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Ciberactivismo: Las nuevas revoluciones de las multitudes conectadas
Ciberactivismo: Las nuevas revoluciones de las multitudes conectadas
Ciberactivismo: Las nuevas revoluciones de las multitudes conectadas
Libro electrónico328 páginas4 horas

Ciberactivismo: Las nuevas revoluciones de las multitudes conectadas

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Se extiende por el mundo una nueva forma de activismo social. En los últimos años hemos presenciado las revueltas árabes, las filtraciones de secretos de las embajadas de EE UU y los gobiernos de todo el mundo a través de Wikileaks, las acciones del colectivo de ciberatacantes Anonymous contra compañías como Visa o Amazon o la campaña electoral basada en redes sociales que llevó a Obama a la presidencia de Estados Unidos. Con la popularización de las redes sociales la gente tiene a su alcance unas poderosas herramientas para protestar contra los gobiernos, los políticos o las grandes empresas. Lo que hasta hace escasos años era privilegio de los pocos expertos que manejaban Internet, se está democratizando con las nuevas herramientas y la simplificación de la capacidad de emitir mensajes y relacionarse rápidamente con otras personas, sin importar la edad, el sexo, la religión o el lugar del mundo en el que se encuentran. Cualquiera puede ser un cabecilla o puede apoyar con facilidad un movimiento, la difusión de una idea que comparta o con la que no esté de acuerdo. Mientras, los poderes clásicos asisten con estupefacción a un mundo en el que el “control” sobre los clientes, lectores, espectadores y trabajadores se les escapa de las manos.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento22 mar 2018
ISBN9788490972328
Ciberactivismo: Las nuevas revoluciones de las multitudes conectadas
Autor

Yolanda Quintana

Periodista especializada en Internet y movimientos sociales. Fruto de ese trabajo fue la publicación, junto a Mario Tascón, de Ciberactivismo: las nuevas revoluciones de las multitudes conectadas (Los Libros de la Catarata, 2012), un libro que anticipaba las nuevas formas de protesta y de organización política. Para eldiario.es ha cubierto el caso Snowden y otras informaciones relacionadas con las tecnologías y los derechos civiles en la red. También es ponente habitual o profesora en jornadas y cursos, y autora de diversas publicaciones e investigaciones sobre estos temas. Es secretaria general y coordinadora de la Plataforma en Defensa de la Libertad de Información (PDLI) y trabaja como responsable de comunicación, tecnologías y privacidad en una organización de consumidores.

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Ciberactivismo - Yolanda Quintana

individuos⁹.

PRIMERA PARTE

NUEVAS REVOLUCIONES. LA SOCIEDAD EN RED

Y LA INFLUENCIA DE LA CULTURA ‘HACKER’

CAPÍTULO 1

Ciberactivismo y Ética ‘Hacker’

Febrero de 1996. En la ciudad suiza de Davos se celebra la asamblea anual del World Economic Forum para analizar la globalización de la economía mundial. Se recuerda porque en ella, quien fuera presidente del Bundesbank, Hans Tietmeyer, acusó duramente a la Comisión Europea de haber sido incapaz de presentar una propuesta que garantizase la estabilidad de la futura unión monetaria, para terminar advirtiendo: Los políticos deben comprender que están en lo su­­cesivo bajo el control de los mercados financieros y no solo de sus electores. No sería el único pronóstico acertado.

El año 1995 había sido el de Internet, con el desarrollo de la www como principal servicio de la Red. El número de ser­­vidores conectados a Internet superaba entonces los cinco millones y se produjeron hechos como el lanzamiento del navegador Netscape o el buscador Altavista. Davos, igual que hiciera un año antes el G-7, pone sus focos sobre estas, llamadas entonces superautopistas de la información. Se invita a Bill Gates y al hacker J. P. Barlow, letrista del grupo Grateful Dead y cofundador de la Electronic Frontier Foundation, asociación pionera en la defensa de las ciberlibertades y en esos momentos muy activa contra la Communications Decency Act (CDA) [Ley de Decencia en las Telecomunicaciones], una norma que se tramitaba en el Congreso norteamericano y contemplaba severas restricciones a la libre circulación de contenidos en Internet.

Barlow, en una intervención que escribe enfadado y algo borracho, se dirige a los líderes mundiales presentes en la cumbre para prevenirles: No sois bienvenidos entre nosotros. No ejercéis ninguna soberanía sobre el lugar en el que nos reunimos.

Se trata de la Declaración de independencia del ci­­berespacio¹⁰. Un texto que, por encima de su lirismo y sus tin­­tes utópicos, contiene claves tan actuales que el discurso puede calificarse de premonitorio en muchos de sus puntos: No tenéis ninguno derecho moral a gobernarnos […]; No nos conocéis ni conocéis nuestro mundo; Os atemorizan vuestros propios hijos, ya que ellos son nativos en un mundo donde vosotros siempre seréis inmigrantes. Como les teméis, encomendáis a vuestra burocracia las responsabilidades paternas a las que cobardemente no podéis enfrentaros, son algunas de sus frases emblemáticas.

¡Quieto! No des ni un paso en falso y suelta esa Blackberry muy despacito. ¡des-pa-ci-to!

(Pablo Soto MP2P)

En realidad, la historia que ayuda a entender los movimientos actuales de protesta había comenzado dos décadas antes de esta fecha, con la invención del ordenador personal (1973) y la red Arpanet (1969), el embrión del actual Internet¹¹ y de un nuevo paradigma: El informacionalismo fue en parte inventado y decisivamente modelado por una nueva cultura que resultó esencial en el desarrollo de las redes informáticas, en la distribución de la capacidad de procesamiento y en el au­­mento del potencial de innovación por medio de la cooperación y la participación. La comprensión teórica de esta cultura y de su papel como fuente de innovación y creatividad… es la piedra angular de la génesis de la sociedad en red (M. Castells: 123)¹².

Un aspecto relevante de estos orígenes, que fueron en el ámbito universitario y no militar, como erróneamente tiende a afirmarse, fue su vinculación con las dinámicas del trabajo científico.

Internet, creado por un grupo de expertos, denominados entre ellos hackers, defensores de los valores de la distribución del conocimiento científico —abierto, compartido, revisable y jerarquizado por meritocracia— y de la contracultura, se funda sobre esos principios. La Red se creó para compartir, cooperar y crear conocimiento de manera colaborativa a partir del libre acceso a la información. Unos valores que proceden del entorno universitario en el que se desenvuelven: Es­­te parentesco con el modelo académico de investigación no es accidental: la transparencia puede considerarse un legado que los hackers han recibido de la universidad (La ética del hacker y el espíritu de la era de la información, Pekka Himanen)¹³.

Fue Steven Levy (que en el libro Hackers. Heroes of the computer revolution¹⁴ presentaba el mundo de estos geniales pioneros) quien advirtió que existía una filosofía común que parecía ligada a la lógica de los ordenadores. Era la filosofía de compartir, de la apertura, la descentralización [...]. Y todo ello para un fin: Mejorar las máquinas y mejorar el mundo. Era la Ética Hacker.

No había manifiesto ni texto donde se plasmase este sueño no escrito, que Levy resumió en estos preceptos:

El acceso a los ordenadores y cualquier cosa que pue­­da enseñarte algo sobre la manera que funciona el mundo debería ser ilimitado y total.

Toda la información debe ser libre.

Desconfía de la autoridad. Promueve la descentralización.

El hacker debe ser juzgado por su hacking, no por criterios falsos como la titulación, la edad, la raza o la posición.

Puedes crear arte y belleza con un ordenador.

Los ordenadores pueden cambiar tu vida para mejor.

Como con la lámpara de Aladino, puedes conseguir que hagan tu voluntad. Seguramente todos podrían beneficiarse de experimentar este poder. Seguramente todos podrían beneficiarse de un mundo basado en la Ética Hacker¹⁵.

Estos principios son los mismos que subyacen en las movilizaciones sociales que se producen en la actualidad.

Ausencia de estructuras rígidas

Tanto los científicos como los hackers saben por experiencia que la ausencia de estructuras rígidas es una de las razones por las cuales su modelo es tan poderoso.

(Pekka Himanen, La ética del hacker y el espíritu en la era de la información)

El 10 de junio de 2011, Manuel Vázquez, comisario de la Brigada de Investigación Tecnológica de la Policía española, tenía todo preparado para comunicar lo que consideraba una gran victoria. Un día antes, a las doce menos cuarto de la ma­­ñana, a través de la cuenta oficial en Twitter, se había difundido el siguiente mensaje: La Policía desarticula la cúpula de Anonymous en España. El 18 de mayo atacaron la Junta Electoral Central. El tuit hacía referencia a los ataques distribuidos de denegación de servicio (DDoS) contra la web de este organismo como protesta por su decisión de no autorizar la manifestación convocada para ese día en la Puerta del Sol y que finalmente no evitaría una masiva concentración con la que se iniciaba un asentamiento estable que iba a du­­rar casi un mes.

La reacción de la Red ante aquella comunicación de la policía fue inmediata. La contundente denominación em­­pleada en el mensaje fue ridiculizada con decenas de tuits mordaces agrupados bajo la etiqueta #cupulasinexistentes que llegó a ser trending topic mundial.

Mientras esto ocurría en el mundo virtual, en el mundo físico el comisario Vázquez comparecía ante los medios de comunicación para informar de los detalles de la operación. La Policía, acostumbrada a ofrecer imágenes de alijos de dro­­ga y botines de robos como prueba del alcance de sus opera­­ciones, sabía qué foto debía ofrecer a la prensa. Durante sus ex­­plicaciones, Manuel Vázquez exhibió una máscara de Guy Fawkes incautada en los domicilios de los detenidos como prueba de su supuesta afiliación.

El gesto avivó aún más la mofa en las redes sociales y provocó que los fotomontajes donde aparecían intercambiados los rostros de ambos protagonistas de la escena (el jefe de Policía y la careta del personaje de la novela gráfica de Alan Moore) fueran uno de los virales más celebrados del momento.

Aunque desde el punto de vista legal los términos em­­pleados por la Policía, como las referencias a la pertenencia a un grupo organizado, no eran en absoluto inocentes, también ponían en evidencia la discordancia entre dos formas opuestas de entender la capacidad de actuación de los movimientos sociales.

La ausencia de estructuras rígidas y jerarquías contrasta con el sistema vertical establecido en todos los ámbitos —político, económico, social o cultural— y es uno los rasgos que más confunden a quienes, desde posiciones tradicionales, observan las nuevas formas de activismo. Por eso, la es­­tructura distribuida de colectivos como, por ejemplo, Ano­­nymous choca con el modo en que sus oponentes se en­­frentan a ella.

Hay muchos ejemplos que ilustran cómo este modelo organizativo basado en el principio de desconfía de la autoridad se lo debemos a los hackers pioneros que crearon Internet.

Entre los expertos que trabajaron en su desarrollo (originalmente Arpanet) se encontraba un grupo de estudiantes de doctorado de la UCLA, que suponían que, en cualquier mo­­mento, serían sustituidos por los profesionales. Para cuan­­do eso llegase, decidieron documentar todas las reuniones, discusiones y avances que se iban produciendo. Llamaron a estas notas, que comenzaron a publicar en 1969, Request for Comments (RFC) o solicitud de comentarios.

Se denominaron así porque a Steve Crocker, uno de los estudiantes que lideraba dicho grupo, le preocupaba mucho poder ofender a quienes fueran a ser los auténticos diseñadores de los protocolos. Se pasó una noche sin dormir componiendo palabras humildes para explicar el objetivo de estas notas. Las reglas básicas eran que cualquiera podía de­­cir lo que quisiera y que nada sería oficial¹⁶. Las RFC eran gestionadas por Joe Postel, otro de aquellos estudiantes, quien las editaba, distribuía y archivaba.

Los profesionales nunca llegaron y esas notas son las que terminaron documentando oficialmente el desarrollo de Internet¹⁷. Cada una de ellas individualmente suponía un documento, cuyo contenido es una propuesta para un nuevo protocolo que se explicaba con todo detalle para que, en caso de ser aceptado, pudiera ser implementado. Por ejemplo, el protocolo IP se detalla en la RFC 791 o el HTTP (escrito por Tim Berners-Lee, entre otros) en la RFC 2616.¹⁸

Al Grupo de Trabajo en Red [Network Working Group (NWG)] le concierne el software de los servidores, las estrategias para usar la Red, y los experimentos iniciales con ella. El esfuerzo de documentación del NWG es a través de documentos como este. Los documentos pueden ser producidos en cualquier sitio por cualquiera e incluidos en esta serie.

El contenido de un documento NWG puede ser cualquier idea, sugerencia, etc., relativo al software de los servidores u otros aspectos de la red. Los documentos están promovidos para ser oportunos antes que pulidos. Las posturas filosóficas sin ejemplos u otras especificaciones, sugerencias de especificaciones o técnicas de implementación sin introducción o explicación de fondo y cuestiones explicitas sin alguna respuesta probada son todas aceptables. La longitud mínima para un documento NWG es una frase.

Estos estándares (o la falta de ellos) están establecidos explícitamente por dos razones. Primero, hay una tendencia a ver una declaración escrita como algo oficial, y esperamos promover el intercambio y la discusión más que las ideas autorizadas. Segundo, hay una indecisión natural a publicar algo sin pulir, y esperamos superar esta inhibición.

RFC-3 (Steve Crocker, abril de 1969)¹⁹

Otro ejemplo de la sinrazón de las cúpulas en organizaciones distribuidas es cómo el protocolo TCP/IP llegó a implantarse como el estándar de Internet que es hoy: En 1974, Vinton Cerf y Bob Kahn [dos de los padres de Internet] habían diseñado el protocolo de transmisión de paquetes TCP/IP. Pero, en 1982, el National Bureau of Standards [organismo de normalización] decretó que debía usarse otro protocolo, llamado OSI. A los hackers no les gustaba OSI, porque era una imposición de los burócratas y nunca se había probado en redes, al contrario que TCP/IP. Hicieron oídos sordos y mediante Internet extendieron el uso de TCP/IP entre sus colegas de todo el mundo (Molist, 2006)²⁰.

Desde el punto de vista del estudio de los movimientos sociales, la configuración horizontal y flexible de los nuevos fenómenos de activismo plantea retos interesantes, como el análisis de la construcción de la identidad colectiva o de los mecanismos de toma de decisiones.

Afortunadamente, el hecho de que en el activismo online las discusiones en torno a estos asuntos se desarrollen públicamente y, en ocasiones, en el marco de plataformas de fácil rastreo, facilita su análisis.

Una muestra son las conversaciones mantenidas en marzo de 2011 en el grupo de Facebook Estado del Malestar —uno de los embriones del movimiento 15-M— sobre la conveniencia de contar con líderes o portavoces y otros aspectos relacionados con su identidad colectiva. El origen de los debates fue la publicación, el día 2 de ese mes, de la primera nota de prensa de la denominada Plataforma de coordinación de grupos pro movilización ciudadana. Un documento firmado por colectivos diversos (entre otros, Juventud sin futuro, #nolesvotes y el propio Estado del Malestar) en el que se anunciaban las movilizaciones de mayo que darían la vuelta al mundo.

Parece inevitable que llegados a un cierto número de miembros surjan acciones encaminadas a coordinar acciones […] Dado que situaciones como las de hoy pueden volver a darse, lanzo las siguientes preguntas: *Sería necesario que hubiera una coordinación entre todos los grupos del Malestar??? *Es lícito usar el nombre de Estado del Malestar por todos los miembros del grupo o ha de especificarse el grupo??

(Zapirika)

Una cosa que nunca he entendido. He visto muchas veces manifestaciones por la tele, en las que participan organizaciones (partidos políticos, sindicatos, etc.). Esto no me parece lógico. Me parece más lógico que los miembros de estas organizaciones, como ciudadanos, participen en estas manifestaciones.

(Geko)

Siete meses después, en el movimiento Occupy de Canadá, el debate no era muy distinto: Occupy Canada: When talking to media, it’s always good to say you speak for yourself, not for the group. #OccupyCanada²¹.

Las movilizaciones basadas en la agregación espontánea de individuos sin estructuras rígidas ni jerarquías escapa del enfoque que propone, desde la sociología de los movimientos sociales, la Teoría de Movilización de Recursos (TMR)²², que considera que son los grupos sociales, y no los individuos aislados, los actores de la acción colectiva. Desde esta perspectiva, las organizaciones son las portadoras de los movimientos sociales, ya que posibilitan la consecución de sus objetivos movilizando para ello los recursos disponibles de forma eficaz²³.

Tampoco los planteamientos de los teóricos de los Nuevos Movimientos Sociales (NMS)²⁴ sirven para explicar esta ausencia de estructura jerárquica en la movilización distribuida. Porque, si bien los actores serían para estos autores más que organizaciones formales, redes de grupos con un funcionamiento descentralizado y participativo, los NMS siguen manteniendo el foco en colectivos (ecologistas, altermundistas, feministas…) con una configuración vertical —tanto en la forma como en los procesos de toma de decisiones— y con una organización previa.

De ambos modelos huye el nuevo activismo. En el ámbito del 15-M encontramos al menos dos momentos donde esta divergencia se manifestó con rotundidad: la desvinculación de un sector de la plataforma ¡Democracia Real YA! (uno de los convocantes de la manifestación del 15 de mayo de 2011) al decidir constituirse formalmente en asociación y la alteración de la dinámica y estructura de la protesta Ocupa el Congreso del 25 de septiembre de 2012.

Fabio Gándara, Pablo Gallego y otros promotores de la plataforma deciden, tras tensiones previas por la dinámica del movimiento (No hay normas ni organización, se dice)²⁵ y la gestión de los perfiles en las redes sociales, impulsar una asamblea en Leganés el 22 de abril de 2012, en la que se acuerda la creación de la Asociación Democracia Real YA (DRY). La estratagema genera una encendida respuesta del colectivo que difunde un comunicado en el que manifiesta: "Seguimos creyendo en una red de personas coordinadas y sin líderes, que no puede ni debe confinarse a los limitados marcos del derecho. Es por ello que DRY seguirá funcionando como una red horizontal sin representantes, rigiéndose por los principios originales con los que se articuló hace más de un

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