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La Evaluación De Competencias Educativas: Una Aplicación De La Teoría Holística De La Docencia Para Evaluar Competencias Desarrolladas a Través De Programas Educativos.
La Evaluación De Competencias Educativas: Una Aplicación De La Teoría Holística De La Docencia Para Evaluar Competencias Desarrolladas a Través De Programas Educativos.
La Evaluación De Competencias Educativas: Una Aplicación De La Teoría Holística De La Docencia Para Evaluar Competencias Desarrolladas a Través De Programas Educativos.
Libro electrónico254 páginas1 hora

La Evaluación De Competencias Educativas: Una Aplicación De La Teoría Holística De La Docencia Para Evaluar Competencias Desarrolladas a Través De Programas Educativos.

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Una educacin centrada en el aprendizaje requiere identificar el nivel de competencia y dominio de los contenidos que ha alcanzado el estudiante, sin esta informacin no se puede conocer la efectividad de un sistema educativo.
Los docentes an tienen la incertidumbre de cmo identificar si han alcanzado la competencia sus estudiantes.
Con base en la Teora Holstica de la Docencia, usted responder a la pregunta:
Cmo evaluar las competencias de sus estudiantes?
Tiene en sus manos un mtodo que permite mejorar el desarrollo y la evaluacin de las competencias que establecen actualmente los programas educativos.
Adems se presenta una caracterizacin de las actitudes favorables y desfavorables para el aprendizaje en los estudiantes de nuestro tiempo, as como una propuesta metodolgica e instrumentos para poder evaluar las dimensiones del aprendizaje.
Le advierto que al terminar de leer este libro slo le faltar dar un paso para convertirse en un docente sobresaliente, modificando su manera de pensar y evaluar, Est dispuesto a innovar aplicando un nuevo mtodo para la evaluacin de competencias?
Este libro se recomienda para el maestro que quiere mejorar su competencia evaluativa.
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento10 oct 2012
ISBN9781463340889
La Evaluación De Competencias Educativas: Una Aplicación De La Teoría Holística De La Docencia Para Evaluar Competencias Desarrolladas a Través De Programas Educativos.
Autor

Dr. Omar Iván Gavotto Nogales

El Dr. Omar Iván Gavotto Nogales es Doctor en Ciencias de la Educación y autor de los siguientes libros: La Teoría Holística de la Docencia, Un Enfoque Holístico para la Evaluación de Competencias: Sólo para Docentes Sobresalientes, La Evaluación de las Actitudes en el Aprendizaje de Competencias, Critica a la Educación Práctica y a la Práctica de la Educación en México y La Evaluación de Competencias Educativas. Si desea comunicarse con el autor puede hacerlo a través del siguiente correo electrónico: ogavotto@gmail.com El doctor Omar Iván Gavotto Nogales es educólogo, pedagogo e investigador especialista en evaluación curricular y en educación basada en competencias, se ha desempeñado como docente en todos los niveles educativos, en contextos rurales y urbanos, del sector publico y privado.

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    La Evaluación De Competencias Educativas - Dr. Omar Iván Gavotto Nogales

    Copyright © 2012 por Dr. Omar Iván Gavotto Nogales.

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

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    Fax: 01.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    428454

    Contenido

    Introducción

    El valor de aprender

    Las competencias: un medio para al desarrollo social

    La competencias educativas: un reto al profesor tradicional

    Los conocimientos previos para evaluar competencias

    Las evidencias de las competencias, un juego de naipes

    La evaluación de competencias desde un enfoque holístico

    La evaluación de las actitudes en el aprendizaje de competencias

    Actitudes escolares de nuestro tiempo

    Sustentos teóricos en la evaluación de las actitudes

    ¿Qué evaluar de las actitudes y cómo hacerlo?

    Instrumentos para evaluar las actitudes

    Certificación de la competencia

    Actividad integradora

    Referencias

    Introducción

    Definitivamente, evaluar competencias es una tarea complicada para el profesor tradicional que piensa que el propósito de la evaluación es registrar los errores de sus estudiantes.

    Pero si usted es un profesor tradicional o en proceso de dejar de serlo y está dispuesto a mejorar sus prácticas de enseñanza-aprendizaje y esquemas mentales con relación a la evaluación del desempeño de los estudiantes, entonces tiene en sus manos un material muy valioso. Lo invito a que continúe hasta el final sin perder el entusiasmo, invierta un par de horas de su tiempo en realizar una lectura reflexiva y descubra lo sencillo que es evaluar una competencia desde un enfoque holístico.

    Motívese, en este momento, así como usted hay miles de maestros que han tomado la decisión de mejorar la calidad de la educación en México. Sin embargo, uno de los problemas más graves en la actualidad es que no existe la debida correspondencia entre los nuevos programas educativos y la capacitación de los docentes, nos han explicado hacia donde debemos dirigirnos, pero no nos han dicho cómo hacerlo.

    Debo reconocer que no hace mucho tiempo tenía posiblemente la misma preocupación que tienen actualmente muchos docentes ¿Cómo voy a evaluar las competencias de mis estudiantes? Permítame aclararle que después de realizar varias investigaciones de campo, me propuse a aplicar varios procesos de evaluación con base en el marco teórico de una educación basada en competencias y la Teoría Holística de la Docencia, recogiendo información de los resultados experimentales con diversos grupos de educación básica, media superior y superior, para desarrollar la metodología que aquí pongo a su disposición.

    Me complace compartir con la comunidad académica algunas reflexiones en torno a esta temática, un método sencillo y práctico que se explica a través de naipes como si fuera un simple juego de baraja, buscando obtener la carta más alta, analogía que pretende equiparar una evidencia integradora o contundente como indicador de que el estudiante ha desarrollado la competencia evaluada.

    Este libro tiene el propósito de difundir un enfoque holístico para la evaluación de competencias de los estudiantes, como ya se señaló este método ha sido puesto a prueba en diversos programas educativos del nivel básico, medio superior y superior.

    El autor agradece a todos los docentes que han participado en los talleres de evaluación de competencias y que han implementado exitosamente este método permitiendo validar su eficacia. El método busca centrar al docente en la evaluación de la competencia y evitar sobrestimar otros elementos del proceso educativo para la promoción del estudiante o la aprobación de un curso diseñado para desarrollar competencias, sin alcanzar dicha competencia.

    Los docentes que evalúan competencias desde un enfoque holístico logran disponer de mayor tiempo para la retroalimentación de los estudiantes, y atender sus necesidades con equidad.

    Le recomiendo que estudie este material respetando el orden de los temas y subtemas para su mejor comprensión, debido a que se inicia con una serie de reflexiones para contextualizar el proceso de evaluación y se definen los conceptos que son indispensables para realizar una evaluación desde un enfoque holístico. Se continúa con la presentación de la metodología a través de varios ejemplos para que el lector realice algunas adecuaciones a su grado y nivel educativo.

    Al Gore expreso en el documental Una Verdad Inconveniente que nuestro mayor problema no es lo que ignoramos, sino lo que aseguramos saber y no es cierto.

    Uno de los problemas más graves en la educación en México es que muchos docentes actuamos convencidos de que estamos aplicando correctamente los procesos educativos, los resultados obtenidos en las diversas evaluaciones nacionales e internacionales, confirman que los alumnos no tienen dominio de los contenidos, estamos muy lejos de educar integralmente, posiblemente nos acercamos a la instrucción o formación de los estudiantes en un determinado campo disciplinar, regularmente los docentes hacemos inferencias del aprendizaje con indicadores que no corresponden a lo evaluado, por ejemplo, recogemos información de los conocimientos y afirmamos que se evaluó la competencia, recogemos información de las habilidades de los estudiantes y aseguramos que evaluamos la competencia, ignorando en la mayor parte de los casos la dimensión actitudinal de los estudiantes.

    Tenga presente que este libro no pretende enseñarle algo….sino ayudarle a aprender como evaluar competencias.

    El valor de aprender

    La sociedad latinoamericana se está transformando rápidamente. Es notable el progreso en el bienestar y desarrollo económico de un sector mayoritario de la población; pero no podemos confirmar la existencia de un desarrollo humano integral, se evoluciona en algunas dimensiones y se involuciona en otras. Los jóvenes viven con mayor confort que sus padres a su misma edad, sin embargo los jóvenes de la era digital, están presentando rasgos muy distintos a los socialmente deseables. Incluso se hace mención en el análisis de diversos foros, el caso frecuente de niños y jóvenes que ejercen una especie de tiranía con sus padres y con sus maestros.

    ¿Para qué educamos? Es una pregunta que debemos hacernos todos los maestros. Posiblemente usted ya conoce la respuesta, pero permítanos recordarle que educamos para formar integralmente a las nuevas generaciones, al transmitirles lo más valioso de nuestra cultura, para que puedan hacer frente a los retos futuros y mejorar sus condiciones de vida, transformándose en personas productivas para la sociedad.

    Sin embargo, los resultados educativos nos hacen pensar que tenemos otro concepto de educación, o que la educación que impartimos no es congruente con el mismo, ya que no hemos logrado educar a las nuevas generaciones con los valores que permiten una mejor convivencia y bienestar social.

    Una de las acepciones relacionadas con el concepto de educación es aquella que se refiere a los buenos modales de cortesía y urbanidad, por lo que nos basamos en estos atributos para considerar el nivel de educación de la persona, con independencia de su formación profesional. Cada vez son más los casos de individuos que han concluido estudios de nivel superior y que no tienen los modales, hábitos y comportamientos socialmente aceptados, por lo que no se corresponden con lo que definimos como una persona educada. En estos casos los sujetos han sido escolarizados e instruidos pero no educados.

    Actualmente resulta necesario reflexionar y preguntarnos:

    ¿Somos maestros que estamos enseñando con el ejemplo o solamente intentamos educar a los estudiantes con valores de una sociedad utópica? Cardona (2000) señala que es impostergable el compromiso en materia de formación de valores que deben asumir los maestros y autoridades educativas. La educación requiere ser auténtica y tener como propósito preparar seres humanos justos y responsables, y no sólo estudiantes informados sobre justicia y moral.

    Los maestros debemos poner mayor atención al tema de la educación en valores y al desarrollo de actitudes favorables hacia el estudio, debido a que éstos intervienen en la formación de la consciencia individual y en el desarrollo de los juicios morales (Latapí, 1999).

    En la actualidad la sociedad mantiene vigente en los debates públicos la educación formal, cuestionando los servicios educativos que están recibiendo los niños y jóvenes, debido a la transcendencia de estos temas en la vida de todas las personas.

    No queda duda de la pertinencia del tema y la necesidad de abordarlo con la profundidad e inmediatez que amerita, lo cual conduce a una reconsideración de los contenidos curriculares dirigidos a la formación de valores cívicos y éticos y más allá de ello a una revisión de las prácticas pedagógicas que aún son insuficientes en sus esfuerzos por formar individuos a la altura de las exigencias internacionales.

    Pero si bien es éste el ejemplo más cercano, han sido múltiples los organismos que a través de sus espacios y programas y desde hace varios años vienen contemplando entre sus objetivos principales la atención al tema de los valores y a las nuevas problemáticas que se presentan en el ámbito educativo. Al respecto Piñon (2005) reconoce que estamos en medio de un cambio de época que es también un cambio de la sociedad. Un cambio en donde los conocimientos y los valores a transmitir en el proceso educativo y que hasta hace relativamente poco tiempo eran aceptados como evidencia indiscutible, están siendo cuestionados.[1] Al mismo tiempo se tiene consciencia de que otros valores están siendo redimensionados y emergen con nuevas significaciones. Estos valores se refieren al cuidado del medio ambiente, al respeto hacia la diversidad cultural, étnica y religiosa, valores orientados a la igualdad de oportunidades y a la igualdad de género, valores relacionados con la ciudadanía y los derechos democráticos, etc.

    De manera que es posible constatar el reconocimiento social (al menos desde las instancias oficiales) de la trascendencia de la temática de la educación integral de los individuos, así como una consciencia colectiva de los problemas más frecuentes. Existe además un respaldo de estudios e investigaciones considerables que clarifican los aspectos conceptuales más importantes a tratar, sin embargo, aún continúa siendo una necesidad el lograr implementar la teoría y encontrar alternativas que promuevan el desarrollo de los valores anhelados en los individuos. Tal como suele ocurrir en muchas ocasiones, sabemos qué queremos lograr, pero aún seguimos sin encontrar las vías efectivas para alcanzar nuestros objetivos.

    Educar integralmente demanda ciertas condiciones, entre ellas, ofrecer modelos y generar buenas prácticas de convivencia en el aprendizaje. Pero ¿Qué modelos observan diariamente nuestros estudiantes? ¿Qué prácticas de convivencia se verifican en el espacio escolar y extraescolar? ¿Qué aspectos determinan hoy el carácter de las relaciones interpersonales? ¿En qué medida la labor del maestro se ve neutralizada por la influencia del contexto en que se desenvuelve el alumno? ¿Cómo pueden trascender aquellos ejemplos positivos que ofrecemos a quiénes formamos, si en su cotidianidad las necesidades pueden desplazar a los valores y la presión social magnifica frecuentemente a los anti-valores?

    En este sentido nos remitimos a la teoría cognitivo-social del aprendizaje y a la teoría observacional de Albert Bandura, por cuanto imitamos aquello que observamos y cuyo éxito es ratificado de alguna manera por el grupo. En otras palabras, aprendemos a partir de los modelos que observamos. Aunque no se trata de una simple imitación. El sujeto, decide qué imitar y selecciona su modelo a seguir. Intervienen en ello factores cognitivos que hacen posible procesos de reflexión, comparación y generalización. Los comportamientos bajo esta perspectiva obedecen tanto a los aspectos personales como a factores ambientales que poseen gran peso en el aprendizaje.

    En edades tempranas, los modelos más comunes a imitar por los niños, son sus padres, sus maestros, sus compañeros y hasta personajes irreales de historias infantiles de los libros o de la televisión. La situación se complejiza en los adolescentes, jóvenes y adultos pues los modelos a imitar se multiplican y el maestro es aventajado por otros modelos en muchos casos alejados de aquellos que exhiben las conductas consideradas como loables en un ser humano.

    Algunos expertos han señalado que los valores son fuertes motivadores de las acciones y sirven para guiar la conducta de las personas, que junto con sus creencias y principios determinan en gran medida las actitudes, consideradas como la predisposición a los comportamientos.

    Desde una perspectiva cognitiva del campo de la psicología social, la actitud es un conjunto organizado y duradero de convicciones

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