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Nueve Semanas
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Libro electrónico349 páginas3 horas

Nueve Semanas

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Nueve Semanas es la crnica de un viaje a Europa, que se hizo en familia por diferente pases, tales como Francia, Espaa, Suiza e Italia.
El viaje se inicia con Luis y sus dos hijos, Luis Umberto e Ildemaro, partiendo el da primero de Junio desde Denver, USA con destino a Lyon, Francia.
Arribaron a Niza a comienzos de la sptima semana donde se une al grupo Carolina, esposa y madre, y as la familia completa contina el recorrido hasta el 4 de Agosto, fecha de regreso a casa.
Sucesos, historia y diferentes ancdotas son relatadas de tal forma que se convierten en un libro ameno y ligero de leer adems de resaltar referencias interesantes de conocer sobre el viejo continente
IdiomaEspañol
EditorialPalibrio
Fecha de lanzamiento23 jul 2012
ISBN9781463333553
Nueve Semanas

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    Nueve Semanas - Luis Asprino

    Copyright © 2012 por Luis Asprino.

    Fotografía: Luis Umberto e Ildemaro Asprino Payares

    Ilustración: Ildemaro Asprino Payares

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o transmitida de cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopia, grabación, o por cualquier sistema de almacenamiento y recuperación, sin permiso escrito del propietario del copyright.

    Las opiniones expresadas en este trabajo son exclusivas del autor y no reflejan necesariamente las opiniones del editor. La editorial se exime de cualquier responsabilidad derivada de las mismas.

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    Fax: +1.812.355.1576

    ventas@palibrio.com

    419805

    Índice

    Introducción

    Primero y dos de junio

    Tres de junio

    Cuatro de junio

    Cinco de junio

    Seis de junio

    Siete de junio

    Ocho de junio

    Nueve de junio

    Diez de junio

    Once de junio

    Doce de junio

    Trece de junio

    Catorce de junio

    Quince de junio

    Dieciséis de junio

    Diecisiete de junio

    Dieciocho de junio

    Diecinueve de junio

    Veinte de junio

    Veintiuno de junio

    Veintidós de junio

    Veintitrés de junio

    Veinticuatro de junio

    Veinticinco de junio

    Veintiséis de junio

    Veintisiete de junio

    Veintiocho de junio

    Veintinueve de junio

    Treinta de junio

    Primero de julio

    Dos de julio

    Tres de julio

    Cuatro de julio

    Cinco de julio

    Seis de julio

    Siete de julio

    Ocho de julio

    Nueve de julio

    Diez de julio

    Once de julio

    Doce de julio

    Trece de julio

    Catorce de julio

    Quince de julio

    Dieciséis de julio

    Diecisiete de julio

    Dieciocho de julio

    Diecinueve de julio

    Veinte de julio

    Veintiuno de julio

    Veintidós de julio

    Veintitrés de julio

    Veinticuatro de julio

    Veinticinco de julio

    Veintiséis de julio

    Veintisiete de julio

    Veintiocho de julio

    Veintinueve de julio

    Treinta de julio

    Treinta y uno de julio

    Primero de agosto

    Dos de agosto

    Tres de agosto

    Introducción

    La escritura nace en Sumeria 3000 años a.C., donde originalmente fueron trazados con una caña un conjunto de signos sobre tablas de arcilla blanda, para dejar grabadas permanentemente situaciones de la vida diaria.

    Muchos son los siglos que han transcurrido hasta nuestros días y durante los cuales se han escrito libros, considerados verdaderas obras de arte.

    Se cree que los dos libros más importantes que se han escrito en la historia son la Biblia y Don Quijote de la Mancha, obra de Miguel de Cervantes Saavedra publicada en el año 1605, una de las más traducidas en el mundo y considerada la primera novela moderna.

    *******************

    Desde joven he sentido deseos de escribir y recuerdo haberlo hecho con un par de cuentos que en este momento sólo existen en mi memoria.

    Como nunca es tarde, decidí concretar una idea que rondaba en mi cabeza desde el momento que planificamos un viaje a Europa. Se trataba de llevar un diario que comencé el mismo día de nuestra salida al viejo continente y que poco a poco lo fui complementando con información en cada lugar que visitamos, haciendo una pequeña referencia histórica del mismo y comentarios personales, para que la lectura fuera lo más amena posible.

    Otro de los motivos que me impulsó a desarrollar la idea fue el tiempo libre del cual disponía, durante nuestra estadía en la ciudad de Lyon, cuando mis hijos Luis Umberto e Ildemaro acudían a sus clases de francés.

    *******************

    Los diarios han sido imprescindibles para los viajeros más famosos del mundo. Por sólo mencionar a dos de ellos, está el diario llevado por Cristóbal Colón en su viaje hacia el descubrimiento del nuevo mundo y, no menos significativo, el diario de Darwin, conocido como El diario del viaje de un naturista alrededor del mundo.

    El siglo XIX fue lo que podemos llamar el clímax de los diarios, durante el cual famosos escritores e investigadores se dedicaron a escribirlos, tales como el viaje de Humboldt a España, donde narra meticulosamente las extrañas costumbres y vestimentas de los españoles o del escritor Pedro Alarcón, quien hizo una crónica sobre la guerra de España contra Marruecos.

    *******************

    La primera etapa del viaje y la más larga la pasamos en Lyon, Francia, donde llegué con Luis Umberto e Ildemaro y como lo habíamos planificado, iniciaron un curso intensivo de 60 horas para reforzar el idioma francés, que desde hace tres años lo estudian en bachillerato.

    Este curso les ocupó tiempo en las mañanas y parte de las tardes, de lunes a viernes, durante las primeras cuatro semanas del viaje.

    La estadía en Lyon se hizo rutinaria hasta la tarde, cuando regresaban los muchachos de clases y hacíamos visitas programadas a diferentes puntos de la ciudad.

    Los sábados viajábamos en tren hacia otros lugares fuera de la ciudad de Lyon.

    La segunda etapa resultó más dinámica, por lo corto de nuestra estancia en los diversos lugares que visitamos, incluyendo Niza, donde nos encontramos con mi esposa Carolina, quien nos acompañó durante el resto del viaje.

    *******************

    Como mencioné anteriormente, el propósito del diario es narrar y completar información sobre museos, edificaciones, pueblos, ciudades, muestras de diferentes artistas o cualquier suceso importante que nos haya llamado la atención y describirlo de una manera sencilla, para que los lectores conozcan nuestras experiencias y visiones de esta agradable e interesante visita al viejo continente.

    Primero y dos de junio

    El día de trabajo fue accidentado y todavía sentía los efectos del lumbago que me había empezado unos días antes, no sé si por los nervios del viaje o por el estrés que significaba entregar el informe final del año, que para nuestros efectos concluye el primero de junio, o por ambas cosas.

    Llegué a la oficina y a Dios gracias todo estaba en orden, así que apresuradamente salí en dirección a mi apartamento a ultimar detalles y tomar un taxi hacia el aeropuerto, pues el vuelo a Lyon partía esa misma tarde.

    Llegamos con suficiente tiempo al aeropuerto y casi dos horas antes de la salida ya estábamos chequeados.

    El vuelo fue puntual pero resultó bastante movido, al punto que me pareció ver nerviosas a las aeromozas y a pesar de no tenerle miedo a los aviones, también nos pusimos nerviosos. Sin embargo, después de la tormenta viene la calma y aterrizamos sin inconvenientes en el aeropuerto de Heathrow en Londres, donde debíamos hacer un transbordo para continuar hacia la ciudad de Lyon.

    La majestuosidad del aeropuerto y su espléndida zona comercial, hacen pequeño al aeropuerto de Denver, aunque nos resulte cómodo y funcional.

    El tiempo de espera se nos fue muy rápido, ya que nos distrajimos viendo la variedad de nacionalidades de las personas que circulan dentro del edificio. Es lo que yo llamo verdaderamente un Aeropuerto Internacional.

    Por cierto, nos comimos un singular bocadillo, un croissant con tomate y mozzarella, estilo pizza, verdaderamente digno de comentarse.

    A la rapidez que la distracción lo permite, ya estábamos montados en el avión que nos conduciría a Lyon. Era una hora y cuarto de vuelo, el cual transcurrió sin ningún problema.

    A la llegada al aeropuerto de Lyon nos encontramos con unas instalaciones muy sencillas, sin lujo ni aire acondicionado y fue donde pensé en la fama que tienen los franceses de austeros, pero esto me pareció demasiado. No obstante, éste era uno de los motivos importantes del viaje; conocer países con costumbres o formas de vida austeras, que sirvieran de ejemplo a mis hijos y de esta manera reforzar los conceptos educativos en tal sentido, con la suerte que Luis Umberto heredó el carácter austero de mi mamá, lo cual me parece una bendición. Luego me enteré de que era el sector viejo del aeropuerto.

    Una vez recogidas las maletas, demasiadas para movilizarse cómodamente, teníamos la idea de tomar un taxi, pero en información al turista nos recomendaron utilizar el autobús, ya que los taxis resultan muy costosos y el autobús, supuestamente, nos dejaría cerca del hotel.

    El costo por los tres en autobús fue de 27 euros y nos dejó en la estación de trenes de la ciudad. Increíblemente, ya estábamos en Lyon.

    *******************

    Lyon es la segunda ciudad más populosa de Francia, con cerca de cuatro millones 500 mil habitantes en su zona metropolitana y la tercera más extensa en área, con 48 kilómetros cuadrados aproximadamente.

    Esta ciudad fue proclamada en 1998 Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, con 428 hectáreas inscritas, la más grande del mundo junto a Burdeos.

    Fue fundada por los romanos en el año 43 a.C. y originalmente su centro se ubicó en las colinas de Fourvière, lugar donde se encuentra en la actualidad la basílica de Notre-Dame de Fourvière y desde donde se dominan las planicies de los ríos Ródano y Saona, que bañan a la ciudad.

    Los romanos fueron vencidos por los bárbaros y obligados a salir de Lyon, oportunidad que aprovecharon los galos para tomar la ciudad y convertirla en la capital de Galia, por su situación estratégica y los dos grandes ríos que la cruzan.

    A partir del siglo XI y por un largo período fue gobernada por el Sacro Imperio Romano Germánico, con una importancia religiosa tal que el poder civil lo regentaba el obispo de Lyon.

    Durante la Segunda Guerra Mundial fue uno de los grandes centros de resistencia nazi, donde destacó la actuación del alcalde Jean Moulin.

    Lyon es una ciudad abierta a todas las culturas y una de las grandes zonas urbanas de Francia. El sistema de transporte público es excelente, con metro, tranvía, autobuses modernos y un funicular que comunica con la colina de Fourvière. Todo puede ser utilizado con el mismo ticket que se compra en las taquillas del metro. Tiene cuatro sistemas ferroviarios interconectados con toda Europa y modernas autopistas.

    Clasificada como ciudad de arte e historia, la Unesco ha protegido las siguientes áreas de la ciudad:

    •   Saint-Jean: parroquia del viejo Lyon, corazón histórico de la ciudad y donde está ubicada la catedral de Saint-Jean.

    •   La Croix-Rousse: una colina de la ciudad que alberga el barrio del mismo nombre. Este sector tiene un pasado importante en el desarrollo de la industria de la seda.

    •   La Colina de Fourvière: que domina la ciudad desde sus alturas. Aquí se encuentra la basílica de Notre-Dame de Fourvière y el teatro romano.

    •   Vieux Lyon o viejo Lyon: barrio medieval a orillas del río Saona que ha permanecido intacto desde su construcción.

    •   La Presqu’île: considerado el autentico Lyon, es una continuación del viejo Lyon con monumentos, edificios y palacios de la época renacentista, es un verdadero orgullo de la ciudad.

    *******************

    Como pudieron, los muchachos lograron comunicarse con un transeúnte, quien nos dijo que debíamos tomar el metro para llegar a la dirección deseada. Sin monedas para el metro y totalmente perdidos, me lamenté no haber tomado el taxi, pero Luis Umberto e Ildemaro solucionaron todo con la ayuda de una persona que trabajaba en las taquillas del tren. Además, cambiaron un billete y consiguieron las monedas para el metro. Nos bajamos en la estación indicada y con la ayuda de varias personas, finalmente llegamos al apartotel. Una nueva sorpresa nos esperaba, pues las puertas de éste estaban cerradas y no había nadie en la recepción. Fue allí donde Ildemaro recordó que existe una clave para abrir la puerta principal del edificio.

    Una vez dentro, con la ayuda de una residente, quien nos explicó que había otra clave para abrir un buzón donde estaban las llaves, pudimos entrar al apartamento tipo estudio, pero suficientemente amplio.

    Tomamos una ducha, salimos a cenar y regresamos al apartamento para descansar y resolver los asuntos del día siguiente.

    El apartamento no tenía aire acondicionado y esa noche fue calurosa, razón por la cual no dormimos muy bien. Esa misma noche decidí que compraríamos un ventilador lo más pronto posible.

    Tres de junio

    Muy temprano en la mañana, ya estaba despierto y duchado, entonces decidí despertar a Ildemaro para que me acompañara a comprar algo en el supermercado, puesto que el apartamento estaba equipado con una cocinita lo suficientemente grande para poder cocinar a diario, tal cual lo habíamos planificado.

    La noche anterior, cuando buscábamos el apartotel, habíamos visto un pequeño supermercado cerca y hacia allá nos dirigimos. El Marché Plus era su nombre y me pareció magnífico, por lo cerca del edificio donde nos alojaríamos durante un mes.

    Hicimos una compra aproximada para dos días que me pareció bastante más costosa que en USA, de manera que estaba obligado a implementar un plan austero para las compras y de esta manera se los hice saber a mis hijos. Ellos lo entendieron perfectamente, porque les aclaré que esto no significaba pasar necesidad sino sencillamente evitar comprar productos inútiles, que en la mayoría de los casos tampoco eran buenos para la salud.

    Esa mañana debíamos presentarnos en el Instituto de Lenguas Inflexyon, en el cual mis hijos estaban inscritos desde hacía ya un largo tiempo. Ellos empezaban las clases y yo debía cancelar el resto de lo adeudado por adelantado. Resultó más costoso de lo calculado, pero a estas alturas no había vuelta atrás, así que pedí un descuento, logrando que me bajaran algo del monto. Me fui con la promesa de que recuperarían los dos días perdidos, ya que nosotros salimos un día lunes por la tarde de Denver y llegamos a Lyon el martes por la tarde. Los dejé en el Instituto para que empezaran de una vez y me regresé en metro con un mapa. Por lo bien señalizado, llegué sin problemas a mi destino.

    Ya en el apartamento, decidí preparar arroz con pollo, que les encanta a mis hijos, aunque hecho con diferentes ingredientes, razón por la cual no quedó exactamente igual a como lo preparo siempre.

    Pasadas las tres de la tarde llegaron al apartamento muy contentos con el Instituto, de manera que respiré aliviado. Con mucha hambre en el ambiente, hicimos nuestro primer almuerzo en la ciudad de Lyon.

    Después de un descanso, salí con Ildemaro a un centro comercial que quedaba enfrente de la parada donde nos había dejado el autobús que nos trajo del aeropuerto. La estación del metro, llamada Part-Dieu, que también sirve para el tren. Con las expectativas de que todo era caro, el ventilador me resultó económico y entonces nos comimos un sabroso helado.

    Como la idea era hacer un trabajo en equipo, Luis Umberto fue el encargado de armar el ventilador, pero como no contaba con las herramientas necesarias, decidimos salir a comprar un destornillador de estrías con la base del ventilador en la mano, con la esperanza de que alguien nos prestara uno. En ese momento nos dimos cuenta de que en Francia no existen ferreterías como en otros países, sino quincallerías donde venden de todo. Después de tanto preguntar y tratar que nos entendieran, dimos con la bendita quincalla, atendida por un uruguayo que nos prestó la herramienta y así pudimos aflojar los tornillos. Dándole mil gracias por la ayuda prestada, salimos la mar de contentos en dirección al apartamento.

    Ya sin presión, pudimos observar la cantidad de pequeños negocios al estilo de Sabana Grande o el centro de Caracas (lugares plenos de comercios), criterio que le da más oportunidades a las personas, que no es el caso de Estados Unidos (EEUU) donde si bien existen pequeños negocios, en la mayoría de las ciudades los grandes se han comido a los pequeños, con el establecimiento de cadenas de macro tiendas, que son impersonales y algunas llenas de mercancía china.

    Luis Umberto logró armar el ventilador con una pequeña ayuda de mi parte y esa noche pudimos dormir mucho mejor.

    Cuatro de junio

    Tengo como costumbre levantarme temprano, así que antes de las siete de la mañana ya estaba listo para salir. Desperté a Ildemaro para que me acompañara al Marché Plus para las compras del día. Al regreso, desayunamos y los muchachos salieron al Instituto.

    Empecé a sentir el cambio de horario y decidí tomar una siesta mañanera. Al levantarme preparé el almuerzo, unos Pepitos (sándwiches) de pollo con pan francés, que estaba seguro les iban a gustar. Más tarde salí a buscar un rallo que necesitaba para la cocina y que no lo había encontrado en el Marché Plus.

    Me dirigí a la quincallería pensando que allí lo podían vender, pero caminé por equivocación por una gran avenida que desembocaba en el río Ródano y al acercarme pude observar que había amplios caminos peatonales y canal para bicicletas en la ribera del río, con grandes jardinerías sembradas con grama, fuente y barras para ejercicios. En fin, estaba feliz de haber encontrado el sitio perfecto para caminar, que es uno de los ejercicios favoritos de la familia.

    Con una avenida de por medio de la ribera del río, habían edificios estilo europeo y de diferentes épocas, que reflejaban el buen concepto arquitectónico del sector y todo a medio kilómetro del apartotel.

    ¡Qué maravilla!

    Ya de regreso, conseguí la quincallería pero no vendían rallos, pasé por un supermercado que estaba en la vía y tampoco lo tenían, aunque no sé si entendieron bien el lenguaje por señas…

    Vi unas galletas francesas de coco y otras de naranja con chocolate que compré para tener un postre después del almuerzo. Fue tanta la aceptación, que desde ese momento y hasta el final del viaje nunca faltó una pequeña ración de dulce luego de las comidas y así fuimos probando diferentes galletas y otras golosinas en cada país que visitamos. Muchos resultaron exquisitos.

    Ya por la tarde estaba impaciente por la llegada de los

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