Sobre el Sol. Sobre el Lumen
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En la precedente edición hemos invertido el orden de los tratados para ayudar a la comprensión de los mismos. Ambos opúsculos tienen como misión una elevación de la mirada interior hacia realidades superiores que se hallan ocultas o simbolizadas en las imágenes sensibles del Sol y de la luz y que una visión interpretativa más profunda puede revelarlas y esclarecerlas.
Marsilio Ficino
Marsilio Ficino wird 1433 in der Toskana als Sohn des Leibarztes von Cosimo de Medici geboren, der lebenslang sein Gönner und Förderer bleibt. Nach dem Studium der Philosophie und Medizin in Pisa und Florenz beginnt er das Studium des Griechischen und übersetzt neben platonischen Texten auch einige neuplatonische.Um 1469 entsteht Über die Liebe oder Platons Gastmahl, in dem gelehrte Florentiner während eines Gastmahls am Leitfaden von Platons Symposion sieben Reden über die Liebe im platonischen Sinne halten. Den Gegenstand dieser Erörterungen in literarischer Form bilden unterschiedliche Bereiche der Liebe: die Herkunft des Eros, die Empfindungen der Liebenden, die Formen und Erscheinungen der Schönheit, die Art und Weise des Verliebens und viele andere. Ficinos movens dabei ist die Ausarbeitung einer „philosophischen Religion“, die in der Versöhnung platonischen Denkens mit der Christentum ihre Aufgabe sieht, da letztlich die platonische Liebe eine Liebe zu Gott sei. Dem Werk ist bis in 17. Jahrhundert hinein große Aufmerksamkeit zuteil geworden.Die platonische Theologie über die Unsterblichkeit der Seele wird 1474 vollendet, und ist der weiteren Ausführung der „philosophischen Religion“ gewidmet. Die Wirkung des Werks auf die Renaissancephilosophie war erheblich und bestimmt die Rezeption des Neu-Platonismus bis hin zu Hegel.Ficino stirbt 1499 in Florenz.
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Sobre el Sol. Sobre el Lumen - Marsilio Ficino
Esta colección bifronte ofrece, en una de sus caras, una serie de textos fundadores del pensamiento renacentista (correspondientes a la Antigüedad Tardía, el Medioevo y al propio Renacimiento) en su traducción al castellano.
Su segundo rostro se conforma por estudios especializados sobre los textos, temas y problemas del pensamiento renacentista que abarcan la historia de la filosofía, el humanismo, la dignidad del hombre, la unidad del bien y la belleza, el pensamiento mágico-astrológico y el pensamiento poético, entre otros muchos.
Jano se propone, con ello, poner a disposición del lector las fuentes y las herramientas para adentrarse, desde un enfoque plural, en el conocimiento y el estudio de las tradiciones que se cultivan en el Renacimiento.
Comité editorial Colección Jano
Massimo Riva. Brown University
Marie-Elisabeth Boutroue. Centre National de la Recherche Cientifique
Laura Benitez Grobet. Instituto de Investigaciones Filosóficas,
UNAM
Ernesto Priani Saisó. Facultad de Filosofía y Letras,
UNAM
María Teresa Rodriguez. Facultad de Filosofía y Letras,
UNAM
Dino Buzzetti. Universidad de Bologna
Próximos títulos
Maria Teresa Rodríguez
Ficino y Pico: Controversias sobre el amor
Ernesto Priani Saisó, coordinador
Sobre la eternidad del mundo
Marsilio Ficino, Pico della Mirandola
Epistolario
Pico della Mirandola
Comentario a una canción de amor de Bieniviene
Sobre el Sol
y
Sobre el Lumen
Por Marsilio Ficino
Traducción de Alejandro Flores Jiménez
Presentación de Ernesto Priani Saisó
Los derechos exclusivos de la edición quedan reservados para todos los países de habla hispana. Prohibida la reproducción parcial o total, por cualquier medio conocido o por conocerse, sin el consentimiento por escrito de los legítimos titulares de los derechos.
Primera edición: noviembre de 2013
De la presente edición:
© Bonilla Artigas Editores, S.A. de C.V., 2013
Cerro Tres Marías número 354
Col. Campestre Churubusco, C.P. 04200
México, D. F.
editorial@libreriabonilla.com.mx
www.libreriabonilla.com.mx
ISBN 978-607-7588-93-1 (libro electrónico)(Bonilla Artigas Editores)
Responsables en los procesos editoriales en Bonilla Artigas Editores:
Cuidado de la edición: Andrea López
Coordinación editorial: Felipe Campos Gutiérrez
Diseño de portada: Teresita Love
Hecho en México
Presentación
Estudio introductorio
Marsilio Ficino
a) Génesis del tratado dentro del marco del desarrollo intelectual de Ficino
b) Las fuentes de inspiración
c) De lux y de lumen
d) El círculo divino de la luz
e) La luz y el gozo del cielo y el espíritu
f) Manuscritos y Ediciones
Bibliografía
a) Obras de Ficino y filósofos que aparecen en el texto
b) Estudios en libros y revistas especializados y bibliografía complementaria
c) Diccionarios y léxicos utilizados
Sobre el Sol
Proemio de Marsilio Ficino al Libro sobre el Sol para el magnánimo Piero de Medici
Capítulo I
Palabras de Marsilio Ficino al lector, que este libro es alegórico y anagógico más bien que dogmático
Capítulo II
De qué modo la luz del Sol es semejante al Bien mismo, es decir, a Dios
Capítulo III
El Sol es el iluminador, el Soberano y el moderador de los cielos
Capítulo IV
Condiciones de los planetas respecto al Sol
Capítulo V
La virtud del Sol en las generaciones y los tiempos, en el nacimiento y en todas las cosas
Capítulo VI
Alabanzas de los Antiguos al Sol y de qué modo todas las fuerzas de las cosas celestes están en el Sol y provienen del Sol
Capítulo VII
Disposiciones de los signos y los planetas respecto al Sol y la Luna
Capítulo VIII
Los Planetas concordes al Sol y la Luna son felices, los discordes al contrario. De igual forma, saludan en cierto modo al Sol y a la Luna
Capítulo IX
El Sol es estatua de Dios. Comparación del Sol con Dios
Capítulo X
El Sol fue creado primero y en medio del cielo
Capítulo XI
Los dos lúmenees del Sol. El oficio de Apolo. Los grados de los lúmenes. El Sol representa todas las cosas divinas
Capítulo XII
La similitud del Sol con la divina trinidad y con los nueve ordenes de los ángeles. Y también sobre las nueve majestades divinas en el Sol y las nueve Musas alrededor del Sol
Capítulo XIII
Que el Sol no debe ser adorado como autor de todas las cosas
Sobre el Lumen
Proemio del florentino Marsilio Ficino al libro Sobre el Lumen para el magnánimo Piero de Medici
Capítulo I
Qué es el lumen en el cuerpo del mundo, en el Alma y en Dios: examen en todos sentidos del florentino Marsilio Ficino
Capítulo II
Descripción del lumen visible
Capítulo III
Nada es tan claro que el lumen y Dios, nada más obscuro
Capítulo IV
El lumen inteligible es causa de las cosas inteligibles, el visible de las visibles
Capítulo V
Lumen visible, racional, inteligible y divino
Capítulo VI
Por cuáles razones ascendemos de la luz visible a la invisible
Capítulo VII
Los ojos celestes de las divinidades sonríen al gozo de las mismas y se regocijan en su resplandor y movimiento
Capítulo VIII
La risa de cielo que emana del gozo de las divinidades, esto es, el lumen que fomenta y deleita todas las cosas
Capítulo IX
El lumen es incorpóreo y es forma, o bien acto de la naturaleza celeste. Puede existir sin un cuerpo sujeto y está por doquiera; incluso bajo la tierra al mismo tiempo que con lo diáfano
Capítulo X
Una cosa es el lumen, otra el calor y, además, el lumen antecede al calor
Capítulo XI
El lumen no es cualidad de lo iluminado, sino que es acto de lo que ilumina. Ni tampoco se mezclan los lúmenes. El lumen es vínculo del universo
Capítulo XII
El lumen imita a Dios; los grados del lumen, de los colores de las ciencias. El número siete y el nueve
Capítulo XIII
El lumen es algo casi espiritual. Los espíritus son ciertos lúmenes. La similitud del lumen con el alma y con los ángeles
Capítulo XIV
El lumen en Dios, en el ángel, en la razón, en el espíritu, en el cuerpo
Capítulo XV
Las almas, aunque sean llamadas lúmenes, no pueden disolverse en una sola, cual si fueran un lumen común
Capítulo XVI
El lumen es casi una divinidad visible, que refiere a Dios y que nos conduce gradualmente hacia las costumbres y cosas divinas
Capítulo XVII
Sobre el estado de los beatos, bajo el lumen divino y también de los miserables
De sole
Marsilii Ficini In librum de Sole ad magnanimum Petrum Medicem, Prooemium
Cap. I
Marsilii FiciniVerba ad lectorem, librum hunc allegoricum et anagogicum esse potius quam dogmaticum
Cap. II
Quomodo Solis lumen sit ipsi bono scilicet Deo, simile
Cap. III
Sol coelestium illuminator et Dominus atque moderator
Cap. IIII
Conditiones Planetarum ad Solem.
Cap. V
Virtus Solis in generationibus atque temporibus, in genesi et in omnibus
Cap. VI
Antiquorum laudes in Solem, et quomodo coelestium vires in Sole, et a Sole sunt omnes
Cap. VII
Dispositiones signorum et planetarum circa Solem atque Lunam
Cap. VIII
Planetae concordes cum Sole et Luna sunt felices, discordes contra. Item quomodo salutant Solem atque Lunam
Cap. IX
Sol statua Dei. Comparatio Solis ad Deum
Cap. X
Sol primo creatus, et in medio coelo
Cap. XI
Duo Solis lumina. Apollinis munus. Gradus luminum. Sol divina omnia refert
Cap. XII
Similitudo Solis ad trinitatem divinam, et novem ordines angelorum. Item de novem numinibus in Sole, et novem Musis circa Solem
Cap. XIII
Solem non esse adorandum tanquam rerum omnium authorem
De lumine
Marsilii Ficini Florentini in librum de Lumine Ad magnanimun Petrum Medicem prooemium
Cap. I.
Marsilii Ficini Florentini, quid sit lumen in corpore mundi, in anima, in Deo, discursio per omnes sensus
Cap. II.
Descriptio luminis visibilis
Cap. III.
Nihil clarius quam lumen ac Deus, nihil obscurius
Cap. IIII.
Lux intelligibilis est intelligibilium causa, visibilis visibilium
Cap. V.
Lumen visibile, rationale, intelligibile, divinum
Cap. VI.
Quibus rationibus a luce visibili ad invisibilem ascendamus
Cap. VII.
Ad numinum gaudium coelestes ipsorum oculi rident, splendore motuque gestiunt
Cap. VIII.
Risus coeli ex numinum gaudio proficiscens, id est, lumen omnia fovet atque delectat
Cap. IX.
Lumen est incorporeum, est forma imo actus naturae coelestis. Esse potest sine corpore subdito, est ubique; etiam sub terris una cum diaphano
Cap. X.
Aliud lumen est, aliud calor, atque lumen antecedit calorem
Cap. XI.
Lumen non sit illuminati qualitas, sed est actus illuminantis. Neque lumina confunduntur. Lumen est vinculum universi
Cap. XII.
Lumen imitatur Deum, gradus luminum, colorum scientiarum. Numerus septenarius atque novenarius
Cap. XIII.
Lumen est quasi spiritale quoddam. Et spiritus sunt lumina quaedam. Similitudo luminis ad animam atque angelos
Cap. XIIII.
Lumen in Deo, in angelo, in ratione, in spiritu, in corpore
Cap. XV.
Animae et si nominantur lumina, tamen in unum quasi commune lumen resolvi non possunt
Cap. XVI.
Lumen est quasi visibile numen, et Deum referens, et nos gradatim ad mores, et divina perducens
Cap. XVII.
De statu beatorum, sub divino lumine, atque miserorum
Ernesto Priani Saisó
¿Alguna vez te has maravillado de la naturaleza de la luz solar, de su capacidad para iluminar y calentar todo? ¿Te has preguntado que pasaría si no existiera? La luz, que diariamente nos envuelve durante el día, es causa de que exista un mundo visible ante nuestros ojos, de que veamos sus colores y sus formas, así como de que el mundo reciba el calor y la energía que son indispensables para la generación de la vida y su conservación, pues, de lo contrario, todo lo cubriría la obscuridad y, lo que es más grave aún, no habría vida en nuestro planeta. Sin embargo, nosotros estamos tan acostumbrados a la luz y a la vida que no solemos preguntarnos por la naturaleza de estas realidades tan cercanas y comunes que nos acompañan a donde quiera que vayamos, pues la vida nos es algo muy íntimo y propio en tanto seres vivos, mientras que la luz parece algo de lo que nuestra propia vida jamás carecerá en tanto que, día tras día, el Sol colma nuestro mundo de luz, a tal grado que su actividad no sólo nos parece constante, sino que su ausencia nos parece imposible.
Así pues, dada esta cotidianidad de la actividad del Sol y de la familiaridad que tenemos con la luz, los humanos perdemos de vista su trascendencia y absoluta necesidad en la conformación de la vida del universo, ya que no sólo hallamos el fenómeno luminoso en la actividad del gran astro solar, sino también en las estrellas, en las reacciones químicas, en la luz eléctrica o, incluso, si cerramos los ojos, nos daremos cuenta de que los recuerdos, las fantasías y las imágenes que pasan ante nuestra mirada interior o los sueños nocturnos y fantasías diurnas aparecen coloreadas por una cierta luz que, si bien no es la solar, ilumina y hace perceptibles tales imágenes a nuestra percepción interior. También está el hecho de que cuando entendemos una idea o conocemos algo solemos decir que nos iluminamos, o que lo entendemos con claridad, nitidez, transparencia, lucidez, etc., expresando con ello que hay una cierta luz intelectual que es propia de los conocimientos y las ideas que comprendemos. En consecuencia, el texto presente tratará de dar cuenta de la excepcionalidad de algo tan familiar como la luz e, incluso, nos enseñará la diferencia que para los latinos había entre la luz y su lumen, la cual es análoga a la que hay, por ejemplo, entre el agua y el río (en latín flumen), pues tal como el río es el medio o vehículo mediante el cual se desplaza el agua, del mismo modo el lumen es el medio o vehículo por el que se expande la luz. Tal distinción nos permitirá abrir aún más los cerrojos de los misterios que encierra la luz que todos experimentamos a diario y que Ficino declara en estos opúsculos.
¿Y qué resta decir de la principal fuente de luz de nuestro mundo, el propio Sol, centro del sistema planetario tal y como lo concebimos hoy y principal planeta en el universo cerrado que concebía Ficino? En efecto, el Sol, recorriendo la eclíptica conformada por el zodiaco, lleva luz y calor a todas partes, rige las estaciones del año, las noches y los días, y vivifica todo a su paso, razones por las que Ficino, siguiendo en esto a Platón (República, 508c), no dudó en llamarlo imagen del propio Dios o de la Bondad divina en tanto que, para Ficino, tal como Dios ha distribuido todos los bienes y la existencia a todos los seres del universo o, más particularmente, la verdad de las ciencias a los hombres, del mismo modo el Sol distribuye en nuestro mundo la luz y el calor y todos los bienes que estos conllevan. Fue esto lo que llevo a Ficino a escribir el opúsculo Sobre el Sol y a reafirmar en varios lugares de lo que Platón ya había dicho sobre el Sol y su luz: Contemplando estas cosas muy diligentemente nuestro divino Platón, llamó al Sol hijo visible del Bien mismo. Igualmente, juzgó que el Sol es la estatua manifiesta de Dios en este templo mundano, colocada por el propio Dios, que debe ser admirada por los que la contemplan por todas partes más que las restantes cosas
(Ficino, Sobre el Sol,
IX
).
De este modo, el texto Sobre el Sol y sobre el Lumen se sitúa como una invitación del filósofo italiano a que observamos detenidamente y con una mirada nueva algo tan cotidiano como la imagen del Sol y la naturaleza de la luz, para que, de esta manera, nos asombraremos de lo que pueden decirnos acerca del universo, de su procedencia divina y de nuestra propia vida en el universo. En efecto, el texto intenta ejercitarnos en la suspensión momentánea de esa mirada cotidiana que juzga y encuentra el mundo siempre igual y que, por ello mismo, no encuentra nada nuevo en un horizonte perdido en la monotonía de un universo predecible y ordinario, para que, a través del juego de analogías, alegorías y metáforas, descubramos lo que la imagen del Sol y el fenómeno de la luz encierran en sí para aquellos que deseen renovar su visión de las mismas, pues, tal como nos increpa el propio Ficino:
Ineptos admiramos demasiado toda aquella cosa de menor importancia con tal que sea rarísima, pero ciegos, al tiempo que ingratos, desde hace tiempo dejamos de admirar las cosas habituales, pero que son de suma importancia. […] Nadie admira cuán justo es el Sol, cuán incomparablemente supera todas las cosas, que es genitor y moderador de todo; que el Sol alegra las cosas tristes, vivifica las que aún no viven, resucita las ya muertas. (Ficino, Sobre el Sol,
XII
).
En la precedente edición hemos invertido el orden de los tratados para ayudar a la comprensión de los mismos. Ambos opúsculos tienen como misión una elevación de la mirada interior hacia realidades superiores que se hallan ocultas o simbolizadas en las imágenes sensibles del Sol y de la luz y que una visión interpretativa más profunda puede revelarlas y esclarecerlas. Para tal propósito, hemos decidido invertir el orden de los textos y colocar el opúsculo Sobre el lumen antes del opúsculo Sobre el Sol, que se haya primero en el texto original, esto siguiendo en cierta medida al propio Ficino, ya que, tal como el propio filósofo florentino señala, desde un punto de vista intelectual o celeste
, la consideración del Sol está primero que la de la luz, pues aquél es fuente de ésta; pero si lo consideramos desde un punto de vista más cotidiano o terreno
, la luz es un fenómeno más habitual e, incluso, primero en cuanto a la experiencia, ya que antes tenemos noticias de la luz y sólo después nos remontamos hacia la contemplación de su fuente. De ahí que poner por delante las reflexiones de Ficino en torno a la luz sea de mucha más ayuda para el lector moderno, en orden a realizar la lectura de aquellas otras sobre el Sol. De hecho, el propio Ficino confiesa en el texto que él mismo comenzó su consideración sobre estas cosas a partir de aquello que se presentó primeramente como más manifiesto a la mirada sensible y terrena, es decir, la luz o, mejor aún, su lumen, esto es, el flujo luminoso que transporta la luz del Sol, para luego remontarse hacia su fuente, el Sol:
Ciertamente el primer fulgor de la reluciente aurora en la tierra precede al Sol que ha de alzarse inmediatamente. Pero, inversamente, el Sol mismo, cual padre, antecede en el cielo al resplandor que mana de él mismo. Por mi parte, no sé de qué modo, siguiendo hace algún tiempo el orden terreno, contemplé la luz (lumen) antes que el Sol. Mas ahora, por el contrario, imitando el orden celeste, antepuse el Sol a la luz (lumen), nacida del padre, como habría sido justo (Ficino, Sobre la luz, Proemio).
Así pues, nosotros hemos querido conservar el orden terreno
en vez del orden celeste
para facilitar la lectura de los opúsculos Sobre el Sol y sobre el lumen.
Alejandro Flores
Marsilio Ficino
Marsilio Ficino nació el 19 de octubre de 1433 en Figline Valdarno, localidad de la provincia de Florencia en la región de la Toscana. Diotifece, su padre, fue médico personal de Cósimo de Medici, el Viejo
, lo que le permitió a Ficino, desde muy temprano, establecer una relación cercana con la poderosa familia Medici, dirigente en ese momento del destino de Florencia. De hecho, Cósimo reconoció el talento del joven Marsilio a tal punto que, a sus 19 años de edad, es decir, hacia 1452, el propio Cósimo le encargó la tarea de traducir al divino Platón de la lengua griega a la latina, tarea que no comenzó sino hasta 1462, cuando Cósimo puso a disposición de Ficino su villa de Careggi para establecer allí la Academia Florentina, que durante el insigne gobierno de