, me sonaba familiar. Así que, después de darle muchas vueltas a la cabeza y al ordenador, encontré de dónde venía. Estoy segura de que recordarás a Taylor King, un asesino en serie que hace una década trajo de cabeza a todo el país. Como sabrás, lo pillaron y sigue entre rejas, pero después de mucha controversia y argumentos y contraargumentos, al final publicaron sus memorias, Vivir matando, hace unos años. Es una cita de ese libro.

    Taylor está en una institución psiquiátrica de alta seguridad, así que él no ha podido ser, pero podría tratarse de un imitador.

    Yo les pedí que hicieran más pruebas, ya que no sabían qué había matado a Burton. Les sugerí que buscaran marcas de aguja, y que enviaran la sangre a laboratorios de toxicología avanzada, por si había sido utilizado algún veneno poco común o alguna nueva droga. Como verás por las fotos que te envío, no hay evidencia de que se resistiera.

    Hoy me llamaron para decirme que habían encontrado una marca de aguja en el cuerpo de Burton. En la fosa poplítea, detrás de la rodilla. Y por suerte, un laboratorio más sofisticado consiguió encontrar la evidencia de un nuevo somnífero de acción muy rápida en su cuerpo. Se llama Somnodem. Solo eran trazas minúsculas, pero lo más probable es que estuviera dormido cuando lo mataron y eso explicaría por qué no se resistió.

    Pero hay demasiadas cosas que no encajan y que me hicieron pensar que esto no es un asesinato normal y corriente. Cuando se lo comenté a Elliott, a él también le pareció sospechoso. Aunque solo me habían pedido que revisara la autopsia, se me ha ocurrido una idea. Cuando te llame te la comento a ver qué te parece.

    Gracias y hasta pronto,

    Leah

    Terminó de leer y sonrió. Tras sobrevivir el ataque de un violador y asesino en serie, le ofrecieron, en su calidad de psiquiatra y escritora, convertirse en asesora del FBI. Leah Deakin, médico forense de la agencia, fue la encargada de impartir el curso de iniciación a los novatos. Inmediatamente le cayó simpática, aunque se veía que lo de hablar en público no le gustaba mucho, incluso si tan solo era un grupo pequeño. Se le daba bien enseñar, pero le molestaba que la gente siempre le preguntara por Elliott Best, uno de sus compañeros de equipo, que por lo visto era muy conocido en el FBI y tenía reputación de genio rarillo.

    Como Mary no venía del FBI ni conocía al tal Best y se había ceñido al tema que estudiaban, las dos acabaron charlando después del curso y posteriormente siguieron en contacto. Leah le había confesado que estaba saliendo con Elliott, pero que no se lo habían dicho a nadie aún para evitar interferencias en su vida privada. Y ahora, después de mucho hablar, en abstracto, de investigaciones y casos, parecía que había algo más concreto en lo que quizás podrían trabajar juntas.

    Capítulo 1. Leah y Mary, amigas y colegas

    —¿Mary?

    —Sí. Hola, Leah. Me he leído tu correo. Estoy intrigada.

    Leah soltó una risita nerviosa.

    —¿Recuerdas el caso de King?

    —Sí. Por supuesto. Cuando lo capturaron leí bastante al respecto. Dijo que escogía el lugar del asesinato abriendo una guía turística al azar y dio todo tipo de explicaciones extrañas sobre cómo elegía a la víctima y el método del crimen. También me leí su libro hace años. No lo conozco personalmente, pero siempre me ha intrigado, no solo por sus explicaciones y por el libro, cuando finalmente salió publicado, sino por los debates sobre su posible diagnóstico y tratamiento en los ámbitos de la psiquiatría forense. Despertó una gran controversia y se estuvo hablando de ello por varios años, aunque ya últimamente había bajado el interés al respecto. Desde luego, es curioso. E inquietante, si es que existe la posibilidad de una conexión entre el asesinato y la cita. —Mary suspiró.

    —Las dos cosas parecen estar conectadas. No hay evidencia alguna de que Burton tuviese acceso al libro de Taylor o siquiera lo hubiese buscado en Internet.

    —Pues si fue el asesino el que escribió la cita, es realmente preocupante.

    —Desde luego. No es fácil saber en qué está pensando, pero su forma de actuar es extraña. Por una parte, se toma tantas molestias para ocultar que es un asesinato, haciéndolo parecer una muerte natural, y por otra, deja la cita ahí escrita. Como si nos estuviera poniendo a prueba. Me preocupa que si se trata de un imitador esto pueda ser solo el principio. 

    —Me da escalofríos solo pensarlo. ¿Qué se te ha ocurrido?

    —No sé si estás muy ocupada o si podrías tomarte unos días libres. Igual te llaman para asesorar algún caso.

    —Ahora mismo, aparte de estar informándome sobre varios temas para futuros libros y corrigiendo algunas notas, no tengo nada pendiente. Phil, el amigo abogado del que te hablé, quiere que vaya con él a un cursillo, pero aún falta bastante para eso y los dos agentes del FBI con los que trabajo, Barnes y Dean, están ayudando a organizar una oficina local, así que no espero que me llamen en las próximas semanas. Soy toda tuya.

    Leah rio.

    —Yo había pensado que podrías venir aquí, aprovechando que Elliott está en San Diego participando en una conferencia y dando charlas en varios cursos, y podríamos echarle un vistazo a lo que sabemos hasta ahora. Estoy segura de que tu opinión me resultaría muy valiosa. Y si nos parece que podemos ganar algo con ello, siempre podríamos desplazarnos a investigar algo a donde corresponda.

    —Suena bien. No creo que me necesites, pero me encantaría ir y verte actuar. Tengo poca experiencia en los métodos del FBI y quiero aprender más. Yo estoy mucho más acostumbrada a tratar con la gente cara a cara e intentar interpretar lo que me cuentan.

    —Creo que haremos un buen equipo. Y aunque todo esto de la investigación se quede en nada, siempre podremos divertirnos y hacer un poco de turismo.

    —Turismo profesional. Una excelente idea de marketing, querida Leah. ¿Tienes alguna fecha en mente?

    —Hablaré con mis superiores y te llamo para confirmarlo.

    —¡Perfecto!

    Leah consiguió que le dieran un par de semanas de vacaciones que ella logró alargar un par de días más con un cambio de turno. Tenía ganas de ver a Mary. Le gustaba su trabajo, aunque tuviera que pasar muchas horas a solas, o a ratos con algún ayudante, con cadáveres de desconocidos, muchas veces asesinados en formas desagradables y crueles, pero de vez en cuando echaba de menos el toma y daca de trabajar en un proyecto conjunto con alguien. Y aunque Elliott la llamaba de vez en cuando para hacerle consultas, e incluso habían trabajado juntos en alguna ocasión, por más que él insistiera en lo contrario, para ella esos casos eran suyos. Le encantaba ayudarlo y estaba orgullosa de que fuera uno de los agentes del FBI mejor considerados, pero quería probarse a sí misma hasta dónde podía llegar por su cuenta.

    Y sí, la atraía la idea de trabajar con una mujer. Aunque sabía que había ejemplos que la apoyaban, no aceptaba esa generalización tan común según la cual las mujeres siempre desconfían las unas de las otras y si tienen la oportunidad, se acuchillan por la espalda. Y si podía demostrarlo trabajando con Mary, con la que había sentido afinidad desde el primer momento, mejor que mejor.

    Capítulo 2. Llega Mary

    —¡Hola, Mary!

    —¡Hola, Leah! No hacía falta que vinieses a buscarme. No vengo a DC a menudo, pero creo que me las hubiese arreglado para llegar. Y, de todas maneras, en caso de perderme, una aventura nunca viene mal, especialmente cuando eres escritora.

    Leah se rio e hizo amago de cogerle la maleta.

    —Anda, anda. Sé que soy mayor que tú, pero aún no estoy tan achacosa como para necesitar que me lleves la maleta. Además, no pesa mucho. Estoy intentando aprender a viajar ligera, especialmente cuando voy a sitios donde puedo encontrar de todo. A menos que acabemos yendo a algún lugar más exótico de lo que pensaba.

    —Lo dudo, aunque con este tipo de investigaciones, uno solo sabe dónde empieza, pero no dónde acabará. Y lo de la edad es muy relativo. Me estoy planteando empezar a salir a correr con Elliott para mantenerme en forma. Sé que tú haces ejercicio regularmente, pero yo, a pesar de estar apuntada a un gimnasio, siempre encuentro otras cosas más apremiantes que hacer.

    —Podemos aprovechar e ir juntas mientras esté aquí, si te parece. Igual es cuestión de probar cosas nuevas y encontrar algo que te enganche. O puede que no seas de gimnasio.

    —Lo de ir a correr con Elliott no lo decía en serio. Creo que disfruta demasiado yendo solo, y además, le sirve para desconectar. Si yo estuviera allí con él igual le haría pensar más en los casos pendientes. Pero puede que alguna cosa al aire libre sea más de mi estilo. Iba mucho a excursiones de pequeña y me gustaba montar a caballo, pero hace años que no lo he hecho. Quizás ir de escalada...

    Siguieron intercambiando ideas mientras se dirigían a la

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