Descubre millones de libros electrónicos, audiolibros y mucho más con una prueba gratuita

Solo $11.99/mes después de la prueba. Puedes cancelar en cualquier momento.

Querido Diario
Querido Diario
Querido Diario
Libro electrónico90 páginas1 hora

Querido Diario

Calificación: 0 de 5 estrellas

()

Leer la vista previa

Información de este libro electrónico

Sé que talvez con lo que voy a decir abriré una puerta que no podré cerrar. Es fácil mostrarte enojado o molesto cuando ves que alguien sufre de acoso, de violencia o de cualquier tipo de hostigamiento, te enojas, te indígenas pero al final no haces nada. Yo he sufrido y me he callado. No sé cuántas veces le he pedido a Dios que me ayude a ser diferente, le he pedido que me ayude a ser como los demás. No quiero ser diferente, quiero encajar. Me prometí muchas veces que cambiaria y que tendría los mismos gustos que todos, prometí no dejarme llevar por mis sentimientos y siempre usar la cabeza antes de actuar. Prometí que no haría lo que quiero, sino que actuaría como todos dicen que debo de hacerlo. Nunca lo logré. No quiero contarles una bonita historia, o repetir lo que alguien más dijo antes. Quiero hablar sobre mí y sobre mi propia experiencia. Pido una disculpa por haberme callado tanto tiempo, espero que después de que lean mi querido diario, se abra una puerta que jamás será cerrada.

IdiomaEspañol
EditorialGRP
Fecha de lanzamiento1 mar 2018
Querido Diario

Relacionado con Querido Diario

Libros electrónicos relacionados

Artículos relacionados

Comentarios para Querido Diario

Calificación: 0 de 5 estrellas
0 calificaciones

0 clasificaciones0 comentarios

¿Qué te pareció?

Toca para calificar

Los comentarios deben tener al menos 10 palabras

    Vista previa del libro

    Querido Diario - Zita Ruíz

    © Zita Alejandra Ruíz Maza.

    © Grupo Rodrigo Porrúa S.A. de C.V.

    Lago Mayor No. 67, Col. Anáhuac,

    C.P. 11450, Del. Miguel Hidalgo.

    Ciudad de México.

    (55) 6638 6857

    5293 0170

    direccion@rodrigoporrua.com

    1a. Edición, marzo 2018.

    ISBN:

    Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier medio

    sin autorización escrita del titular de los derechos patrimoniales.

    Características tipográficas y de edición:

    Todos los derechos conforme a la ley.

    Responsable de la edición: Rodrigo Porrúa del Villar.

    Corrección ortotipográfica y de estilo: Graciela de la Luz Frisbie y Rodríguez /

    Rodolfo Perea Monroy.

    Diseño de portada: Mauricio Castillo Pernas.

    Diseño editorial: Grupo Rodrigo Porrúa S.A. de C.V.

    Para Topacio,

    para mí siempre serás la MEJOR.

    PrÓlogo

    Sé que talvez con lo que voy a decir abriré una puerta que no podré cerrar.

    Es fácil mostrarte enojado o molesto cuando ves que alguien sufre de acoso, de violencia o de cualquier tipo de hostigamiento, te enojas, te indígenas pero al final no haces nada.

    Yo he sufrido y me he callado.

    No sé cuántas veces le he pedido a Dios que me ayude a ser diferente, le he pedido que me ayude a ser como los demás. No quiero ser diferente, quiero encajar.

    Me prometí muchas veces que cambiaria y que tendría los mismos gustos que todos, prometí no dejarme llevar por mis sentimientos y siempre usar la cabeza antes de actuar. Prometí que no haría lo que quiero, sino que actuaría como todos dicen que debo de hacerlo. Nunca lo logré.

    No quiero contarles una bonita historia, o repetir lo que alguien más dijo antes. Quiero hablar sobre mí y sobre mi propia experiencia.

    Pido una disculpa por haberme callado tanto tiempo, espero que después de que lean mi querido diario, se abra una puerta que jamás será cerrada.

    10 de diciembre de 2015

    Todo lo que empieza tiene que terminar de alguna forma. En este mundo terrenal nada es eterno. La vida misma tiene sentido por el hecho de que todo acaba, nada dura por siempre. La muerte es lo que nos impulsa día a día a hacer las cosas, a levantarnos de la cama y seguir viviendo, nos hace hacer las cosas hoy, a no dejar nada para mañana, porque el mañana es incierto. Desde que nacemos, lo único que tenemos seguro es que vamos a morir. Entonces, ¿cuál es el sentido de la vida? ¿Tan sólo soy una persona encerrada en el plan de alguien más? ¿No puedo controlar las situaciones que se me presentan en la vida?

    Siempre debo seguir las reglas de una sociedad contaminada, repleta de gente que finge ser algo que no es. No puedo controlar las circunstancias, pero por lo menos puedo controlar mi muerte, no dejar ese hecho al azar, ni al destino. Yo puedo decidir cómo y cuándo quiero morir. No tengo que esperar a que la muerte me llegue de forma inesperada, tengo poder sobre mi muerte.

    La tina se estaba tornando de un color rojo profundo. Dejé que chorreara la sangre de mis venas mientras cortaba la piel con una navaja de afeitar que mi padre guardaba en el primer cajón debajo del lavabo. Primero eran unas cuantas gotas, después era un chorro rojizo que salía desde adentro de mis muñecas y que se escurría por todo el brazo.

    Qué cliché, habiendo tantas formas de conocer la muerte, ¿por qué decides morir cortándote las venas? Siendo honestos,

    nunca fui una persona creativa, pero para mí la sangre que chorreaba de mis muñecas representaba todas las lágrimas derramadas que me llevaron hasta ese punto; era casi poético. Quería que me encontraran así, con la piel abierta como las heridas de mi corazón. O tal vez, simplemente quería sentir algo; hacía ya tanto tiempo que no sentía nada real. Pensaba que si tomaba una pistola y me daba un tiro en la cabeza sería una muerte instantánea, no le daría tiempo a mi cuerpo de sentir y nunca me gustaron las pastillas ni las drogas, así que una sobredosis no era una opción, no podría morir de una forma que nunca viví.

    Y entonces, como por arte divina comencé a sentir. Sentí cómo brotaba la sangre que estaba dentro de mí, sentí cómo con cada gota de sangre que salía de mis muñecas la vida se me iba apagando al igual que el sol se va apagando con el transcurso de las horas para que llegue la noche. La muerte se parece tanto a la vida misma, qué ironía. El tiempo es el peor enemigo de todos.

    Cerré los ojos; tenía tanto sueño, los párpados me pesaban, mi mente y mi cuerpo estaban tan cansados que no podía moverme. Entonces a lo lejos escuché una melodía, era como una caricia que entraba a mis oídos.

    ¿Qué canción es esa?

    Entonces agudicé mis oídos y escuché con más atención… claro que conocía la canción eran los Carpenters, On Top of the World.

    Escuché cada una de las palabras que decía la canción y me puse a cantar, fue casi inconsciente. Con cada estrofa de la canción, mis ojos se volvían más pesados me era casi imposible seguir alerta.

    ¿Disfrutas la vista previa?
    Página 1 de 1